martes, 31 de mayo de 2022

ENTREVISTA A SHRIN MUSA, activista por los derechos de las mujeres y fundadora de Femme for Freedom. Paco Gómez Nadal, elDiario.es, 29 de mayo de 2022

“MENOS POLÍTICAS DE INTEGRACIÓN Y MÁS DE EMANCIPACIÓN"

La activista neerlandesa, fundadora de Femme for Freedom, denuncia cómo la mirada racista del continente ante las personas europeas con raíces en países del sur dificulta la lucha contra la violencia que sufren mujeres y niñas

Shirin Musa nació en Pakistán y desde los seis meses de edad vive en Países Bajos. Es neerlandesa, es europea. “Pero me suelen preguntar que por qué habló tan bien neerlandés”. Por eso cuando esta activista por los derechos de las mujeres de “antecedentes migrantes” explica por qué cuesta tanto sensibilizar sobre las conocidas como “violencias de honor”, en Europa suele llegar más pronto que tarde al racismo. Y al vocabulario que nos construye.

De hecho, insiste en que lo que parece lo mismo desde cierta laxitud semántica no debería ser equivalente. Nada tiene que ver el relativismo cultural con la sensibilidad cultural; el adjetivo inmigrante debería desvanecerse cuando se nace en el mismo lugar en el que se reside; el verbo integrar no debería aplicarse para quienes tienen por delante solo la ingente tarea de emanciparse; ser europeo no debería tener nada que ver con el color de la piel o la religión que se profesa. Sin embargo, hay un término que no debería permitir ambivalencias: los derechos humanos son unos y no cabe interpretación para su ejercicio.

Con esa meticulosidad procede Shirin Musa, la fundadora y lideresa de Femme for Freedom, la organización que fundó en diciembre de 2011 después de lograr en los tribunales neerlandeses lo que su marido le negaba: el divorcio. Ella era víctima de “cautiverio marital”, que no siempre empieza en matrimonio forzado pero sí supone violencia contra las mujeres que lo viven. La “violencia de honor” y violaciones de los derechos humanos de las mujeres como el matrimonio forzado, el cautiverio marital, la poligamia, el asesinato por honor y el abandono forzado de mujeres durante una visita familiar al extranjero aún no están en la primera línea de los debates sobre violencia sexista y, por ello, Shirin Musa insiste en que se trata de una defensa feminista de aquellas mujeres que viven en países con tolerancia hacia estas violencias, pero también de miles de europeas que lo sufren.

“Este problema no es de las musulmanas o de las inmigrantes, es un problema neerlandés, español, europeo, porque aquí afecta a mujeres europeas”. Musa recuerda que parte del problema es que Europa no considera a mujeres como ella realmente como europeas. “Personas de tercera o cuarta generación desde que llegaron sus antecesores a Europa, siguen siendo consideradas extranjeras y las políticas que hay para ellas insisten en la 'integración', en lugar de ayudar a la 'emancipación'”. La activista neerlandesa cree que lo necesario es ejercer derechos, tener autonomía económica, lograr una participación efectiva en la vida económica, política y social.

“Queremos ejercer nuestros derechos humanos de forma plena, decidir sobre nuestros cuerpos, sobre nuestros afectos, sobre nuestro dinero. Es decir, se trata de emanciparse, no de hacer cursos de idiomas o de inserción laboral. Nosotras nacimos, estudiamos y vivimos aquí. Somos europeas”. Aunque Musa habla con calma su gesto se tuerce cuando relata las exclusiones racistas: el terrible anecdotario de quien aun siendo europea no es vista como tal por muchos de sus conciudadanos. “A veces me dicen: 'Pero tú no pareces musulmana, eres buena'. Y todo eso tiene que ver con una mirada de las personas nativas europeas que siguen obsesionadas con la primera generación de inmigrantes”.

Musa explica que “la primera generación [de inmigrantes] nunca se acabará porque siempre estará llegando, pero nosotras no tenemos que integrarnos a Europa, lo que necesitamos es emanciparnos”. Y esa emancipación “no es solo de los hombres de nuestras comunidades que quieren controlarnos, sino también de las nativas europeas que se permiten decirnos qué es ser feminista para una musulmana”. “Nosotras tenemos que romper muchos muros y techos de cristal. Muros internos en nuestras comunidades y techos de cristal que se nos ponen en Europa”, reflexiona Musa cuando describe la soledad de la lucha de las mujeres racializadas en Europa. “No he visto marchas masivas de mujeres nativas europeas –prefiero ese término al de blancas para no caer en lo mismo que nos hacen a nosotras– en solidaridad con las mujeres de Irán o de Afganistán”.

Shirin Musa ha llegado a España justo cuando se conoció el asesinato de las hermanas Arooj y Anessa Abbas en Pakistán en un “crimen de honor”. “Nuestro feminismo es entre la vida y la muerte y eso a veces no se entiende”. Vida en cautiverio y con la incomprensión de otras mujeres nativas europeas; muerte a manos de hombres que no soportan perder el control total sobre las mujeres. “Muchos de estos casos son muy difíciles de detectar porque se producen normalmente en el entorno familiar, el perpetrador suele ser de la familia. Por eso hay que formar a policías, jueces o sanitarios para que entiendan este tipo de violencias y así puedan detectar los casos”.

La realidad parece confirmar esta afirmación. El Ministerio del Interior del Gobierno de España, por ejemplo, solo ha detectado en los últimos siete años 27 casos de matrimonio forzado; mientras que en Cataluña, donde hay un protocolo específico sobre este crimen recogido en el Código Penal desde 2015, entre 2018 y 2022 ya se han podido investigar 59 de estos matrimonios contra la voluntad de la mujer. La realidad es mucho más abrumadora de lo que los registros pueden contener. ONU Mujeres calcula que son unos 12 millones las mujeres y niñas en el planeta que han sido forzadas a casarse en contra de su voluntad.

“Se trata de violencia, no de cultura. No hablamos de islamofobia, ni de racismo, hablamos de derechos humanos”, repite una y otra vez esta activista en conversación con elDiario.es en Cantabria, donde termina una gira que le ha permitido reunirse con representantes políticos, activistas e, incluso, con una refugiada afgana que aprovechó una charla pública para, después, relatarle su calvario. “Esta mujer, afgana refugiada en Cantabria, me relataba cómo los hombres de la familia siguen decidiendo sobre todos los aspectos de su vida. Es decir, el hombre puede salir de Afganistán, pero Afganistán no sale de él”. Shirin Musa cree que uno de los problemas principales es que en Europa se considera que estos son “problemas de inmigrantes o refugiados”. “No es así, estos son problemas nacionales y europeos, estas personas o ya tienen o tendrán ciudadanía europea y no van a irse a sus países de origen”.

Por eso aboga por un cambio radical, no solo en las legislaciones, sino en la forma de enfocar Europa. “Los europeos tienen obsesión por clasificar a las personas y a dejarnos fuera de la 'cajita' de europeos, pero eso dificulta cualquier acción seria para evitar esta violencia contra las mujeres porque sitúa el problema fuera, como algo de 'musulmanes', de inmigrantes”.

Los ejemplos que lleva consigo Musa son reales. Malta, miembro de la Unión Europea desde 2004, no consideró legal el divorcio hasta 2011, en Filipinas sigue siendo ilegal y el cautiverio marital afecta a mujeres de comunidades judías o gitanas. Otras violencias asociadas, como recuerda la activista neerlandesa, también son un problema europeo, como la obsesión por el control del himen, la mutilación genital [la delegación del Gobierno contra la Violencia de Género estimó en 2020 que unas 15.500 niñas entre 0 y 14 años estaban en riesgo de sufrir mutilación genital femenina en España], el secuestro de niñas en los países de origen de sus familiares…

“No debemos tener miedo a defender nuestros derechos humanos, a luchar por la emancipación… si nosotras lo logramos, seremos más felices y podremos aportar mucho más a nuestras sociedades”, defiende Musa quien, en última instancia, apela al “egoísmo europeo”. “Lo inteligente en sociedades cada vez más envejecidas, sería recibir bien a los inmigrantes, invertir en esos hombres y mujeres, y permitirles que participen plenamente en la sociedad y que puedan aspirar a algo más que a la integración”. No hacerlo, advierte, es abonar el campo para la ultraderecha. “En nuestro mundo parece que todos nos sentimos amenazados y en las ciudades europeas es inmenso el sentimiento de temor ante el aumento de la proporción de personas con origen migrante. La ultraderecha no es seria, solo grita, no tienen un programa electoral, solo es anti-inmigrantes. A mí me da mucha tristeza la gente que vota por ellos porque realmente, los partidos de ultraderecha no tienen ninguna solución para sus problemas, solo engordan su miedo”.

Musa sale contenta de su último encuentro en Santander. Consuelo Gutiérrez, directora general de Igualdad y Mujer en Cantabria le confirma que unas horas antes se ha firmado en Madrid un protocolo para que las embajadas españolas protejan a ciudadanas del país que pidan ayuda para escapar a situaciones de cautiverio marital o cualquier tipo de violencia en terceros países. “Vamos a trabajar para que Países Bajos adopte un protocolo parecido. Así, compartiendo iniciativas y generando redes, con la complicidad de mujeres que están en la política, podemos cambiar las cosas”. Marcha con destino a Valencia y a Madrid y con ganas de volver a este sur de Europa. “Son amables y no he sentido el rechazo por llevar un pañuelo que he vivido en Hungría o en Polonia”, reconoce.

lunes, 30 de mayo de 2022

"IMPUESTOS O LIBERTAD' ¡QUÉ GRAN FALACIA". Por José María Izquierdo, elDiario.es, 28/05/2022

No caerá José K. en el falso enfrentamiento de la guerra de cifras, tan cara a los contables de la desvergüenza liberal. Esa es su especialidad, tergiversar datos, embarullar con cifras sacadas de contexto, llenar de barro el terreno de juego de una discusión pretendidamente limpia

Anda José K. estos días dando vueltas como una peonza en su estrecho tabuco, obsesionado con una única cuestión. Vencimos al Covid, se dice, superamos Filomena, nos salvamos del volcán, llevamos mal, muy mal, la maldita guerra de Putin, e incluso sobrevivimos a Pablo Casado. ¿Pero qué tengo que hacer ahora para que no me pille la viruela del mono, que todas las noches me despierto temblando cuando escucho en las escaleras aquellos sonidos inconfundibles que oías en el zoo, producido por las manadas de simios que se agolpan a mi puerta? ¿No es terrible lo que nos está pasando? ¿También nos odian los monos? ¿Va a ser así, un dolor, un miedo, un agobio lleno de murciélagos, aludes, lavas ardientes y bichos peludos lo que me queda por pasar en mi penosa vejez?, se queja muy quedo nuestro hombre, lastimero en su jergón.

