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sábado, 3 de mayo de 2025

"EL IMPUDOR". Luis García Montero, El País 20 ENE 2025

Hay jueces al servicio de la impunidad desaforada. En Madrid llueve sobre mojado. Primero fue un padre, luego un hermano y ahora un novio que hace negocios con repercusiones sociales graves

En los crispados debates de la democracia española, conviene recordar que José Luis Ábalos ya no es militante del PSOE, forma parte del Grupo Mixto en el Congreso y su antiguo partido votó a favor de que perdiera el aforamiento para que fuese juzgado. Yo no opino sobre su culpabilidad, no sé, pero celebro la decencia de que un partido evite convertirse en amparo de figuras sospechosas. Fue también el caso de Errejón y Sumar. La psicolingüística nos ha enseñado que uno mismo debe controlar sus monólogos interiores si se quiere mantener un buen estado de ánimo público. La persona que se abandona a la furia interior acaba comportándose con ira desatada. Eso me lo enseñó la poesía, porque uno debe controlarse por dentro para no escribir versos que aparezcan como desahogos de patetismo o cursilería. También se aprende en el camino del colegio y del trabajo. Sofocar los arrebatos ayuda a no entrar en conflicto con los demás. En política, esa necesidad de pudor ético debe respirarse dentro de los partidos.

Las relaciones entre la justicia y la ética política rompen límites cuando se utilizan las influencias para detener o pervertir los procesos judiciales. Hay jueces al servicio de la impunidad desaforada. Los últimos acontecimientos dejan al descubierto casos extremos de deshonestidad. En Madrid llueve sobre mojado. Primero fue un padre, luego un hermano y ahora un novio que hace negocios con repercusiones sociales graves, por ejemplo, la privatización de la sanidad pública y el desbordamiento de sus servicios. Miles de ancianos murieron en las residencias de Madrid porque alguien dio la orden de que no fuesen tratados en la pandemia por los profesionales que podían salvarles la vida. Mala gente hay en todas las casas y todos los partidos. Lo doloroso para la democracia es que un partido abandone las reglas del pudor y se convierta en amparo de gente acostumbrada a los comportamientos turbios.

sábado, 29 de marzo de 2025

"PRESUNTO INOCENTE". Marisa Soleto, El País 29 MAR 2025

Los rescoldos de un poder judicial que sigue partiendo de la base de que las mujeres mienten cuando denuncian agresiones sexuales pueden aparecer en cualquier momento

No hay manera.

Cuando nos contaron que la Ley de Garantía Integral de la libertad sexual ponía el consentimiento en el centro de los delitos contra la libertad sexual, nos dio por pensar que se iba a poner una cierta atención judicial en que los denunciados hubieran hecho lo posible para asegurarse de estar con una persona que quería mantener relaciones sexuales en el momento de los hechos.

Habrá quien se rasgue las vestiduras con el cúter simbólico de la inversión de la carga de la prueba ante esta afirmación, pero es que si no partimos de la base de que dos personas no bailan si una no quiere, no hay ni centro ni periferia para el consentimiento sexual, ni en la convivencia social ni en el ámbito judicial.

En este sentido, el TSJ de Cataluña nos acaba de devolver con la sentencia del caso Dani Alves a 2017. Al voto particular de la sentencia de La Manada y a la evaluación del ángulo de la cadera como “corroboración periférica” de la prestación de consentimiento.

Amablemente sus señorías nos informan de que una persona que goza de la presunción de inocencia puede comportarse como un auténtico patán a lo largo de un juicio que eso no le va a perjudicar, ya que una relación sexual inconsentida que esté “huérfana de corroboraciones periféricas” no será considerada como delito por mucha credibilidad que nos merezca el testimonio de la víctima. Y esto pasa porque ser creíble y ser fiable son dos cosas distintas, según nos cuentan en la sentencia.

Sin corroboración periférica no hay culpable, como mucho, un presunto inocente. Pero esto basta para que borremos los derechos de la denunciante que dejará de ser víctima si cobra firmeza esta resolución.

La justicia nos ha vuelto a decir que el testimonio de una mujer no supera el “estándar probatorio que exige la presunción de inocencia”, lo que no deja de ser un problema para delitos que se cometen en la intimidad. Una vez más, la existencia del delito depende de la verificación del testimonio de la víctima. Cuando creíamos que habíamos puesto el consentimiento en el centro, la culpabilidad depende de la corroboración de los hechos periféricos. A la mierda el solo sí es sí, según el criterio del TSJC.

Y da mucha rabia pensar que la denunciante de Dani Alves pudo tener razón cuando en los primeros momentos no quiso denunciar: “No me van a creer”, dijo. Se equivocó respecto de la Fiscalía y el tribunal de instancia, pero es evidente que los rescoldos de un poder judicial que sigue partiendo de la base de que las mujeres mienten cuando denuncian agresiones sexuales, pueden aparecer en cualquier momento del proceso.

Y aquí sólo cabe pedirle perdón a la víctima por el mal rato, agradecerle el esfuerzo y hacerle la promesa de que vamos a seguir intentando que las víctimas de la violencia sexual dejen de ser sojuzgadas por una Justicia que sigue ganando puntos para ser denominada “patriarcal”. Espero que esto llegue al Tribunal Supremo. Aunque sólo sea para verificar jurisprudencialmente dónde está el centro y dónde la periferia en lo tocante a los delitos contra la libertad sexual, siempre según sus señorías.

Marisa Soleto es jurista y directora de la Fundación Mujeres.

"USTED Y YO: NOSOTROS". Juan José Millás, El País

Me obsesionan y aturden aquellos versos de Lêdo Ivo según los cuales “Dios camina entre los hombres como un sonámbulo y no hay forma de des...