viernes, 30 de diciembre de 2022

"HE TENIDO UNA HIJA PERO NO AGUANTO NI UNA TARDE EN EL PARQUE". Un artículo de María Folguera publicado en elDiario.es el 11 de diciembre de 2017

Pienso en una frase que leí en un foro de crianza: “Haberte comprado un pez de colores”. “Es cierto”, pienso: “el pez me dejaría dormir; el pez no comería tierra solo para provocarme”
Es lunes de custodia compartida: siembro de besos su cabeza y su nariz y con la otra mano tecleo en busca de auxilio. “¿Dónde estáis?”. “¿Qué hacéis?”
Vamos a cenar a un restaurante, las niñas gritan. Pero en mí hay una pequeña victoria, es que son las nueve y media y he conseguido pasar la tarde

Soy una incoherente: he tenido una hija, pero no aguanto ni una tarde de parque sin mirar la hora con impaciencia. Pienso en una frase que leí en un foro de crianza: “Haberte comprado un pez de colores”. Se lo espetaba una internauta a otra que contaba su agotamiento después de tres noches sin dormir. “Es cierto”, valoro yo en el parque: “el pez me dejaría dormir; el pez no comería tierra solo para provocarme”. El pez sería más considerado.

Mi hija tiene la conversación de un pez –cada tres segundos vuelve a mencionar el asunto “Peppa Pig coche casa”, y yo, “Sí”, y ella… “Peppa Pig. Coche. Casa”– pero una memoria muy diferente: recuerda muy bien qué cajones no debe abrir, qué botones no debe pulsar, qué alturas no debe escalar. Y va directa a transgredir los dictados de su memoria, mirándome de reojo.

Es lunes de custodia compartida y cada semana toca la reacomodación a una dependencia diferente. Cuando inicio semana sin niña afronto mi dependencia a la acción, la sociabilidad, la medida de un tiempo –más o menos– propio. Tengo que lidiar con la ambición de los planes contradictorios: “Esta semana, como no tengo a la niña, dormiré mucho, pero también saldré; voy a trabajar más horas, pasearé por la ciudad, y por supuesto también iré al campo; voy a dedicarme a la familia –esa que estaba antes de que me hija llegara– y veré obras de teatro, exposiciones y conferencias. Y no me voy a presionar a mí misma, me lo tomaré con mucha calma, pero sin dejar de aprovechar el tiempo en todo momento”.

Mientras tanto, consulto las fotos de la niña, susurro su nombre por la noche y aspiro el olor de su habitación vacía, sin dejar de deleitarme en el silencio sosegado que reina en la casa. Lo que yo decía: incoherencia.

El lunes siguiente hay que desprenderse de esta libertad errática y adherirse de nuevo a la dependencia mutua. La recojo –ella me ve, exclama un alegre “¡Mamá!”, me pone al día, “Peppa Pig Coche Casa”, yo siembro de besos su cabeza y su nariz y sus ojitos–, y con la otra mano tecleo en busca de auxilio. “¿Dónde estáis?”. “¿Qué hacéis?”. A medida que pasen los días será todo más fácil, pero el lunes la sensación es abrupta.

He llamado a Mariano y Rakel, compañeros de crianza. A Mariano y Rakel les ha tocado gemelas. Ahí estamos los tres, vigilantes y prisioneros entre vallas de colores, en un parque sumergido en hollín del barrio de Usera, junto al puente de la M30. Mariano y Rakel a menudo constatan que si se hubieran vuelto a su ciudad natal cuando nacieron las gemelas su vida sería ahora un poquito más amable. Pero han escogido quedarse en la ciudad grande donde no tienen familia por esa incoherencia que decíamos: también quieren acción y sociabilidad.

Nos vamos los seis a cenar a un restaurante chino. Cuando entramos en el local, los progenitores estamos excitados, sorprendidos de nuestra propia osadía: es lunes y vamos a cenar aquí, ¡qué locura! Ante la visión de los menús plastificados, mi niña comprende que pronto comerá, y aguarda expectante. Pero las gemelas no han dormido siesta, tienen hambre y sueño. Lloran, gritan, tiran un tenedor por el aire, que rebota en el centro giratorio de cristal de la mesa, en dirección a mi hija; yo resoplo, y siento odio por la lanzadora de tenedores.

Rakel pide moderación desde su cuerpo apalizado por el trabajo y la crianza y los vecinos, que boicotean la presencia del carro de las gemelas –que no cabe en el ascensor– en el portal. “Hoy nos hemos encontrado con que han puesto un candado en una hoja de la puerta, para que no podamos abrirla del todo. ¡Os queréis estar quietas ya!”.