Y luego está la política. Goza José K. de la existencia de una red pública de bibliotecas que son un primor, camellos que son de su droga habitual, los libros. Un servicio gratuito, como tantos otros, llovidos desde el cielo gracias a los impuestos, palabra que aquí aparece ahora como mero aperitivo para animar a leer las líneas siguientes. Aun así, y mientras trata de sobrevivir a las zanjas y socavones con las que destroza Madrid el alcalde Martínez-Almeida, muy primo de sus primos, nuestro hombre no ha perdido la inveterada costumbre de tomarse todo el tiempo que le sobra ante los escaparates de las librerías que van quedando en su barrio. Consciente de que su magra pensión apenas si le permite una alegría literaria de tiempo en tiempo, gusta de fijarse en las portadas de las novedades, y se entretiene, como Carpanta cuando veía las fotos de los pollos asados, haciendo para sí la crítica del ejemplar del que solo conoce portada -estética- y título-semántica-.

Hoy le ha llamado la atención un ejemplar en concreto, bien situado en los primeros estantes, se conoce que alguien ha tenido buen cuidado de promocionarlo. El encabezado ha sido como un latigazo, un puñetazo en el plexo solar, un rayo que le ha dejado medio conmocionado. Tres veces ha tenido que leer el título, porque la dicotomía que allí se planteaba le parecía tan aberrante que le costaba asumirla: “Impuestos o libertad”, se titula la obrita de un connotado ultraliberal, Ignacio Ruiz-Jarabo, quien fuera director de la Agencia Tributaria con Aznar, 386 páginas, 23 centímetros de alto, 15 de ancho, 2,20 de grueso y con un peso de 650 gramos.

¿Alguna otra firma relevante en este tomito? Sí, sí, la prologuista, nada menos que Isabel Díaz Ayuso. Desparrama la reina del vermú sabiduría y erudición en su riquísimo texto, que todo el mundo que la ha oído alguna vez balbucear en público sabe de su gnosis, de sus enciclopédicos saberes y su rigurosa preparación científica, desgrana nuestro hombre, rojo de vergüenza -¿o es ira?-, asombrado ante tales imposturas. Ahí es nada el tanto que se ha apuntado el autor. ¡Toda una Premio Nobel de prologuista!

Las mentiras. Las grandes mentiras de la derecha. ¡Con qué facilidad se imponen esos falsos elefantes que señalaba Lakoff en mitad de las discusiones serias! Porque esta bazofia de la injusticia de los impuestos, no una discusión lógica y pertinente sobre éste o aquél, no tal o cual importe, no si es excesiva o suficiente esa tasa concreta, no, sino la mismísima figura de tener que pagar al Estado, pilar indiscutible en la búsqueda de una sociedad más justa, más equilibrada, es la penúltima barbaridad teórica que la derecha -y la extrema derecha, si diferencia hubiera entre ellas- intenta vendernos como marco de discusión, frunce el ceño José K. harto de que intenten ahogarle, una y otra vez, engullendo ruedas de molino.

¿De verdad es posible discutir en serio, rigor intelectual encima de la mesa, sobre la contraposición entre pagar impuestos y ser libres? ¿Aceptamos entonces que solo pueden gozar de ese regalo los integrantes del pueblo Caxinauá, una de las últimas tribus descubiertas en el Amazonas, desconocedoras, en efecto, del Impuesto de Bienes Inmuebles? ¿O, sensu contrario, que los dos mil millones de habitantes de América y Europa sufren un oprobioso régimen de esclavitud porque pagan, un suponer, su correspondiente IRPF? ¿Qué estupidez es ésa?, grita nuestro hombre.

El mantra de los impuestos es bien conocido y el mismísimo Núñez Feijóo se estrenó con la monserga: bajada de impuestos, bajada de impuestos, bajada de impuestos. La consigna la repitieron sin inmutarse Díaz Ayuso o Moreno Bonilla, meros bustos parlantes de lo que mandan quienes de verdad dictan sus políticas económicas. No caerá José K. en el falso enfrentamiento de la guerra de cifras, tan cara a los contables de la desvergüenza liberal. Esa es su especialidad, tergiversar datos, embarullar con cifras sacadas de contexto, llenar de barro el terreno de juego de una discusión pretendidamente limpia, ¿qué hay más exacto que los números, dicen cuando ya han transmutado todas sus mentiras en guarismos? No, no, cualquiera que quiera encontrar la diferencia de presión fiscal entre los países europeos puede hallarla fácilmente en Google. Sabrá así que Alemania, Francia, Bélgica, Italia, Austria, Finlandia, Dinamarca, Suecia, etcétera, superan en presión fiscal a la ahogada España, estos socialistas insaciables.

Y ya puestos, si teclea gastos en sanidad, va a resultar que prácticamente, casi un calco, son esos mismos países los que más inversión hacen para cuidar la salud de sus ciudadanos. Igual ocurre, ya ven qué sorpresa, si lo hacemos con educación o atención a la dependencia. Así que no sigamos en esa senda estéril, que ellos, los anti impuestos, saben perfectamente de qué hablamos. Simplemente, no les hagamos ni caso. Desde luego al PP, pero menos a Vox, plan demente en su programa.

Porque toda esa propaganda es pura farfolla. Será innecesario razonar con ejemplos históricos o citas de mil y un economistas. Tampoco les repetiremos, se los saben de memoria, los razonamientos de multimillonarios galácticos como Warren Buffet o Bill Gates, reclamando que los Estados les cobren más impuestos para hacer una sociedad más justa. Porque se trata de política y de ideología, no nos enredemos en sus documentos de Excel. Ellos saben perfectamente para qué sirven los impuestos. Cómo no van a saberlo, si los necesitan igual que usted y que yo, les recuerda José K., presto a exponerles algunos ejemplos. Den gracias a esos impuestos que ustedes quieren suprimir, falsos profetas, para que el hospital público de la zona atienda a su padre, a su primo segundo o a su tío del pueblo del cáncer de vejiga. O dé acceso prácticamente gratis a la Universidad a sus hijos, a sus sobrinos o a los hijos de sus vecinos, esos zánganos que nada estudian, allí donde obtendrán esos títulos que les permitirá seguir mandando en esta sociedad clasista. Incluso en aquella residencia de ancianos, subvencionada gracias a los impuestos que otros hemos sabido defender, podrán ustedes alojar a su abuela o a la abuela de sus cuñados, los de la barbacoa, sí. ¿Se lo repito?, pregunta chulesco José K., convencido como nunca de la rectitud de sus ideas.

La dicotomía no es libertad o impuestos. La verdadera elección es si ustedes quieren una sociedad igualitaria -equilibrada, cuando menos- o que sigan arriba los de siempre y abajo, machacados, los que nunca dejan de sufrir. La pregunta es si ustedes, les interpela José K. con la vena en el cuello, están dispuestos a quitarse un trozo de filete para que otros coman pizza. Si ustedes quieren pagar un impuesto por el casoplón para que haya viviendas sociales; si están dispuestos a aportar de sus descomunales emolumentos, un millón, dos millones, tres millones de sueldo al año para que se pueda instaurar un salario mínimo decente. Esto es, decidir si a estos ultraliberales de postín les interesa la salud, la educación o la dignidad del resto de sus conciudadanos. ¿Demagogia? La mínima para que ustedes, sordos como son a la sensibilidad de millones de ciudadanos, dice nuestro hombre, entiendan los razonamientos de quienes buscan una sociedad más justa.

Decíamos, y reiteramos, las mentiras de la derecha y sus hermanos siameses, la ultraderecha. Porque cuando hablan de la “gran sustitución”, esa falacia distópica, en realidad están hablando de racismo, de no queremos mexicanos, moros o africanos. Cuando se oponen con fiereza a cualquier atisbo de libertad sexual, LGTBI, no es no y sí es sí, por ejemplo, o hablan del aborto, lo hacen del mantenimiento de la ideología patriarcal de las muy reaccionarias iglesias, curas, papas y obispos de distintas sotanas, gorros y otros adminículos que nos señalan a los brujos de la tribu. Y cuando se niegan a pagar impuestos para ser libres, lo que de verdad nos están diciendo es allá se las ventilen ustedes, no haber sido pobres.

