miércoles, 28 de junio de 2023

"El que abusó de mí fue mi primo, que tenía 14 años. Empezó como un juego": violencia sexual entre menores, una realidad silenciada

La edad de los agresores sexuales ha bajado y sus víctimas siempre son niños con menos años que ellos

La hija de Teresa fue violada con 16 años a punta de navaja por diez menores en los baños del centro comercial Magic de Badalona. "En cuanto vio la oportunidad salió corriendo, pidió ayuda a los empleados de seguridad de la empresa Davos, la ignoraron, pasaron de ella. Aparte de haber sufrido esa agresión, se sintió totalmente abandonada", explica su madre.

La agresión fue en agosto de 2022 y hasta noviembre no lo contó. La denuncia ante los Mossos llegó en febrero. Teresa tenía claro que debía respetar sus tiempos y apoyar sus decisiones. "Me dijo que quería denunciar no solo por ella, sino para intentar ayudar a otras chicas que hubieran sufrido lo mismo", explica. Justo en marzo trascendió otro caso, una violación múltiple a una niña de 11 años también en los baños. El patrón se repetía. La hermana de la víctima contó que había pedido ayuda al personal de seguridad, que la ignoró. Tras dos meses, la familia decidió poner distancia de por medio y abandonar Badalona. Denunciaron haber recibido amenazas de muerte del entorno de los agresores.

Los Mossos investigan hasta cuatro casos solo en los baños del centro comercial. Pero, la impunidad no se queda ahí. La semana pasada llegó a los juzgados la denuncia de una violación grupal en la playa de otra menor. Se acumulan ocho casos de violencias sexuales entre menores en menos de un año solo en Badalona. Los agentes han identificado a 21 jóvenes implicados, 20 de los cuales tienen menos de 18 años. Trece de ellos son menores de 14 años.

El caso de David es parecido. "Yo fui abusado cuando tenía 7 años. El que abusó de mí fue mi primo, que tenía 14 años por aquel entonces. Empezó como un juego. Estábamos jugando a los médicos todos los primos en casa de mi abuela pero luego ya fue solo conmigo y estuve sufriendo medio año más o menos", recuerda. "Al principio era divertido, luego empezaron las cosas que no eran tan divertidas. Me acuerdo una vez que estábamos en la ducha y me pidió que se la comiera y se la comí. Y no me gustó porque había pis. Ese es el razonamiento que tiene un niño al final. No entiende que esto está mal, simplemente es algo que no le gusta, que le hace daño, que es desagradable".

David no recuerda que hubiera violencia "como tal" pero sí una aumento de exigencia: "Empezó siendo masturbación, luego pasó a ser felación y luego pasó a ser penetración". Un día llegó a su casa su tío con su primo y explotó: "Venían a quedarse en mi casa unos días y yo cerré la puerta y decía que no iba a entrar. Mi reacción fue muy violenta, muy fuerte, y mi madre no entendía nada. Me preguntó que qué pasaba y ya le conté lo que me había pasado. Mi primo lo negaba y yo no paraba de decir cosas que me había hecho". CONTINUAR LEYENDO
Fuente: Cadena SER

sábado, 24 de junio de 2023

ENRIQUE JAVIER DÍEZ: “LOS ESTUDIANTES SABEN MÁS DEL NAZISMO QUE DEL FRANQUISMO”. elDiario.es, Olga Rodríguez 9 de enero de 2021

Prisioneros del franquismo en
San Pedro de Cardeña, Burgos

El profesor en la facultad de Educación de la Universidad de León revela que casi la mitad de los libros de texto en España no reflejan la represión franquista y señala tergiversación y equidistancia en varios manuales. También desvela la ausencia de referencias a las mujeres republicanas y a la persecución que sufrieron

Generaciones enteras en España siguen sin conocer bien en qué consistió la represión franquista y cómo fue la lucha contra la dictadura tras la Guerra Civil. ¿Por qué? Esa es la pregunta que se hizo el profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León Enrique Javier Díez y, para hallar respuestas, decidió impulsar con otros profesores universitarios un estudio pormenorizado sobre los libros de texto de secundaria y bachillerato que abordan esa época histórica. Además, él y sus colegas elaboraron una encuesta, entrevistando a 610 profesores y profesoras de Historia de institutos de todo el país sobre su percepción de los contenidos en los manuales.

