jueves, 31 de octubre de 2024

"UN LINCHAMIENTO FEMINISTA DA LA PUNTILLA A LA NUEVA POLÍTICA". Colectivo feminista Cantoneras, Oct 27, 2024|

¿Sirven los linchamientos para mejorar la situación de las mujeres que sufren situaciones de violencia? ¿De lo que se le acusa a Errejón son verdaderas agresiones sexuales, y de qué tipo? ¿Es la denuncia anónima por redes o incluso en medios una vía adecuada para luchar contra ellas?

En el camino de la nueva política se cruzó la irrupción del ciclo feminista, lo que provocó un intento de apropiación institucional de todo ese capital político. Este sirvió tanto para posicionarse dentro del parlamento como el azote de la derecha, como para gobernar en nombre del movimiento feminista, o incluso para las peleas internas por posiciones en listas: no me quieren porque soy demasiado feminista –decía Irene Montero–. Hoy el bumerán golpea en la nuca a Sumar/Más Madrid pero en realidad es la puntilla de todo el espacio del cambio. Abandonados quedan los problemas reales que el feminismo combate: la violencia, pero también la división sexual del trabajo –las posiciones subordinadas en lo laboral de los sectores más precarios y feminizados– y su relación con las tareas de reproducción social. Digamos que el número de veces que el feminismo ha estado en la boca de los y las nuevas políticas no ha estado a la altura de los logros obtenidos, sobre todo desde la óptica de un feminismo de transformación que tenga en cuenta la cuestión de clase.

Las peleas internas brutales y despiadadas eran cotidianas y estaban naturalizadas en esa nueva izquierda, “una forma de comportarse que se emancipa a menudo de los cuidados, de la empatía y de las necesidades de los otros”, decía eufemísticamente Errejón. Cuando el poder se acumula en determinadas personas, que acaban endiosadas por la exposición mediática y las atenciones que las fama les procura –fama que garantiza el poder en estas organizaciones débiles– es difícil que no se genere despotismo, maltrato, y abusos de todo tipo. Esto ha estado muy presente en la cultura de guerra que se instituyó en Podemos cuando, en vez de optar por la democracia interna y la pluralidad, se eligió un modelo vertical que ha llevado a la centrifugación y liquidación de todo el espacio político. Estas organizaciones no tenían forma de generar contrapesos internos al poder de determinadas personas, ninguna, mucho menos de vigilar los comportamientos personales de sus miembros –si es que eso fuese deseable–. El autoritarismo se construye sobre las estructuras de dominación previas –como el sexismo– y las refuerza. Ahí donde confluye este poder personalista –con su propia érotica que hay que destruir– con las relaciones sexuales o afectivas, es fácil que se siga la propia lógica de yo primero o yo a pesar del resto, y se generen relaciones de mierda y abusos de todo tipo. La declinación de género de la falta de democracia y la autoridad sin límites es una subjetividad sexual del dominio. Así, la política profesional puede ser mas destructiva que el fentanilo; las adicciones de Errejón pueden resumirse en una: la adicción al poder –y no ha sido el único del espacio del cambio–.

Si el escenario era el de una guerra de todos contra todos con un alto grado de violencia interna –donde también participaron las mujeres por cierto–, y que dejó a mucha gente emocionalmente devastada, al gran mundo de ahí afuera no pareció importarle nunca, salvo cuando intervino la cuestión sexual. Siempre la cuestión sexual, ya sea en denuncias por explotación laboral, o en las de infiltrados policiales, a los medios –y al feminismo mainstream– parece que solo importa –o importa más– lo que toca el sexo. El resto de violencias quedan opacadas, relativizadas u olvidadas en un cajón. Aunque también hay que notar aquí, como señalan las compañeras antirracistas, una preocupación selectiva que convierte en casos hipermediáticos únicamente aquellos que afectan a determinadas mujeres blancas y de clase media. Los abusos de las temporeras del campo, en la frontera o en los Cíes o los que sufren las trabajadoras sexuales apenas ocupan algunas líneas en las crónicas de sucesos. CONTINUAR LEYENDO

miércoles, 30 de octubre de 2024

"CALAMITOSO MUNDO". Juan José Millás, El País 25 OCT 2024

Campamento de personas sin hogar en un descampado
junto a la ronda Litoral de Barcelona.
A un pobre le arreglas el día con un billete de cinco. Pero no cae esa magia económica en el vaso

Los pobres asustan. De ahí que evitemos su proximidad. Se nos aparecen en las aceras, sentados sobre el meado de los perros, tras un cartel que dice: “No he comido”, o “Tengo tres hijos”, o “Estoy loco”. Colocan en el suelo un vasito de plástico con dos tristes monedas de 20 céntimos, de modo que cuando alguien les echa un euro no se lo creen, no pueden creérselo porque no es normal que alguien les eche un euro. A un pobre le arreglas el día con un billete de cinco. Pero no cae esa magia económica en el vaso. El pobre, en su aburrimiento, recuerda los días en los que perteneció a la clase media, o casi. Recuerda el escalón moral o económico o familiar en el que tropezó para precipitarse en la mendicidad. Para desplomarse, más bien, como un cuerpo atraído por una fuerza magnética irresistible que se llama capitalismo salvaje, ultraliberalismo, atraco a mano armada, como ustedes prefieran. Si pasas cerca de sus bordes, te atrapa, te chupa, te absorbe y ahí te quedas, en medio de la Gran Vía de cualquier ciudad, con tu caja de cartón para dormir y tu vasito de plástico para las monedas de 20 céntimos, preguntándote dónde harás hoy tus necesidades cuando los intestinos aprieten.

