jueves, 26 de junio de 2025

"CAPITALISMO Y PORNO". Juan José Millás, El País

La escritura no nació al servicio de la poesía, sino al del cálculo de los excedentes

Uno preferiría que a la humanidad no se le hubiera ocurrido el porno. Hay infinidad de ideas que no se nos deberían haber ocurrido nunca. La propiedad privada, por ejemplo. Si hiciéramos una lista de todo lo malo que se nos ha ocurrido a lo largo de la historia, el porno y la propiedad privada figurarían entre las primeras y principales. Sería una lista antipoética; todo lo contrario que la de la compra. Recuerdo la de mi madre, en la que solía escribir: “Mitad de cuarto de chirlas”. Las chirlas eran unas almejas inferiores, unas almejas subalternas, diríamos, con las que lograba proporcionar un sabor alucinante al arroz. Una mitad de cuarto no era nada, cinco o seis bichos, ahí es donde empecé a aprender algo de aritmética (y de moluscos). Las primeras manifestaciones conocidas de la escritura (3.300 a. C.), que figuran en tablillas sumerias, tenían un uso contable. En aquellas superficies de arcilla, heridas con un punzón, figuraban las cantidades de trigo, cebada, ovejas y demás bienes agrícolas o ganaderos de los que su dueño necesitaba llevar una contabilidad. En otras palabras, la escritura no nació al servicio de la poesía, sino al del cálculo de los excedentes. A veces imagino al capitalista sumerio repasando aquella escritura cuneiforme que le ponía cachondo y pienso que de ahí al porno no había más que un paso. El porno debió de nacer como una prolongación de la teneduría, y ya ven ustedes adónde nos ha llevado: a que nos tratemos como meros objetos de consumo.

Ojalá se nos pudieran desocurrir la propiedad privada y el porno, tan íntimamente entretejidos, pero no es probable, si pensamos que quienes dirigen el mundo, y a quienes votamos tozudamente una y otra vez, viven de la pornografía en sus numerosísimas variantes (la explotación salarial, pongamos por caso, la escasez de vivienda, la pobreza…). Hay muchas cosas que no se nos deberían haber ocurrido, pero son hijas de esas dos. En fin.

martes, 24 de junio de 2025

"ELOGIO DEL PINGANILLO CONSTITUCIONAL". Eduardo Manzano Moreno, El País

Uno creía, en su irremediable candidez, que en pleno siglo XXI la histórica pluralidad lingüística de este país habría sido finalmente asumida por todos como un patrimonio común

Un servidor pensaba ingenuamente que a estas alturas no tendría que volver a escuchar por enésima vez la historia del indignado turista al que en una tienda en Barcelona le hablan en catalán y se marcha enfurecido tras exigir que se dirijan a él en castellano; uno también estaba convencido de que ya no quedaba nadie tan ignorante como para considerar al euskera como un rasgo folclórico de cuatro tipos con boina empeñados en hablar raro a la entrada de su caserío, o como para hacer del gallego objeto de chanzas a propósito de su supuesta identidad con el castellano tan solo marcada por un entrañable acento. Uno creía, en su irremediable candidez, que en pleno siglo XXI la histórica pluralidad lingüística de este país habría sido finalmente asumida por todos como un patrimonio común, siguiendo los pasos del proyecto integrador de Manuel Azaña cuando decía que “tan española es la cultura catalana como la nuestra”, o la clarividencia política de un historiador tan poco sospechoso como Claudio Sánchez Albornoz cuando declaraba que “sólo mediante la concesión de máximas libertades y mediante los máximos respetos a las hablas regionales podremos encontrarnos todos a gusto dentro del Estado que estamos edificando todos juntos”.

Desgraciadamente, en este asunto, como en tantos otros, estamos retrocediendo a pasos agigantados de la mano de irresponsables políticos que proclaman, por una parte, querer evitar la ruptura de España, mientras despliegan una demagogia que tensa las costuras que cosen la convivencia de nuestro país y que impiden que algunos se hagan trajes a medida con sus retales.