La conclusión fue clara: “El sistema educativo sigue blanqueando el franquismo demasiado a menudo”, señala Díez, autor del libro La asignatura pendiente, en el que recopila los hallazgos del estudio, contando los fallos y carencias de muchos libros de texto a la hora de abordar el franquismo. El profesor considera que no basta con analizar, así que elaboró con sus compañeros una propuesta: una serie de unidades didácticas con un enfoque en derechos humanos para ponerlas al servicio de todos los docentes interesados en ofrecer una visión más ajustada y detallada de aquella época.

“Se agotaron las publicadas en papel, nos las han pedido de todas partes, muchas personas dedicadas a la enseñanza las están usando”, relata en conversación con elDiario.es.

Recientemente Díez y la editorial con la que publica, Plaza y Valdés, han mantenido contacto con la Secretaría de Estado de Memoria, a la que han hecho llegar estas unidades –disponibles en Internet–, proponiendo que sean usadas como herramienta educativa en todo el país, ya que desde el Gobierno se había manifestado interés por transmitir el aprendizaje de la memoria democrática en las escuelas.

“No puede tratarse de algo que dependa de la voluntad del profesorado de turno, como ocurre ahora. Debería estar integrado en el currículum, y eso es lo que se ha propuesto a la Secretaría de Estado, que lo tengan todos los departamentos de Historia de todos los institutos de este país. No hemos obtenido respuesta aún. Estamos a la espera”, explica el autor de La asignatura pendiente. CONTINUAR LEYENDO

lunes, 19 de junio de 2023

"DEL CÁLCULO INTERESADO A LA MIRADA COMPASIVA". Un artículo de Reyes Mate

 


"RECUPERAR EL TIEMPO DE LA VIDA". Un artículo de Carlos Javier González Serrano publicado en Ethic el 27 de octubrre de 2022

En esta sociedad hiperproductiva, todas las actividades han quedado supeditadas a los estándares de la productividad. Detenerse sin ningún motivo, hoy, también es rebelarse.

En nuestra sociedad hiperproductiva, en la que cualquier actividad ha quedado supeditada a los estándares de la rentabilidad, la dinámica propia del consumo y a una vertiginosa y anestesiante rapidez, pasear o deambular sin ningún tipo de finalidad puede parecer una rareza. Nos desplazamos para ir al trabajo o a nuestro centro de estudios, para acudir a terapia o para reunirnos con nuestros amigos. El «para» –es decir, la utilidad y el provecho– es el nuevo ídolo de nuestro tiempo: nada se hace sin que eso que se hace encierre un beneficio determinado.

Esta percepción de la realidad como un escenario en el que siempre se gana o se pierde lo ha convertido, a su vez, en un lugar inhóspito y hostil, en el que todos somos enemigos y donde las circunstancias se presentan como una oportunidad para lograr el éxito y el progreso esperados del sujeto, amenazado por las voraces y acechantes fauces del continuo rendimiento. O visto desde el prisma complementario, donde todos estamos a un paso del fracaso –considerado este como una no adaptación a lo exigible–, a las expectativas depositadas en el individuo contemporáneo: eficacia, fama, dinero.