Entre tanto, intentas evocar la primera vez que escribiste el cartel de “No he desayunado”, o de “Tengo un bebé y un perro”. Cuanto más dramático es el cartel, más pánico da a la gente echar una limosna. Temen que el escalón fatal se encuentre cerca de ese vaso. A los pobres os falta márquetin, de ahí vuestros disuasorios eslóganes.

En fin, solo deciros, desde unas páginas que no leeréis, porque usáis el periódico, con toda la razón, para limpiaros el culo, que os amo, queridísimos pobres, y que me producís una lástima solo semejante a la que siento por mí al comprobar mi incapacidad para arreglar los males de este mundo, de este mundo calamitoso, Dios mío, en el que, sin embargo, ha sido posible la existencia de Caravaggio.

sábado, 26 de octubre de 2024

"SIN RELATO. Atrofia de la capacidad narrativa y crisis de la subjetividad”. Lola López Mondéjar, Premio Anagrama de Ensayo 2024


Al observar al individuo posmoderno, podríamos afirmar que, de todas las transformaciones que sufre, una de las más, relevantes es su pérdida de narratividad, la dificultad cada vez más agudizada para contarse a sí mismo y elaborar un relato. Un mal que, pese a su afectación común, sufren en mayor medida quienes han nacido en la era digital.

Entre la filosofía y el psicoanálisis, y a partir del estudio de los nuevos fenómenos culturales, Lola López Mondéjar despliega en Sin relato una cartografía de esta jibarización de la capacidad narrativa. Una atrofia asociada a la dificultad no solo para poner en palabras el pensamiento, sino a un déficit del pensamiento mismo, y de la imaginación.

En el capitalismo de la atención, donde está siempre rodeado de estímulos, el ciudadano parece abocado a convertirse en un yo mínimo, sin apenas autoconciencia y, paradójicamente, desatento, incapaz de conversar, de rozarse, de comprender al otro.

Y si la incapacidad de trasladar al lenguaje nuestras experiencias nos vacía de ellas, nos uniformiza y nos convierte en analfabetos afectivos, en ciudadanos acríticos e individualistas, la pregunta que surge en este inciso y extraordinario ensayo es: ¿somos hoy menos humanos?

viernes, 25 de octubre de 2024

La UNESCO publica un documento de trabajo pionero sobre la violencia en línea contra mujeres periodistas

El panel en línea del 30 de abril, moderado por la periodista de investigación keniana Catherine Gicheru, reunió a destacados periodistas y expertos para debatir acerca de los hallazgos presentados por la directora mundial de investigación del ICFJ, la Dra. Julie Posetti (Australia).

La galardonada con el Premio Mundial de Libertad de Prensa 2021 UNESCO / Guillermo Cano, Maria Ressa (directora ejecutiva del sitio web filipino de noticias Rappler), y la periodista estadounidense de NBC, Brandy Zadrozny, atestiguaron el modo en que el intenso acoso en línea que sufrieron recientemente fue una respuesta a sus investigaciones sobre desinformación y redes populistas.

"Se trata de aterrorizar a los periodistas... para que eviten ciertos temas y den paso a la agenda de los trolls," explicó el director ejecutivo del Centro para la Lucha contra el Odio Digital (CCHD) en el Reino Unido, Imran Ahmed, quien proporcionó información sobre las tácticas de desinformación aprovechadas. en estos ataques.

Un extracto editado de un próximo estudio interdisciplinario realizado para la UNESCO por el Centro Internacional de Periodistas (ICFJ), el documento de trabajo se basa en una encuesta mundial que alcanzó a más de 900 periodistas, 15 estudios de casos de países, análisis de macrodatos de más de 2.5 millones de publicaciones en redes sociales y entrevistas a más de 170 periodistas y expertos.

Este amplio conjunto de datos sin precedentes revela que los ataques en línea contra mujeres periodistas son frecuentes, organizados y están indisolublemente vinculados con la desinformación y la política populista. Advierte que, cada vez más, los políticos medios partidistas y proveedores de desinformación convierten las redes sociales en armas, quienes operativizan el abuso de género en línea para enfriar los reportajes críticos y socavar la confianza pública en el periodismo. "The Chilling" proporciona estadísticas alarmantes sobre los impactos en la vida real de estos ataques, particularmente para aquellas mujeres periodistas que ya están en desventaja debido a diversas formas de discriminación, ya sea por motivos de raza, religión u orientación sexual. Convoca a las plataformas de redes sociales y a las organizaciones de noticias a reconocer la magnitud de la amenaza y acelerar urgentemente su respuesta. CONTINUAR LEYENDO

miércoles, 23 de octubre de 2024

"EL ARTE DE INVOCAR LA MEMORIA". Un libro de Esther López Barceló


La memoria es una forma de invocar el pasado que se conjuga en presente y se traduce en futuro. Muchas veces, la puerta de acceso del hoy a los ayeres requiere de llaves codificadas que, al estilo de la magdalena de Proust, nos ayuden a liberar del olvido a quienes en él quedaron desterrados. En 'El arte de invocar la memoria', la escritora e historiadora Esther López Barceló da cuenta de la fuerza del recuerdo colectivo a través de sus múltiples representaciones y materialidades: objetos personales encontrados en fosas, como los zapatos representados en la cubierta de este libro; grafitis fugaces, a modo de epitafios de urgencia, que dan cuenta del paso de condenados por un campo de concentración; unas escaleras transformadas en pruebas periciales; libros y documentales, depositarios de incómodas verdades, a los que se trata de hacer desaparecer? Este vibrante ensayo, escrito en un delicado tono poético, trenza un recorrido por distintas formas de invocar la memoria de una herida abierta, la de las víctimas del franquismo ?y de otras dictaduras?, a través de vestigios arqueológicos y de artefactos culturales que nos interpelan y, a la vez, nos conectan a un pasado que, gracias a ellos, no es ni será nunca un tiempo perdido.

martes, 22 de octubre de 2024

"DELITOS Y PENAS". Luis García Montero, El País

El portavoz del Grupo Popular, Miguel Tellado, exhibe una foto
con víctimas socialistas de ETA, en el pleno del Congreso.