Hace ya casi medio siglo, los redactores de la Constitución de 1978 declararon el castellano como lengua oficial del Estado, pero reconocieron las “demás lenguas españolas” como oficiales en sus respectivas Comunidades Autónomas, estableciendo también que las “distintas modalidades lingüísticas de España” deben ser consideradas como patrimonio cultural “objeto de especial respeto y protección”. Estos añorados políticos de todo el espectro ideológico sabían muy bien lo que hacían. Lejos de obedecer a un capricho político, el mandato constitucional de respetar y proteger el euskera suponía reconocer el excepcional valor de una fascinante lengua de desconocidos orígenes que volcó el dinamismo de su milenaria tradición oral en numerosos libros publicados desde el siglo XVI en adelante.

Tampoco era, desde luego, un empecinamiento identitario dar el rango que le correspondía a un idioma como el catalán con una tradición literaria que se remonta, al igual que el castellano, a la época medieval y que ha mantenido un uso social con el que no ha podido ninguna de las prohibiciones que ha sufrido a lo largo de la historia reciente.

Resaltar la importancia de la lengua gallega, en fin, no suponía hacer una graciosa concesión para que sus hablantes estuvieran contentos, sino reivindicar un idioma cuyos primeros testimonios se manifiestan en una excepcional poesía lírica que se declamaba, por ejemplo, en la corte del rey Alfonso X el Sabio, quien no sólo no se marchaba del estrado cuando los trovadores entonaban composiciones en esa lengua, si no que además, haciendo honor a un apelativo hoy en desuso entre algunos políticos, inspiró la composición en gallego de una obra tan capital en la historia de la literatura como las Cantigas de Santa María.

Los defensores del sentido común (esa no ideología que está en un trís de convertirse en la inspiración de los totalitarismos del siglo XXI) arguyen que es un dispendio de fondos públicos poner pinganillos con traducción simultánea para que puedan entenderse gentes que hablan el mismo idioma. Sin embargo, también es un dispendio, y nadie lo ha denunciado nunca, traducir a las lenguas del Estado los documentos oficiales o hacer lo propio con las versiones de las páginas electrónicas de sus organismos cuando cualquiera podría consultar esos textos en castellano. Ya puestos, todo sería más simple, barato y eficiente si no hubiera que educar a los niños en esas lenguas, si no hubiera que poner señales de tráfico duplicadas en pueblos y ciudades, o si, en fin, en los trenes o aviones no se usaran esas lenguas junto con el castellano en sus anuncios por megafonía. La lista de dispendios que este país lleva haciendo para reconocer a sus lenguas oficiales no cabría en el espacio de esta tribuna. Y, sin embargo, a estas alturas debería ser evidente para todos, sea cual sea su ideología política, que este esfuerzo ha merecido mucho la pena, pues ha servido para normalizar el carácter multilingüe de nuestro país.

Jamás en la historia se ha hablado una sola lengua en España y la experiencia muestra sobradamente que están condenados al fracaso los intentos de introducir una uniformidad idiomática en el país. Cualquier organismo internacional, cualquier persona con una mínima formación o incluso cualquiera con una pizca de sensibilidad saben que, lejos de constituir un engorro, esa variedad lingüística es una riqueza social, cultural e incluso económica cuya defensa debería comprometernos a todos. Ponerse el pinganillo no es, por lo tanto, hincar la rodilla ante las exigencias de los nacionalistas; es visibilizar que existen comunidades lingüísticas en España que por primera vez en la historia gozan de un reconocimiento legal y político, un logro colectivo que ha costado mucho y que algunos, tal vez por ignorancia, tal vez por cálculo político o tal vez por una estrecha visión de lo que debe ser España, están intentando deshacer.

