viernes, 26 de febrero de 2021

"Vidas arrebatadas. Los huérfanos de ETA". Un libro de la periodista Pepa Bueno

 La tragedia de un día. El drama de dos vidas. Dos niños inocentes, sin el calor de la familia y sin la protección de las instituciones.

El 11 de diciembre de 1987, José Mari tenía trece años, y Víctor, once. Residían con su familia en la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza. Poco después de las seis de la mañana el edificio voló en pedazos. Solo una pared quedó en pie. En ella se apoyaban las camas de José Mari y Víctor, que, tras la explosión, despertaron para encontrarse sobre un abismo de escombros. Aún no sabían que su madre, su padre y su hermana de siete años acababan de morir.

Con la serenidad del buen periodismo y emoción contenida, Pepa Bueno narra la historia de los dos hermanos, hoy jóvenes retirados que todavía luchan con sus fantasmas. «Cuando los focos se apagan, a las familias de las víctimas les toca seguir tirando, repartiendo de nuevo las cartas de la vida».

«Esta es la historia de una herida incurable, la de dos hermanos que de niños sobrevivieron al atentado contra la casa cuartel de Zaragoza, en el que perdieron a sus padres y a su hermana pequeña. Un testimonio sin tapujos, de una alta carga humana, tan doloroso como conmovedor».

Fernando Aramburu, autor de Patria


jueves, 25 de febrero de 2021

“El gobierno de los bienes comunes”, una relevante aportación de Elinor Ostrom (Premio Nobel de Economía 2009)

Elinor Ostrom nació y creció en la pobreza junto a su madre, durante los años de la Gran Depresión (1929). Fue la primera de su familia en conseguir un título universitario a partir del cual desarrolló una trayectoria notable, a pesar de que, como ella misma admitía, la mujer no solía tener grandes aspiraciones laborales en esa época. En el curso de un postgrado se introdujo en el estudio de los grupos de acción colectiva, observando cómo las personas apartan sus diferencias para afrontar problemas en común. Y eligió este tema para realizar su tesis doctoral. Así comenzó su vasto análisis de la gestión de lo común, que duró 5 décadas.

Sabiendo que los sistemas de organización política son complejos, afirmaba que: “complejidad no es lo mismo que caos”. Tras analizar y contrastar gran número de estrategias de gestión concluyó que muchos de los problemas ecológicos que generamos y que luego queremos resolver con tecnología se solucionarían mejor con habilidad política y social. Se trata de administrar los recursos de los que dependemos, organizándonos para que un uso desmesurado no nos prive del mismo. CONTINUAR LEYENDO
Fuente: blogsostenible.wordpress.com


lunes, 22 de febrero de 2021

"La dictadura del coaching. Manifiesto por una educación del yo al nosotros", Vanessa Pérez Gordillo, Akal, 2019



Acabo de terminar de leerlo y he de decir que he quedado impactado por lo que en él se plantea. Diré más. En cierta medida ha hecho temblar parte de mis cimientos pedagógicos.

El discurso es claro y rotundo y coincide con otros autores y autoras que desde hace tiempo van denunciando el aumento de la injusticia y la explotación en este mundo, así como la crisis, que yo llamaría confusión, de valores en la que nos movemos, y el encumbramiento del YO frente a una mirada humanitaria en cuanto que existimos gracias a los otros, es decir, gracias a la familia humana o Humanidad.

Ahora bien, en este caso la autora se centra en el coaching, tan de moda en nuestros días y que tan nefastas consecuencias está trayendo a ese sentir humano. Coaching que se ha colado, y cada vez más, en la educación a través de diferentes propuestas y programas de formación del profesorado y de aplicación en las aulas. Y en ese análisis que hace, merece especial atención, las páginas que dedica a "la inteligencia emocional" acompañada de la educación emocional, así como a "las inteligencias múltiples".

En fin, un gran libro que recomendaría leer a todo el mundo en general, y al de la educación en particular, especialmente al profesorado y a las personas que se dedican a su formación y asesoramiento. Un texto para reflexionar y debatir colectivamente.


domingo, 21 de febrero de 2021

Fundamentos del nacionalismo español. Por Eduardo Montagut Contreras. Doctora en Historia Moderna y Contemporánea (losojosdehipatia.com.es)

Cuando se tratamos del nacionalismo en España siempre dirigimos nuestras miradas a los nacionalismos sin Estado, es decir, los nacionalismos catalán, vasco y gallego, obviando que existe otro que no es periférico, sí tiene Estado, y que está viviendo en los últimos años un claro resurgir, de la mano del Partido Popular. Nos referimos al nacionalismo español. Hagamos un breve recorrido sobre su historia hasta el franquismo con el fin de entender parte del renacido españolismo.

El nacionalismo español surge, en gran medida, en las Cortes de Cádiz, es decir, viene asociado al primer liberalismo, en reacción, además al dominio francés, como ocurrió en otros lugares de Europa. En la Constitución de 1812, la nación española es definida como la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios. La nación sería libre e independiente y no patrimonio de persona o familia alguna, rompiendo con el concepto patrimonial del Estado del Antiguo Régimen. La soberanía residiría en la nación, por lo que solamente a ella le correspondería el derecho a establecer leyes fundamentales. Sería, por fin, obligación de la nación la conservación de los derechos legítimos de todos los ciudadanos. Pero, posteriormente, las Constituciones del reinado de Isabel -1837 y 1845- obviaron que la nación fuera sujeto –o su representación parlamentaria- del Estado. La situación cambió en el Sexenio Democrático, con el texto constitucional de 1869, fruto de la Revolución “Gloriosa” del año anterior, porque se retomó con fuerza la soberanía nacional en el mismo preámbulo. Ya no era el rey o reina el que decretaba y sancionaba la Constitución, sino la nación española. De forma parecida, aunque organizando España de manera federal, comienza el proyecto constitucional de 1873. La Constitución de 1876 de Cánovas del Castillo retomó el modelo isabelino.

Esta indefinición constitucional, predominante en el liberalismo moderado español, se correspondería con una construcción muy fragmentaria del nacionalismo español en el siglo XIX. Ni la escuela, ni el ejército ni la administración consiguieron vertebrar un sólido nacionalismo español, aunque el Estado sí estableció un rígido centralismo, sin posibilidad alguna de contemplación jurídica de las particularidades territoriales, aunque se mantuvo ambivalente con la situación foral vasca y navarra, cuestión que tiene mucho que ver con la fuerza del carlismo. Se puede considerar que este fracaso del liberalismo español conservador es causa y efecto de la débil integración de la sociedad civil en la vida política, muy al contrario de lo que ocurrió en Francia. Aún así, la burguesía española se interesó mucho por la construcción de un imaginario nacionalista con todos sus símbolos, como se puso de manifiesto en la historiografía decimonónica y en el arte, tanto en la pintura de historia como en las esculturas que comenzaron a poblar los espacios públicos de las ciudades españolas. Se construyó un pasado para demostrar que los españoles eran miembros de un pueblo con una identidad común, al menos desde la Edad Media, aunque algunos llevarían este origen a la época antigua, especialmente en aquellas situaciones o personajes que protagonizaron encarnecidas resistencias frente a los romanos, como Numancia o Viriato, entre otros.