José K. les replica: canallas, cobardes, sinvergüenzas.

domingo, 29 de mayo de 2022

"LA MERITOCRACIA SON LAS HERENCIAS". Por Antonio Maestre. elDiario.es, 28/05/2022

Es incompatible la existencia de un sistema basado en el mérito con la permanencia de las herencias, que son el principal sistema de perpetuación de capitales y privilegios del sistema capitalista y que son incompatibles con un sistema meritocrático

Solo se puede defender la existencia de la meritocracia desde una posición de privilegio que suele ocultar los favores y prebendas que sostienen la posición de quien la defiende. Hay que asumir que ese relato es magufería. Una idea acientífica del mismo porte que la negación del cambio climático, o las posiciones antivacunas, una renovación elaborada de las ideas de Margaret Thatcher de la negación de la existencia de las clases sociales que vemos de actualidad con su minion de Ayuso. Defender la cultura del esfuerzo y la meritocracia, es decir, el hecho de que sea el mérito lo que determina el éxito y el progreso social y no la posición de partida de privilegio, la herencia o el capital social, es una herramienta de las élites para mantener su situación de prevalencia frente a la masa mayoritaria de la clase trabajadora que aspira a prosperar. Existen pocos lugares de privilegio y no se quieren compartir. La meritocracia es una disciplina de control social muy elaborada que solo defienden quienes ya tienen una posición social de éxito, entendida en términos capitalistas, o por parte de aquellos que aspiran a que esas élites les dejen unas cuantas migajas y que, siendo útiles a los intereses de la burguesía, buscan blindar el acceso a las posiciones de mando y bienvivir.

El colmo del bienquedismo con quien procura los billetes de entrada a la fiesta de las oligarquías es presentar el discurso de la meritocracia como un intento pijo por negarle el esfuerzo a la clase trabajadora. Un artificio textual de tutela clasista construido a través de la negación del hecho científico de que ese esfuerzo no es el valor determinante para asegurar el progreso social y de que es solo el mérito el hecho relevante para poder progresar por encima de las acumulaciones previas de capital heredado. La tribuna de El País de Estefanía Molina se convirtió en argamasa para el extremo centro al confundir la existencia de la meritocracia con la negación del esfuerzo de las personas más humildes como método de supervivencia, como si el esfuerzo y el sacrificio fueran algo optativo para los hijos e hijas de la clase trabajadora, que si algo ansían es una sociedad que solo mida el mérito. Es entonces cuando tendrán oportunidades ante quienes consiguen ascender por enchufe, por su apellido, por el dinero de papá o por hacer mucho la pelota a quien tiene la capacidad para darles un buen puesto. No hay nadie que valore más el esfuerzo que quien viene de la clase trabajadora, por eso sabe que nunca será el valor primordial sobre el que se sustente el progreso, porque si fuera por trabajo la pirámide social se invertiría. El clasismo subyacente que denota el modo en el que se valora el éxito al asociarlo con el esfuerzo es una de las claves que enseñan a desencriptar quién es un farsante que quiere vender que su posición es lograda gracias al esfuerzo desde unos orígenes humildes. Para ellos solo se esfuerza quien consigue una buena posición o un buen trabajo, quien firma esas tribunas laudatorias del mérito ignora que nadie se ha esforzado más que aquellos que acaban su vida laboral con una pensión mínima.

El relato de la meritocracia tiene una intención, fraguada de arriba a abajo, contraria a los intereses de las clases populares y que trata de convencer al que no tiene capital social, cultural o económico de que esforzándose tendrá garantizado el progreso porque vive en una sociedad que prima el mérito por encima de otras consideraciones. El mensaje tiene como objetivo perpetuar la estratificación social a través de individualizar la salida al problema de la precariedad y además introducir en la clase trabajadora la culpa como elemento troncal que explica su situación de incertidumbre y pobreza. Si crees que la sociedad te proporciona grandes oportunidades que podrás aprovechar con tu esfuerzo la lógica consecuencia que surgirá cuando no lo logres es responsabilizarte a ti mismo de tu fracaso. Se produce la anomia, que es la incapacidad de la sociedad para dotar a los individuos de las metas prometidas, pero en vez de buscar en la sociedad al culpable lo encuentras en ti mismo. La frustración por esa incapacidad para recoger los frutos que la sociedad otorga a quien se esfuerza acaba de manera irremisible en ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental. La única salida es la medicación. El relato de la meritocracia busca patologizar al individuo para que no busque salidas colectivas que pongan en peligro los privilegios de la burguesía.

Es sencillo encontrar pruebas para comprobar quién de verdad cree que el mérito, el talento y el esfuerzo deben ser los pilares sobre los que construir el modo en el que se dirime el progreso de las personas. Basta con plantear la abolición de las herencias. Es incompatible la existencia de un sistema basado en el mérito con la permanencia de las herencias, que son el principal sistema de perpetuación de capitales y privilegios del sistema capitalista y que son incompatibles con un sistema meritocrático. Para establecer el mérito como motor es imprescindible eliminar la desigualdad o al menos establecer un criterio que rebaje la brecha existente. Siempre habrá elementos intangibles como el capital social y cultural de las familias o el entorno de nacimiento, pero si de verdad quieren medir el esfuerzo pongan a competir a un miembro de la aristocracia o la burguesía con alguien de clase trabajadora partiendo ambos de cero en lo económico. No se atreverán, porque no saben lo que es la vida. Se los comen vivos. Sin herencias, todos pelearán con un punto de partida similar que hará una criba entre quienes no son capaces de prosperar sin el capital o la red de sus familias. La abolición de las herencias sería el verdadero factor equitativo que permitiría comenzar una sociedad en la que el mérito de verdad importe por encima de los capitales acumulados por antepasados. La herencia es la negación del mérito, porque es, en sí mismo, un capital acumulado por el mérito de otros. Si de verdad creen que estamos en una sociedad meritocrática atrévanse a abolir las herencias. Jueguen ustedes sin ventaja, sin las cartas marcadas, por una vez. Y a ver qué pasa.
 

martes, 24 de mayo de 2022

"FRÁGILES". Cartas sobre la ansiedad y la esperanza en la nueva cultura Remedios Zafra". Remedios Zafra

Un retrato de la nueva cultura ansiosa del trabajo inmaterial y un intento de encontrarle una salida.

En la necesidad solidaria de los otros la fragilidad se hace costura comunitaria. La vulnerabilidad reconocida obliga al sujeto a frenar y a sostenerse en los de al lado, pero en la nueva cultura del trabajo inmaterial para muchos la vida transcurre aislados frente a las pantallas, agotados y ansiosos, sobremedicados, descansando solo para volver a trabajar, afrontando la existencia como una carrera marcada por los plazos y los números.

La escritura de este libro, que es también una carta, está motivada por una voz anónima: la de una mujer formada, para muchos una privilegiada con acceso a trabajos temporales sin razones para sentir angustia, y que, tras leer El entusiasmo, el anterior ensayo de la autora, la interpeló diciéndole que había descrito una vida-trabajo tan parecida a la suya que hacía que esta, a la luz del libro, se le revelara conflictiva y menos vivible.

Frágiles aborda las formas de enfrentar las ambivalencias y el malestar de una cultura en la que el trabajo inmaterial y creativo se ha convertido en una práctica de prácticas indefinidas que trascienden aquella idea del trabajo como actividad central que buscaba disciplinarnos y describirnos socialmente. En su lugar, nos desborda con tareas mediadas por la tecnología y tejidas con aceptación y números, de forma que el trabajo no siempre lo parece y la ansiedad, la contingencia y la precariedad se normalizan como nuevos lenguajes afectivos de estas vidas-trabajo.

En la conversación que dio origen a esta carta la voz anónima preguntaba insistente: «¿Dónde queda la esperanza?» Este ensayo se presenta como la posible respuesta que Zafra comenzó a pensar entonces.


lunes, 23 de mayo de 2022

¿ES TOLERABLE? Por Juan José Millás

¿Es tolerable?

La desigualdad, otro indicador perfectamente medible y cuantificable, viene creciendo desde 2007 a un ritmo de pandemia

Lo decente, en un mundo civilizado, sería que los salarios se adecuaran a los precios del mismo modo que lo normal, en el mundo de la carpintería, es que las puertas encajen en sus marcos. Ahora, en cambio, la desproporción entre los sueldos y las tarifas de la luz, por citar un producto de primera necesidad, es terrorífica. Hablamos de la luz como podríamos hablar de la merluza o del repollo. Uno hace cálculos para ver de estirar la paga hasta fin de mes, pero la goma se rompe el día 15, si no antes. Entonces, ¿qué pasa? Que llega la CEOE y dice que eso es bueno para la economía. En otras palabras: que colocar los salarios al nivel de los precios resultaría fatal. Cabe preguntarse a qué rayos llaman economía estos empresarios. ¿Acaso es económico que la población pase hambre? Parece que sí. Y no sólo hambre: frío también, y sed y el resto de las penurias físicas y mentales asociadas a la escasez.

Estos discursos contraculturales se escuchan ya como si formaran parte de un corpus filosófico aceptable. ¿Qué hay de ilícito en predicar la moderación salarial cuando comer tres veces al día es una quimera? Se trata de una idea como otra cualquiera que se exhibe sin rubor en los desayunos de trabajo del hotel Palace o del Ritz. Los incrementos salariales, aseguran, se deben vincular “a variables e indicadores económicos cuantificables y medibles”. Como si no se hubiera hecho siempre así, por una parte, y como si el precio de las berenjenas, por otra, no fuera un indicador económico cuantificable y medible.

La desigualdad, otro indicador perfectamente medible y cuantificable, viene creciendo desde 2007 a un ritmo de pandemia. Significa que unas clases sociales se empobrecieron para que otras se enriquecieran. Ese hecho atroz está documentado. El problema es que empieza a instalarse como políticamente tolerable.

J.J.Millás

sábado, 21 de mayo de 2022

"EL MACHISMO Y SUS BURLAS, HERENCIA ESPAÑOLA". Por Rosa Mª Artal (elDiario.es - 20/05/2022)

No nos conocen, ni quieren. A ellos les ha costado más buscarnos y al machismo irreducible se añaden pijos y pijas lanzados a reivindicar, en amalgama, la menstruación indolora, las nalgas de Chanel y la “libertá” ayusil, entre la mofa y la clásica agresión


Hablemos de personales reales, en lugar de Reales trampas. Es evidente que Juan Carlos de Borbón ha venido a España a modo de un desafío a su hijo, marcando territorio, y a burlarse de la sociedad decente en general. Una vez más se sale con la suya y disfruta con el escándalo del baño de masas y tratamiento mediático que se le dispensa. Quedan varios días de afrenta y prefiero dosificar el eco de la visita hasta su balance para hablar de otro tema esencial: el machismo y su burlas, que sin duda es consustancial al reino juancarlista, un hombre que a la vista de su historial no pudo tratar peor a las mujeres de su vida. Y es que sigue habiendo aquí la misma derecha guardiana de infectas esencias. La que vive al margen de la gente que trabaja, vive y lucha por su dignidad.