Los camareros nos miran con hastío, los comensales sacuden la cabeza en desaprobación. Mariano se harta; se pone de pie y anuncia que nos vamos. Yo también me pongo de pie. Rakel forcejea: “No, no, si nos vamos ahora se dormirán en el carro y no cenarán y se despertarán de madrugada muertas de hambre”. Los prisioneros vuelven a sus sillas. Llegan el arroz y el glutamato. Alguna mano vuelca el arroz al suelo, “Me tienes muy harta”. La estampa feliz no llega, los aullidos se estiran, la gente nos mira cada vez peor. Yo pienso “Sí que tenemos que estar desesperados para preferir estar aquí antes que en cualquier otro sitio”.

Ofrecemos un móvil a cada niña. Se callan, cada una con sus dibujos de Masha y el Oso. Nos comemos nosotros el arroz con glutamato, mientras removemos nuestro fracaso. Y ni siquiera nos ponemos de acuerdo sobre si debemos intentar ir a restaurantes o no. Pero lo que a mí más me importa, lo que llamea dentro de mí como una pequeña victoria, como una luciérnaga que me guía en una noche de invierno, es que son las nueve y media y he conseguido pasar la tarde.

jueves, 29 de diciembre de 2022

"CORRECCIÓN POLÍTICA. EXTREMOS Y FORMAS DE IDEOLOGÍA"

 

Soy un tío blanco hetero y en este vídeo explico otros brotes del llamado movimiento PC (politicamente correcto) o SJW (Social Justice Warriors) en los campus universitarios (El incidente en el campus de Evergreen y Bret Weinstein; Yusra Khogali y BLM Toronto). También le pongo el ojo a algunos de los profesores que están detrás de estos movimientos y cuales conforman sus dogmas y postulados. También hablo de la Tesis que Christine Brophy elaboró con la ayuda del profesor Jordan Peterson para definir el movimiento, los sesgos psicológicos de sus miembros y las dinámicas sociales dentro de este.

miércoles, 28 de diciembre de 2022

"BAYARD RUSTIN, HISTORIA INCÓMODA DEL NEGRO, GAY Y SOCIALISTA AL QUE TODO ESO LE DABA IGUAL". Un artículo de Juan Soto Ivars publicdo en El Confidencial.es el 23/03/2019

A la diestra de Martin Luther King hubo un genio incómodo cuyo legado ha sido silenciado. La Historia guarda a esta clase de cerebros incómodos en un altillo. Barack Obama le concedió una medalla, pero el auge de Donald Trump y la tensión racial lo ha borrado del mapa. Me refiero a Bayard Rustin, promotor de la Marcha sobre Washington en 1963: negro, homosexual y socialista pero, sobre todo, enemigo de quienes consideran que esto es importante. Miembro orgulloso de la única tribu fundamental: la humana. Hoy, mientras los Estados Unidos degeneran en los Estados Divididos por la tensión racial de “prêt-à-porter”, pocos reivindican a esta figura que ningún político puede utilizar para su propaganda.

 Ha sido Coleman Hughes, experto en asuntos raciales de The New York Times, quien ha roto el silencio sobre Rustin con una apasionada columna. Las reacciones se han dividido entre aplauso aliviado, el silencio incómodo y el ataque vulgar contra el articulista, lo que demuestra que las ideas de Rustin eran tan osadas en 1963 como ahora. En su tiempo, su postura le granjeó enemistades agrias y poderosas. Lo vieron discutir en televisión con Malcom X, afeándole su orgullo racial, recordándole que sólo la unión de los pobres, independientemente de la raza, traería la justicia social. Se hubiera podido pensar que el paso del tiempo sería benevolente con su legado, pero no ha sido así. Veamos por qué.

La enfermedad de una sociedad se diagnostica observando los exabruptos de un presidente, pero también las respuestas de los moralistas. Toda tensión se compone de dos fuerzas enfrentadas. Ha vuelto el Ku-Klux-Klan mientras los demócratas conmemoran a Luther King y los radicales estilizan a los Panteras Negras. En el desconcierto, la caterva de celebridades progresistas acojonadas por lo que les digan en Twitter premian con el Oscar películas nefastas siempre que cuenten historias edificantes y atiendan a la diversidad superficial. Se habla constantemente de la raza en los medios de comunicación, se marcan palabras y se segrega su uso según el color de la piel, y voces extremadamente mediáticas exigen que, para hablar de ciertos asuntos, se pertenezca a un grupo por nacimiento. CONTINUAR LEYENDO

martes, 27 de diciembre de 2022

"LOS LARGOS DÍAS DE LAS MAYORES QUE VIVEN SOLAS". “Me levanto y tengo miedo, ¿por qué estoy así?”. Un artículo de Víctor Honorato publicado en elDiario.es el 24 de diciembre de 2022