Manipular a las víctimas de ETA es tan grave como manipular el sistema penitenciario o convertir las penas en un linchamiento

Hace tiempo escribí una columna para agradecer a los padres de un niño asesinado que se negasen a que la muerte de su hijo fuese utilizada para celebrar el odio. La furia con la que se estaba pidiendo una pena de muerte contra la asesina identificaba a un sector de la sociedad más con la asesina que con la víctima. Me emocionó la decencia de los padres. Un pseudoperiodista afirmó entonces que yo me dedicaba a defender a la asesina. Que existan periodistas indecentes, subvencionados por poderes económicos y políticos para convertir en fango la convivencia, es un problema. Pero estamos sufriendo ya un problema más grave. Si antes la mala política lanzaba bulos interesados sobre la realidad, ahora se produce un viaje de vuelta. El fango que se arroja regresa sin pudor a la política para ensuciar los debates. Ya no es un pseudoperiodista el que infama en un pseudoperiódico. Es el portavoz de un partido importante el que degrada el respeto a las víctimas en un parlamento. Que el pseudoperiodismo creado por la mala política esté convirtiendo a la mala política en pseudopolítica no es un juego de palabras, sino una desgracia grave para la convivencia.

La modernidad democrática tuvo desde sus orígenes la necesidad de plantearse de manera digna los asuntos relacionados con los delitos y las penas. Manipular a las víctimas de ETA, jugar con su memoria, faltarles el respeto en cualquier discusión, es tan grave como manipular el sistema penitenciario o convertir las penas en un linchamiento. La justicia no es una venganza, es una razón social. Los discursos de odio, agitados para manipular el significado de los delitos y las penas, suponen una dinámica que envenena los mandamientos legales de la democracia. Es desolador ver cómo sufre la foto de una víctima en manos de un pseudopolítico, algo mucho más grave que una infamia en los labios de un pseudoperiodista. España necesita otra derecha.

lunes, 21 de octubre de 2024

"LOS PLACERES PALIATIVOS". Marta Peirano, El País14 OCT 2024

Julianne Moore (a la derecha) y Tilda Swinton en
'La habitación de al lado', de Pedro Almodóvar

El impulso de garantizarse la tranquilidad de los últimos días en el círculo protector de una colectividad acomodada y anestesiada por la literatura, el cine, la música y los opiáceos es tan popular que ya es un meme

En mi pandilla de profesionales sin hijos al borde de la mediana edad hay una fantasía recurrente: cuando dejemos de ser jóvenes y bellos, como la canción de Lana del Rey, compraremos entre todos una casa ajardinada de balcones frente al mar, o un refugio de piedra en mitad de la montaña, que llenaremos de libros, gatos, proyectores y mesas de mezclas.

Contrataremos servicios de limpieza y enfermería para mantener el orden de nuestros cuerpos el máximo tiempo posible. Mantendremos un club de lectura, jueves de cine, una piscina de agua salada y mesas para jugar al ping-pong y al ajedrez. Compraremos un saco de heroína que guardaremos en un lugar fresco, seco y oscuro para cuando todo duela y no queden buenas razones para salir de la cama. En algún momento nos llegó a parecer ligeramente escandalosa, con los años he descubierto que esta fantasía nuestra tan primermundista es un cliché.

“Desearía que, al final de la vida, cuando todo estuviera realmente ‘terminado’, hubiera algo que esperar”, escribe Roz Chast, la icónica caricaturista de The New Yorker en una memoria sobre el cuidado de sus padres ancianos, titulada ¿Podemos hablar de algo más agradable? Y sigue: “Algo más orientado al placer. Tal vez opio, o heroína. Te vuelves adicto. ¿Y qué? Heladerías de todo lo que puedas comer para los muy ancianos. Grandes libros de arte con imágenes y música. Cuidado paliativo extremo, para cuando ya estés harto de todo lo demás: las radiografías, las resonancias magnéticas, la comida aburrida y las pastillas que no hacen nada en absoluto. ¿Sería tan malo?” No parece malo cuando lo quiere Roz para sus ancianos padres, pero parece perverso cuando lo quiero yo.

El impulso de garantizarse la tranquilidad de los últimos días en el círculo protector de una colectividad acomodada y anestesiada por la literatura, el cine, la música y los opiáceos es tan popular que ya es un meme, pero un meme clandestino. No sale del clan. Inyectarse la sangre de tu propio hijo para vivir más tiempo te garantiza portadas en Wired, pero, fuera del marco de las instituciones, familia, residencia u hospital, la idea de compartir un espacio vital, no como proyecto de futuro sino como búnker hedonista de los últimos días, parece egoísta, escapista y ególatra.

Pensé que era por la ausencia de hijos. Son los que se quedan, los que nos dicen cómo y cuándo nos podemos ir. Ahora creo que tiene más que ver con la ausencia de opciones. En esta sociedad del bienestar, hemos decidido que no todo el mundo puede irse como quiere. Nuestra piscina futura, llena de cuerpos flácidos flotando sin resistencia en la gracia divina de la metilendioximetanfetamina, encaja perfectamente en ese universo ballardiano del rascacielos como catedral del colapso y del accidente como el hacha capaz de romper los mares helados de un vacío emocional.