Eduardo Manzano Moreno es profesor de investigación del CSIC. Su último libro es España diversa. Claves de una historia plural (Crítica).

sábado, 21 de junio de 2025

"LA EXPULSIÓN DE LOS JUDÍOS DE AL-ÁNDALUS". El Ruedo Ibérico - Historia y Cultura de España


 

Tres siglos y medio antes de la famosa expulsión de los judíos decretada por los Reyes Católicos en 1492, la época dorada de los judíos en al-Ándalus, tanto cultural como intelectual, fue aniquilada por la llegada de los almohades a mediados del siglo XII cuando decidieron expulsar a todos los judíos que no se convirtieran al Islam. Una pérdida de la que al-Ándalus nunca se repondría y que curiosamente favoreció a los reinos cristianos del norte, que se vieron favorecidos con la llegada a sus reinos de los judíos expulsados por los almohades.

La expulsión de los judíos de al-Ándalus fue ordenada en 1146 por el califa almohade Abd al-Mumin. Muchos judíos se vieron obligados a dejar sus hogares y sus bienes, y aquellos que se negaron a abandonar al-Ándalus o islamizarse fueron ejecutados o esclavizados. La mayoría de los sefardíes buscaron refugio en tierras cristianas, especialmente en los reinos de León, de Castilla y de Aragón. Uno de los judíos exiliados a consecuencia de este decreto fue el sabio cordobés Maimónides, que tras fingir una conversión al islam y recorrer diversos lugares, acabó instalándose con su familia en el Egipto de Saladino. La figura de Maimónides ilustra bien el extraordinario desarrollo de la vida intelectual entre los judíos de al-Ándalus hasta la llegada de los almohades.

En la historia de los judíos sefardíes en al-Ándalus es necesario distinguir dos grandes etapas: antes y después de 1086. Antes, es la época de la dinastía de los Omeyas que tienen a España bajo su autoridad, primero como emires (756-929), luego como califas (929-1031) de Córdoba; es también la época de los primeros reinos de taifas, aquellos emiratos que se constituyen después de la desintegración del califato. En 1086, al año siguiente de la conquista de Toledo por los cristianos, se inician nuevas invasiones llevadas a cabo por dos dinastías norteafricanas —la de los almorávides (1086-1145) y la de los almohades (1146-1232)— . Hasta 1086, los judíos pudieron vivir en al-Ándalus sin problemas mayores, con las garantías relativas que les daba el pacto de la dhimma. No así después de 1086. Los almorávides consideraban a los andalusíes como traidores a la causa del Islam, irreligiosos, corruptos e impíos; procuraron, pues, imponer la defensa de la ortodoxia islámica y la pureza de las costumbres.

Por aquellas fechas, Ibn Hazm compuso una refutación contra un judío que se había atrevido a escribir un libro para mostrar las contradicciones e inconsistencias del Corán; ello le dio motivo para atacar a los judíos por el poder que estaban detentando en al-Ándalus y culpar a los gobernantes andalusíes por haber permitido que tal situación se produjera. El resultado de la intransigencia del nuevo poder musulmán fue una primera oleada de judíos que huyeron hacia los reinos cristianos del norte de la Península. Pero fueron sobre todo los almohades los que mostraron el máximo rigor dogmático y moral y la más estricta intransigencia con los cristianos y judíos que vivían en tierras musulmanas. Casi todos los judíos andalusíes huyeron entonces de sus tradicionales lugares de asentamiento

La expulsión de los judíos de al-Ándalus por los almohades en el siglo XII vino precedida de una anterior expulsión de los mozárabes (cristianos de al-Ándalus) en 1126 llevada a cabo por el califa almorávide Alí ben Yusuf, así como por una tentativa de expulsión de los judíos en 1101. Anteriormente a la llegada de las dinastías norteafricanas también se habían producido episodios sangrientos contra la población judía en los reinos de taifas, como la masacre de Granada de 1066. CONTINUAR LEYENDO

viernes, 20 de junio de 2025

Marina Garcés, filósofa: “La amistad es una experiencia de transformación, no de identificación”. Entrevista por Eva Catalán en theconversation.com 9 junio 2025

Dice Marina Garcés (Barcelona, 1973) que la amistad habita un “espacio terrible” en la psique humana, aquel que crea nuestro deseo de ser amados y nuestro miedo a no serlo. La definimos a menudo precisamente por lo que no es (no es un romance, ni una relación familiar, ni profesional, ni coyuntural) y por lo que pensamos que debería ser: un amor incondicional sin objetivos, un lugar compartido sin imposiciones ni exigencias. En la historia de la filosofía, las relaciones de amistad han quedado para siempre categorizadas por Aristóteles, en el capítulo VIII de la Ética a Nicómaco, como “la unión recíproca y desinteresada de dos personas virtuosas”.