Tres mujeres relatan a elDiario.es cómo afrontan su día a día en soledad en Madrid. Las visitas de voluntarios son fundamentales para aliviar la angustia del aislamiento

Casi todas las mañanas, al despertar en su pequeño piso del barrio madrileño de Chamberí, Concha Lucas, de 91 años, experimenta una angustia difusa. “Me levanto y siento que me enfrento con otro día más. Tengo miedo, me pongo nerviosa. Me hago una tila y me pregunto: ¿Por qué estoy así?” Concha sabe que no pasa nada, que su casa está en orden, que su hijo, que vive en una residencia para discapacitados, está cuidado. Pero la perspectiva de otra jornada a solas consigo misma, con sus pensamientos, con sus recuerdos, la atenaza. Concha vive sola, como solos viven cada vez más mayores en España, donde casi uno de cada cinco habitantes, el 20%, tiene más de 65 años. En 2050 la tasa llegará al 30%, según las últimas proyecciones del INE, que calcula que el porcentaje de hogares unipersonales alcanzará un porcentaje similar en 2037.

Vivir solo, o sola, en el caso de los tres testimonios de mujeres mayores que han participado en este reportaje, no es sinónimo automático de soledad; se trata de una sensación subjetiva, que ni siquiera es exclusiva de los mayores: un estudio del Ayuntamiento de Madrid de 2020 señalaba que la sensación afecta sin diferencias significativas a todos los tramos de edad, aunque es sensiblemente mayor entre las mujeres. Pero con los años, la sensación de aislamiento se ve acrecentada por los problemas de salud o de movilidad, o la desaparición o debilitamiento de las redes familiares. Los programas de ONG como Solidarios para el Desarrollo o Grandes Amigos, en los que voluntarios se brindan a acompañar durante unas horas a personas que buscan ayuda, suponen un respiro en la monotonía de los días iguales, unas horas de conversación cercana que atenúan el aislamiento. CONTIUAR LEYENDO

lunes, 26 de diciembre de 2022

"RECONQUISTANDO LA CONTEMPLACIÓN". Un artículo de Carlos Javier González Serrano publicado en Ethic el 8 de noviembre de 2022

La velocidad a la que ya estamos acostumbrados nos embauca con una falsa sensación de libertad: a cambio de experiencias superfluas y pasajeras, nos otorga la promesa de un permanente volver a comenzar. Queremos vivir todo aquí y ahora, sin dar espacio para que las experiencias se desarrollen en todo su esplendor e impidiendo que la dimensión contemplativa se haga hueco en nuestra cotidianidad.

En un artículo poco conocido de Hermann Hesse (Kleine Freuden, Pequeñas alegrías en español), publicado en 1899, el autor alemán alertaba sobre los peligros de introducir la rapidez en todas las facetas de nuestra vida y denunciaba la enfermiza aceleración a la que nuestra existencia está sujeta: «Este carácter desenfrenado de la vida actual ha ejercido sobre nosotros una nefasta influencia ya desde la primera educación; es triste. Lo peor es que la prisa de la vida moderna se ha apoderado ya de nuestras escasas parcelas de ocio: nuestra forma de gozar y divertirnos apenas es menos nerviosa y agotadora que la barahúnda de nuestro trabajo», escribía de forma contundente y premonitoria.

La frontera entre el tiempo de ocio y el tiempo de trabajo se ha desdibujado: todo responde al imperativo de la producción, la rentabilidad y la utilidad. Aún más: hemos aceptado y normativizado esta perspectiva existencial, y las prisas y la medición y rentabilización son los nuevos fetiches de nuestra época, junto con las alarmas, las agendas, las notificaciones y los dispositivos y relojes inteligentes, que sondean, chequean y evalúan nuestros tiempos de vida y nos indican si los hemos adecuado al precepto contemporáneo del fitness.