Al comienzo de los “dosmiles” se publicó que las diputadas británicas tomaban testosterona para ser más agresivas en sus debates parlamentarios. Grandes cantidades, debía ser porque la hormona masculina no implica esas exageraciones. El modelo de la mujer política era una Thatcher dura como el pedernal, incluso sin alma para las víctimas de aquel cambio de paradigma económico que se cebó con los más débiles y que se impuso como modelo al caerse el Muro de Berlín que, al menos, les servía de freno.

En España, José Luis Rodríguez Zapatero, vencedor en las elecciones de marzo de 2004, apostó por la paridad comenzando por su gobierno y por leyes fundamentales, con ministras que eran mujeres normales, sin mostacho de Tejero. En España hay de vez en cuando alguien que lo intenta aunque cueste creerlo en días de intenso pestazo a dones y doñas y pringue superlativos.

La contestación a las medidas del gobierno de Zapatero fue tremenda, como suelen las de las fuerzas reaccionarias de este país. Y sin embargo funcionó, en apenas dos décadas el cambio es notable en el acceso de la mujer a múltiples campos. Falta un enorme trecho pero lo peor es que al calor de los fascismos tan amorosamente lavados, la marcha atrás es notable. El empecinamiento en destejer lo que tejemos asiste a una de sus más fructíferas etapas.

En aquellos días el PP, aún sin producirse la escisión técnica de Vox, seguía presentando recursos de inconstitucionalidad a toda idea progresista, y no podía librarse por supuesto la ley de igualdad, que buscaba mayores equilibrios. Las cuotas enfermaban a los conservadores. Fueron la fórmula en otros países como los nórdicos, pero hay una España que solo mira al suelo.

Los obispos explicaban que “la violencia doméstica era el fruto amargo de la revolución sexual”, es decir, culpa de la mujer que osó abandonar su sitio en el hogar con la pierna quebrada.

Lo cierto es que no nos conocen. Diría que las mujeres hemos intentado explicarnos los porqués de muchas actitudes masculinas dado que diferentes lo somos sin duda e influyen las costumbres muy arraigadas. A ellos les ha costado más buscarnos. Y al machismo irreductible, se añaden pijos y pijas lanzados a reivindicar en no tan rara amalgama la menstruación indolora, las nalgas de Chanel y la libertá ayusil. Entre la mofa y la clásica agresión. Y con semejante pack no hay quien compita.

Andábamos impulsando y ganando -una vez más con gran esfuerzo - la lucha por los derechos de la mujer, pero la oposición no da tregua. España detesta a bravas mujeres luchadoras contracorriente tanto como ama a ídolos podridos. ¡Cómo se les ocurre plantear que la mujer menstrúa en su potencial papel de gestante y que algunas padecen el dolor de la dismenorrea! No se lo pueden permitir, siglos de historia nos contemplan para afirmar que la mujer ha de tragarse sus problemas específicos. Fuertes y abnegadas para que el hombre vaya a cazar y las y los modernos invoquen las libertades que aprecian en Madrid en el que reina Ayuso, “la libertaria”. Nada menos que la libertaria. A más de 7.000 ancianos en los geriátricos a su cargo -algunos insistiremos sin cesar en denunciarlo- no les otorgó ni la “libertad” de recibir atención médica, pero cuando se reina no existen responsabilidades. ¿O no es así?

No se pierdan tampoco al muchacho cuya madre está a punto de jubilarse como médica de la sanidad pública y Montero le ha enseñado, por fin, que algunas mujeres tienen reglas dolorosas. Y eso manteniéndose una alejada de los tradicionales focos mediáticos de machismo, retroceso y manipulación que destilan odio y desprecio mezquinos. Aunque quizás sea oportuno ver un ejemplo, firmado por una mujer, llamando “buenorra” a Ayuso. vestida de “yo soy tu menstruación” y así entender el ideario: o de hierro o inanes y descaradas.

Ay, ministra Irene Montero, férrea en la defensa de derechos, que milita en un partido equivocado para los poderes ancestrales de este país. A quién se le ocurre.

No nos conocen, ni quieren. La RAE, enmohecida academia con gran predominio de hombres de edad avanzada, define en el idioma que hablamos mucho más de lo que parece. A veces incluso reacciona a las protestas y matiza. El pene era hasta hace poco para la Real de la lengua “un miembro viril”, ahora es el “órgano masculino del hombre y otros animales que sirve para miccionar y copular”, y, el clítoris, un “cuerpo pequeño, carnoso y eréctil” que sobresale en la parte más elevada de la vulva –anteriormente “cuerpecillo”- que por cierto mide 9 cms. de los cuales la mayoría son internos, aunque pocos lo sepan.

Los “moderniquis” ultraliberales han lanzado también el culto a lo que la RAE define, con asepsia, como el “conjunto de las dos nalgas”, amuleto de promoción política o artística según se ve. Y ¿saben cómo la Real define nalga? Vean: “Cada una de las dos porciones carnosas y redondeadas situadas entre el final de la columna vertebral y el comienzo de los muslos. Tan pudorosos, mientras las nalgas dobles van a portada política y a primer plano audiovisual. Es la libertad sin molestas ataduras. Para cargarse el sistema público del bienestar o glorificar toda ceremonia de diluir los grandes tiznes. De dar alas a las injusticias del sistema. La libertad y el empoderamiento de las mujeres –necesario en la desigualdad- se logra luchando por los derechos, grandes, pequeños y siempre útiles. No es un tema menor.

Las diputadas británicas dejaron de tomar testosterona probablemente porque pasaron a ocuparse de temas como los derechos laborales de las mujeres en la menopausia, otro de los grandes tabúes. Promovido éste desde hace varios años por el partido conservador. Tiemblen, que todavía queda mucho por hacer.

El problema básico reside en que a las mujeres se les exige un esfuerzo doble y triple para cualquier proyecto profesional. ¿Quieres desarrollar una carrera? Pues te comes tus dolores naturales. Y, mejor, prescinde, de labores familiares que “te corresponden como mujer”, pareja, hijos, cuidados. La renuncia a partes esenciales de la vida es una disyuntiva que a pocos hombres se les plantea. Es un impuesto de género.

Mientras escribo, laten por el teclado emplastos reales, servilismos de otras épocas que se obstinan en hacerse presente y futuro. Una vergüenza ajena que sonroja hasta arder la cara. Obscenas impunidades. Relajaciones éticas que espantan. Los fallos estructurales endémicos de esta sociedad que son el caldo en el que cuece todo. Hasta la fortaleza mal entendida. Y la glorificación actual de la estupidez, que añade grasa a la cazuela. Con olor a influencer ya para que entre mejor.

No hace falta ser más fuerte, ni más inteligente, ni efectiva, por ser mujer, pero cuando lo hacemos aguantando a pie firme todo temporal tiemblen hasta los vientos huracanados. Demasiada costumbre en atender veinte cosas a la vez. Solo que cansa, sobre todo por injusto.

"PALABRAS QUE IMPORTAN" Un artículo de María Ramírez publlicado en elDiario.es el 19/05/22

Dos mujeres se abrazan en un encuentro para una
oración de homenaje a las personas asesinadas en Búfalo
No hay que olvidar que las palabras, en forma de propaganda y locuras conspirativas, están a menudo también detrás del odio que desencadena o justifica la violencia.


Las palabras importan. En los medios no siempre las escogemos con el tiento que merecen cuando hay una noticia en desarrollo, entre la confusión de los detalles, las prisas por publicar, los artículos de algunas agencias de noticias que replican a portavoces y propagandistas sin filtros, y a veces simplemente los lugares comunes del lenguaje por la repetición de los mismos esquemas en algunas informaciones.

Un buen ejemplo -sobre el que por desgracia la prensa española tiene mucha experiencia previa- son las palabras que se utilizan para informar sobre el terrorismo. Algunos de los clichés contribuyen a afianzar conceptos equivocados que de manera irreflexiva pueden normalizar la violencia. Es el caso de la palabra “manifiesto” para referirse a un texto que escribió un asesino para intentar explicar o justificar sus acciones más atroces.

Lo hemos visto repetido estos días tras el ataque racista en Búfalo, en Estados Unidos, con el asesinato de 10 personas a manos de un hombre de 18 años que escribió un texto racista alimentado por conspiraciones tóxicas sobre el supuesto “reemplazo” de parte de la población y que también vienen de políticos republicanos. Elevar ese texto a la categoría de “manifiesto” le da una connotación de importancia pública que ni merece ni refleja lo que es. En elDiario.es hemos intentado evitar esa palabra y la hemos cambiado en algunos textos, pero seguro que la hemos repetido también en otros sin pensar en su significado.

NPR, la radio pública de Estados Unidos, que tiene un editor de estándares encargado de resolver estos debates diarios que van surgiendo y cambiando constantemente con las noticias y nuestra manera de percibirlas, explicó especialmente bien por qué había decidido no utilizar esa palabra.

“Estamos tratando con un individuo que ha cometido un acto criminal terrorífico en un intento de conseguir atención para él mismo o para la ‘causa’ que está intentando promocionar. Nuestro trabajo es informar sobre los hechos, no ayudar al que ha disparado a conseguir esos objetivos”, escribe el editor de estándares de NPR, Tony Cavin. “No utilizar la palabra ‘manifiesto’ no priva de ninguna manera de información a nuestra audiencia, ayuda a privar al que ha disparado de la plataforma que estaba buscando”.

