Vox pone condiciones y el Partido Popular las obedece. El sueño de la extrema derecha europea empieza a cumplirse también en España: la derecha tradicional española, una de las más duras del continente, empieza a ir a remolque de la derecha radical que ha sellado un pacto de sangre con el espíritu de Donald Trump. En estos momentos, la organización política española más próxima al futuro inquilino de la Casa Blanca es Vox. La fracción mejor conectada con el nuevo poder norteamericano es Vox. José María Aznar tendrá que trabajar a fondo para volver a inclinar la balanza a su favor. Su amistad con Marco Rubio, uno de los hombres fuertes del Partido Republicano en Florida, futuro secretario de Estado, puede serle de gran ayuda.
Fue durante el primer mandato de Trump (2016-2020) cuando Vox empezó a cobrar visibilidad política en España, con unos resultados espectaculares en noviembre del 2019: 52 escaños. Más de cincuenta diputados para la extrema derecha, cuatro de ellos generales retirados, lo nunca visto desde la muerte del general Franco. Vox aprovechó bien la brecha que se estaba abriendo entre política y sociedad, esta vez por el lado derecho. Aquellas elecciones generales de noviembre del 2019 fueron repetición de los comicios celebrados en abril, con posterior bloqueo parlamentario. Pedro Sánchez, Albert Rivera y también Pablo Iglesias se obstinaron en repetirlas. Sánchez decía que no dormiría tranquilo con ministros de Podemos. Rivera, que ya se imaginaba presidente del Gobierno, no quería dar oxígeno a Sánchez. E Iglesias no dio su brazo a torcer: quería que Podemos entrase en el Gobierno y finalmente lo consiguió. Vox fue el gran beneficiario de aquella innecesaria repetición electoral y también de los disturbios que tuvieron lugar en Barcelona entre octubre y noviembre de 2019, cuando se conoció la sentencia del Tribunal Supremo una vez concluido el juicio a los independentistas catalanes. El fuego de los contenedores incendiados en el centro de Barcelona les ayudó a crecer. Posteriormente, Vox bajó a 33 diputados en las elecciones generales de julio del 2023, y en estos momentos los sondeos indican que podrían alcanzar unos 45 escaños. Están remontando.
Vox advierte al PP y este le hace caso. Vox amenaza a Génova con abandonar la negociación de los presupuestos del 2025 en las comunidades autónomas donde los populares necesitan sus votos (Comunidad Valenciana, Baleares, Aragón, Murcia, Extremadura y Castilla y León) y al cabo de veinticuatro horas, el partido conservador vuelve a bloquear las negociaciones con el Gobierno para hallar una salida al problema de los menores migrantes no acompañados. Esa era la exigencia de Santiago Abascal: no repartir menores por España, no sacarlos de Canarias, expulsarlos. Objetivo: identificar a Vox como el partido más agresivo contra la inmigración irregular. Objetivo conseguido.
(Si la intención del PP era mantener la negociación bloqueada al margen de otras consideraciones, Vox ha sido hábil. Intercalando su exigencia en el momento adecuado han conseguido transmitir la idea de que el PP les teme).
Vox no es en estos momentos el partido político moribundo que algunos medios de comunicación de Madrid imaginaban hace un año. Ha sufrido algunas bajas relevantes (Macarena Olona, Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio…), su organización territorial sigue siendo débil, su vida interna presenta notorias opacidades y hace unos meses tuvieron que admitir que obtuvieron un crédito de un banco húngaro para afrontar las elecciones municipales y generales del año pasado. Admitir la existencia de ese crédito significaba reconocer un vínculo profundo con Víktor Órbán, el primer ministro húngaro, amigo de Trump, casi súbdito de Vladímir Putin y valioso aliado centroeuropeo de Xi Jinping. Vox ha puesto un pie en el 'otro lado'. Sus resultados en las elecciones europeas del pasado mes de junio no fueron espectaculares (9,6%), pero lograron superar el registro de las anteriores europeas, celebradas en junio del 2019 (6,2%), meses antes del ‘estallido’ de noviembre. La victoria de Trump en Estados Unidos les está yendo muy bien: Vox se mantiene al alza. Tres millones de votos rocosos y animados por la ola reaccionaria que recorre Occidente. CONTINUAR LEYENDO
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