Pero en la época de la Restauración surgieron los regionalismos y los nacionalismos sin Estado, primero reivindicando las particularidades culturales de sus regiones y luego planteando reivindicaciones políticas autonómicas o de mayor calado. Estos regionalismos y nacionalismos, con claro protagonismo catalán y vasco, pero también gallego, valenciano, aragonés y andaluz, suponían una alternativa al nacionalismo español y demostraban el fracaso de éste a la hora de imponerse totalmente, dada la fragilidad de los instrumentos que el Estado tenía para hacerlo, como hemos expresado anteriormente.

La crisis del 98 y del sistema político de la Restauración exacerbaron la cuestión nacionalista en todos los sentidos. Por un lado, cobraron fuerza los nacionalismos sin Estado al presentar alternativas de organización del Estado y estimularon, por contra, que el nacionalismo español encontrara argumentos para reaccionar, al considerar a aquellos como un serio desafío a un principio sagrado: la unidad de España. En esta lucha del nacionalismo español, que comenzó con la Ley de Jurisdicciones de 1906, el ejército se convirtió en el instrumento más activo. Los intentos moderados de descentralización administrativa, promovidos por el nacionalismo conservador catalán en alianza con una parte de los partidos dinásticos, y que cuajaron en la Mancomunitat, fueron liquidados en la Dictadura de Primo de Rivera, dictador que promovió la creación de una especie de movimiento con la Unión Patriótica, aunque de forma muy poco organizada y poco consistente. En este caso, como en otras materias, el futuro dictador aprendió de los errores cometidos por el primero.

El nacionalismo español no solamente contó con el activo baluarte del ejército, sino que realizó un rearme ideológico en las primeras décadas del siglo XX, a través de varias fórmulas, que iban desde el tradicionalismo, entroncando con el viejo carlismo, hasta el fascismo, mucho más moderno, sin olvidar la vertiente religiosa que, posteriormente, cristalizaría en el nacional-catolicismo. Todas estas versiones se basarían en principios muy exacerbados, excluyentes o intolerantes, y con un alto contenido violento en sus discursos y, en algunos casos, en su práctica política. Estas fórmulas confluirán en la justificación ideológica que elaboraron los conspiradores contra la Segunda República, régimen considerado, desde su posicionamiento político, como responsable de la supuesta desmembración de España, sobre todo, por la aprobación del Estatuto catalán de 1932, muy vaciado de contenido, por otra parte, por las Cortes republicanas, y por la participación de la Generalitat en la Revolución de Octubre de 1934. Estas formulaciones del nacionalismo español formarán parte del discurso en la propia guerra civil del sector sublevado y llegarán al paroxismo en el franquismo, el sistema político más genuinamente nacionalista español de toda la época contemporánea y que liquidó las expresiones nacionalistas no españolistas, que no comenzaron a recuperarse hasta los años sesenta en el País Vasco y en Cataluña, con formulaciones y en contextos diferentes.

jueves, 18 de febrero de 2021

"El derecho a la pereza", un libro de Paul Lafarge escrito en 1848

En el seno de la Comisión sobre Educación Primaria de 1849, el señor Thiers decía: "Quiero recuperar con toda su fuerza la influencia del clero, porque cuento con él para propagar esa buena filosofía que enseña al hombre que está aquí para sufrir, y oponerla a esa otra filosofía que dice al hombre lo contrario: 'Disfruta'". El señor Thiers formulaba así la moral de la clase burguesa, cuyo feroz egoísmo y estrecha inteligencia él encarnaba.

Mientras luchaba contra la nobleza, sostenida por el clero, la burguesía enarbolaba el libre examen y el ateísmo; pero, una vez triunfante, cambió de tono y de conducta; y hoy pretende apuntalar con la religión su supremacía económica y política. En los siglos XV y XVI, había retomado alegremente la tradición pagana y glorificaba la carne y sus pasiones, reprobadas por el cristianismo; en nuestros días, saciada de bienes y de placeres, reniega de las enseñanzas de sus pensadores -los Rabelais, los Diderot- y predica la abstinencia a los asalariados. La moral capitalista, lastimosa parodia de la moral cristiana, anatemiza la carne del trabajador; su ideal es reducir al productor al mínimo de las necesidades, suprimir sus placeres y sus pasiones y condenarlo al rol de máquina que produce trabajo sin tregua ni piedad.

Los socialistas revolucionarios deben recomenzar el combate que han librado en otro tiempo los filósofos y los panfletarios de la burguesía; deben embestir contra la moral y las teorías socia les del capitalismo; deben desterrar de las cabezas de la clase llamada a la acción, los prejuicios sembrados por la clase dominante; deben proclamar, ante los hipócritas de todas las mora les, que la tierra dejará de ser el valle de lágrimas del trabajador; que, en la sociedad comunista del porvenir, que construiremos "pacíficamente si es posible, y si no violentamente", se dará rienda suelta a las pasiones de los hombres; y ya que "todas son buenas por naturaleza, nosotros sólo tenemos que limitarnos a evitar su mal uso y su exceso"[1]. Estos serán evitados por su mutuo equilibrio, por el desarrollo armónico del organismo humano, pues, como dice el Dr. Beddoe, "una raza alcanza su más alto punto de energía y de vigor moral en el momento en que alcan za su máximo desarrollo físico". Tal era también la opinión del gran naturalis ta Charles Darwin[2].

La refutación del Derecho al Trabajo, que reedito con algunas nadicionales, fue publicada en el semanario L'Égalité, segun da serie, 1880.

P.L.

Prisión de Sainte-Pélagie, 1883.




martes, 16 de febrero de 2021

Santiago Maldonado y “la grieta”. Por Miguel Mazzeo

Santiago Maldonado* lo puso en evidencia. Desnudó algunas tramas. Mostró cuan velados en su politicidad estaban algunos conflictos. Es cierto que existe una grieta en nuestra sociedad. Es muy profunda, prácticamente insondable. Hay palabras que se oponen. Cuerpos que se repelen. Visiones del mundo y la vida incompatibles e irreconciliables. Dos argentinidades.

La grieta se ensancha día a día. Y celebramos que eso pase. Porque la realidad, que en el fondo siempre es fatal, se torna más clara y se achican los espacios para la perplejidad, la ambigüedad y la mentira. Bienvenido el tiro en la boca de la indiferencia. Bienvenida la encrucijada. Porque obliga a algunos al deslinde nítido y nos obliga a nosotros a repensar un conjunto de conflictos cotidianos como ámbitos de disputa política.

La grieta es mucho más que la distancia que separa al gobierno de la oposición (una parte por lo menos), a la derecha del “progresismo”. Es algo más sustancial. Es el antagonismo de los proyectos de país y de sociedad. Es la lucha de clases, por supuesto, pero con un plus. O varios. Por ejemplo: es lucha entre los procesos de subjetivación desde abajo y los procesos de desubjetivación desde arriba. O entre las representaciones construidas horizontalmente y las representaciones impuestas verticalmente desde los grandes medios de desinformación.