Garcés sospecha de esta uniformidad, de este consenso filosófico en torno a la amistad, y se plantea en su libro La pasión de los extraños si la amistad no es, precisamente, todo lo que se escapa por las grietas de ese ideal aristotélico. Un ideal, por otro lado, fundamentalmente androcéntrico y reservado a lo largo de la historia a ciertas posiciones sociales, y que deja fuera la amistad en la necesidad, en la inclinación hacia el diferente, en los cuidados compartidos…

En La pasión de los extraños plantea que la amistad desde el punto de vista filosófico es un ideal que en realidad no existe.

La amistad es una de las grandes cuestiones de la tradición filosófica occidental, y ha sido planteada sobre todo como un ideal ético, como una épica moral: aquella relación más alta que todas las demás porque está libre de cualquier otro fin que no sea la relación misma. Es esa relación de afecto virtuoso hacia el otro.

Mi punto de partida no es tanto negar esta tradición sino entender por qué y desde dónde se ha construido este ideal, y de qué maneras este ideal sigue entre nosotros a través del lenguaje común, en la literatura, en el cine… Seguimos representando relaciones muy idealizadas de la amistad. Actualmente se piensa la amistad de una forma casi romantizada, como esa vida ideal entre amigos frente a las grandes intemperies, cambios y rupturas de nuestra sociedad actual.

Hay excepciones. Epicuro y Nietzsche, por ejemplo, le ponen algunos peros a este ideal aristotélico, como explica en el libro.

Epicuro plantea el gran tabú de la tradición griega sobre la amistad, que es preguntarse si la amistad es útil o no. El ideal aristotélico dice que solo se da entre quienes no se necesitan entre sí. Epicuro viene a decir: “Bueno, más necesario que el amigo no hay nada”. Porque, precisamente, la vida en amistad es una de las vías para perder el miedo. El miedo a la soledad, al sufrimiento, a los dioses… es decir, a poderes que no podemos controlar.

Es algo que todavía se discute. Hoy existe por ejemplo lo que yo llamo la “amistad terapéutica”, que casi limita su valor a sus beneficios para la salud mental, la longevidad… ¿En qué medida estamos cayendo en la trampa, no ya de la utilidad que defendía Epicuro, sino de la instrumentalización de la amistad?

Nietzsche, en tiempos de cambios fuertes y sociedades mucho más complejas, plantea por primera vez desde la filosofía la cuestión de la ruptura. Los amigos también rompen, entran en conflicto. Y quizá de lo que se trata es de medir bien quiénes pueden ser nuestros amigos para también saber quiénes pueden ser nuestros enemigos y no quedarnos en fotos edulcoradas y, en el fondo, engañosas de lo que puede ser la amistad. CONTINUAR LEYENDO

lunes, 16 de junio de 2025

"¿QUÉ DICE LA BIBLIA —INSISTENTE Y CLARA— DE CÓMO TRATAR A LOS EXTRANJEROS Y MIGRANTES?

