viernes, 18 de febrero de 2022

"USOS DE LO ERÓTICO. LO ERÓTICO COMO PODER". Audre Lorde

Existen muchas clases de poder; los que se utilizan y los que no se utilizan, los reconocidos o los que apenas se reconocen. Lo erótico es un recurso que reside en el interior de todas nosotras, asentado en un plano profundamente femenino y espiritual, y firmemente enraizado en el poder de nuestros sentimientos inexpresados y aún por reconocer. Para perpetuarse, toda opresión debe corromper o distorsionar las fuentes de poder inherentes a la cultura de los oprimidos de las que puede surgir energía para el cambio. En el caso de las mujeres, esto se ha traducido en la supresión de lo erótico como fuente de poder e información en nuestras vidas.

En la sociedad occidental, se nos ha enseñado a desconfiar de este recurso, envilecido, falseado y devaluado. Por un lado, se han fomentado los aspectos superficiales de lo erótico como signo de la inferioridad femenina; y, por otro, se ha inducido a las mujeres a sufrir y a sentirse despreciables y sospechosas en virtud de la existencia de lo erótico.

De ahí sólo hay un paso a la falsa creencia de que las mujeres sólo podemos ser realmente fuertes si suprimimos lo erótico de nuestras vidas y conciencias. Pero esa fortaleza es ilusoria, ya que se concibe en el contexto de las pautas de poder masculinas.

Las mujeres hemos llegado a desconfiar de este poder, que surge de nuestro conocimiento más profundo y no racional. El mundo masculino nos ha prevenido contra él durante toda la vida; los hombres valoran los sentimientos profundos y desean que las mujeres los practiquen en beneficio suyo, pero al propio tiempo los temen y no se atreven a indagar, en ellos personalmente. Así pues, a las mujeres se las mantiene en una posición distante/inferior para exprimirlas y sacarles toda la sustancia, como si fueran esas colonias de pulgones que las hormigas ordeñan para alimentarse.

En realidad, lo erótico ofrece un manantial de fuerza inagotable y provocadora a la mujer que no teme descubrirlo, que no sucumbe a la creencia de que hay que conformarse con las sensaciones.

Los hombres han acostumbrado a definir erróneamente lo erótico y a emplearlo en contra de las mujeres. Lo han equiparado con una sensación confusa, trivial, psicótica, artificial. Por este motivo, muchas veces renunciamos a indagar en lo erótico y a considerarlo una fuente de poder e información, confundiéndolo con su antítesis, la pornografía. Ahora bien, la pornografía es la negación directa del poder del erotismo, ya que representa la supresión de los sentimientos verdaderos. La pornografía pone el énfasis en la sensación sin sentimiento.

Lo erótico es un espacio entre la incipiente conciencia del propio ser y el caos de los sentimientos más fuertes. Es una sensación de satisfacción interior que siempre aspiramos a recuperar una vez que la hemos experimentado. Puesto que habiendo vivido la plenitud de unos sentimientos tan profundos y habiendo experimentado su poder, por honestidad y respeto a nosotras mismas, ya no podemos exigirnos menos.

No es fácil exigirse rendir al máximo en nuestra vida, en nuestro trabajo. Aspirar a la excelencia supone superar la mediocridad fomentada por nuestra sociedad. Dejarse dominar por el miedo a sentir y a trabajar al límite de la propia capacidad es un lujo que sólo pueden permitirse quienes carecen de objetivos, quienes no desean guiar sus propios destinos. CONTINUAR LEYENDO

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