A este respecto, el filósofo Byung-Chul Han se ha mostrado contundente. Como defiende en Psicopolítica, Somos conscientes prisioneros que, bajo una entusiasta ilusión de libertad, se autoexplotan: «Se explota todo aquello que pertenece a prácticas y formas de libertad, como la emoción, el juego y la comunicación. […] La explotación de la libertad genera el mayor rendimiento». Fundamentalmente, porque es una esclavitud libremente asumida: un sometimiento aceptado del que no nos podemos liberar salvo que queramos quedar atrás: «Hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona». Ya antes que Han lo había denunciado el alemán Peter Sloterdijk en su breve ensayo, Estrés y libertad, donde se refiere a un malestar «que impregna nuestro ser en la civilización técnica de un sentimiento de fugacidad cada vez más intenso. Este sentimiento es indisociable de que nuestra sociedad está estresada a causa de su autoconservación, que exige de nosotros un rendimiento insólito».

Incluso la felicidad, como ha señalado con mucho acierto la investigadora Sara Ahmed en La promesa de la felicidad (Caja Negra), ha quedado transformada en un instrumento: «Nos hacemos felices como si se tratara de una adquisición de capital que nos permite, por su parte, ser o hacer esto o aquello, e incluso conseguir esto o aquello». De este modo, apunta Ahmed, la felicidad «afectiviza normas e ideales sociales, generando la idea de que la proximidad relativa a estas normas e ideales contribuiría a alcanzar la felicidad». CONTINUAR LEYENDO

lunes, 12 de junio de 2023

"LLANTO POR UNA NIÑA". Un artículo de Elisa Beni publicado en elDiario.es el 10 de junio de 2023

Aunque muchos lo vean como un atraso, no hay mayor atraso que separar el sexo de la afectividad en los momentos iniciales de la adolescencia. Tendrán tiempo para eso. Volvamos a ilusionarlos con llenarse del otro, con amar

Trece años de miel y luna. Trece años abatidos bajo la furia innoble de ocho niños convertidos en bestias lascivas. Trece años manchados por una culpa que es más extensa que cualquier delito y que tal vez nos señala a todos. La inocencia revolcada en la miseria. Una vida agostada en un descampado o en un baño de centro comercial. Lloro por ellas, lloro como si sintiera el despertar de sus sentidos asesinado por la afilada hoja de la humillación. Lloro como si las viera romperse en mil pedazos, como si las viera frotándose la piel hasta arrancarla para borrar de ella la suciedad inmensa que las ha cubierto. Son niñas y su futuro está siendo violentado y poca gente quiere mirar a los ojos al problema. Lloro por ellas, pero lo hago también por esta sociedad absurda y vil, embrutecida y egoísta, que a sabiendas del daño que está infligiendo a varias generaciones, persiste en el error por interés o por miedo.

Llamarles manadas sólo tendría sentido si quisiéramos entroncar con la animalidad de sus acciones, que no es tal porque no hay animales ni bestias feroces que traten así a sus hembras o a sus crías más jóvenes. La naturaleza es respetuosa con la capacidad de dar la vida. En 2021 se produjeron diez violaciones grupales a la semana. Sí, leen bien, tres violaciones grupales cada dos días. Es un fenómeno nuevo, en el sentido de que altera la tipología criminal de la violación, se empeñen lo que se empeñen algunas criminólogas, el modus operandi ha variado. Claro que siempre las hubo, pero no en este número y frecuencia. Tampoco era norma criminal que los violadores fueran menores de edad ni que los chavales de 14 años que comenzaban sus escarceos sexuales llamaran a su pandilla para ofrecerles a su conquista como sórdida presa de la violencia de sus penes apenas estrenados. Desde 2016 las violaciones grupales se han incrementado en un 54 por ciento.

Chavales que se exhiben como hombres ante otros hombres sin manifestar la más mínima empatía hacia el objeto que utilizan para ello: una niña. ¿Recuerdan el excitante camino del petting? ¿No era que antes el delirio de un hombre era un menage à... con varias mujeres para demostrarse su potencial de satisfacerlas? El cambio es evidente. Lloremos por todas esas niñas y adolescentes que no van a disfrutar del tierno y placentero aprendizaje de las relaciones sexuales sino que van a ser sometidas a “prácticas” que las más de las veces no buscan ni desean ni soportan sus cuerpos y sus psiques. Yo lloro por ellas, por el cántaro roto de la inocencia compartida, del descubrimiento del placer, del amor adolescente, del paso de niña a mujer. Lloro porque recuerdo lo hermoso y perturbador que era y porque es evidente que ha muerto, como tantas otras cosas que nos hacían más humanos.