En español, además, tenemos un problema adicional con la palabra que inicialmente se suele utilizar en inglés para los ataques con pistolas, “shooting” o “mass shooting”. La traducción sería “tiroteo”, pero la palabra tiene una connotación algo distinta en español que hace pensar más en un intercambio de tiros que en las masacres que por desgracia suceden tan a menudo en Estados Unidos.

El uso de las palabras puede parecer menor en la prevención o en la persecución de crímenes tan aterradores. Pero no hay que olvidar que las palabras, en forma de propaganda y locuras conspirativas, están a menudo también detrás del odio que desencadena o justifica la violencia. Lo hemos visto y lo seguimos viendo también en el caso de la invasión rusa de Ucrania. Las palabras importan y, aunque cueste en el fragor de la noticia, es esencial recordar el valor de cada una de las que publicamos.

lunes, 16 de mayo de 2022

"LA TIRANÍA SIN TIRANOS". david Trueba


Nunca el mundo ha experimentado tantos avances, nunca ha habido tanta esperanza de vida, solidaridad y ternura. Si nos sorprende el abandono que afecta a una parte de la población lo achacamos al tamaño ingestionable del planeta. Pero incluso las existencias más acomodadas se deterioran entre muestras de un individualismo creciente. Este libro se interroga sobre cuánto de todo esto responde a la inercia de los tiempos y cuánto satisface un diseño de negocio ajeno al interés colectivo.

"DE TONTOS, LISTOS Y LISTILLOS". Un artículo de Lucía Taboada publicado el 8/05/22 en elDiario.es

En la conferencia de Ignacio Sánchez Galán se constató algo frecuente entre las personas con privilegios: cómo tienden a considerarse merecedoras de su buena suerte pero, a su vez, consideran que las personas menos afortunadas se merecen la suyo

A esta altura de la semana ya os habréis enterado de que igual sois “tontos”. Puede que, incluso, os hayáis sentido “zaheridos” por tal calificativo. Si no os habéis enterado consultad vuestra factura de la luz porque el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, considera que los clientes que siguen con la tarifa regulada, el PVPC, son tontos. Se calcula que son más de 10 millones de hogares en España los que tienen esa tarifa, en lugar de estar en el mercado regulado, donde las tarifas se negocian entre los usuarios y las empresas comercializadoras. Históricamente, el precio regulado ha sido más barato que el de los mercados libres, pero los últimos meses se ha encarecido bastante, a expensas de que se tope el precio del gas. Además, se da la circunstancia de que las personas vulnerables, para poder pedir y beneficiarse del bono social en la factura de la luz, tienen que tener esa tarifa regulada como uno de los requisitos.

Tras la lógica indignación de usuarios y no usuarios, de la bobalicona masa social regulada y no regulada, la cuenta oficial de Iberdrola compartió esta rectificación: “Ignacio Galán, presidente de Iberdrola, desea pedir sinceras disculpas en el caso de que alguien se hubiera sentido ofendido por las frases expresadas de forma coloquial, que no tratan de zaherir a nadie, y manifiesta su máximo respeto por todos los consumidores”. De la disculpa oficial en cuestión se deducen dos cosas. La primera: si “tonto” nos ha molestado es porque fue expresado de manera coloquial, tal vez si nos hubiese llamado “botarates”, “estultos” o “bucéfalos” nos habría dolido menos. Y la segunda: cualquier “sinceras disculpas” que preceda a un “en el caso de que alguien se hubiera sentido ofendido” demuestra que las disculpas contienen de todo menos sinceridad.

Hay otro factor en esa conferencia desde la fábrica de baterías de Volkswagen en Sagunto que indigna casi o más que la propia frase del presidente de Iberdrola: las risas cómplices. La risotadas de la grada, –especialmente las del presidente de la multinacional alemana, Herbet Diess, a su lado en la intervención–, los que aplauden la temeridad, como quien asiste a un concierto de música y pide que salgan a tocar los bises. En ese acto se dieron todos los elementos que conforman los mecanismos del bullying: el que lo practica y los que lo jalean.

En la conferencia de Ignacio Sánchez Galán también se constató algo bastante frecuente entre las personas con privilegios: cómo tienden a considerarse merecedoras de su buena suerte pero, a su vez, consideran que las personas menos afortunadas se merecen la suya. Es el camino más sencillo para dar un sentido a la desigualdad; o, mejor dicho, para justificarla. Si la desigualdad es algo que te has ganado por no ser espabilado, por no ser listo como yo, entonces tú te mereces tu situación económica y yo mantengo mis privilegios intactos sin cuestionamientos morales. Por supuesto, uno puede ser extraordinariamente rico y no exhibir estos patrones, o ser pobre y exhibirlos, pero es habitual esa falta de empatía del que mira desde arriba hacia abajo. A fin de cuentas, si bien hay fuerzas económicas que contribuyen a crear desigualdades económicas, existen fuerzas aún mayores para conseguir que estas se mantengan.

No obstante, Sánchez Galán podría tener algo de razón. Igual somos tontos por no plantar cara al abuso energético uniéndonos socialmente. Igual somos tontos por no reclamar la necesaria pedagogía sobre las tarifas de la luz, que leemos como si estuviésemos desentrañando el Ulises en griego antiguo un día de resaca. En cualquier caso, siempre mejor tontos, aunque tengamos que decidir a qué horas poner lavadoras o encender hornos, que usureros. Y, además, nunca será lo mismo ser tonto que hacérselo; ni nunca será lo mismo ser listo que pretender parecerlo.

domingo, 15 de mayo de 2022

"LA DISTOPÍA NUESTRA DE CADA DÍA". Un artículo de David Trueba publicado en El País el 10/03/2020

Un policía antidisturbios griego desaloja las inmediaciones
del puerto de Mitelene, Lesbos. 
ÁLVARO GARCÍA
En vez de comprender la verdad de nuestros errores, empujamos la basura bajo la alfombra

Se llevan las distopías, esas representaciones de un futuro alienado y hostil que invitan a mirar el presente como un eslabón doloroso entre un pasado ficticio pleno de felicidad y el porvenir fatal. Esa reinvención de lo vivido, que se filtra en las formas narrativas, invade también la esfera política, donde la nostalgia se ha convertido en un reclamo para el voto de los infelices. Parecen decirle a la gente: nosotros hemos fabricado la máquina del tiempo y te vamos a devolver al lugar que te mereces. Y no, la madurez consiste ni más ni menos en la aceptación del tiempo que te toca vivir. Por eso la distopía solo es interesante si se maneja como un juego de espejos con la realidad, a favor de la decencia y en contra de ese mirar para otro lado en el que nos hemos dejado arrastrar. Es decir, aceptar que toda ciencia ficción, todo relato histórico, toda pieza de época, de lo que habla es del presente en el que fue llevado a cabo.

Imaginen que el contagio del coronavirus se extiende por Europa de manera incontrolada mientras que en el continente africano, por las condiciones climáticas, no tiene incidencia. Aterradas, las familias europeas escaparían de la enfermedad de manera histérica, camino de la frontera africana. Tratarían de cruzar el mar por el Estrecho, se lanzarían en embarcaciones precarias desde las islas griegas y la costa turca. Perseguidos por la sombra de una nueva peste mortal tratarían de ponerse a salvo, urgidos por la necesidad. Pero al llegar a la costa africana, las mismas vallas que ellos levantaron, los mismos controles violentos y las fronteras más inexpugnables invertirían el poder de freno. Las fuerzas del orden norteafricanas dispararían contra los occidentales sin piedad, les gritarían: vete a tu casa, déjanos en paz, no queremos tu enfermedad, tu miseria, tu necesidad. Si los guionistas quisieran extremar la crueldad, permitirían que algunos europeos, guiados por las mafias extorsionadoras, alcanzaran destinos africanos, y allí los encerrarían en cuarentenas inhóspitas, donde serían despojados de sus pertenencias, de sus afectos, de su dignidad.

A esto se le llama la tragedia revertida y consiste sencillamente en tratar de ponerte en los zapatos del otro, del que sufre, del que huye, de los que no tienen nada porque las guerras y la miseria les han arrebatado el suelo donde crecieron. Todo el mundo sabe que la crisis sanitaria europea no tiene relación directa con el drama migratorio, y sin embargo, el estado de ánimo de los europeos sí relaciona ambas cosas. Por ello, toleramos la mano dura y la degradación de los valores humanos en la crisis de refugiados de la frontera greco-turca. La privatización del control migratorio, consumada con la entrega de millones de euros para que Turquía ejerza de muro previo, se ha vuelto en nuestra contra. Somos rehenes de una mafia que nos pide más dinero y nos chantajea con enviarnos las masas hambrientas en plena crisis de contención y autocontrol de movimientos. De la misma manera, mientras se lucha de manera esforzada y coherente desde los servicios públicos de salud por frenar el contagio, la privatización de hospitales, laboratorios e higiene sanitaria evidencia el error de bulto en nuestros cálculos sobre lo que significa el concepto de salud pública. Por ahora, en vez de comprender la verdad de nuestros errores, empujamos la basura bajo la alfombra.

sábado, 14 de mayo de 2022

"A LA RECONQUISTA DE LA DEFINICIÓN DE "RECONQUISTA". Un artículo de Peio H. Riaño publicado en elDiario.es el 11 de mayo de 2022

Dos historiadores medievalistas, expertos de referencia sobre Al-Andalus, arrancan una campaña para que la RAE cambie en su Diccionario una acepción que consideran “propaganda nacionalista, no un hecho histórico”

Una dictadura es un asalto a la realidad y la verdad, al presente y al pasado, de la que no se libran ni los diccionarios. Han pasado casi 50 años de la muerte de Francisco Franco y en el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) hay términos pendientes de hacer la Transición. La definición de “reconquista” es uno de ellos. La segunda acepción dice: “Recuperación del territorio hispano invadido por los musulmanes en 711 d. C., que termina con la toma de Granada en 1492”. Es una versión de 2014 (en su revisión número 23), pero no se considera una definición histórica correcta.