Es bueno que la grieta se torne cada vez más visible, que se reconozca en detalle la topografía de cada orilla y el contenido de lo que las separa. Esa visibilidad atenta contra la eficacia de las estrategias que promueven las convivencias infundadas, o las convivencias fundadas en la opresión, en fin: la promiscuidad entre los dominados y los que dominan, entre los que aman y los que menosprecian.

La grieta exhibe lo que hay de un lado y del otro: los sentimientos altruistas y la insensibilidad; lo que religa y lo que disgrega; lo que empareja y lo que reproduce las asimetrías; la indocilidad de los dignos y la indignidad de los constructores de obediencia y sumisión, la ética y el pragmatismo; la pulsión de vida y la pulsión de muerte; lo humano (amor, amistad, valentía, dignidad) y lo inhumano (opresión, violencia, crueldad); las genealogías plebeyas y las genealogías opresoras (la grieta tiene historia y se pueden confeccionar cadenas retrospectivas con cada uno de sus polos), la patria y el mercado, la patria y el patrioterismo fascistoide, la verdad y el embuste.

De un lado la nobleza de Santiago, la ternura de su familia, la solidaridad de sus compañeros y del otro lado la indolencia moral de Mauricio Macri, la impasibilidad de estatuas de sus funcionarios, la voracidad de los empresarios. De un lado corazones trepidantes, tibios nidos, del otro lado corazones que son como baúles viejos y llenos de pura penumbra. De un lado el pueblo mapuche, del otro Benetton y especies similares.

El gobierno de la derecha carece de recursos políticos y simbólicos para disimular la grieta, para mantenerla en un punto equilibrio apelando a paraísos de convivencia artificiales. Esa es una gran diferencia con el gobierno anterior. El gobierno de la derecha no posee la capacidad de simbolización para metabolizar la grieta real. Y la ensancha. Carece de mitos seductores que instituyan horizontes de expectativas comunes y sus fetiches son lúgubres. Sólo puede crear un “nosotros” banal u obtuso y oscuro. Los límites de su lenguaje son los límites de su mundo, del particularismo que expresa y defiende. De este modo, termina haciendo lo que no quiso hacer el gobierno anterior, poner en evidencia la grieta. Polarizar a la sociedad. Le queda a la derecha la tarea de repolarizar simplificando y sintetizando los altos grados de diferenciación que existen en nuestra sociedad. Tal vez la ineslasticidad política e ideológica de la derecha ayude a muchos y a muchas a entender y a entenderse. Tal vez puedan dar el salto desde el trampolín ontológico de la conciencia y pasar a ser actores conscientes y dejar de ser subproductos y cómplices; para que, como decía Emil Ciorán, vivir equivalga a la imposibilidad de abstenerse.

Ahora las máscaras se caen. Y aparecen los rostros verdaderos.


*El caso Santiago Maldonado, conocido también como desaparición de Santiago Maldonado, se refiere a la investigación abierta a raíz de la desaparición de Santiago Andrés Maldonado tras un allanamiento realizado por la Gendarmería Nacional el 1 de agosto de 2017, en el Pu Lof en Resistencia de Cushamen,1​ situado en la provincia de Chubut, Argentina.23​ El día anterior, Maldonado había participado en un corte de ruta, enmarcado en la lucha por las tierras ancestrales tradicionalmente ocupadas por la comunidad mapuche, que fue dispersado a la fuerza por efectivos de la Gendarmería Nacional en la madrugada del 1 de agosto.4​ Su cadáver se encontró en el río Chubut, dentro del Pu Lof, allanado en la jornada de su desaparición, el 17 de octubre de 2017, cuando habían transcurrido 77 días sin noticias de su paradero.

Traficantes de tiempo. Por Irene Vallejo

Aplicaciones y redes sociales son gratuitas solo en apariencia. No pagamos por ellas porque el producto es otro: nuestro tiempo


Igual que tú, el niño siente la impaciencia del deseo —lo quiero ya—, pero no puede comprender la razón de la prisa. Para qué sirve la rapidez, cuando el placer consiste en entretenerse, remolonear y ser lentos. Qué inexplicables le parecen vuestras bruscas urgencias, los espabila, los venga vamos, los así no llegaremos nunca. Experto en demoras, se recrea en cada juego, en el peldaño de cada escalera, en cada excursión, como una historia interminable. Tu hijo intuye que el amor exige prodigalidad temporal. Si quieres a alguien, le das tu sosiego, tu desaceleración, tu olvido de los relojes.

Sin embargo, tu pequeño sibarita tiene serios competidores: cada instante, los dispositivos digitales y sus voraces pantallas batallan por secuestrar nuestras horas. Los gigantes tecnológicos codician miradas absortas para subastarlas en un frenético mercado de la atención. Las aplicaciones y las redes sociales son gratuitas solo en apariencia. No pagamos por ellas porque el producto es en realidad otro: nuestro tiempo. Hechizados por imágenes palpitantes y estímulos adictivos, regalamos información sobre nuestros gustos, movimientos, opiniones, miserias y sueños. Cuanto más, mejor: alimentamos bancos de minutos y bases de datos que las empresas venderán al mejor postor y que retornarán en forma de publicidad y propaganda personalizadas. Somos nosotros quienes estamos en venta.

En los años setenta, antes de la expansión de Internet y los primeros móviles, un autor de literatura infantil, Michael Ende, escribió una fábula visionaria sobre el saqueo de nuestro tesoro temporal. Los habitantes de una gran ciudad empiezan a recibir la visita de unos misteriosos hombres vestidos de gris, agentes de la Caja de Ahorros del Tiempo. Estos persuasivos recién llegados prometen suculentos intereses a la gente que deposite en su banco las horas ahorradas cada día: en lugar de media hora, dedique un cuarto de hora a cada cliente; reduzca el contacto cotidiano con su anciana madre a unas breves palabras; mejor aún, alójela en un buen asilo, pero barato, donde cuidarán de ella; no pierda ni una fracción de sus preciosos días en cantar, leer o en compañía de sus amigos. Los traficantes de tiempo van conquistando calladamente la sociedad, sin ninguna resistencia. La ansiedad, la urgencia y una prisa obsesiva se apoderan de la gente, que sigue ciegamente los consejos de los trajeados hombres grises tomándolos por decisiones propias. “Un negocio difícil, sangrarles el tiempo a los hombres, segundo a segundo. Nosotros nos lo quedamos, lo necesitamos, lo ansiamos. No sabéis lo que significa vuestro tiempo. Pero nosotros lo sabemos y os lo chupamos hasta la piel. Y necesitamos más, cada vez más”. Solo Momo, una niña huérfana que vive entre las ruinas de un anfiteatro romano, y la mágica tortuga Casiopea consiguen desenmascarar y derrotar a los grises banqueros que aspiran el humo de instantes usurpados.

Frente a nuestro empeño en digitalizar la educación, los gurús informáticos de Silicon Valley están criando a sus hijos sin pantallas. En los carísimos colegios privados de la meca tecnológica, los niños hacen sus cuentas con lápiz, cuartillas y arcaicas pizarras provistas de tizas de colores. Algo huele a podrido en California, cuando los propios cocineros prohíben a su familia saborear el mismo plato que nos ofrecen.