Mirar al dedo. Mirar al dedo es pedir como remedio que se haga descender la edad penal para castigar penalmente a los violadores menores de 14 años. Es harto posible que esos niños no sean a su vez sino víctimas de ese enorme mercado de violencia contra la mujer, de objetualización y de miseria embrutecedora que precisa de un creciente número de consumidores. ¡Oh, sí, insúltenme si quieren, pero es imposible que exponer el espíritu humano a tales niveles de degradación deje incólume a un adulto, cuanto menos a un niño! 97.000 millones de euros son 97.000 millones de razones por las que han convencido a todo el corpus social de que la industria pornográfica es una industria como otra cualquiera y que no esconde detrás una máquina de picar carne femenina y delante otra de picar mentes masculinas. Sí, siempre hubo porno, pero ni tan prolífico ni tan accesible ni tan bestial ni tan degradante. Mantener vivos 97.000 millones exige ir siempre un poco más allá en la degradación de la representación de la sexualidad humana y un poco más acá en la captación de “consumidores” desde la infancia. Opio del pueblo, en el que anestesiar el vacío y proveer al capitalismo.

La imitación. Los sexólogos la sitúan, junto con la pornografía, en la base del fenómeno que se expande y que asesina el futuro de generaciones completas. Unos niños violan en grupo y otros niños deforman para siempre su idealización de las relaciones sexuales y emocionales con el otro sexo. ¿Por qué dicen que desciende el número de relaciones sexuales de los jóvenes? Tal vez porque lo que se les ofrece como tal es para muchas una porquería que las daña. Algo que se aleja de lo que la humanidad de las chicas desea. Pero nada, sigamos afirmando que la industria pornográfica es liberadora, que empodera a las mujeres, que proporciona educación sexual... Busquemos la forma de liberar nuestras conciencias pidiendo más cárcel para los niños perdidos en el mundo de mierda que les estamos dando. 97.000 millones son mucho PIB, ¿qué coño importan los niños?

La hipersexualización. ¡Qué gracia que a perengano le gusten las colegialas! ¡Qué literario que a mengano las carnes tersas de las niñas le llamen más que el olor de los sexos adultos! Cada mañana, la acera llena de colegialas con faldas imposibles en pleno invierno ¿por gusto de ellas o por imperativo de quién? Redes llenas de lolitas orgullosas. Niñas maquilladas hasta lo grotesco. Niñas vestidas de leopardo y brillantina, niñas envalentonadas de labios rojos. Niñas, al fin y al cabo, con su almita de niñas que en este siglo XXI no devendrán mujeres plenamente adultas hasta casi la treintena, pero que se muestran como si los tuvieran. La niña que recibió sobre sí el embate de ocho violadores en Badalona había mantenido “sexo consentido con el primero de ellos”, el que luego llamó a sus amigos para “ofrecérsela”. Será muy moderno pero a mí trece años me parece muy temprano, casi tercermundista. Dejémoslas ser niñas, una infancia feliz es el único territorio del que nunca seremos desahuciados.

Especial referencia del problema para el feminismo y los progresistas, porque siendo un problema transversal, se reproduce con virulencia en entornos desfavorecidos o desestructurados, como hemos visto en Badalona o en Logroño. Es importante ser capaces de guiar estas jóvenes vidas hacia una experiencia plena y satisfactoria de su sexualidad, más allá de si en sus familias son capaces de apoyarles y guiarles. Aunque muchos lo vean como un atraso, no hay mayor atraso que separar el sexo de la afectividad en los momentos iniciales de la adolescencia. Tendrán tiempo para eso. Volvamos a ilusionarlos con llenarse del otro, con amar. Si no lo hacen a esa edad ¿cuándo creen que podrán ponerse a ello?

