En este artículo exploramos el impacto del rendimiento escolar (conocido
como efectos primarios) y la estructura de costes y beneficios a los que
se enfrentan los individuos de distinta clase social de origen (efectos
secundarios) cuando afrontan la transición entre la educación obligatoria
y no obligatoria en España. Ambos predictores de las trayectorias operan
a través de un efecto de interacción contribuyendo a la reproducción de
desigualdades educativas. Esta interacción parece sugerir que el
rendimiento escolar no es interpretado de la misma forma por los
individuos de distinto origen social. En concreto, existe un efecto de
compensación por el que los estudiantes de clase alta tienen una
probabilidad mayor de alcanzar estudios secundarios superiores o
universitarios con respecto a los estudiantes de clase baja, cuando sus
«notas» son malas. Por lo tanto, la desigualdad por clase social de origen
es máxima entre los peores estudiantes.
"No necesitamos hombres que piensen, sino bueyes que trabajen" (Juan Bravo Murillo, Ministro de Instrucción Pública). "Quienes no se mueven no notan sus cadenas" (Rosa Luxemburgo). "Ningún hombre tiene derecho a una verdad que perjudique a otro" (Benjamín Constant)
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