[...] Queremos vivir todo aquí y ahora, no damos espacio para que las experiencias se desarrollen en todo su esplendor y, con ello, impedimos que la dimensión contemplativa se haga hueco en nuestra cotidianidad, de lo que resulta un estado anestesiado que coarta la posibilidad de sentir auténtica alegría: solo buscamos un inocuo y continuo placer, de forma que nuestros estilos de vida acaban asemejándose a los de sujetos experimentales a los que se somete a una cadena interminable de estímulos que los mantienen entretenidos al precio de insensibilizarlos frente a vivencias más hondas y plenas. Y lo que es aún peor: tales ritmos han normalizado la presencia de trastornos fisiológicos (como el insomnio) y emocionales (como la ansiedad y la depresión) que asientan nuestra vida sobre un terreno de incómodo malestar. Y consentimos: «Es el precio de la vida moderna». «Hay que ser resilientes», nos invitan. «Aguanta. Todo pasará».

[...] Hay que decirlo alto y claro: la posibilidad de frenar y poner coto a la aceleración y a la mecanización de la vida está en manos de cada uno de nosotros. No debemos ser ingenuos ni despreciar el útil y facilitador papel de la tecnología en nuestra cotidianidad. El problema reside en acomodar todos los procesos de la vida a las dinámicas propias de los dispositivos electrónicos. Tampoco nos engañemos: la dependencia al móvil es autoinfligida, nos sometemos a los aparatos y a sus modos de operar de manera voluntaria. El zombie tecnológico no llega a serlo porque se le haya inoculado un virus, sino porque, deliberada y paulatinamente, ha consentido mutar en un sujeto sedado y amodorrado. No es que los dispositivos electrónicos nos mantengan entretenidos, sino que, al contrario (y este es el punto clave), han secuestrado nuestra capacidad de atención y concentración. Y lo han hecho porque queremos.


domingo, 18 de diciembre de 2022

"EL DERECHO, MI YO Y EL NOSOTROS". Un artículo de Luis García Montero publicado en infolibre.es el 17 de diciembre de 2022

La Declaración Universal de los Derechos humanos se presentó en diciembre de 1948. Tomó conciencia, en primer lugar, de que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen como base el reconocimiento de la dignidad intrínseca de todos los seres humanos. Se culminaba así un proceso afirmativo de un contrato social equilibrado que debía ir de los individuos a los espacios públicos y de los espacios públicos a los individuos. Es la dignidad de cada individuo lo que permite establecer derechos universales y es responsabilidad de los poderes públicos cuidar y favorecer la dignidad de cada individuo.

El derecho necesita a veces teorizar en abstracto las particularidades individuales. El concepto de ciudadanía, que el Imperio Romano había usado dentro de su mundo de privilegios esclavistas, fue recuperado por la democracia ilustrada para consagrar la libertad, la igualdad y la fraternidad como valores comunes. Pasar de la categoría privada de individuo a la categoría social de ciudadano suponía fundar derechos colectivos. Era un modo de reconocer públicamente la dignidad de cada individuo.

Como la historia es conflictiva y nunca marca una línea recta hacia la Justicia, a lo largo del tiempo el concepto de ciudadanía volvió a convertirse en un privilegio de carácter nacional y clasista. El grado de ciudadano se transformó en una excusa clasista para tratar con desprecio a los no reconocidos. El espectáculo repugnante que ha protagonizado el mundo del fútbol en Catar, al justificar una sociedad esclavista y despreciadora de la vida humana, es un ejemplo de la actualidad de este peligro. Lo vemos a diario en las alambradas de muchas fronteras. Por eso hizo falta una declaración de derechos humanos para recordarnos que el viaje al nosotros de la ciudadanía se fundaba en el reconocimiento universal de la dignidad de cada individuo. Son los individuos en condiciones de igualdad los que deben constituir y edificar libremente el nosotros.

Este viaje de ida y vuelta entre las conciencias individuales y el Estado es el fundamento de la democracia. Los individuos eligen unos representantes políticos que aprueban leyes y el poder judicial se encarga de su aplicación. Los individuos confían al Poder Judicial las condiciones de convivencia que han decidido al elegir libremente a sus políticos. Fijar los marcos institucionales sirve para dibujar el equilibrio sistemático de los movimientos entre el yo y el nosotros, pero pretender que un Tribunal le diga a los políticos democráticos cómo deben hacer una ley es tan perverso como utilizar el concepto de ciudadanía para imponer situaciones de desigualdad, falta de libertad y autoritarismo.

El PP lleva años intentando sustituir la política por una mafia jurídica y constitucional manipulada según sus intereses. Parte de la leña que alimentó el fuego del conflicto catalán nació de esta dinámica interesada. Bloquear el cumplimiento de la Constitución y la renovación del CGPJ y del Tribunal Constitucional es una decisión muy grave que deteriora en su raíz el contrato social y que mina el prestigio de un poder judicial imprescindible en el equilibrio democrático entre el yo y el nosotros. Junto al estribillo del todos son iguales, el deterioro abre también la corriente de otra cantinela: las leyes son propiedad privada de una élite al margen de la voluntad de la ciudadanía. Y este vendaval tiene efectos muy negativos, ya que sólo puede desembocar en un sentimiento de vasallaje ante el autoritarismo o en una conciencia antisocial de que los jueces son más peligrosos para la democracia que los delincuentes.