Es realismo capitalista. Es peligroso, irresponsable y hedonista, pero la alternativa es más cruel. “Para poder funcionar en el capitalismo tardío sin ser un desastre psicológico, es necesario aceptar lo insano como algo normal” escribe Mark Fisher en su Realismo capitalista. Hay algo más insano que esperar la inevitabilidad de la dependencia, la indefensión y la invalidez mientras cancelamos los servicios sanitarios más básicos. Yo digo que el dolor no purifica. Elijo el respeto y la dignidad.

miércoles, 16 de octubre de 2024

"CUANDO LA RISA ES CRUEL". Elvira Lindo, El País

Es desolador que un número tan chusco como el del PP en el Congreso con fotos de víctimas de ETA pretenda patrimonializar el dolor ajeno

Qué extraordinarias son esas personas que pronuncian un lugar común como si estuviera siendo expresado por vez primera; son, sin complejos, los fabulosos inventores de lo ya inventado. Los niños son muy crueles, dicen. En alguna ocasión hasta osan añadir el odioso “como yo digo”. Pues bien, lo que tú dices es una afirmación sin evidencia científica alguna que, para colmo, contribuye a eludir la responsabilidad de los adultos en el comportamiento de los menores. ¿Son los niños crueles por naturaleza? En absoluto, más bien podría decirse que poseen un natural instinto colaborativo que los adultos vamos cercenando con la influencia no siempre benéfica que ejercemos sobre ellos. A veces los niños van a la escuela adiestrados ya en el ejercicio del desprecio, tomando como normales la burla al débil y el abuso; otras, es en el entorno escolar cuando optan por unirse al chulo de la clase para sobrevivir. Pero lo que más me asombra de esa afirmación, los niños son crueles, es que la hacemos los adultos, justo aquellos que ya estamos tan habituados al ejercicio de la inquina que en ocasiones ni siquiera somos capaces de sentir pesar por el daño infligido.

Estamos moldeados en gran parte por aquellos ejemplos en los que fuimos instruidos. Uno de los aprendizajes más sofisticados que existen es el del buen ejercicio de la risa. Hacer saber a un niño que la risa puede ser tan liberadora como dañina y que la burla denota más cretinez que inteligencia es prepararlo para entender qué siente el otro ante sus actos. Dice Don Quijote al ser objeto de mofa: “Es mucha sandez la risa que de leve causa procede”. Sandez es la palabra exacta para definir a quien, por no comprender, ni entiende de qué se está riendo. Esta semana, el Congreso de los Diputados se convirtió en un patio de colegio sin profesores al mando, sin reglas, dejando el ambiente al libre albedrío de quienes carecen de la instrucción necesaria en el humor como para saber que se están burlando de las personas a quienes dicen defender. Yo solo había visto en las noticias televisivas a Miguel Tellado agitar en el aire un cartelillo con rostros de asesinados por ETA, que han sido llorados en silencio y con respeto por españoles de distinto signo. Verlos en manos de quien los estaba utilizando para excusar errores propios ya me pareció el colmo de la ignominia. Sabemos que estos números están pensados para ser transmitidos, porque los políticos han aprendido a actuar para X, pero lo que seguramente no imaginaba quien ideó este gag, que pretendía subrayar la complicidad del Gobierno con una organización terrorista que ya no existe, es que al ampliar el foco y aparecer la imagen de la bancada contemplaríamos el verdadero significado del show. Ahí estaba la diputada popular Macarena Montesinos riéndole la gracia siniestra a su compañero Miguel Tellado mientras señalaba las fotos, ambos mostrando sonrisas burlescas, autosatisfechos por ese golpe bajo con el que esperaban avergonzar al contrario, sin comprender, porque a la vista está que desconocen los sofisticados mecanismos de la risa, que suele ser más transparente que el llanto, que a quien verdaderamente ofendían era al recuerdo mismo de los asesinados, de sus familiares y de todos aquellos que con dolor hemos acompañado la memoria de las víctimas de ETA cuando existía y cuando dejó de matar.

Es desolador que un número tan chusco pretenda patrimonializar el dolor ajeno. A pesar de que corremos el peligro de hacernos tolerantes a lo grotesco, muchos no esperábamos presenciar el espectáculo de esas risas. El mundo se está dividiendo peligrosamente en dos: quienes educan a los niños en el uso extraordinario de la risa para curar heridas, reforzar la generosidad y ensanchar corazones, y quienes nunca podrán advertirles del sentido maléfico que puede extraerse de una carcajada, porque ni ellos mismos distinguen entre risa y crueldad.

lunes, 14 de octubre de 2024

"LOS INMIGRANTES HAITIANOS NO COMEN MASCOTAS. ES LA COMUNIDAD INTERNACIONAL LA QUE "COME" AITIANOS". Soledad Gallego-Díaz, El País

Los traficantes de armas estadounidenses inundan el país con pistolas y rifles automáticos con los que se asesinan a miles de personas

No hay ninguna denuncia ni prueba de que los inmigrantes haitianos en Ohio se hayan comido a ninguna mascota de sus vecinos blancos, un bulo difundido por el candidato presidencial Donald Trump y apoyado por toda la red de medios que se encargan de empujar la campaña del expresidente. Donde es posible que no queden mascotas es en el propio Haití. Según el último informe del Programa Mundial de Alimentos: “5,4 millones de personas luchan por alimentarse a sí mismas y a sus familias todos los días, lo que representa una de las proporciones más altas de personas en situación de inseguridad alimentaria aguda en cualquier crisis mundial”. De ellas, dos millones se enfrentan a escasez extrema de alimentos, desnutrición y enfermedades.