Dos historiadores han iniciado una campaña para que la RAE reaccione y supere un anacronismo que la historiografía ha desterrado hace décadas. Una de ellos es Ana Isabel Carrasco Manchado, profesora titular de historia medieval en la Universidad Complutense de Madrid, autora de una decena de libros de referencia sobre Al-Andalus, el Islam y la Corona de Castilla. El otro es Alejandro García Sanjuán, catedrático de historia medieval en la Universidad de Huelva, especializado en la historia de Al-Andalus y con numerosos ensayos en su haber, entre ellos La conquista islámica de la Península Ibérica y la tergiversación del pasado (Marcial Pons, 2013). A los pocos días de su lanzamiento, ya han reunido un centenar de adhesiones de académicos de varios países (Francia, Reino Unido, México, EEUU o Chile) de disciplinas como las ciencias sociales, la antropología, las ciencias políticas, los estudios árabes y, claro, la historia. En España, los firmantes pertenecen al CSIC y a 26 universidades diferentes, por el momento.Los académicos han pasado a reclamar a la RAE el cambio en el diccionario, como un paso más dentro de una reivindicación que viene de lejos: el propio García Sanjuán publicó en este periódico, en 2018 y en 2021, sendas tribunas alertando de que la “vinculación” de la Reconquista con España constituye “el resultado de una lectura identitaria del pasado, sesgada y tendenciosa”, y que el término se ha asentado en la agenda ideológica de la ultraderecha.
Una propuesta histórica y no ideológica

Los impulsores del escrito aclaran que la acepción de “reconquista” que el diccionario señala por antonomasia “no refleja el desarrollo científico del conocimiento historiográfico ni su uso admitido por la mayor parte de la crítica histórica”. Para estos especialistas y todos los que ya se han adherido a la causa, es “una definición obsoleta y desactualizada”.

“Para la crítica histórica de hoy en día, 'Reconquista' es una noción historiográfica con la que designar cierta ideología de legitimación de la expansión y conquista llevada a cabo por los poderes cristianos peninsulares sobre el territorio musulmán”, cuentan Ana Isabel Carrasco y Alejandro García. Es decir, “no es un período histórico sino un discurso ideológico”.

Proponen a la RAE y a la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) que considere una definición alternativa a la actual en la voz “reconquista”. La versión se ha construido a partir de los estudios e investigaciones historiográficas que desde hace décadas tratan de neutralizar el franquismo en la narración del pasado y quedaría así: “Noción historiográfica correspondiente a una ideología legitimante de la expansión y conquista de los poderes cristianos peninsulares sobre territorio musulmán”.

Historia de una definición

La Reconquista es una idea que crea la historiografía nacionalista en el siglo XIX y que recupera el franquismo, tras pasar la República sin ser cuestionada. Hasta entonces no existió, ni comenzó con el alzamiento de don Pelayo en Covadonga contra los árabes, en 718, ni terminó con la toma de Granada por los Reyes Católicos, en 1492. Es un invento que utilizó la “cruzada” de Franco para vincularla a la “recuperación del territorio español”.

Fue con la edición número 16 del Diccionario de la Lengua Española, realizada en 1936 por la Academia (todavía bajo el Gobierno de la Segunda República), que la RAE añadió la segunda acepción a la voz “reconquista”. En la reimpresión de 1939, ya bajo la dictadura, se reimprimió. “La ideología nacionalista del XIX, en ese sentido, perduró durante la República y se aprovechó con el franquismo”. De esta manera, se construyó una relación explícita de la palabra con el pasado medieval de la península ibérica. La definición quedó de esta forma: “La recuperación del territorio español invadido por los musulmanes y cuyo epílogo fue la toma de Granada en 1492”.

En la última versión, la de 2014, se introdujo un ligero cambio y se sustituyó la idea de “territorio español” por la de “territorio hispano”, un cambio que atenúa la dimensión “fuertemente españolista de la versión de 1936”, dicen los historiadores. No es suficiente. La historiografía científica actualizada ya no sostiene que “reconquista” se use como sinónimo del período histórico medieval hispano, ni tampoco la define como un proceso de expansión conquistadora de ocho siglos de duración.

Una historia franquista

La tergiversación del pasado ha sido recuperada ahora por Vox. “La Reconquista aún hoy no ha terminado”, declaró hace dos años Javier Ortega Smith, secretario general del partido de ultraderecha. La amenaza la lanzó a la puerta de la Capilla Real de la Catedral de Granada, donde están enterrados los Reyes Católicos. Aquel día demostró que la idea de la reconquista es una ficción partidista. La manipulación histórica del partido también ha sido esgrimida en el Congreso de los Diputados.

El pasado febrero, la comisión de Cultura y Patrimonio Histórico del Parlamento andaluz aprobó, a petición de Vox, la declaración del Día de la Toma de Granada, que se celebra el dos de enero, como Bien de Interés Cultural (BIC) y a proceder a su inscripción como tal en el Catálogo General del Patrimonio histórico de la comunidad autónoma. Pero el parlamento rechazó (con los votos en contra de PSOE, Ciudadanos y Unidas Podemos y la abstención del PP) promoverlo como festivo nacional. La justificación del partido fue “poner en valor su relevancia histórica y cultural para el patrimonio andaluz”. Para los ultraderechistas, la izquierda niega “las raíces, la cultura y las tradiciones” del pueblo andaluz. “Pretenden fundamentar la identidad andaluza en oposición a la victoria de los Reyes Católicos sobre los reinos islámicos”, aseguraba entonces Vox.

“La historia se está instrumentalizando por intereses políticos espurios y está llegando a las instituciones públicas, que hacen un discurso de la historia medieval tergiversado”, explica Alejandro García. Cree en la responsabilidad social de los historiadores para frenar la utilización “patriotera” del pasado. “Es una vuelta a la narrativa franquista”, indica. Antes de esta regresión institucional a un pasado instrumentalizado, los dos historiadores ya habían puesto en marcha su iniciativa, que esperan enviar a la RAE en las próximas semanas con los suficientes apoyos.

Carlos Ayala es catedrático de historia medieval de la Universidad Autónoma de Madrid y aclara que “reconquista” es una palabra nueva, no medieval. Que nació connotada ideológicamente, con profunda marca nacionalista. “Es absurdo y anacrónico mantener esa acepción porque no obedece a la realidad. La llamada 'Reconquista' no es un hecho histórico, sino un discurso ideológico que se creó a finales del IX para justificar una guerra. Pero pensar que la guerra entre cristianos y musulmanes duró 800 años es una visión simplista y falsa. Fue una propaganda muy efectiva en su momento, que se recupera en el siglo XIX con nuevos fines nacionalistas”, comenta a este periódico.

Para los historiadores medievalistas consultados por este periódico, lo que más preocupa de este mal uso del término es el talante ideológico de la expresión. Determina que el islam fue un accidente y una agresión que hubo que superar y no una parte sustancial de nuestra identidad cultural. Es un término acuñado en una dirección poco deseable, según los especialistas, porque trata al islam como el motivo que retrasó el nacimiento de España. No había ninguna España que recuperar.

Un Diccionario que evoluciona

No sería la primera vez que la RAE atiende a las peticiones de la sociedad civil. En 2017 la expresión “sexo débil” fue actualizada y dejó de tener ese sesgo machista que la definía como “conjunto de las mujeres”, a secas. Hoy es el “conjunto de mujeres usado con intención despectiva o discriminatoria”. Las enmiendas o matizaciones modifican de forma habitual las acepciones de las palabras recogidas a lo largo de los años. También ocurrió en 2015, cuando los académicos entendieron que la sociedad no definía “gitano” como “trapacero”. Se incorporó una nota a la acepción en la que se aclaró el uso “ofensivo y discriminatorio”.

La lengua como la historia evolucionan en función de los usos y estudios. Como explican los investigadores medievales: “Todos los historiadores somos presentistas, porque estamos en el presente. Pero no todos somos igual de rigurosos con el pasado”, matizan. Para entender nuestro pasado, hay que saberlo nombrar adecuadamente y esa es la responsabilidad del historiador. “No puedes ser un buen historiador si no cumples con tu compromiso social. Hay que hacer tu trabajo con honestidad y combatir el mal uso de la historia y del pasado. No sé si tendremos éxito en nuestra reclamación, pero al menos debemos dejar constancia del error y debatirlo entre todos para dejar testimonio de que no estamos de acuerdo”, sostiene Ana Isabel Carrasco, optimista con que la RAE escuche a la academia historiográfica y enmiende el error.

viernes, 13 de mayo de 2022

"A LA CONQUISTA DEL CUERPO EQUIVOCADO". Miquel Missé


El relato más popular sobre la transexualidad ha señalado que nuestro malestar reside en nuestro cuerpo y la solución es transformarlo. Sin embargo, otras voces han querido impugnar ese relato con nuevas preguntas: ¿y si el origen de nuestro malestar no estuviera en nuestro cuerpo?, ¿seguiría estando en el cuerpo el remedio? Encontrar una respuesta a estas cuestiones es un ejercicio colectivo que lleva décadas fraguándose. Este libro es parte de este ejercicio, de la batalla por ganar el relato sobre el origen del malestar de las personas trans y así desplazar el discurso del cuerpo equivocado para colocar otra propuesta. O, dicho de otro modo: estos cuerpos nuestros, que nos dijeron que estaban equivocados, queremos reconquistarlos.

jueves, 12 de mayo de 2022

"SUBIDAS DE LOS TIPOS DE INTERÉS: BIENVENIDOS A LA PRÓXIMA RECESIÓN". Por Tomás (5/05/2022)

 


La Reserva Federal es la autoridad monetaria de Estados Unidos y a ella se le encomienda que controle y supervise el sistema financiero y que ejecute la política monetaria con un doble objetivo: la estabilidad de los precios y alcanzar el pleno empleo.