Lloro por una niña y es un llanto por lo que les estamos haciendo a todas.

Soy una boomer infame, pero precisamente por eso lloro por la inocencia derramada que nunca les será devuelta. Aquella que nosotros sí tuvimos.

Edith Hall, autora de 'La senda de Aristóteles': “El capitalismo nos está dando una imagen falsa de la felicidad”. Un artículo de María Ramírez publicado en elDiario.es el 30 de abril de 2023

La autora es una de las helenistas clásicas más premiadas del Reino Unido y su obsesión es acercar la filosofía de la antigua Grecia a la vida cotidiana, sobre todo de los jóvenes, buscando una ética secular y lejos de la élite académica

La profesora y escritora Edith Hall describe su encuentro con Aristóteles cuando era una veinteañera como una revelación que la salvó. Hija de un pastor protestante, dice que dejó de creer en la religión y no encontraba orientación ética hasta que, como estudiante de Filosofía de la Universidad de Oxford, descubrió la eudemonía, el estado de serena felicidad que, según Aristóteles, consiste en cultivar el potencial individual cuidando de sí mismo y de la comunidad. Hall lo cuenta en La senda de Aristóteles (Anagrama, 2022), un best-seller sobre cómo aplicar la filosofía aristotélica a la vida cotidiana contemporánea. Hoy la autora es una de las helenistas clásicas más prestigiosas y premiadas del Reino Unido y también más activas: da clases, escribe libros, asesora a compañías teatrales y ha fundado un proyecto en la Universidad de Durham llamado Aristóteles más allá de la academia para mostrar el impacto diario del filósofo que ella rastrea en cuentos infantiles y hasta en anuncios de tomates (aunque, como recuerda, esta fruta no llegó a Europa hasta muchos siglos después de Aristóteles).

Soy una académica que siempre ha intentado abrazar al público. No veo ningún sentido a las universidades si no compartimos nuestras ideas. Y me apasiona mucho el tema porque ahora muy poca gente recibe orientación de la religión sobre cómo comportarse. En Reino Unido, menos del 30% de las personas dicen creer en “un dios. Y eso incluye a todos nuestros musulmanes, hindúes y judíos.

¿Cómo les enseñas a tus hijos ética cuando nadie cree en ninguna regla religiosa en absoluto? Aristóteles me ayudó enormemente cuando yo era una veinteañera. Y he tratado de enseñárselo a mis hijos, e incluyo en “hijos” a mis cientos de estudiantes en los 35 años que llevo enseñando. ¿Qué hacer en circunstancias simples como tener que tomar una decisión? ¿Cómo elegir amigos, comunicarse bien o pensar en la muerte y el sufrimiento? Los antiguos griegos tenían cinco escuelas filosóficas diferentes que intentaban responder a estas preguntas de diferentes maneras: además de los aristotélicos, los platónicos, los estoicos, los epicúreos y los cínicos. Para mí, con mucha diferencia, el más moderno, relevante y útil siempre ha sido Aristóteles porque es muy práctico. CONTINUAR LEYENDO

miércoles, 7 de junio de 2023

«NO HAY NADA MÁS PELIGROSO QUE LOS QUE SE VUELVEN INTOLERANTES PARA DEFENDER LA TOLERANCIA». Una entrevista a la escritora Karina Sainz Borgo realizada por Fran Sánchez Becerril y publicada en Ethic el 5 de junio de 2023

[...] Me gustaría conocer tu opinión sobre la literatura fantástica, ¿la estamos infravalorando en España, mientras que en Sudamérica y el mundo anglosajón se celebra?