Haití está sumido en el caos, sometido a la violencia de pandillas armadas que han provocado en lo que va de año 4.789 homicidios y 2.490 secuestros. Dado que en la isla no existe ninguna fábrica de armas ni de munición, todo el armamento de que disponen esas pandillas llega desde Estados Unidos, y muy específicamente, desde Florida. Por más que las organizaciones internacionales piden a Estados Unidos que impida ese tráfico, parece que nada se hace, al menos con la suficiente eficacia. Así, pues, los inmigrantes haitianos en Estados Unidos no se comen las mascotas de sus vecinos, pero algunos traficantes de armas estadounidenses inundan Haití con miles de pistolas y rifles automáticos con los que no se mata a mascotas sino a personas, miles.Más información

Las relaciones de Estados Unidos con Haití han sido siempre desgraciadas. En 2010, el expresidente estadounidense Bill Clinton hizo algo insólito: pidió perdón por haber obligado a Haití a reducir los aranceles a la importación de arroz norteamericano, que llegaba subvencionado por Washington y que destruyó la producción nacional. “Quizás fue bueno para algunos de mis productores de arroz en Arkansas, pero no funcionó. Fue un error”. Lo fue. Haití perdió la capacidad de producir uno de los cultivos más importantes para la alimentación de su población. Solo porque el presidente de Estados Unidos quería ayudar a los productores de Arkansas a deshacerse de sus excedentes. “Debo convivir con las consecuencias de lo que hice”, dijo, compungido, Bill Clinton, pero quienes vivieron con las consecuencias fueron esos millones de haitianos a los que hundió en la miseria. Ese mismo Clinton había ayudado a reponer en el cargo de presidente democrático de Haití a Jean-Bertrand Aristide, el político y sacerdote salesiano expulsado del poder por un golpe militar. Clinton conocía bien el país. Pasó allí parte de su luna de miel, cuando en 1975 se casó con Hillary Rodham (entonces, gobernaba el hijo del dictador, Jean-Claude Duvalier). Pero nada impidió que destruyera su capacidad agrícola de un plumazo.

Todo fue muy mal con Estados Unidos muy pronto. En 1914, Washington envió una cañonera con marines para, pura y simplemente, robar el oro del Banco Nacional de la República de Haití. Ocho marines entraron en la sede del banco, robaron oro por valor de medio millón de dólares de la época y se volvieron a Estados Unidos, donde depositaron los lingotes en el National City Bank. El Banco Nacional de Haití era propiedad de accionistas norteamericanos, así que cuando necesitaron el dinero recurrieron, sin más, a la cañonera. Las relaciones de Haití con Francia tampoco fueron mejores. Como cuenta la BBC, “hace 220 años, Haití se convirtió en la primera nación independiente de América Latina, la república negra más antigua del mundo y la segunda república más antigua del hemisferio occidental después de Estados Unidos. Todo esto se logró tras la única revuelta de esclavos exitosa en la historia humana”. Sin embargo, para que se reconociera su independencia, Haití tuvo que pagar 150 millones de francos (unos 21.000 millones de hoy) a Francia en concepto de indemnización por las propiedades ¡y los esclavos! que habían perdido los franceses. Un caso único en el que el colonizado no recibe indemnización, sino al contrario. Se podría pensar que la ONU o la comunidad internacional repararían tanto desatino. Pero Duvalier padre, el sangriento dictador, se mantuvo en el poder 14 años, hasta su muerte en 1971, sin que nadie le incomodara, todos encantados con su régimen de terror frente al comunismo caribeño. Tras el terremoto de 2010, la ONU intentó ayudar a recomponer el país, pero con muy mal pie: los cascos azules llevaron consigo una feroz epidemia de cólera y fueron acusados de violaciones y abusos.

Así que, si se mira hacia atrás, no han sido los haitianos los que se han comido las mascotas de nadie, sino todos los demás quienes se han comido sus recursos.

domingo, 13 de octubre de 2024

"EL HUMOR NOS SALVA". Mariano Sigman, El País 30 AGO 2024

Carlos Paez, uno de los 16 supervivientes
de la tragedia aérea de los Andes. 
Raúl Martínez (EFE)
En la tragedia actual de la conversación pública sería bueno recordar que la risa nos libera y nos une

Me encuentro a Carlos Páez en un desayuno en México. Llega en traje de baño azul con un estampado de veleros, una camiseta Lacoste negra, gafas de sol, un rosario vasco colgado del cuello y una cruz alargada que le cubre una buena parte del bíceps que acaba de tatuarse en Playa del Carmen. El sobreviviente de la tragedia de los Andes dice que no ve la cruz como símbolo de lo tachado y de la muerte, sino de las aspas del helicóptero que le dio la bienvenida a la vida. Cuando las vio creyó que ahí terminaba esa historia insólita con la que se estrelló a los 18 años, pero más de medio siglo después ahí sigue en el encierro de su hit, de la canción que no puede dejar de cantar.

Me cuenta que, ya pasados unos años, en un avión le ofrecieron el menú y dijo: “No, mejor tráigame la lista de pasajeros”. Y ahí descubro, sorprendido, que podemos hablar en ese registro en el que el humor aliviana la tragedia, y le cuento de la historia de Zeke, que en su librería de La Plata ubicó el libro Viven en la sección de gastronomía. El humor es el mejor antídoto para transitar los temas más incómodos, para poner en marcha la fábrica cerebral de nepente, la droga que vertió Helena en la crátera del vino para poder hablar con Telémaco, que no sabía si su padre Ulises había sobrevivido a la guerra de Troya.