La responsabilidad de los partidos políticos es mucha. Pero pasando del nosotros al yo, ¿qué ocurre con la dignidad individual? Parece que a las personas que están siendo manipuladas, todas con nombres y apellidos concretos, no les importa pasar a la historia como elementos dañinos que contaminaron la libertad, la igualdad y la fraternidad de los españoles. ¿Y las asociaciones de jueces? Sólo Juezas y Jueces para la Democracia parece sentir la humillación democrática que para sus togas supone lo que está ocurriendo.

La democracia española, por fortuna integrada en la Unión Europea, es fuerte y hay motivos para esperar que resista. Pero sí conviene que la ciudadanía y organizaciones políticas se tomen en serio una inercia preocupante, porque tan dañino es el populismo demagógico como el clasismo prepotente. El Poder Judicial no es un sindicato y por tanto es una barbaridad decir que los jueces deben elegir la composición del Poder Judicial, apartándolo así de la voluntad de la ciudadanía. Por otro lado, los partidos políticos deberían acordar actuaciones que evitasen el sectarismo, la manipulación y las servidumbres.

En cualquier caso, el nosotros no funciona sin el respeto a la dignidad del yo. Todo ser humano tiene derecho a no convertirse en una marioneta.

viernes, 16 de diciembre de 2022

"POR QUÉ NOS ATAMOS A RELACIONES ABUSIVAS". Un artículo de María Pinilla publicado en Ethic el 2 de noviembre de 2022

Los seres humanos tendemos a responsabilizar a la víctima del maltrato (bien por parte de una pareja, bien por parte de un familiar o de un amigo) en un intento de negar que podría ocurrirnos a cualquiera de nosotros. «¿Cómo aguantó tanto tiempo?», nos preguntamos. El conocido síndrome de Estocolmo es la respuesta.

Carmen tenía 41 años cuando se dio cuenta de que la relación con su pareja era abusiva, una realidad que había estado presente durante décadas pero que una venda perfectamente colocada sobre sus ojos le impedía ver. Había dejado de lado a sus amistades, se había enemistado con sus dos hermanos y estuvo a punto de renunciar a su trabajo cuando algo en su cerebro, como ella misma dice, «hizo clic». Poco a poco retomó su vida, pero al echar la vista atrás le resulta inevitable sentirse como la víctima de un secuestro que se enamora de su captor.

«Fue una cosa muy lenta», recuerda la mujer de ahora 47 años. «Al principio me trataba muy bien, me hacía sentir muy importante, pero duró poquito. Se enfadaba si iba a ver a mi familia o si quedaba con mis amigas de toda la vida para cenar una vez al mes, porque decía que yo lo era todo para él y que no le daba la atención que él me daba. Mis amigas y mi hermana empezaron a ver que algo iba mal y yo cometí el error de contárselo a él. Ahí fue cuando me empezó a decir que mis amigas me tenían envidia y que por eso no le soportaban o que mi hermana y mi hermano querían verme mal para poder controlarme».

Casi sin darse cuenta, Carmen dejó de lado a todos y a todo por dos grandes motivos. El primero y quizá más importante, no discutir. «Las broncas eran horribles. Me decía de todo y yo me quedaba destrozada, pero luego se arrepentía mucho y me sentía culpable», confiesa. En segundo lugar, porque llegó a pensar que él tenía razón. Durante muchos años, fue espectadora del declive de su propia autoestima a manos de una relación abusiva.

El maltrato fue condición suficiente para que ella desarrollase el síndrome de Estocolmo: «Como él me hizo sentir que nadie más me querría y que era afortunada por tenerle en mi vida, me convencí de que esa relación era mi hogar». Pero las paredes se achicaron con los años y tomó la decisión de salir por la puerta en busca de oxígeno.