Esa conversación la tuve con un amigo argentino, Jorge Fernández Díaz, que además es escritor, y me decía exactamente eso mismo. Hay una sensación de que la literatura fantástica o de aventura es un género menor, y que un escritor solamente se muestra en las novelas canónicas. Y no hay nada más equivocado que eso: toda la literatura clásica, o por lo menos siendo justos la literatura del siglo XIX, tiene una relación con la fantasía absolutamente prodigiosa. Jorge Luis Borges es un gran creador de bestiarios, el propio Bioy Casares… Y también hay autores españoles como Cunqueiro que trabajan el tema fantástico. Es decir, hay toda una relación con lo fantástico mucho más manifiesta. De hecho, deberíamos retomarlos: cada tiempo necesita unas transfusiones de sangre, y a mí la literatura fantástica y de aventuras me parece la transfusión perfecta para oxigenar la sangre o para que no se nos pudra la imaginación; para que no se nos envilezca la prosa.

Respecto a las novelas, ¿tienen que tener un propósito social o personal más allá del de entretener?
La verdad es que siempre he sido escéptica con la literatura con propósito. Las novelas no resuelven problemas, no reparan deudas históricas y tampoco tienen la misión de explicar nada. Creo que si algo tiene una novela como función primordial es, primero, hacerle compañía a quien escribe y, luego, hacerle compañía a quien la lee. En ese trasiego, si la novela deja preguntas abiertas, la misión se ha cumplido absolutamente. Pero descreo mucho de la literatura con agenda y activistas; incluso descreo de la literatura de autoficción.

[...] Cada vez que surge un escándalo con un artista, vuelve la eterna pregunta. ¿Debemos separar al artista de su obra?
Yo soy de las que cree firmemente que una cosa es un creador y otra es lo que haga con su vida. Eso no quiere decir que exista un prurito. Un ejemplo clave para mí es Saramago: me fascina como autor, pero me tuve que reponer del hecho de que fuera chavista; no podía entender que un hombre tan inteligente le hiciera la comparsa a un dictador y, sin embargo, tengo que aprender a reponerme de eso. Igual que Peter Handke: independientemente de su posición con los Balcanes, me sigue pareciendo un narrador maravilloso. Y lo mismo con García Márquez, que es uno de los escritores más grandes, pero que no podía ver a un dictador porque se le echaba en brazos. Es interesante proponernos el ejercicio de separar lo creado de su creador, porque si no seríamos como unos beatos literarios. Caravaggio era un delincuente y un asesino, pero sus cuadros nos siguen dejando perplejos siglos después.

En este sentido, ¿se nos ha ido de las manos lo de la cultura de la cancelación?

La principal fuente de censura hoy es la cancelación, que además es una actitud de arrebato infantil y adolescente tremendo y furibundo. No hay nada más peligroso que los que se vuelven intolerantes para defender la tolerancia. Es algo que está creando un enorme problema, ya no solamente en la sensación de cancelar la obra, sino en el propio uso del lenguaje. Por ejemplo, yo escribo con un español muy caribeño, donde hay una serie de expresiones –como por ejemplo negro, negra o indio– que son normales para nosotros y que a la hora de traducir y ser leída en otros sitios son vistos como expresiones racistas, pero no lo son. La forma más directa de convertirnos en turba es esta vigilancia, esta patrulla del lenguaje, esta constante patrulla de las ideas y de qué es lo correcto y qué no. Es asfixiante, y produce una sensación de pereza gigantesca, porque el ejercicio de leer es un ejercicio de complejidad, de meterte en aquello que te puede resultar incómodo. Creo que estamos creando un mundo indoloro, incoloro, insustancial y profundamente autoritario. Yo creo que no había visto una época tan autoritaria como esta en términos de contenido. Hoy, La naranja mecánica no se podría estrenar y La Dolce Vita sería cancelada, al igual que cualquier película de John Ford o de Houston. Honestamente, vivir así es peor que la Inquisición.


sábado, 3 de junio de 2023

"LO QUE ENSEÑAN LAS ELECCIONES EN ESPAÑA". Por Jorge Alemán*. Publicado en Other-news.info



La ultraderecha es una agenda que se disemina en el territorio de las derechas históricas. De hecho el primer referente de Vox es Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la comunidad de Madrid por el Partido Popular.