Coincidimos en un congreso, y en su charla Páez recorre las historias archiconocidas del avión partido al medio, de la avalancha y de comerse a sus amigos muertos. No hay nada nuevo en lo que cuenta, pero sí en cómo lo cuenta: lo hace en tono de humor y no de tragedia. Dice que la madre lo encuentra después de 70 días en el hospital, y que, cuando ya se está yendo, él le da los 70 dólares con los que había despegado para que le compre algo de ropa y la madre lo mira y le dice: “Carlitos, ¡no gastaste nada!”. Y que hace 10 años sube a un avión, que cierra las puertas y enciende motores, y pasan minutos no se mueve y una señora le grita: “Tenía que venir usted para que pase algo en este avión”. Y luego, que apenas vueltos de la tragedia, un periodista argentino le pregunta: “¿Ustedes sabían que estaban en territorio argentino, a 14 kilómetros de un hotel?”. Y le contesta: “Sí sabíamos, pero como nos parecieron mejores los chilenos caminamos 70 kilómetros”.

El humor nos salva. En la tragedia actual de la conversación pública sería bueno recordarlo. Robert Levenson, el profesor de Psicología de la Universidad de Berkeley que ha estudiado exhaustivamente el devenir de distintas parejas en el tiempo, hizo un experimento de lo más curioso en el que convocó a unas cuantas parejas al laboratorio y las expuso a todo tipo a conversaciones estresantes. Las reacciones eran de lo más variadas en tono y emociones, y en medio de este menjunje descubrió que aquellas que afrontaban el estrés con humor resultaban ser, retrospectivamente, las más duraderas y las que tenían mejor convivencia. Es decir, la risa nos une.

Ese era el rol de Carlos Páez, el menos entrenado, un niño mimado que ni siquiera había hecho su maleta y que, de repente, encontró en el humor una herramienta para sacar a todos de ese enredo imposible. La risa sincrónica produce una cascada de endorfinas, una sustancia análoga a los opioides que amaina el dolor y da una sensación de bienestar que permite, como el nepente, superar las conversaciones más ásperas. No existen, que yo sepa, experimentos análogos al de Levenson llevados de la arena de la pareja a la conversación política, salvo un estudio de Dean Yarwood sobre los beneficios del humor en el Congreso de Estados Unidos, pero todo hace suponer que el mecanismo debería ser idéntico y que poder alivianar cada tanto la aspereza plomiza de la chicana constante con la grasa del humor no puede ser un mal ejercicio.

Hay un precedente célebre en la política española en días de mucha mayor cordialidad. En 1994, luego de muchas horas de sesión, la secretaria de la Mesa del Parlamento andaluz Hortensia Gutiérrez del Álamo tuvo que llamar por tercera vez a una votación y algo disparó un ataque de risa que se propagó sin remedio entre los parlamentarios hasta obligar a su presidente, Diego Valderas, a suspender la sesión. Es imposible ver el vídeo sin contagiarse.

Reírse cada tanto de uno mismo, desde una discusión de tráfico hasta el hemiciclo, da liviandad, nos tempera y a veces nos salva. Años después, los sobrevivientes volvieron al lugar del accidente. Nando Parrado no quiso ir al sitio donde yacían muertas su hermana y su madre, y les dejó una carta de la que Carlos solo cuenta la última frase: “Chicos, si se llegan a perder, la salida es para el otro lado”.

Mariano Sigman es neurocientífico. Su último libro es "La vida secreta de la mente" (Debolsillo).

lunes, 7 de octubre de 2024

"GAZA: OCCIDENTE NO SE ENTERA DE NADA". Pankaj Mishra (Jhansi, la India, 1969) es escritor. Texto del discurso pronunciado por Pankaj Mishra, galardonado con el Weston International Award, en el Royal Museum de Ontario (Canadá), el 16 de septiembre, El País 06 OCT 2024

Ilustración de Sr. García sobre una foto de un campamento
bombardeado en Nuseirat, Gaza, tomada por Emad El Byed.
“En el principio fue la prensa y después apareció el mundo”, escribió Karl Kraus en 1921. La alusión bíblica no era una floritura retórica. En una era apocalíptica, el escritor austriaco —seguramente el primer gran analista de los medios de comunicación— tenía motivos para creer que el periodismo había dejado de ser un filtro neutral entre la imaginación popular y el mundo exterior y había decidido construir una nueva realidad.

Kraus había refinado su crítica durante la I Guerra Mundial, cuando empezó a culpar a los periódicos de estar agravando el desastre sobre el que debían informar. “¿Cómo es posible que se esté empujando al mundo hacia la guerra?”, preguntaba; en su opinión, el origen de la guerra fundacional del siglo XX estaba en el hundimiento de las facultades cognitivas e imaginativas en todo el continente que había provocado la prensa y que facilitó que las naciones europeas cayeran en la trampa de una guerra que no supieron prever ni detener. “Gracias a décadas de práctica”, escribió, “[el periodista] ha creado en la humanidad tal falta de imaginación que es capaz de enzarzarse en una guerra de exterminio contra sí misma”.

