jueves, 22 de septiembre de 2022

"VUELTA AL COLE EN ESPAÑOL DE ESPAÑA". Un artículo de Quan Zhou publicado en elDiario.es el 19 de setiembre de 2022

Si a un niño no hispano-hablante no le aseguras un buen aprendizaje del español, y la lengua vehicular regional cuando aplique, ¿cómo va a seguir formándose? Y si no se forma, ¿qué perspectiva de futuro hay para ellos y ellas?

“Vine a Cataluña con 11 años, nunca se sentaron a ayudarme, solo aprobaba inglés, música y educación física, recuerdo que lloré muchísimo porque no entendía nada, sabía las cosas, pero no me podía expresar y los niños no querían jugar conmigo”, cuenta Liz, originaria de Rusia.

“En el colegio me sentía sumamente tonta, no entendía palabras, las mezclaba, no entendía las frases hechas. Hasta 5º de primaria, cuando logré aprender, no me di cuenta de lo inteligente que era, después fui alumna de matrícula”, dice con tristeza A. Wu, hija de migrantes chinos.

Yo no tuve ese problema. Aunque en mi casa se hable un dialecto chino (qingtianhua), mi primera lengua es el español y jamás tuve barrera idiomática. Pero no es el caso de familiares cercanos. Tuve una familiar que migró a España con 11 años, y la barrera idiomática fue tan fuerte, y los recursos para aprender español tan escasos (además del bullying), que, como resultado, sufrió fracaso escolar, y a día de hoy su manejo del castellano es limitado. Ella no fue la única. Hijos e hijas de amigos de mis padres sufrieron también esa barrera idiomática; algunos de ellos repitieron curso y otros abandonaron el instituto en cuanto dejó de ser obligatorio, dedicándose a los negocios familiares. Para muchos nacidos aquí, el hacer de traductores o aula de integración en nuestra infancia era el pan de cada día: “enseña español a tu tío/prima/familiar”, “tradúceme esto”, “ayuda a Ling en la clase, que no entiende español”, “lleva a tu tía al médico, que sola no entiende”.

De esto, han pasado más de 20 años, pero ¿y a día de hoy? ¿Cómo está la cosa? Habiendo aumentado la inmigración en España, el paso lógico es mejorar (o insertar) la educación del ELE (Español como Lengua Extranjera) para los niños y niñas que han migrado con sus familias. Porque la primera cosa que tienes que saber al llegar a un país, para poder ser autónomo en él, es el idioma.

¿Qué dice la ley? Primero, la Constitución dice que todos tenemos derecho a la educación (artículo 27. 1) y, además, que la enseñanza básica es gratuita y obligatoria (artículo 27.3).

A partir del 2007, se empezó a regular la educación de niños y niñas migrantes; esto se debió al crecimiento de la población inmigrante en España (José Fernández Echeverría y F. Javier García Castaño Instituto de Migraciones, Universidad de Granada 2015). El artículo 79 dice: Corresponde a las administraciones educativas desarrollar programas específicos para los alumnos que presenten graves carencias lingüísticas o en sus competencias o conocimientos básicos, a fin de facilitar su integración en el curso correspondiente.

Vamos, que según la Constitución, todos —niños y niñas migrantes y no migrantes— tendríamos que tener acceso a la educación básica y obligatoria en igualdad de condiciones y corresponde a las administraciones asegurarse de ello. Esto, como las meigas, regulaciones y subvenciones para la inmersión lingüística, habelas hailas, pero ¿cómo afecta en la vida real?, ¿qué pasa en las aulas? CONTINUAR LEYENDO

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