¿Por qué la razonable política salarial, ambiental, feminista de la coalición de izquierda no fue posible de ser traducida en votos a su favor?

Para responder a esta pregunta hay que tener en cuenta aspectos que no se reducen solamente a la cuestión económica. Esto no significa olvidar esta dimensión importantísima.

Sin embargo, el triunfo claramente » ideológico» de la derecha ultraderechista exige prestar la atención a fenómenos que la política clásica no suele tener en cuenta.

En los tiempos actuales de fragilidad y desamparo de los sujetos, e insisto con esto, más allá de lo económico, las derechas saben que incluso los sectores más vulnerables exigen identificaciones fuertes, que se encarguen de ocultar tanto la división en antagonismos que constituye a lo social como la propia fractura inaugural del sujeto en los seres hablantes. Para esta operación la Ultraderecha es la agenda de promoción de un «yo fuerte». Un imaginario que por arcaico que sea, por anacrónico que parezca, prometa una identidad sin fisuras.

Por esta razón a la derecha ultraderechista le costó muy poco ganar holgadamente esta elección; apeló a los viejos fantasmas y se propuso como solución de todos los traumas históricos. Sánchez era un terrorista que había pactado con ETA, la coalición de izquierda era un camino recto a la destrucción de España, los ocupas tomarían los departamentos abandonados, los delincuentes saldrían de paseo, etc. Todos asuntos imposibles de discutir porque pertenecen a un mundo imaginario. La izquierda ilustrada pensaba que habiendo hecho las cosas de la gestión de un modo correcto en una época especialmente convulsa los ciudadanos no iban a dar crédito a esos espejismos monstruosos. Pero los discursos performativos se imponen separados de toda realidad, la recepción de los mismos puede ser cínica o decididamente crédula, en definitiva, poco importa esta cuestión. Lo importante es la eficaz maniobra de unificación en la construcción de un » yo fuerte» que poseen estas invocaciones. Bastaba mostrar y no demostrar que con la coalición de izquierda volverían todos los episodios traumáticos que solo estas derechas pueden frenar. Uno de los afiches más viralizados en campaña presentaba unas manos ensangrentadas con las letras PsoEta.

¿De verdad se pudo llegar a creer esto, cuando el PSOE tuvo muchas víctimas que cayeron a manos de la ETA?

¡De verdad se pudo llegar a pensar que el actual presidente de la Unión Europea iba a llevar a España a su destrucción?

Atrás quedo el tiempo de aquellas ultraderechas xenófobas y racistas que lo eran con los inmigrantes. Ahora la xenofobia incluye a toda la izquierda cuando gobierna.

Cuando es así, la izquierda es un intruso que impide la armonía y la unidad del yo, es una voluntad maligna que impide la libre asunción de una identidad compacta. Discutir este imaginario desatado es tan difícil como intentar tranquilizar a los niños de sus fantasmas persecutorios.

Por todo esto es que los inmigrantes, trabajadores y vulnerables de todo tipo cuando votan a la ultraderecha no lo hacen contra sus intereses.

Son otros intereses, más opacos que los intereses vitales y económicos.

Se trata de gozar de una identidad como en los estadios de fútbol, más allá de toda dimensión histórica o problemática, y poder disfrutar tranquilos con la difamación y los insultos proferidos por un Yo que se pavonea con su espejismo hasta que lo real lo despierte. 30 de mayo de 2023.
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*Psicoanalista y escritor de origen argentino. En 1976 se exilió en España, con 25 años de edad. Desde esa fecha vive en Madrid. Ha publicado numerosos libros que dan cuenta de un pensamiento que une psicoanálisis, filosofía y política, así como libros de poesía.

"NECESITAMOS UN ÉXODO DEL SIONISMO". Naomi Klein (elDiario.es 3 MAY 2024)

Judíos y simpatizantes celebran un Séder de Pascua para protestar contra la guerra en Gaza, el pasado 23 de abril, en el distrito de Brookl...