Otros bancos centrales, como el europeo, solo tienen como objetivo controlar la subida de precios.

Sin embargo, estamos viviendo la inflación más alta de los últimos cuarenta años y, hasta ahora, prácticamente no han tomado ninguna medida.

Primero dijeron que ere muy pasajera y cuando comenzó a alargarse, no hicieron nada.

¿Cómo es posible que, teniendo todo el poder y estando siempre tan seguros de lo que dicen, no han evitado esta subida de precios tan grande?

Muy sencillo.

Su comprensión de la inflación está equivocada. Se sostiene sobre presupuestos falsos.

Creen que los precios suben porque hay demasiado dinero en circulación y que, por tanto, lo que hay que hacer para frenarla es retirar dinero. Algo que básicamente se supone que pueden conseguir subiendo su precio, es decir, los tipos de interés.

¿Por qué no los han subido ahora?

Pues justamente porque saben perfectamente, sin ningún lugar a dudas, que la inflación se debe a otras causas y no a las que ellos han defendido siempre.

Concretamente, los precios están subiendo debido a la escasez en la oferta de bienes después de la pandemia, a problemas de suministro tras la invasión de Ucrania y al gran poder de grandes empresas que suben injustificadamente sus márgenes.

Los bancos centrales saben perfectamente que, si suben los tipos de interés, no van a resolver esas causas de la subida de precios.

Lo único que se conseguiría subiéndolos sería encarecer la inversión y el consumo a crédito, es decir, frenar las ventas, el empleo y la actividad económica en general: hundir a las economías.

Lo saben y por eso no han hecho nada.

Ahora bien. Lo malo es que, si no hacen nada, los sujetos económicos pensarán que, sin medidas contra la inflación, la inflación va a ser inevitable. Y eso hará, curiosamente, que efectivamente haya inflación.

¿Qué podrían hacer los bancos centrales y el resto de las autoridades económicas?

Reconocer que están equivocados.

Que tienen una idea sobre la inflación equivocada y que, en estos momentos, no sirve de nada subir los tipos de interés porque el roto que van a provocar será peor que el descosido que quieren arreglar.

Lo que hay que hacer es llevar a cabo inversiones urgentes para ampliar la oferta, intervenir sobre los mercados energéticos y de materias primas en donde la concentración de capitales está aumentando los márgenes y haciendo que suban los precios innecesariamente, acabar con las burbujas especulativas que están provocando subidas de precios que se trasladan al resto de la economía.

En lugar de eso, la Reserva Federal, y luego vendrán los demás grandes bancos centrales, ha optado por comenzar a subir los tipos de interés, a pesar de que los estudios que se están haciendo señalan (aquí) que, aunque los subieran hasta el 3% a finales de este año, los precios solo bajarían 0,4 puntos: ¡nada!

Han puesto en marcha el brazo tonto de la política monetaria. La Reserva Federal va a provocar una recesión en Estados Unidos y detrás de ella irá la del resto de los países.

Tiempo al tiempo.

sábado, 7 de mayo de 2022

"LAS LOCAS DEL COÑO". Un artículo de Amanda Mauri publicado en la revista LETRAS LIBRES el 6 de mayo de 2022

 

Histéricas. Ignorantes. Demasiado emocionales, prisioneras de la volatilidad hormonal. La medicina es solo uno de los muchos campos en los que a las mujeres se les cuestiona 

La muerte de Olatz Vázquez, periodista y fotógrafa española, nos sacudió con fuerza en septiembre de 2021. Vázquez llevaba meses documentando el avance del cáncer y denunciando las trabas que entorpecieron el proceso de diagnóstico. Retrasos por la pandemia, sí; pero sus síntomas fueron desestimados repetidamente antes del colapso sanitario. Ella fue concisa al señalar la causa: “paternalismo machista”. Condescendencia, sexismo, negligencia. En su muerte no se halla sólo una pérdida terrible, sino también los ecos de su voz. Su testimonio, el que ahora la sobrevive, apunta con determinación a una realidad estructural, persistente y naturalizada durante siglos. Las mujeres están locas.

O estamos locas, o somos unas exageradas. Histéricas. Ignorantes. Incapaces de entender lo que nos ocurre, incapaces de lidiar con nuestros propios problemas. Demasiado emocionales, prisioneras de nuestra volatilidad hormonal. Siempre desesperadamente dependientes de algún tipo de tutela, consuelo o autoridad. Sumémosle la juventud y esto crece exponencialmente. La medicina es solo uno de los muchos campos en los que a las mujeres se nos cuestiona la autonomía. Aunque el machismo no es inherente a la medicina, existe una larga tradición de pensamiento, sustentada en la jerarquía ‘hombre > mujer’, que atraviesa toda nuestra configuración social y de la cual la disciplina médica se nutre. ‘Cordura > locura’, ‘razón > emoción’, ‘mente > cuerpo’, ‘médico > paciente’. La medicina carga con un pasado lleno de fantasmas.

Hospital de la Salpêtrière, París. 1862. El neurólogo Jean-Martin Charcot llega al que se convertirá, bajo su dirección, en uno de los primeros psiquiátricos para mujeres. Su prioridad: el diagnóstico y tratamiento de la histeria. La mayoría de las enfermas eran mujeres pobres o rechazadas por la familia, algunas muy jóvenes, que acababan internadas en el hospital tras sufrir ataques epilépticos, alucinaciones, brotes psicóticos, ansiedad, dolores inexplicables y otros achaques que la medicina tradicional era incapaz de diagnosticar. A lo sumo, una explicación, estaban locas. Eran unas exageradas. O hacían cuento. Eran mujeres, al fin y al cabo, sería cosa de los ovarios.

Solo aquellas que vivieron y murieron tras los muros de la Salpêtrière saben lo que ocurrió dentro, pero sus voces no existen, han sido borradas en favor de fuentes más respetables: médicos, pensadores, políticos. Sin embargo, el de las histéricas no es un silencio apacible, ni manso. Las locas hablan a gritos. De sus palabras perdidas han brotado nuevas voces. Empezando por la filósofa y escritora franco-argelina Hélène Cixous, quien allanó el camino con Retrato de Dora (1976), una reapropiación feminista de la historia de Ida Bauer, paciente de Sigmund Freud diagnosticada con histeria. Su principal síntoma, la afonía. No podía hablar. En su retrato, Cixous ofrece otra versión de los hechos, cambia el foco de la narrativa e imagina, en un ejercicio de reparación literaria, qué diría la mujer loca –qué le diría a su médico, a la sociedad, a sus fantasmas particulares– si su palabra fuera legítima.

Desde que Cixous imaginara un relato alternativo para Bauer/Dora, otras creadoras han usado la ficción para invocar a las histéricas. Entre ellas, la escritora Siri Hustvedt y su hermana, la investigadora Asti Hustvedt, han abordado con frecuencia los temas del género y la enfermedad: la primera en su celebrado Todo cuanto amé (2004) y la segunda en Medical muses (2011). Más recientemente, la autora francesa Victoria Mas toma la Salpêtrière como escenario principal de El baile de las locas (2019), novela multipremiada y traducida a varios idiomas. Adentrándose en la vida de las enfermas, Mas las resucita y, por un momento, deja que hablen.

La artista Laia Abril va un paso más allá. Su proyecto fotográfico On Mass Hysteria explora la histeria como una suerte de léxico, un lenguaje alternativo capaz de permitir a las mujeres expresar aquello que el discurso patriarcal se niega a aceptar, o les prohíbe poner en palabras. La artista toma un caso real acontecido en Valle de Chalco, México, en 2007. 600 adolescentes de un internado católico conocido como La Villa de las Niñas empezaron a sufrir mareos, náuseas, pérdida de movilidad y dificultades para comunicarse. El caso llegó a los medios, con testimonios de las alumnas denunciando trabajos forzados, mala alimentación y reclusión en el colegio. Tras varias pruebas médicas, los síntomas se diagnosticaron como trastorno psicogénico de la marcha. En otras palabras, histeria colectiva.

On Mass Hysteria clava sus raíces en La Villa de las Niñas, bebe del magma de violencia y angustia que sobrevuela la extraña enfermedad de las internadas; sin embargo, la mirada de Abril trasciende los límites del diagnóstico. La artista trata de imaginar, a través del sugerente e inconcluso lenguaje de la fotografía, las vidas de esas adolescentes. Partiendo de la premisa de que la histeria puede entenderse como una forma de comunicar aquello que no puede o no debe ser comunicado, Abril nos invita a preguntarnos por el contenido de estos mensajes. ¿Qué quieren decirnos las histéricas? ¿Qué condiciones les prohíben hablar? ¿Quién les impone su silencio? On Mass Hysteria forma parte de A History of Misogyny, un archivo feminista con varios capítulos: On Rape, On Abortion, Menstruation Myths y Feminicides. En todos, un eco fantasmal. Una voluntad de hablar más allá del dolor y del miedo, más allá de la ausencia.

Es innegable que la medicina, la psiquiatría y las normas de género han cambiado de forma radical desde aquellos últimos años del París decimonónico de la Salpêtrière. Pero, aun así, qué pegajosas son las tradiciones, qué difícil reescribir las narrativas. Como si los lamentos de las histéricas no se hubieran ido por completo, como si acecharan las noches en la oscuridad, pegadas a las paredes de los hospitales. Como si todo lo ganado pudiera tambalearse en cualquier momento. Como si el tiempo no fuera hacia adelante para nosotras, sino en círculos. Como si no pudiéramos salir del bucle.