Como ella, miles de personas se encuentran inmersas en relaciones abusivas familiares o de pareja sin saberlo y normalizando el infierno del que son víctimas. Pero una característica esencial de los seres humanos es que somos hedonistas por naturaleza: nadie quiere sufrir. Por lo tanto, algo tiene que suceder en nuestra psyché para justificar las dinámicas de manipulación, el control, los múltiples abusos psicológicos y la pérdida de nuestra autonomía.. CONTINUAR LEYENDO

domingo, 11 de diciembre de 2022

"CÓMO MANTENER LA CORDURA EN UN MUNDO DIVIDIDO: UN MANIFIESTO. Elif Shafak


Vivimos inmersos en una ansiedad contagiosa que nos tiene sumidos en sentimientos de tristeza, soledad y frustración generalizada. Nos sentimos abrumados por los acontecimientos que nos rodean, por la injusticia, por el sufrimiento y por una sensación de crisis continua. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero en un mundo tan dividido, ¿cómo mantenemos la cordura?

En este poderoso manifiesto de optimismo consciente, la novelista y activista nominada al Premio Booker Elif Shafak se basa en sus propios recuerdos y defiende el poder de las historias para unirnos. El desasosiego ha privado a las personas de su voz, pero si volvemos a escucharnos los unos a los otros contribuiremos a mejorar la democracia, la empatía y sobre todo a recuperar nuestra fe en un futuro más amable y sabio.

viernes, 9 de diciembre de 2022

"MUERO PORQUE NO MUERO". Un artículo de Luis García Montero publicado en infolibre.es el 3 de diciembre de 2022

El dramaturgo Paco Bezerra

La censura que ha sufrido por parte de la Comunidad de Madrid la obra Muero porque no muero de Paco Bezerra da la razón a las intenciones originales del dramaturgo. La idea de presentar una vida doble de Teresa, haciendo que la santa viaje del siglo XVI a nuestra época, hubiera debido servir de manera metafórica para hacer una comparación sutil e iluminar con la memoria meditaciones actuales sobre el cuerpo, la mujer, la cultura y la libertad. Pero una vez más la realidad supera a la ficción, o la realidad le da la razón a la ficción, o la ficción y sus imaginaciones sirven para conocer la realidad, porque la Teresa que se vio perseguida por el Santo Oficio se encuentra ahora con una nueva forma de Inquisición en el Gobierno de la Comunidad de Madrid.

Este acto de censura sirve para definir una vez más el modo con el que el populismo neoliberal se llena la boca con la palabra libertad. No se trata desde luego de la búsqueda de un marco social en el que puedan convivir las diferentes conciencias individuales, sino de una santificación de la ley del más fuerte. Si hemos asistido desde hace años en China al uso del autoritarismo en favor de la mercantilización de la vida, ahora comprobamos en algunos territorios europeos que la mercantilización de la vida y la privatización de los servicios públicos se desplazan al autoritarismo y la censura de la derecha extrema.

En este proceso es importante notar que el desmantelamiento de la educación pública va unido a grandes inversiones económicas en favor de la ignorancia y el nuevo analfabetismo. La credulidad, los bulos y las simplificaciones se enfrentan así a las posibilidades de conocimiento que ofrece la cultura en un mundo siempre complejo. Cuando saltó el escándalo en torno a Muero porque no muero, antes de opinar, quise leer la obra de Paco Bezerra. Tengo la impresión de que los responsables de esta censura tomaron su decisión sin haberla leído. El texto no le falta el respeto a nada y trata con cariño y delicadeza cultural al personaje en una atmósfera que en realidad no juega con los recursos más impertinentes que desde hace siglos son de uso frecuente en algunas creaciones artísticas. El impulso represivo ante una Teresa envuelta por las realidades del siglo XXI es en este caso fruto del desconocimiento y de las prisas del censor en asumir el dominio irracional de los tabúes. Las vieja supersticiones buscan complicidades con las nuevas formas de irracionalidad polarizada. CONTINUAR LEYENDO

NOTA: El dramaturgo Paco Bezerra, protagonizó el martes en la Comisión de Cultura de la Comunidad de Madrid un tenso rifirrafe con el diputado de Vox Gonzalo Babé. Puedes ver la última parte de su intervención AQUÍ


jueves, 8 de diciembre de 2022

"EL AÑO QUE VIENE TAMBIÉN ACUDIRÉ A LA MANIFESTACIÓN DEL 25 DE NOVIEMBRE". Un artículo de Maite Leanizbarrutia Biritxinaga, miembro de ‘Gogoan-Por una memoria digna’, publicado en Deia el 5 de diciembre de 2022

POR desgracia; porque aunque podemos ir despertando conciencias, frenando inercias, educando en la igualdad y dando pasos hacia la no discriminación, es difícil imaginar una sociedad y un mundo en el que no se ejerza la violencia contra las mujeres por el hecho de serlo. Y si hay una corriente de pensamiento imprescindible para alcanzar estos objetivos y acercarnos a un mundo más justo, esta es el feminismo.