Puede parecer fácil despreciar, desde nuestra perspectiva privilegiada y bien informada, el mundo provinciano de las publicaciones periódicas vienesas contra las que despotricaba Kraus. Sin embargo, ahora que se extienden, imparables, unas guerras encarnizadas en Europa y Oriente Próximo que amenazan con convertirse en conflagraciones más amplias y están desgarrando el tejido de varias sociedades, la crítica de Kraus al cuarto poder, el llamado pilar de la democracia, no solo es más pertinente, sino que resuena como un análisis general de la decadencia de las instituciones democráticas en Occidente.

La fragilidad innata de esas instituciones la vieron hace mucho tiempo los súbditos asiáticos y africanos de los colonialistas europeos. Mohandas “Mahatma” Gandhi, para quien la democracia era literalmente el gobierno del pueblo, insistía en que, en Occidente, era pura teoría. No podía ser una realidad mientras “persista el inmenso abismo entre los ricos y los millones de personas hambrientas” y los votantes “se dejen guiar por sus periódicos, tantas veces deshonestos”.

Hoy, una evaluación así de contundente llegaría a la conclusión de que la deshonestidad de gran parte de los medios digitales que trafican con bulos y teorías de la conspiración es sistemática. La prensa tradicional, que suele estar en manos de grandes magnates, mantiene su pretensión de tener una responsabilidad política y ética, de ser una luz en esa oscuridad en la que supuestamente muere la democracia. Pero las pruebas de su ineptitud e incluso su carácter corrupto no han hecho más que acumularse de forma siniestra en las tres décadas que llevo dedicado al periodismo. CONTINUAR LEYENDO

domingo, 6 de octubre de 2024

"EL DON DE LA CONVERSACIÓN".. Irene Vallejo, El País 25 AGO 2024

Quizás este mundo hechizado por la exuberancia de información empieza a añorar el placer —y el poder— del diálogo

Era una promesa tentadora. La utopía del tercer milenio presagiaba la comunicación sin límites. Con la superación de antiguos tabúes, la aparición de los teléfonos inteligentes y la exuberancia de amistades en redes sociales, el futuro auguraba un desconocido esplendor de conversaciones y conexiones. Y, sin embargo, hoy nos descubrimos atrincherados mentalmente y más solitarios que nunca. Aunque compartimos una honda sed de atención y escucha, hacemos oídos sordos y nos hablamos con hostilidad o indiferencia. En todas partes aflora una queja recurrente: la falta de consideración. Unas pocas personas reciben todo el reconocimiento, mientras una inmensa mayoría se siente desatendida, acallada y aislada.

Buena parte de las conversaciones cotidianas son distraídas y rutinarias. Se arrojan palabras al vacío para llenar el tiempo y conjurar la incomodidad. Nos educan para temer el silencio como algo hostil, pero lo esquivamos con torpeza. Seríamos personas distintas si los encuentros que decidieron el rumbo de nuestra vida hubieran sido menos mudos y superficiales, si de verdad hubiéramos intercambiado pensamientos. Quizás este mundo hechizado por la exuberancia de información empieza a añorar el placer —y el poder— de la conversación. Como dijo Luis Buñuel: “Yo adoro la soledad a cambio de que un amigo venga a hablarme de ella”.

En su Historia íntima de la humanidad, Theodore Zeldin recuerda dos momentos decisivos en la crónica de los hallazgos parlantes de nuestra especie. La primera de esas etapas estelares tuvo lugar cuando la filosofía griega descubrió el diálogo. Hasta entonces, el modelo de aprendizaje era el monólogo: el hombre sabio o el dios hablaban, y los demás escuchaban. Los tempranos filósofos helenos proclamaron que los individuos no podían ser inteligentes por separado, sino que necesitaban el acicate de otras mentes. Sócrates fue el primero en sostener audazmente que dos personas pueden aprender interrogándose mutuamente y examinando las ideas heredadas hasta detectar sus fallos, sin atacarse ni insultarse. Sócrates admitía con humor que, siendo extraordinariamente feo, luchó por demostrar que todo el mundo puede resultar hermoso por su forma de hablar.

Aquel caudal revolucionario y parlanchín desembocó en Roma. Cicerón, líder político y pensador, heredó la misma fascinación por las palabras entretejidas en común. Afirmó que “quien entabla una conversación no debe impedir entrar a los demás, como si fuera una propiedad particular suya; debe pensar que, como en todo lo demás, también en la conversación general es justo que haya turnos”. Sus escritos no eran ensayos concluyentes, sino diálogos a varias voces en los cuales él desempeñaba solo un pequeño papel y que terminaban sin un claro vencedor. Cicerón, gran conocedor de los entresijos del poder y a la vez enamorado de la filosofía, se adiestraba en el debate de ideas, que nos ayuda a encontrar archipiélagos de concordancia entre los océanos del desacuerdo. CONTINUAR LEYENDO

viernes, 4 de octubre de 2024

"NO SÉ LO QUE SOY". Najat El Hachmi. El País 6 SEP 2024

La gran paradoja que vive el feminismo es que, tras 300 años impugnando la idea del género, ahora deba dedicarse a defender la existencia del sexo

Gracias al enorme impacto mediático de los Juegos Olímpicos, la gran confusión sobre sexo y género se ha hecho mundial. Aunque los humanos no somos caracoles, ahora ya no hay modo alguno de saber lo que es una mujer. Todo es duda y todo es sospecha, y la que quiera salir a reivindicarse como hembra humana será arrinconada a las filas del fascismo. Sobre lo que no hay ningún tipo de duda es sobre lo que es un hombre. No hay más que ver esas convenciones del poder donde todos los presentes van enfundados en trajes oscuros o repasar las listas de los más ricos para saber qué es un macho humano. En cambio, las mujeres, “la mujer”, no se sabe muy bien lo que es, no hay forma científica de averiguarlo. Así, sin más, hemos vuelto al mundo de lo indiferenciado, ahora por la vía de la reivindicación de la fluidez del género y la supuesta subversión que conlleva (y que seguro que acabará con la subida de los alquileres y la inflación). Donde sí saben lo que es una mujer es en Afganistán, Irak e Irán.