En la mitología clásica existió una divinidad llamada Momo, como la niña de Ende. La legendaria Momo encarnaba la burla irreverente hacia todos, incluso contra los habitantes del Olimpo: opinaba con ironía que la creación de los seres humanos estaba sobrevalorada. A su juicio, los dioses deberían haber previsto una pequeña puerta en el pecho que permitiera vigilar nuestras verdaderas ideas y sentimientos sinceros. No imaginaba que, algunos milenios más tarde, regalaríamos con ligereza datos vitales sobre nuestra salud, nuestras ideas políticas y nuestros secretos, auténticas semillas de control. Hoy, esa portezuela que soñó Momo existe, y ciertas empresas la abren para hurtarnos el tiempo y la intimidad con la ganzúa de nuestras horas cautivas.

lunes, 15 de febrero de 2021

Víctimas de ETA ven "indigno" que una asociación de guardias civiles elogie a Rodríguez Galindo tras su muerte (público.es)

El Colectivo de Víctimas del Terrorismo de Euskadi, Covite, ha considerado "indigno" que una asociación de guardias civiles elogie la figura del general de la Benemérita Enrique Rodríguez Galindo, fallecido este sábado por la covid-19, ya que fue condenado por terrorismo. Covite ha recordado en las redes sociales que Rodríguez Galindo fue condenado a 75 años de prisión por formar parte de los GAL, por el secuestro y asesinato de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala.

"De la misma manera que las víctimas de ETA se sienten humilladas cuando se homenajea a los etarras, las víctimas de los GAL también se sentirán así cuando lean este mensaje. Indigno", ha dicho en referencia a un tuit de la Asociación PRO Guardia Civil que elogia al general fallecido.

Por otra parte, la Fundación Fernando Buesa, constituida en memoria del dirigente socialista vasco y exvicelehendakari asesinado por ETA junto a su escolta Jorge Díez Elorza, ha apuntado en la misma red social que el homenaje de la Guardia Civil al exgeneral es "profundamente ofensivo y doloroso para las víctimas de los GAL". Asimismo, ha añadido: "Cualquier planteamiento en relación a personas que han cometido crímenes debe ir acompañado de un mensaje claro, rotundo y explícito de condena de los mismos".

También, Sara Buesa, hija de Fernando Buesa, ha condenado los homenajes a quien fuera alto mando de la Guardia Civil. "Absolutamente inadmisible ensalzar a una persona condenada por terrorismo. Me repugna y me duele igual que cuando escucho que ETA luchó por la libertad del pueblo vasco", ha apostillado en un mensaje de Twitter.



Los trabajadores 'esclavos' valencianos a las órdenes de un capataz llamado Francisco Franco (elDiario.es)

El 'canal de los presos', construido con mano de obra esclava.
RMHSA (CGT)
La Diputación de València publica la lista de los 5.422 valencianos que fueron esclavizados por el régimen franquista en los batallones de obra militar

La delegación de Memoria Histórica de la Diputación de Valencia ha colgado en su web un listado con los nombres de los 5.422 valencianos que fueron obligados a integrarse en batallones de trabajo forzoso durante la Guerra Civil y la posguerra. El coordinador del proyecto, el historiador Josep Màrius Climent, es nieto de uno de los trabajadores forzosos y uno de los máximos especialistas en este más desconocido aspecto de la represión franquista.

El investigador ha estudiado varios batallones con una importante presencia de 'esclavos' valencianos, aunque con las limitaciones de la documentación disponible resulta imposible aportar cifras definitivas. "Un batallón de trabajadores era un organismo de represión muy activo y constantemente había bajas y altas", explica a este diario Climent, autor de El treball esclau durant el franquisme. La Vall d'Albaida, 1938-1947 (PUV, 2016). "Los números que tenemos son a la baja", apostilla. La base de datos incluye el trabajo previo realizado por el Aula de Historia y Memoria Democrática de la Universitat de València.

El historiador Javier Rodrigo ha calculado que 100.000 presos pasaron por los Batallones de Trabajo durante la Guerra Civil y 50.000 durante la posguerra franquista. Originalmente formados por los soldados republicanos capturados durante el avance del ejército sublevado, los batallones de trabajos forzosos conllevaban "unas condiciones extremas de trabajo y una falta de condiciones sanitarias y, especialmente, alimentarias", señala Climent. "El prisionero que no tenía apoyo desde casa tenía muchas papeletas de morir". CONTINUAR LEYENDO

domingo, 14 de febrero de 2021

Entrevista a Donato Ndongo: "Guinea, para las élites españolas, siempre ha sido una colonia de explotación". Por Bernardo Álvarez-Villar.

El escritor ecuatoguineano Donato Ndongo acaba de reeditar Historia y tragedia de Guinea Ecuatorial, un exhaustivo relato de la colonización española, la independencia y la tiranía poscolonial. En el caso de Guinea Ecuatorial, como de muchos otros países africanos, historia y tragedia resultan ser casi sinónimos: "Las independencias, exigidas para realizar los anhelos de libertad y desarrollo, negados desde siglos, se redujeron a mero formalismo, sin contenido verdadero; los nuevos Estados eran, en realidad, cárceles inmensas en las cuales resultaba más fácil morir que vivir", escribe el escritor, periodista y opositor ecuatoguineano Donato Ndongo-Bidyogo (Niefang, 1950) en la edición revisada y ampliada de Historia y tragedia de Guinea Ecuatorial, cuya primera versión apareció en 1977. Este monumental volumen, editado por Bellaterra, repasa con rigor y sin escatimar en detalles la desdichada historia de su país. Desde los albores de la colonización española hasta la satrapía de la familia Obiang, en el poder desde hace cuatro décadas, pasando por los convulsos años de la independencia y el saqueo de los recursos naturales del país. Ndongo, también novelista y poeta, ha sido el último delegado de la Agencia Efe en Guinea Ecuatorial, de donde fue expulsado por el dictador para instalarse en España como exiliado político.

Nunca ha querido obtener la nacionalidad española y sigue viajando con su pasaporte de refugiado político, pese a llevar más de cincuenta años viviendo aquí. En alguna parte ha escrito que "el escritor africano es un exiliado entre los exiliados".

Es un gesto de coherencia con mis ideas. Cuando era estudiante, en el año 68, se produce la independencia de Guinea. Aquí éramos pocos guineanos, la mayoría estudiantes universitarios. El Gobierno de Macías nos prohibió entonces ir a Guinea Ecuatorial, y los que fueron al poco tiempo tuvieron que salir y algunos fueron encarcelados. ¿A qué me iba a ir yo a Guinea? Si no había universidad, no había nada. La mayoría decidimos quedarnos y el Gobierno de Macías nos quitó la nacionalidad.

La reacción del Gobierno fue quitarnos también la nacionalidad española: ya no éramos españoles porque Guinea ya era independiente. Nos quedamos indocumentados, en tierra de nadie. No podíamos hacer nada. A los que tenían beca se las quitaron, y empezamos a pasar las de Caín. Muchos, desgraciadamente no todos, conseguimos terminar los estudios y colocarnos como podíamos. CONTINUAR LEYENDO

viernes, 12 de febrero de 2021

Vox se escribe con V de violencia. La violencia contra Vox oculta la violencia de Vox. Por Javier Gallego (elDiario.es)

Vox recoge el odio que siembra, pero no nos equivoquemos, eso es precisamente lo que busca. En un doble sentido. Les encanta odiar tanto como ser odiados porque ambas son formas de atraer votos. Agitan el odio al inmigrante pobre o al nacionalista catalán para atrapar al votante españolista xenófobo y les conviene el odio que generan entre independentistas y antifascistas porque les convierte en mártires de una persecución que moviliza a su favor a la parte contraria. Nada conviene más al que siembra la tempestad que las tempestades.