Y no, puede que no haya una salida segura, pero encontrar una grieta pasa por recuperar el recuerdo de las olvidadas. Completar los vacíos de la historia, trenzar nuestra realidad con su pasado. Preguntarnos por la palabra legítima de las locas. También por su silencio.la autonomía.

viernes, 6 de mayo de 2022

"“Es siniestro meterle en la cabeza a una persona menor de edad que su cuerpo es su enemigo”. Raquel Rosario Sánchez en Tribuna Feminista

La han llamado basura, escoria, fanática, repugnante y ‘terf’. Han pedido su deportación, han escrito que debería ser golpeada, han incitado a arrojarle huevos. Una estudiante de doctorado acosada en manada durante más de dos años por defender sus principios feministas: así se ha transformado en pesadilla el sueño de una joven dominicana en el Reino Unido, que llegó a la Universidad de Brístol con su beca de investigación bajo el brazo. Se llama Raquel Rosario Sánchez (Santo Domingo, 1989), es especialista en la violencia contra mujeres y niñas y una articulista reconocida en el ámbito del feminismo. Ella es además una activa militante, vinculada a la campaña británica Woman’s Place UK. La ‘caza de brujas’ contra una becaria caribeña en la Europa rica es el punto de partida para desvelar algunas graves amenazas de las políticas de ‘identidad de género’ sobre las mujeres.

– ¿Cree que ha sido víctima de una ‘caza de brujas’?

–Víctima hubiese sido si hubiese desistido de mis estudios, dejado de escribir, de hacer activismo, retirado mi querella o si hubiese aceptado la oferta económica que la Universidad de Brístol me propuso cuando desestimó la querella que interpuse. Mi ética personal y el sentido de solidaridad que tenemos dentro del Centro de Investigación de Género y Violencia, al que se vinculan mis estudios, nunca me hubiesen permitido hacer nada de eso.

Siempre estaré agradecida de la vida porque, a pesar de las experiencias tan negativas y de la complicidad de la institución, en todo momento el centro ha actuado como un escudo protector contra el bullying de los transactivistas. En ese punto, mi caso es insólito, porque generalmente los centros de estudios de género suelen ser los primeros en arrojar a la hoguera a las herejes intelectuales. El centro nunca se ha doblegado, al punto que emitió un comunicado público condenando el manejo institucional respecto a mi querella. Las profesoras del mismo entienden con absoluta claridad que la intimidación de los transactivistas representa conductas misóginas.

– ¿Por qué una joven dominicana como usted fue a la Universidad de Brístol? ¿Cumplía con ello un sueño, una aspiración personal?

– Esta universidad cuenta con este centro de investigación, enfocado particularmente en la erradicación de la violencia contra la mujer, que es reconocido internacionalmente por su excelencia. Su personal no tiene miedo de abordar temas difíciles como lo son la prostitución o la ablación. A nivel internacional, es muy difícil encontrar centros de estudios que no estén dominados por teorías posmodernistas que tienden a desatender la realidad material. Así que cuando encontré uno con base materialista, que aborda la violencia contra la mujer desde una perspectiva abolicionista, sentí que me había ganado la lotería.


jueves, 5 de mayo de 2022

"NADIE NACE EN UN CUERPO EQUIVOCADO". José Errasti y Marino Pérez Álvarez

Un fantasma recorre los países más desarrollados: el generismo queer. Tras las grandes conquistas sociales de las últimas décadas relativas al respeto y los derechos de las personas que no encajan en los roles sexuales tradicionales, ha aparecido un nuevo transactivismo: uno que está destruyendo los logros alcanzados, que recae en concepciones retrógradas y genera problemas donde no los había. No está basado en conocimientos de la medicina, la psiquiatría o la psicología. Tampoco existe ninguna filosofía sólida que permita afirmar que se puede nacer en un cuerpo equivocado.

Por el contrario, este nuevo activismo se basa en una filosofía posmoderna ya superada, en una idea particular de justicia social y en una agenda política que no se corresponde con los problemas reales de los individuos. Lo que se presenta como una revolución que por fin da voz a una realidad invisible hasta hoy puede estar encubriendo la legitimación educativa, jurídica y social de los estereotipos sexuales más conservadores.

Nadie nace en un cuerpo equivocado es un brillante libro divulgativo que aborda este tema desde sus mil vertientes: la psicológica, la filosófica y la sociológica; y que atiende a fenómenos como las redes sociales, la vida en la ciudad moderna, la publicidad, la infantilización de la universidad o los problemas actuales de la infancia y la adolescencia, entre otros.

Un análisis riguroso, lleno de empatía y buen humor, que se apoya en tesis fundamentadas y que invita a pensar y a desafiar el lenguaje triunfante de la teoría queer.

miércoles, 4 de mayo de 2022

"EL VIAJE A NINGUNA PARTE DE LAS IZQUIERDAS DE NUESTRO TIEMPO". Por Juan Torres López


Ideológicamente hablando, las izquierdas son puro material de derribo porque carecen de cosmovisión y siguen ancladas en el pensamiento mecanicista y lineal del XIX que les impide percibir y analizar la complejidad para operar en ella. Perdidas en un sinfín de reivindicaciones, diseminadas en mil tribus y creando sin cesar nuevos y más dispersos rebaños, han renunciado a utilizar la lengua franca del cambio global que permite el entendimiento y la movilización común. No es sin duda el único, pero el caso del feminismo, que termina incluso negando la existencia como sujeto de las propias mujeres, es un ejemplo palmario de la auto-deconstrucción de la inteligencia que está llevando a ninguna parte a la izquierda y a sus diversas expresiones satelitales.


lunes, 2 de mayo de 2022

"UN VÍDEO DE TU VIDA ENTERA". Por Irene Vallejo

El deseo de esculpir el mundo a imagen y semejanza de nuestros caprichos suele conducir a un mal fin.

Existe un deporte universal que todos practicamos, por perezosos y poco atléticos que seamos: intentar cambiar la forma de ser del prójimo. Empezamos a foguearnos con los padres y alcanzamos nuestras más altas cotas de entrega y dedicación con los hermanos, amigos, pareja e hijos. Lo que no es obstáculo para exigir tercamente que los demás nos quieran tal y como somos. Estas contradicciones tienden a volvernos belicosos y provocar escenas en bucle: modelar el carácter ajeno es una modalidad de alto riesgo.

Aristóteles afirmó que el rasgo más característico del ser humano es la razón. O sea, querer siempre tener razón. Tras años de adiestramiento hogareño, la escritora Shirley Jackson publicó un breve manual de instrucciones titulado: “Cómo disfrutar de una discusión familiar”. Todas las familias, escribe, se transforman alguna vez en grupos de pendencieros gritones. Para participar en la batalla conviene aportar una gran indignación. Es importante usar con agilidad un repertorio básico de recursos: la negación e inmediata contraacusación, la caricatura del contrincante, el historial de agravios y las predicciones alarmantes como amenaza. Solo los padres están autorizados a decir: haz lo que digo, no lo que hago. Una vez se han fijado con claridad estas reglas básicas, la discusión familiar fluye con rapidez y sin esfuerzo.

En este tipo de torneos no hay victoria posible, solo grados de derrota. En algún momento de la refriega, inevitablemente la discusión encalla en un acontecimiento pasado sobre el que existen recuerdos opuestos. Ted Chiang ofrece en su libro Exhalación una solución tecnológica a este recurrente problema del buen drama familiar. Remem es una cámara personal que captura un vídeo continuo de tu vida entera, un accesorio que promete ayudarte a pronunciar las palabras más exultantes de nuestro vocabulario: ¿ves como yo tenía razón? “Remem despliega los acontecimientos en la esquina inferior izquierda de tu campo de visión. Si dices: ‘¿Te acuerdas de cuando bailamos la conga en la boda?’, Remem recupera el vídeo y te lo muestra”. Las grabaciones permiten resolver esas discusiones sobre quién había dicho tal o cual cosa, y así demostrar su error a los demás. Sin embargo, disponer de un registro exhaustivo de lo vivido tiene algunos inconvenientes. Al mirarse a través del ojo impasible de la videocámara, el protagonista debe afrontar descubrimientos inquietantes sobre sí mismo. Casi nada sucedió del todo como recordaba, casi siempre se comportó peor de lo que creía. Así comprende que una de las principales tareas de la memoria es elegir qué olvidar, es decir, suavizar la dureza del pasado —como los filtros o los programas de retoque— para permitirnos seguir caminando.

Hubo una vez un escultor llamado Pigmalión obsesionado por crear una estatua con la forma exacta de sus sueños. Al terminar se había enamorado de ella, y rogó a la diosa del amor —en la antigua Grecia las competencias divinas estaban ya claramente transferidas— encontrar a una mujer idéntica a ese frío bloque de mármol. Afrodita accedió a su súplica dando vida a la piedra. Desde entonces, esta leyenda simboliza el amor posesivo que necesita esculpir el mundo a imagen y semejanza de sus deseos. En las versiones más modernas del mito, desde la adaptación teatral Pygmalion de Bernard Shaw hasta Vértigo de Hitchcock o La piel que habito de Almodóvar, esas historias suelen tener mal fin.

Desde la perspectiva contraria, el filósofo Epicteto creía que somos nosotros quienes debemos adaptar nuestras expectativas a la realidad, porque la pasión transformadora enturbia nuestras relaciones. Afirmaba que no deberíamos malgastar esfuerzos criticando u oponiéndonos al modo de ser de los demás, así nos ahorraremos el monótono dolor de las decepciones evitables. Las personas que nos rodean son lo que son, no lo que deseamos que sean ni lo que parecían ser. Como sabía incluso Pigmalión, que talló sus anhelos en mármol, modelar a los vivos es imposible. Todos queremos cambiar al prójimo para evitar cambiar nosotros: somos inconformistas que no soportan la insumisión.

"NECESITAMOS UN ÉXODO DEL SIONISMO". Naomi Klein (elDiario.es 3 MAY 2024)

Judíos y simpatizantes celebran un Séder de Pascua para protestar contra la guerra en Gaza, el pasado 23 de abril, en el distrito de Brookl...