Entiendo que toda esta lucha ha de llevarse a cabo necesariamente por vías pacíficas, y así suele ser; las manifestaciones más significativas promovidas desde el movimiento feminista suelen ser pacíficas. Y es que el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer a mí me lleva necesariamente a la no violencia, lo que supone como mínimo, no ejercerla y no legitimarla.

Para erradicar y deslegitimar la violencia, es preciso identificarla y expresarse con rigor, y en mi opinión algunas de las consignas que se suelen gritar en movilizaciones como la del 25 de noviembre no hacen ningún favor al movimiento feminista. En la manifestación que se celebró el viernes en Vitoria-Gasteiz se gritaba “terrorismo es no llegar a fin de mes” o el tan manido “zuek faxistak zarete terroristak” (vosotros los fascistas sois los terroristas). Lo más parecido al terrorismo –y no menos grave– es la violencia que ejercen algunos hombres contra las mujeres, cuando les amenazan de muerte, anulan su libertad, les agreden sexualmente o las matan. No llegar a fin de mes es una pesada losa para muchas mujeres y familias, puede ser la consecuencia de una injusticia estructural, y podemos y debemos comprometernos para que se corrija, pero eso no es terrorismo. También podemos denunciar el fascismo, advertir de su peligrosidad y combatirlo, no obstante las caras más visibles de la extrema derecha en Euskadi han sido víctimas del terrorismo, no victimarios, porque han estado amenazados de muerte por ETA durante años. Si en una manifestación del 25-N vamos a lanzar consignas contra el terrorismo, hablemos de lo que ha supuesto ETA, cosa que nunca se hace, porque aunque no ha sido la única banda terrorista, sí ha sido la que más ha durado en el tiempo, la que más víctimas ha generado y la que ha deteriorado los valores y la convivencia de nuestra sociedad.

Y unido a todo esto sigo contemplando con muchísima pena que desde el movimiento feminista se da voz a muchas mujeres y colectivos de mujeres, incluso a aquellas que están presas por haber pertenecido a ETA, y sin embargo nunca hay un micrófono para las víctimas de ETA. En Vitoria-Gasteiz y en Euskadi hay mujeres muy valiosas, plurales y comprometidas que son capaces de ofrecer un testimonio y un razonamiento imprescindible para esta sociedad, que tanto el movimiento feminista como el resto de agentes y asociaciones debemos escuchar, reconocer y asumir. Ahí está la historia de la vitoriana Ana María Vidal Abarca, que fue una de las fundadoras la Asociación de Víctimas del Terrorismo, asociación que se creó en los años de plomo del terrorismo y que dio cobijo a muchas víctimas –muchas mujeres– que tras los atentados quedaban absolutamente desamparadas. Si nos acercamos a la Fundación Fernando Buesa Blanco nos encontraremos con su viuda Natividad Rodríguez y sus hijas Marta y Sara, que llevan años haciendo una labor impagable, profundizando en los mejores valores para esta sociedad. No perdamos la ocasión de escuchar los testimonios de víctimas del GAL como Maider García Martín, Pili Zabala o Axun Lasa, mujeres a las que hay que escuchar y merece la pena escuchar. En Covite Consuelo Ordóñez, siempre arropada por otras víctimas como Conchi Fernández, empeñadas en mantener viva la llama de la memoria de todas las víctimas del terrorismo, realizando un trabajo constante y muy importante. Cristina Cuesta, pionera en la reivindicación de los derechos de las víctimas y en lucha por la paz, y actualmente directora de la Fundación Miguel Angel Blanco. Y por último Maixabel Lasa que fue directora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco, y activista en favor de la paz y la deslegitimación de la violencia. Todas ellas y muchas más han ejercido de muro de contención del odio y de la venganza, y se han esforzado en sacar y ofrecer lo mejor de sí mismas a pesar de todo el espanto que les ha tocado vivir. Creo que ya va siendo hora de que se les reconozca públicamente desde el movimiento feminista de Euskal Herria.

Y en relación a las movilizaciones feministas, yo agradecería que se hiciera un esfuerzo por expresar consignas más ampliamente compartidas por la diversidad de mujeres que queremos unirnos a las manifestaciones, y si no se consigue sería mejor ir en silencio.




lunes, 5 de diciembre de 2022

"DESPEDIDA". Una angustiosa foto de Manuel Ferrol

Padre e hijo lloran al despedir a la madre que partía hacia Argentina
para buscar allí un futuro mejor para la familia.