Nada les conviene más que los altercados con los que fueron despedidos en Vic. Es a lo que van a los feudos más catalanistas, a por la gresca, a conseguir la foto de la violencia contra ellos para poder presentarse como víctimas y mostrar al rival como intolerante. La misma táctica "monta pollos" que ya utilizara Ciudadanos cuando iban a los núcleos vascos y catalanes más independentistas. Es perfecta para sus objetivos porque le dan la vuelta a la tortilla. Ellos son los demócratas, los violentos son los otros. Es la misma estrategia que utilizan en redes y en la prensa, la que viene utilizando la ultraderecha desde el nazismo hasta Trump. La provocación constante para victimizarse, conseguir foco, monopolizar el debate, aglutinar simpatías y desfigurar al oponente. En el río revuelto, pescan votos.

Por eso hay que evitar caer en esas provocaciones. Cuando Ortega Smith dice en Vic que las esteladas son "trapos estrellados" está encendiendo la mecha para después poder llamar "sucios y totalitarios" a quienes les increpaban y lanzaban objetos. Desatan las bajas pasiones de los propios y los ajenos para nazificar la política. Para convertirnos a todos en turba vociferante y el debate en combate. Al fascismo no se le combate con su mismo odio sino con democracia, igualdad, justicia social e indiferencia. Al fascismo se le combate rebatiéndole.

Responder a la ultraderecha con los métodos de la ultraderecha es caer en su trampa y hacerles el juego tanto como se lo hacen los medios que los normalizan y blanquean. Hay en Cataluña discusión sobre si la prensa debe darles tanta cobertura como al resto de formaciones que tienen representación en el parlamento catalán. No creo que haya que evitar hablar de ellos cuando son noticia, pero sí cuando fabrican la noticia. No creo que se les deba silenciar, pero tampoco amplificar. Hay que ignorar sus insidias cuando sólo pretenden llamar la atención y contestarlas con hechos y razones cuando inoculan veneno. Se debe informar con perspectiva democrática como con perspectiva de género. Informar es también formar. Los periodistas no podemos ser neutrales ante el odio.

Rechazo toda violencia contra un partido, aunque sea de ultraderecha, porque cae en los mismo que dice rechazar. La rechazo porque creo en la virtud de las reglas democráticas que nos hemos dado y que con esas reglas se debe derrotar a quienes se apartan de ellas. También porque esta violencia oculta la otra: la violencia de Vox contra mujeres, homosexuales, inmigrantes pobres, menores no acompañados, familias vulnerables. Violencia es Abascal leyendo en un mitin apellidos musulmanes de personas que reciben ayudas a la vivienda mientras sus seguidores abucheaban. Violencia es la ultraderecha criminalizando a niños y adultos inmigrantes. Violencia es negar la violencia de género. Violencia es negar protección al colectivo LGTBI+. Violencia es llamar okupas a personas sin recursos. Vox se escribe con V de Violencia.

martes, 9 de febrero de 2021

ENTREVISTA A RENI EDDO-LODGE en elDiariol.es, autora de 'Por qué no hablo con blancos sobre racismo'

 "La liberación feminista también es luchar contra el racismo, la homofobia y la transfobia"

Reni Eddo-Lodge, primera persona negra y británica líder de ventas en Reino Unido: "Decir que la pluralidad en el feminismo fractura el movimiento es ridículo: ¿Qué deben hacer las mujeres negras? ¿Cortarse por la mitad?”

Reni Eddo-Lodge vincula la cuestión de raza a la de género, clase y orientación sexual: "Todo está relacionado, porque hay mujeres que son negras, mujeres que son lesbianas, mujeres que son trans y mujeres pobres. No solo sufren discriminación por ser mujeres, sino por su raza, su género o su situación socioeconómica", indica.

Esta periodista británica se ha convertido en un referente de la lucha antirracista y feminista en su país, ha generado debate y también polémica en los sectores más reaccionarios. Cuando la actriz Emma Watson leyó su libro, declaró públicamente su admiración por ella y reconoció que le había cambiado la mirada. Desde entonces han colaborado juntas en varias ocasiones: en el rediseño alternativo de un mapa del metro londinense, colocando en sus estaciones nombres de grandes mujeres o en una entrevista en la que la actriz no escatimó en elogios hacia la escritora.

Todo empezó en 2014, cuando, harta de discutir con personas que negaban el racismo estructural, Eddo-Lodge escribió un post en su blog titulado Por qué no hablo con blancos sobre racismo. De forma inesperada para ella, aquel artículo se hizo viral y abrió un extenso debate que le condujo a escribir un libro con el mismo título. El pasado mes de junio, coincidiendo con el asesinato de George Floyd en Estados Unidos y el auge del movimiento Black Lives Matter, se convirtió en la primera persona negra y británica que encabezaba la lista de ventas en su país.

El libro, multipremiado, acaba de publicarse en España. En él ofrece argumentos contra el racismo y el privilegio blanco, pero también contra el machismo o contra las críticas a la pluralidad en el feminismo. Habla de todo ello con elDiario.es desde su casa en Londres, a través de videoconferencia. CONTINUAR LEYENDO


lunes, 8 de febrero de 2021

Maixabel Lasa: "Víctimas, respeto a la diferencia". Maixabel clama contra el "monopolio de la voz de las víctimas", respondiendo al ataque de Daniel Portero, diputado del PP en la Asamblea de Madrid y presidente de la asociación Dignidad y Justicia

Los once años al frente de la Dirección de Atención a Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco estuvieron marcados por unas pautas que siempre consideré fundamentales en mi actuación.

La principal de todas ellas fue el respeto absoluto hacia la forma de ser, la forma de pensar y la forma de sentir de cada víctima del terrorismo, entendiendo que todas las personas viven su condición de víctima de una manera diferente, como diferentes son. Nunca creí –ni lo creo ahora– que haya víctimas mejores o peores desde un punto de vista moral. Todas son iguales y merecedoras de respeto y consideración. Procuré pues huir de la creación de modelos a seguir que pudieran ser considerados como moralmente superiores.

Al mismo tiempo, tuve siempre muy claro que, efectivamente, las víctimas merecen consideración, solidaridad y respeto a sus derechos, pero que no son poseedoras de un plus de legitimidad a la hora de opinar en política. Siempre defendí que los poderes públicos deben velar por el interés general y no por el particular, por muy comprensible que pueda ser desde el punto de vista humano.

A cambio, en mi condición de víctima, solo pedí también respeto. Respeto hacia mi forma de pensar y mi manera de actuar. Ni mejor ni peor que las de las demás víctimas, pero tan digna de respeto como las suyas. Así ocurrió, por ejemplo, cuando participé en el programa de encuentros restaurativos que me permitió mantener reuniones con dos de los miembros del comando de ETA que asesinó a mi marido, de los cuales escuché palabras doloridas y sinceras de arrepentimiento por sus acciones.

