domingo, 10 de marzo de 2024

«ENTRE EXPERIENCIA Y REALIDAD SIEMPRE HAY UNA BRECHA». Entrevista de Esther Peñas al físico y escritor Agustín Fernández Mallo publicada en Ethic el 14 de abril de 2023

La identidad como espejismo creada por el big data; la estadística que construye avatares que terminan por condicionarnos, cuando no por someternos; un sistema, el capitalismo, que ha existido desde siempre y que pervivirá por lo siglos de los siglos; la brecha insalvable entre la teoría y la práctica, esa brecha que nos hace humanos; un mundo virtual con consecuencias reales; la tiranía del algoritmo; o la intimidad, la libertad y el margen de ambas que aún podemos ejercer son algunas de las cuestiones que aborda Agustín Fernández Mallo (A Coruña, 1967) en su último ensayo, ‘La forma de la multitud. Capitalismo, religión e identidad’ (Galaxia Gutenberg), que recibió el primer Premio de Ensayo Eugenio Trías

¿Hay que fiarse de la multitud o sospechar de ella, como Ortega y Gasset hace de las masas?

Siempre hay que sospechar, absolutamente siempre. La multitud ha sido manejada por todos los poderes habidos y por haber, lo que no quiere decir que la masa conlleve necesariamente comportamientos negativos o perniciosos, pero hay que sospechar de ella, y más hoy día que impera este mecanismo que produce identidades estadísticas y obtiene datos de las masas a través de un proceso muy contradictorio, aunque real: extraer individualidades a partir de datos estadísticos de las masas. Eso es el big data. Sí, hay que desconfiar, no solo de las masas sino de esos individuos supuestamente individuales que emergen de esas masas, desconfiar de esos yoes estadísticos que circulan por redes y por todas partes.

Hace poco escuché decir a la poeta María Negroni que no creía en la identidad…

Esa afirmación demuestra que es una persona inteligente. El tema de la identidad lo abordé en La mirada imposible. Creo que la identidad es una alucinación del ego; en cualquier caso, siempre es un pacto entre lo que uno cree que es y lo que mundo dice que es. Una negociación, en definitiva, de ahí que no sea posible crear individualidades, porque el mundo ha de refrendarla y modelarla… Por eso se ha tardado tanto en hablar de identidades sexuales, porque el mundo determina al sujeto jurídico y de derecho. Esto se aplica incluso con las identidades colectivas como los pueblos, las nacionalidades, que a la postre es el mundo el que debe decir qué son.

Ya que menciona la identidad sexual, ¿qué opinión le merece la reciente Ley trans?

Es un tema que no tengo muy estudiado, así que lo que podría decir serían cosas superficiales, pero sí tengo claro que la subjetividad nunca puede ser un derecho absoluto; hay que tenerla en cuenta, pero no puede condicionar el hecho jurídico hasta sus últimas consecuencias. Consensuar que esa subjetividad es pertinente, pero no es suficiente criterio de autoridad para definir un hecho jurídico, de otro modo te cargas el principio jurídico en sí mismo. ¿Quién va a juzgar una subjetividad? Uno realiza un acto, neutro, malo, bueno, y eso se juzga. Pero es modo en que alguien se sienta, ¿cómo va a ser juzgado?

¿En qué ha cambiado el concepto de «identidad», de «subjetividad» con el advenimiento de la postmodernidad?

Con el término de postmodernidad, que viene de los años 80 del siglo pasado, aludimos, entre otras cosas, a un sistema pensamiento que funciona a través de casos particulares, es una corriente que trajo una liberación de los cánones y de los grandes relatos e imposiciones jerárquicas, así que no se puede pensar el mundo sin la postmodernidad o el pensamiento postmoderno, tanto en lo que se refiere a la parte más teórica, representada por autores como Deleuze, Lyotard, Guattari, Derrida, Foucault, como a la posición más débil y comercial. En mi ensayo Teoría general de la basura argumento que toda materialización de algo viene precedida de una teoría, dicho al revés: toda teoría tarda unas décadas en ponerse en práctica. La teoría postmoderna estamos llevándola a la práctica ahora, por supuesto transmutada, porque una teoría nunca puede llevarse a la práctica totalmente. En cualquier caso, la postmodernidad ha ayudado a que las identidades sean más flexibles y se adapten a una opción personal menos jerárquica. CONTINUAR LEYENDO

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