El 27 de noviembre de 1957, el fotógrafo Manuel Ferrol capturó esta instantánea en el puerto de A Coruña, retrato vivo del drama de la emigración.

domingo, 4 de diciembre de 2022

"¿Y SI LAS LÍNEAS ROJAS SE LAS PONEMOS A LA LENGUA, ADEMÁS DE A LOS PIÉS?". Por Benjamín Prado en infolibre.com el 28 de noviembre de 2022

La crispación, la llamamos, y es un estado de histeria programada cuyo fin es que los gritos y las banderas no dejen ver lo que hay bajo el discurso propio ni oír el ajeno, a ver si alguien va a entender algo: a río revuelto, ganancia de pescadores. A veces, a la algarabía se le añaden algunas banderas que apelen a instintos básicos de identidad y pertenencia, y se lanzan proclamas nacionalistas que hablan de patrias rotas, constituciones traicionadas, autonomías que se van del país. Si el enemigo resiste, se echa un poco más de leña al fuego y se le pone el cartel de comunista a unos o el de terrorista a otros, porque mientras decir sandeces sea gratis, para qué se van a poner límites. Y cuando el orador o la oradora está en la franja más limitada de la mala educación, se recurre al insulto personal, que obviamente califica a quien lo hace, no a su víctima, y que nos hace preguntarnos qué máquina del tiempo habrá utilizado la o el cafre en cuestión para tele-transportarse a nuestra época desde su Edad Media. Hay trogloditas que se conservan muy bien: por ellos no pasan los siglos.

Un día, una ultraderechista machista con escaño, y lo escribo así para que la mezcla de ches y haches suene a chatarra, lanza sapos y culebras por la boca para demostrar, con su ataque soez a la ministra Irene Montero, que la sintonía de la oradora con la España de la Sección Femenina es digna de un reloj suizo. Y que eso, por supuesto, es lo que querrían de nuevo para España. Otro día, un periodista le pregunta al socialista Patxi López cómo es que el Gobierno ha puesto la Guardia Civil en manos de Bildu, y se queda tan ancho. La respuesta, que lo que se está haciendo es cumplir el Estatuto vigente, es una buena lección, que también podrían tratar de aprender quienes hacen demagogia con la Constitución y sólo se acuerdan de ella cuando truena, pero se la saltan cuando hablamos de los artículos referentes al derecho de todas y todos los ciudadanos a una Sanidad, una educación, un trabajo o una vivienda dignas. Pero las lecciones sólo las aprenden quienes estudian, no quienes copian en el examen al de al lado, que es lo que ocurre en nuestro debate público, que uno suelta el dislate y muchos lo repiten y amplifican: vivimos la edad de oro del bulo y su hermano moderno, el fake.

Y luego está lo de adelantarse a los acontecimientos y poner el grito en el cielo para ver qué les cae en las manos. La que se ha montado con la ley a la que llamamos del sí es sí, donde cabe todo lo anteriormente escrito, y además en grado superlativo, porque se han alcanzado límites bochornosos. ¿Que el debate es posible y es necesario? Nadie en su sano juicio lo cuestionaría, dada la diferencia de criterios que muestra cada juez: por poner dos casos recientes, un día la Audiencia de Cantabria rebaja las penas a dos delincuentes sexuales que participaron en la violación de una mujer en un hostal de Santander y le bajan la condena de doce a siete años al autor material y de seis a cuatro al cooperador necesario; y otro día la Audiencia de Navarra acuerda que en ningún caso rebajará las penas impuestas a delincuentes sexuales si caben en la nueva ley y que sólo hay que revisar las máximas que excedan los límites en las nuevas horquillas. En resumen, que se desestimará la petición de rebaja de un año de cárcel que solicitó el abogado de uno de los integrantes de esa manada.

Pero de ahí a la avalancha de descalificaciones que se han lanzado a los cuatro vientos, hay un mundo: el que separa lo aceptable de lo inaceptable, lo que puede tener cabida en las instituciones y en la discusión política y lo que no debiese ocurrir nunca, porque las famosas líneas rojas también sería deseable ponérselas a la lengua, además de a los pies. Es necesario y es urgente, porque el efecto dominó funciona, lo que se escucha se repite y el nivel de violencia verbal es insufrible. Ojalá no hubiera tantos altavoces al servicio de quienes no tienen gran cosa que decir pero sí mucho veneno que echarle al agua. No brinden con eso, es pan para hoy y hambre para mañana.



"NECESITAMOS UN ÉXODO DEL SIONISMO". Naomi Klein (elDiario.es 3 MAY 2024)

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