Jamás pretendí que fuera un modelo de comportamiento a seguir, Mostré mi comprensión respecto a todas a aquellas víctimas que no solo no querrían compartir una experiencia como la mía, sino que ni siquiera la entendían. Pero, eso sí, demandé respeto hacía quienes decidimos libremente participar en el mencionado programa.

No hay una forma canónica de ser víctima, ni de pensar como víctima. Por supuesto, no hay tampoco uniformidad en el pensamiento político de las víctimas del terrorismo. Personas de derechas y de izquierdas, incluso nacionalistas, han sido objeto de la brutalidad del terror impuesto por ETA.

En consecuencia, ¿es razonable esperar que las víctimas del terrorismo, en cuanto colectivo, tengamos una sola voz, una sola opinión? Obviamente, no. Y si es así, ¿por qué cuesta tanto admitir esa pluralidad, esa diversidad? ¿Por qué hay quien pretende una y otra vez arrogarse el monopolio de la voz de las víctimas expresando tal o cual opinión? ¿Por qué se utiliza esa impostura de "la voz de las víctimas" para opinar de política, sea esta penitenciaria o relacionada con pactos entre partidos políticos?

Durante años "las víctimas del terrorismo" hemos constituido un caramelo muy goloso para los partidos políticos, por la capacidad de empatía que genera la injusticia de nuestro dolor y nuestro sufrimiento. Y hay gentes que no se resignan a perder esa baza política. Las resistencias a aceptar la diversidad y el pluralismo llevan, por lo común, una firma en forma de siglas de partido. Por eso, es mayor la responsabilidad que le compete a la hora de reflexionar sobre la necesidad de poner fin a esta situación.

Suyo es el diputado de la Asamblea de Madrid que no ha dudado en zaherir de manera vergonzante los sentimientos de mi familia, con afirmaciones insidiosas que, además de faltar a la verdad, no le incumben por ser personales.

Que nadie se engañe, este señor no tiene nada contra mí ni contra mi familia. Incluso en el pasado llegamos a mantener una relación razonablemente cordial y ningún motivo de perturbación de la misma ha existido desde entonces.

No, no hay nada personal. Otra es la causa. Detrás de su exabrupto hay un intento más de desacreditar a las víctimas que, pensando diferente a él y a sus acólitos, rompemos su añorado monopolio de la voz política de este colectivo. No es la primera vez que ocurre, aunque esperemos que sea la última. Se ha utilizado la ideología de la víctima ("es que es nacionalista, ya sabemos"), el manido síndrome de Estocolmo, y ahora llegando al cuestionamiento mismo del dolor que sentimos.

No tengo nada contra esta persona. Al contrario, va a seguir contando con todo mi respeto como víctima y acepto su forma de pensar, aunque discrepe de la mía. Faltaría más. Es su derecho y es su libertad. Pero defiendo y reivindico uno de los pilares esenciales sobre los que quise que pivotara mi actuación pública en la Dirección de Atención a Víctimas del Gobierno Vasco: el respeto y la consideración a todas las víctimas y la defensa de su diversidad y pluralismo. Basta ya. Exijo RESPETO.


La secta de Iker. Por Antonio Maestre en elDiario.es el 6 de febrero de 2021

 El presentador que más años lleva en los medios del sistema está obsesionado por mostrarse como un outsider que habla de lo que nadie quiere hablar, aunque nunca jamás tocará un tema que ponga en cuestión al poder económico.


Los escritores Giacometti y Ravenne hicieron carrera literaria con novelas que abordaban el esoterismo en el nazismo. Acertaron en comprender cómo se conformaba un pensamiento reaccionario como el de Adolf Hitler basado en tres pilares fundamentales: el nacionalismo, la megalomanía y la parapsicología o el pensamiento mágico. La mente enferma del genocida recreó un pensamiento propio construido de forma irracional a través de préstamos interesados del völkisch alemán que podían servirle, salpicándolo con complejos racistas y antisemitas de la época y adornándolo con irracionalidad mística. Una mezcla tóxica pero tremendamente efectiva porque no necesitaba coherencia, solo apelaba a la emoción. Una poción que ha sido repetida a lo largo de la historia para diversos manejos, desde la política a la economía pasando por la comunicación.

Iker Jiménez no es Adolf Hitler ni se le parece. Ni un poquito. Es necesario precisarlo para que el abogado del vitoriano no se venga arriba, pero su ideología se construye con los mismos elementos y de la misma manera. El pastiche ideológico de esoterismo, antiprogresismo, desprecio al multiculturalismo y liberalismo económico que marca la línea editorial de su programa cuando no busca fantasmas es el caldo de cultivo ideal para el crecimiento de un populismo de derecha radical que el presentador no tiene problemas en liderar como gurú mediático con tal de incrementar su –ya de cuna– acaudalado patrimonio.

Han pasado varios meses desde que escribí el artículo sobre las conspiraciones y la extrema derecha que perturbó el aura de Iker Jiménez hasta el punto de demandarme y quitar la querella en solo un mes, en una estrategia de pareidolia ofendidita de apolítico que ya nadie compra. En este tiempo el presentador ya va a calzón quitado y ha desatado todos los complejos que podía tener en el más allá. En su programa ha vuelto a hablar del Plan Kalergi dando pábulo a conspiraciones antisemitas y llevando a su plató a conferenciantes de Hogar Social Madrid. En este tiempo de pandemia, el presentador que más años lleva en los medios del sistema está obsesionado por mostrarse como un outsider que habla de lo que nadie quiere hablar, aunque nunca jamás el paladín de los incomprendidos tocará un tema que ponga en cuestión al poder económico y que le ha fraguado su posición en dos gigantes de la comunicación como Prisa y Mediaset.

Los cazafantasmas ahora han visto un nicho de oportunidad en la polémica fiscal andorrana y han querido trincar atención siendo útiles a los jefes que les pagan. En eso son unos verdaderos profesionales, identifican oportunidades en la opinión pública para transmitir sus propias ideas simulando que lo hacen otros a los que ceden su tribuna. El nuevo mantra que tocaba transmitir es la ingente presión fiscal que sufren millonarios como Iker Jiménez y Carmen Porter, y sus jefes, intentando hacer ver que el problema lo sufren otros, en este caso los youtubers perseguidos. Si el matrimonio toca el tema es porque a Carmen Porter el Tribunal Supremo le hizo pagar 43.000 euros de multa porque intentó tributar a través de una sociedad lo que tenía que tributar como persona física queriendo eludir impuestos, pasando del 53% preceptivo al 30% con el que intentó que colara.