  • Éxodo 22, 20: «No explotarás ni oprimirás al extranjero, porque también vosotros fuisteis extranjeros en Egipto».
  • Éxodo 23, 9: «No explotarás al emigrante, porque vosotros conocéis la vida del emigrante, pues lo fuisteis en Egipto».
  • Levítico 19, 33: «Si un extranjero se establece en vuestra tierra, en medio de vosotros, no lo molestaréis, será para vosotros como un compatriota más, y lo amarás como a ti mismo, pues también vosotros fuisteis extranjeros en Egipto».
  • Deuterionomio 24, 14: «No explotes al pobre y al indigente, ya sea uno de tus hermanos o uno de los extranjeros que viven en tus ciudades. Págale cada día su salario, antes de ponerse el sol, pues es pobre y espera impacientemente su jornal. De lo contrario, apelará al Señor, y tú serás culpable».
  • Zacarías 7, 10: «Practicad la justicia y la compasión. No explotéis a la viuda y al huérfano, al emigrante y al pobre, y nadie piense en hacer mal a su hermano. Pero ellos no quisieron atender, volvieron la espalda y se hicieron los sordos. Endurecieron su corazón como el diamante para no escuchar la enseñanza y las palabras que el Señor Todopoderoso inspiró a los profetas. Entonces el Señor se irritó muchísimo».
  • Mateo 25, 35: «Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme. Entonces los justos le contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les dirá: En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis (…) Os aseguro que cuando no lo hicisteis con uno de esos pequeños, tampoco conmigo lo hicisteis».
  • Filipenses 4, 5: «Que vuestra bondad sea notoria a todos los hombres».
  • Hebreos 13, 2: «No os olvidéis de mostrar hospitalidad, pues gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles».

domingo, 15 de junio de 2025

Las supervivientes del Patronato de Protección a la Mujer: “Nos han torturado y yo eso no lo perdono, me da igual cómo lo pidan”.

Tres víctimas explican qué ha supuesto para ellas recibir unas disculpas públicas por parte de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) y reclaman al Estado justicia para reparar su memoria

sábado, 14 de junio de 2025

"LA FISCALÍA". Luis García Montero, El País 02 JUN 2025

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz
Si algunos jueces logran convertir su soberbia en costumbre jurídica, un poder judicial autopoderoso se convertirá en el mayor problema de la democracia

Leo con mucho interés el libro de mi amigo Miguel Pasquau Liaño, juez y novelista, titulado El oficio de decidir (Debate, 2025). Es muy interesante meterse en la piel de alguien que soporta el poder del Estado para tomar una decisión que afecta a la vida de las personas. Sus meditaciones ponen en juego el conocimiento del derecho para decidir entre prejuicios, juicios paralelos, testimonios, pruebas, indicios y sospechas. Miguel Pasquau reconoce que los jueces pueden equivocarse, y eso supone una responsabilidad, porque el poder judicial no descansa en el CGPJ, que no dicta sentencias, sino en el juez que firma una resolución. En un mundo mediático crispado, hay muchos pseudoperiodistas dispuestos a sacar conclusiones fanáticas sin haberse leído siquiera una sentencia.

Mientras leía El oficio de decidir, he sentido el deseo de aclararme ciertos sentimientos. No creo ahora que el problema esté en que los partidos conservadores o progresistas manipulen a los jueces. Si existiera una decencia profesional inequívoca, este mal deseo no tendría mayores consecuencias. Más que en los partidos, el problema está en los jueces que se salen de su decencia profesional para sustituir a la voluntad del pueblo encarnada en la política. Aprovechan la crispación y buscan protagonismo, convertidos en una autoridad social sin límites que no distingue entre denuncias, pruebas, indicios y sospechas. Si este tipo de jueces consigue convertir su soberbia en costumbre jurídica, un poder judicial autopoderoso se convertirá en el problema más grave de la democracia.

Después de que el CGPJ quedara bloqueado, el único contrapoder que puede enfrentarse a la soberbia judicial es la Fiscalía. Ahora comprendo por qué soportamos en España una desmedida persecución mediática contra el fiscal general. Hay quien no quiere justicia, sino una soberbia sin límites dispuesta a borrar cualquier otro tipo de poder democrático.

"CAPITALISMO Y PORNO". Juan José Millás, El País

La escritura no nació al servicio de la poesía, sino al del cálculo de los excedentes Uno preferiría que a la humanidad no se le hubiera ocu...