sábado, 8 de abril de 2023

Eduardo Infante, filósofo: «Un influencer es un modelo de éxito sin esfuerzo y de felicidad reducida al mero consumo». Un artículo de Olivia Alonso publicado en La Voz de Asturias el 7 de abril de 2023

Profesor de instituto en Gijón, reivindica en su último libro, «Aquiles en Tiktok», el retorno a una escuela que prepare para ejercer la ciudadanía. «Antes la relevancia era por lo que se hacía en la vida pública y ahora por hacer pública la vida privada», señala.

Los «tiktokers» e «influencers» -«campañas publicitarias de carne y hueso»- se han convertido en modelos de los jóvenes ante la falta de referentes, según lamenta el filósofo y profesor en un instituto de Gijón Eduardo Infante, que reivindica el retorno a una escuela que prepare para ejercer la ciudadanía y deje de ser una agencia de colocación futura. Son algunos de los mensajes que Infante (Huelva, 1977) transmite en su último libro Aquiles en Tiktok (Ariel), en el que acude a los grandes filósofos del mundo clásico para reivindicar una vida basada en la virtud.

«No se trata de demonizar a las redes sociales, sino de analizar el modelo de virtud y excelencia que representan», comenta Infante en una entrevista con EFE en la que asegura que «son el ejemplo del estado de mediocridad en el que está nuestro concepto de lo bueno y de lo mejor».

«Un influencer es una campaña publicitaria de carne y hueso, y un modelo de éxito sin esfuerzo, de virtud desvirtuada y de felicidad reducida al mero consumo», asegura el filósofo y también divulgador en redes donde tiene más de 34.000 seguidores en su cuenta de Twitter. Además, expresa su preocupación por el hecho de los jóvenes empiecen a normalizar ciertos modelos, como «un youtuber defraudador, un futbolista violador o un tiktoker que gana mucho dinero haciendo el imbécil». Ante esta situación, cree imprescindible enseñar a los jóvenes «a mirar y admirar de nuevo» que existe «un mundo mas bello, humano y honesto, y una cultura que les va a desarrollar todas sus capacidades, intelectuales, físicas, morales y espirituales»

El suicidio, uno de los temas que más preocupan en el aula

Infante recuerda que estaba explicando La Metafísica de Aristóteles en 2º de Bachillerato cuando se fijó en una alumna que no atendía y solo miraba por la ventana. Se acercó a ella y le preguntó qué había tan interesante al otro lado de la ventana. «La vida, me contestó. Y me di cuenta de que había convertido mi aula en una caverna. Desde ese día invito a los alumnos a cerrar los libros, les pregunto qué problemas les preocupan, y sacan las cuestiones eternas que nos han ido persiguiendo toda la vida», subraya.

Asegura que en el aula practican la filosofía porque dialogan y estudian lo que los grandes pensadores de la historia se atrevieron a pensar. Según el filósofo, la falta de sentido y de relevancia, además de la soledad, son algunas de las causas que puedan llevar a los jóvenes al suicidio; un tema que les preocupa mucho y sobre el que Infante dialoga con frecuencia con los alumnos.

«Vivimos juntos en una gran muchedumbre solitaria y esto genera malestar psíquico», destaca el profesor, que alerta también de que las redes sociales funcionan como una «especie de pomadita: cuando nos sentimos solos buscamos unas comunidades virtuales que nos hagan creer parte de algo y que somos relevantes».

Además, critica que los jóvenes busquen en las redes esa relevancia «ficticia y horrible», que antes se conseguía por el bien que aportabas a los otros y a la comunidad. «Pero ahora se ha dado la vuelta a la tortilla, antes la relevancia era por lo que se hacía en la vida pública y ahora justo lo contrario, por hacer pública la vida privada. Tenemos ese miedo tremendo a ser irrelevante para los demás», señala.

Sin dudarlo, Infante asegura que «el gobierno nos engaña cuando nos dice que los contenidos de filosofía han quedado como estaban (en la Ley Celaá) y no es cierto».

«En el Bachillerato, enseñanza no obligatoria, sí queda como estaba, pero en la ESO (obligatoria) se elimina la ética y se incorpora una nueva asignatura que no tiene contenido filosófico y que es un catecismo laico». Se refiere Infante a la asignatura de Valores Cívicos y Éticos, incorporada por la Lomloe, que califica como «dogmática porque dice lo que hay que pensar», a diferencia de la ética que «enseña a pensar y a dialogar».

Según el docente, con el cambio legislativo quienes estudien una FP o abandonen los estudios tras la ESO abandonarán la escuela sin una formación en Filosofía: «un griego se haría el harakiri si nos viera, porque la formación filosófica es la formación ciudadana. Te enseña a comprender las razones del otro y a refutarlas con argumentos y no con sentimientos, como hacemos hoy en día».

«Nos quejamos de la falta de virtudes en el Congreso, de que no saben negociar ni hablar, de que no tienen altura de miras, de la crispación, de la polarización, etc, pero es que la sociedad está igual», se lamenta Infante.

Critica también que las leyes educativas estén diseñadas por la OCDE -un organismo económico-, así como que todas las supuestas innovaciones que se incorporan en las aulas coincidan con los planes estratégicos de las empresas de innovación tecnológica. «¿A quién está sirviendo esta educación?», se pregunta el filósofo, mientras insiste en resaltar los valores de lo eterno, «de lo que perdura más allá de su tiempo», de lo que da «sentido y felicidad», como sucede con la filosofía».

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