No son solo unos oportunistas sin escrúpulos. Cada idea política que se difunde en su programa es una idea que interesa al matrimonio para su propio beneficio. Si dan su altavoz a varios "niños rata" que no saben lo que es cobrar una nómina se debe única y exclusivamente a que saben que el mensaje que difundirán es el mismo que ellos defienden. Buscan patrimonializar un nicho de mercado induciendo en la sociedad un pensamiento tóxico que fomenta la aceptación y la construcción de las ideas reaccionarias y populistas que la extrema derecha capilariza en este país.

domingo, 7 de febrero de 2021

“De las ruinas no surge necesariamente el nuevo orden y el cambio puede ser a peor”. Entrevista en ctxt.es a DANIEL INNERARITY / FILÓSOFO Y ENSAYISTA

Daniel Innerarity (Bilbao, 1959) es uno de los filósofos más conocidos y reconocidos de España. A lo largo de la crisis generada por la covid-19 no ha rehuido el debate público. Acaba de publicar un breve libro, Pandemocracia (Galaxia Gutenberg), que recoge parte de ese análisis y lo enriquece, ya que en sus páginas se hilvanan y trabajan algunos asuntos que requerían algún tiempo más de cocción.

¿No es imprudente tratar de escribir, y más publicar, un libro en una crisis tan in fieri, tan dinámica y volátil, originada además por la realidad biológica, por definición abierta? Al poco de iniciar el libro escribe: “Una teoría de la crisis no es, ni siquiera en estos momentos de prioridad y triajes, algo ocioso”. ¿Se puede pensar con claridad en el fragor de la batalla? 

¿Y por qué tendríamos que renunciar a pensar en ese fragor de las batallas? Me temo que entramos en un mundo de turbulencias y que pensar en medio de ellas va a ser requerido, con toda la modestia y la disposición a rectificar, si es que no queremos cometer errores que en esos momentos se pagan especialmente caros. Realmente llevo veinte años pensando y escribiendo sobre esto. Cuando escribí La transformación de la política en 2002 ya advertía que nuestros sistemas políticos no estaban suficientemente preparados para gobernar las sociedades complejas. Y en mi último libro Una teoría de la democracia compleja lo formulaba expresamente de un modo sistemático. Nuestro mundo se caracteriza porque además de cambios graduales o previsibles cada vez hay más lo que se viene llamando cambios discontinuos, repentinos, no anticipados, y que modifican las sociedades de un modo catastrófico. Una pandemia es un caso típico de esta clase de acontecimientos. La dificultad de predecir estas irrupciones no es solo acerca de cuándo van a suceder sino incluso sobre su naturaleza, de manera que no sabemos exactamente qué va a suceder (o qué ha sucedido y qué va a cambiar después). La pandemia me ofrecía una posibilidad de explicitar una teoría que había formulado previamente. De todas maneras, los filósofos solo llegaríamos demasiado pronto a la batalla si lo hiciéramos con la pretensión de dar el golpe definitivo. Mientras estemos dispuestos a reconocer lo que somos (una propuesta en espera de su refutación), nuestra intervención puede ser útil para quienes desean una descripción de la realidad y no pueden permitirse el lujo de esperar a que sea la definitiva. Un ejemplo para mi de pensamiento en medio de la crisis y sin renunciar a la necesaria profundidad fue Ulrich Beck, a quien escuché en Alemania su teoría de la sociedad del riesgo en plena crisis de Chernobil en los años 80. Beck llevaba tiempo reflexionando sobre el riesgo y eso le permitió ofrecer una teoría de lo que estaba pasando que el tiempo ha confirmado. De vivir hoy, nos estaría ilustrando sobre la presente crisis de un modo muy clarividente.

Se ha criticado, y cómo, el papel de algunos filósofos y filósofas. El caso más sonado ha sido el de Giorgio Agamben. Dedica un capítulo central a esta polémica y detalla tres grandes áreas de reflexión. ¿Cuál cree que debe ser el papel de la filosofía en la sociedad que nos espera?

Al debate entre los filósofos acerca de la democracia tras el coronavirus le ha faltado modestia y le ha sobrado un tono maximalista. Giorgio Agamben ha llegado a hablar ahora de “la invención de una epidemia” como disculpa para establecer un estado de excepción. Debe ser muy difícil sobrevivir al éxito de una metáfora y resistir la tentación de aplicarla a cualquier situación. Contradiciendo la evidencia de que si se proclama ahora el estado de excepción es porque no lo había antes, Agamben sostiene que “la epidemia muestra claramente que el estado de excepción se ha convertido en la condición normal de la democracia”. Así que gracias a esta “virocracia” podríamos caer finalmente en la cuenta de que la lógica de la excepción es la lógica misma de la democracia… sin excepción. Algunos filósofos tendrían más lucidez si estudiaran un poco de política comparada, aunque esto despojaría sus teorías de rotundidad. Constatarían que las constituciones de los países democráticos permiten la excepción al tiempo que la limitan en las materias y en el tiempo. Si se confiere un poder excepcional a alguien es porque ni antes ni después lo tiene. Los estados de alarma decretados por los gobiernos europeos están condicionados a la lucha contra la covid-19, limitados en el tiempo y no crean nuevos delitos, tres condiciones de las que carece el excepcionalismo decretado por el gobierno de Hungría. Comparo, luego pienso. CONTINUAR LEYENDO

"Ryan". Un articulo de Rául López Romo de la Fundación Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo en Elcorreo_com

El asesinato del ingeniero jefe de Lemóniz, hace hoy 40 años, y la paralización de las obras de la central dieron combustible a ETA para continuar su delirio homicida

José María Ryan trabajaba como ingeniero jefe en la construcción de la central nuclear de Lemóniz. A sus 39 años, estaba casado con Pepi Murua, con quien tenía cinco hijos. Vivían en una urbanización de Umbe, tan cerca de Bilbao como de aquella obra de Iberduero que nunca llegó a inaugurarse. Buena parte de la culpa la tuvo ETA militar. El 29 de enero de 1981 la organización terrorista secuestró a Ryan de camino a su casa. Impuso un ultimátum: si en una semana no se derribaba la planta atómica «bajo la dirección de los organismos populares correspondientes», el rehén sería «ejecutado». ETA sabía que estaba exigiendo un imposible. El plazo venció el 6 de febrero. El cadáver de Ryan apareció en la cuneta de un camino forestal de Zarátamo, maniatado y con un tiro en la nuca. Para entonces ya habían estigmatizado al cautivo acusándole de ser un «yanki imperialista al servicio de la oligarquía española». Las amenazas contra el resto de los técnicos no se hicieron esperar.

No hizo falta demoler los recios muros de hormigón, que hoy, 40 años después, siguen en la que antaño fue la cala de Basordas. El miedo cumplió su función. Las obras, ya casi terminadas, se paralizaron, primero provisionalmente y luego para siempre. ETA lo exhibió como un trofeo de guerra; el triunfo parcial que vaticinaba su victoria definitiva. Le dio combustible para continuar su delirio homicida.

La violencia terrorista no es una cualquiera, sino que espera réditos políticos, y en este caso los obtuvo. La discusión sobre la energía nuclear, que era intensa, quedó relegada por otro debate primordial, ético, que aún nos ocupa: la eterna cuestión de los fines y los medios.