La gran paradoja que está viviendo hoy el feminismo es que después de 300 años impugnando la idea del género (esto es, que las mujeres somos humanamente distintas de los hombres y estamos determinadas a comportarnos y a tener ciertas características esenciales tales como la domesticidad, la sumisión, la fragilidad y la falta de dotes intelectuales o de capacidad para ser ciudadanas) ahora tenga que dedicarse a defender la existencia del sexo. Acusar al feminismo de la igualdad de ser biologicista es pura y simple difamación, dado que siempre ha defendido exactamente lo contrario: todas las pensadoras importantes han venido denunciando que las diferencias biológicas no justifican, ni de lejos, todo el entramado de discriminaciones, segregaciones y opresiones que nos han atenazado desde hace miles de años. Pero hoy la confusión y el pensamiento mágico se difunden sin freno porque nadie quiere arriesgarse a ser señalado como portador de alguna fobia, y negar la existencia de los sexos, algo tan descabellado como defender que la Tierra es plana, se ha convertido en lo más progresista que se puede hacer.

La verdad es que a muchas nada nos gustaría más que olvidarnos de la biología: ni fluctuaciones hormonales, ni reglas dolorosas, ni anemias, ni cáncer de mama, ni el dolor del parto, ni más osteoporosis y depresiones. Pero somos egoístas, nos dicen, excluyentes por querer patrimonializar el chollo de ser “mujer” y encima pretender saber lo que somos y quiénes somos. ¿Cómo nos atrevemos?

miércoles, 2 de octubre de 2024

"QUE TRABAJE OTRO". Un artículo Najat El Hachmmi, El País 27 SEPT 2024

No creo que haya ejemplo de egocentrismo más narcisista que el de quienes son capaces de despreciar de un modo tan insultante el esfuerzo de sus mayores

¡Qué equivocada estaba! Qué mal hice trabajando en lo que me salía: dando de comer a ancianos, limpiando baños, haciendo camas, cocinando, congelándome mientras cortaba a pedazos animales muertos. Fui una idiota al dar tanta importancia al dinero, y el dinero, claro, no lo es todo. Tendría que haberme dedicado al autocuidado, al ocio y las relaciones sociales. Las facturas, los pañales, la comida o los libros de textos se habrían pagado solos.

Parece ser que la generación Z ha despertado al mundo y ha decidido que no hay que trabajar tanto, que los que les hemos precedido, incluidos sus padres y sus abuelos, fuimos unos pringados al dejarnos la piel en agotadoras jornadas laborales. ¿Para qué? ¿Para recibir un salario de mierda que solo ha servido para que a ellos no les haya faltado nunca de nada? ¿Para que incluso los más precarizados, las madres solas, hiciéramos todo lo posible para que ellos tuvieran infancias buenas sin carencias materiales, infancias seguras con la nevera llena y la ropa nueva? Al movimiento que desprecia el trabajo y el esfuerzo lo llaman quiet ambition y lo pintan como un cambio de valores provocado por una toma de conciencia. No sé qué alcance real tendrá —porque para muchas personas esta opción es ciencia ficción— pero, aunque sean pocos, resulta insultante que nos digan que nuestros sacrificios fueron en vano, que lo que tendríamos que haber hecho es tumbarnos a perder el tiempo.

Y los boomers que se abstuvieron de todo lujo y ahorraron pacientemente para comprarse un piso, por pequeño que fuera, también hicieron mal pensando en el bienestar de sus descendientes. Porque para que tú puedas elegir no trabajar tiene que haber otro que lo haga y, si no estás dispuesto a limpiar baños porque no es una tarea que te haga sentir realizado, es que te parece bien que sean otros los que se ocupen del asunto. No creo que haya ejemplo de egocentrismo más narcisista que el de quienes son capaces de despreciar de un modo tan insultante el esfuerzo de sus mayores. Creerán que están aquí por generación espontánea y que ellos, a diferencia de los tontos y demás idiotas que nos dejamos esclavizar, merecen ganarse la vida como marqueses. ¿Cómo van a saber que son clase trabajadora y que todos y cada uno de los derechos que tienen se ganaron con sudor, lucha, sangre y cadáveres? ¿Cómo van a sentirse reflejados en esa memoria si su espejo son influencers ecopijas que les enseñan mindfulness y ricos que les hablan de estoicismo?

La pregunta que no se hacen estos jóvenes que tan bien se cuidan es quién se lo puede permitir. ¿Quién se puede permitir no trabajar? Pues como toda la vida: el que no trabaja es porque tiene a otros trabajando para él o por él. Aunque la moda sea llamativa, la realidad sigue siendo la misma: la mayoría no podemos escoger. O trabajamos o no comemos ni comen nuestros hijos. Tal vez este sea el extremo máximo al que ha llegado el individualismo y la falta de conciencia social: que la clase trabajadora renuncie a la única fuerza que tiene en vez de luchar por mejorar sus condiciones laborales.

"¿Es la defensa del Parque de las Ciencias [de Granada] un asunto de izquierdas? Artículo de Opinión por Juan Mata publicado en "El Independiente de Granada" el 30 de Marzo de 2025

Maqueta del Parque de las Ciencias que se exhibe a la entrada del muse Hace unos días, un amigo me dio a conocer el comentario de un conocid...