Repasar la prensa de la Transición, hoy más accesible gracias a las hemerotecas online, nos retrotrae a un periodo convulso en el que se iban consiguiendo libertades en un ambiente de extrema tensión y violencia, sobre todo en el País Vasco. Por un lado, hablamos de una época muy distinta de la actual. Las noticias de atentados se sucedían. La sociedad, con honrosas excepciones, permanecía silente. Las víctimas ocupaban apenas unas líneas. La amenaza golpista se materializaba el 23-F. La democracia era frágil. Por otra parte, hablamos del hito fundacional del sistema vigente. A diferencia de lo ocurrido en otros países que presumen de un origen glorioso, a menudo mitificado, no es precisamente la unidad lo que prevaleció en nuestro caso. Los que quedaron en el camino, los muertos, nos tendrían que recordar lo que no debe volver a suceder. Pero no hay consenso ni siquiera en torno a ellos. Políticos hay que siguen legitimando los asesinatos de ETA, tácita o explícitamente, al resistirse a afirmar que fueron injustos. También a estos efectos se nota que no ha sido hace tanto y que las responsabilidades fueron enormes.

El impacto del terrorismo ha sido tan grande y proyecta tal sombra hacia el presente que sigue generando noticias a diario, más de una década después de la última víctima mortal de ETA. Pero tan importante es lo que aparece -sobre iniciativas de memoria o, en otro plano, sobre 'ongi etorris', acercamiento de presos etarras, el papel de Bildu en las instituciones…- como los silencios y las omisiones.

Como muestra, un botón. El Museo de Bellas Artes de Bilbao expone hasta finales de este mes una muestra sobre Lemóniz donde no aparece ETA, que, en su particular cruzada antinuclear, mató a cinco personas. Ryan fue la penúltima. Un año después acribilló a su sucesor en el cargo, Ángel Pascual, al salir de su casa del barrio bilbaíno de Begoña. ¿Hubo manifestación de protesta? A diferencia de lo que solía ocurrir, esta vez sí, pero cada partido desfiló por separado, marcando distancias con los cortejos de las otras fuerzas políticas. Ciertas cosas no han cambiado tanto.

La exposición se centra en los llamados «herrikoi topaketak» (encuentros populares), organizados por los comités antinucleares en noviembre de 1980. También repasa las masivas movilizaciones contra Lemóniz y recoge interesantes imágenes de la construcción de la central. El evento congregó en la Feria de Muestras de Bilbao a artistas e intelectuales de diferentes disciplinas y procedencias. Esa diversidad -entre los firmantes del manifiesto contra Lemóniz estaban Chillida, Oteiza, Agustín Ibarrola, Jon Juaristi o Luis Castells- habría sido imposible apenas tres meses después, cuando ETA asesinó a Ryan. Para muchos, lo urgente pasó a ser la denuncia de los crímenes de la banda.
Hurtar al espectador el decisivo papel que jugó ETA es ofrecer un esbozo parcial de aquellos días. Lo mismo vale para esta exposición en concreto que, en general, para el paisaje que ha dominado nuestra historia reciente.

sábado, 6 de febrero de 2021

Brasil: las democracias también mueren democráticamente. Por Boaventura de Sousa Santos

Nos hemos acostumbrado a pensar que los regímenes políticos se dividen en dos grandes tipos: democracia y dictadura. Tras la caída del Muro de Berlín en 1989, la democracia (liberal) pasó a considerarse casi consensualmente como el único régimen político legítimo. A pesar de la diversidad interna de cada uno, son dos tipos antagónicos, no pueden coexistir en la misma sociedad, y la opción por uno u otro supone siempre lucha política que implica la ruptura con la legalidad existente. A lo largo del siglo pasado se fue consolidando la idea de que las democracias solo colapsaban por la interrupción brusca y casi siempre violenta de la legalidad constitucional, a través de golpes de Estado dirigidos por militares o civiles con el objetivo de imponer la dictadura. Esta narrativa era, en gran medida, verdadera. No lo es más. Siguen siendo posibles rupturas violentas y golpes de Estado, pero cada vez es más evidente que los peligros que la democracia hoy corre son otros, y se derivan paradójicamente del normal funcionamiento de las instituciones democráticas. Las fuerzas políticas antidemocráticas se van infiltrando dentro del régimen democrático, lo van capturando, descaracterizando, de manera más o menos disfrazada y gradual, dentro de la legalidad y sin alteraciones constitucionales, hasta que en un momento dado el régimen político vigente, sin haber dejado de ser formalmente una democracia, aparece como totalmente vaciado de contenido democrático, tanto en lo que se refiere a la vida de las personas como de las organizaciones políticas. Unas y otras pasan a comportarse como si estuvieran en dictadura. Menciono a continuación los cuatro principales componentes de este proceso. CONTINUAR LEYENDO

Cómo el algoritmo secuestró a la democracia. Por Claudio Guevara

Un nuevo paradigma de conocimiento y manipulación de la sociedad emerge de la formidable concentración de datos y recursos que acumulan las redes informáticas. Las aplicaciones interactivas, plataformas de redes sociales, telefonía móvil e inteligencia artificial colectan cada día millones de datos personales y dominan cada vez más la vida de la gente. Cinco corporaciones planetarias que hunden sus raíces en el corazón del sistema financiero mundial. Lo saben todo sobre nosotros.

El conocimiento íntimo de los individuos, el control en tiempo real de sus desplazamientos y consumos, pensamientos y emociones, le abre la puerta a una nueva forma de gerenciamiento político de las sociedades. Totalitarismo 2.0 puede ser un nombre apropiado: el ciudadano depende de las redes de servicios para casi todas sus operaciones vitales, es sujeto de un espionaje cibernético permanente y crea su idea del mundo en la burbuja perceptual del sistema. El poder puede aspirar a un control total de su vida. Y -a través de la manipulación, el chantaje o el crimen contra personajes influyentes- de la sociedad entera.

Cómo Internet está matando la democracia

José María Espona en “Totalitarismo Tecnológico Versión 2.0: Por qué el avance tecnológico y la crisis financiera nos lleva inevitablemente al Totalitarismo” advierte que se está configurando una dictadura electrónica sin precedentes, un sistema controlado por una minoría capaz de manipular la mecánica de los partidos políticos, de los grandes medios de comunicación, cambiar la legislación y utilizar el propio aparato del Estado de Derecho. Espona denomina "tiranía bancaria" a este régimen disfrazado de "democracia".

Jaime Bartlett, que estudia la relación entre nuevas tecnologías y democracia, en su libro “El pueblo versus la tecnología: cómo internet está matando la democracia”, pronostica que si la política no impone su autoridad sobre el mundo digital, la tecnología destruirá la democracia y el orden social tal como los conocemos.

Por el momento, mientras se demora un marco normativo que detenga su concentración en manos privadas, la tecnología está ganando esta batalla. Sociedades enteras están siendo capturadas, teledirigidas, heterodeterminadas por una sofisticada coordinación de dispositivos. Un puñado de programadores está imponiendo una nueva forma de control social a escala planetaria.
América Latina es un territorio vulnerable. Países como Argentina, Brasil y Ecuador son laboratorios avanzados de la tendencia, donde bajo el ropaje formal de la democracia se va consolidando un nuevo modelo de gestión política: el Totalitarismo 2.0. ¿Cuáles son sus características, sus patrones más visibles? CONTINUAR LEYENDO


"NECESITAMOS UN ÉXODO DEL SIONISMO". Naomi Klein (elDiario.es 3 MAY 2024)

Judíos y simpatizantes celebran un Séder de Pascua para protestar contra la guerra en Gaza, el pasado 23 de abril, en el distrito de Brookl...