jueves, 15 de mayo de 2025

"El pensamiento indígena señala las causas de nuestras crisis. E interesa cada vez más". Mar Padilla - El País 25 ABR 2025

Dos yanomamis en la selva del sur de Venezuela
Si observamos nuestra sociedad ultraliberal desde fuera —como si fuéramos etnólogos investigando nuestra propia forma de vida—, descubrimos un sistema que nos está llevando a una crisis existencial
Demasiadas veces creemos que nuestro modo de vida es el único válido, el “verdadero”. Pero la gran enseñanza de la antropología es que hay muchísimas maneras de interpretar y habitar el mundo. Hasta hace una década, cuando Gemma Orobitg, profesora de Antropología en la Universidad de Barcelona, explicaba en clase el pensamiento de la comunidad pumé, de Venezuela, muchos estudiantes no lograban conectar. “Les sonaba a chino”, dice.

Ahora no tanto. De un tiempo a esta parte percibe mayor interés por el pensamiento indígena. “En general, nuestra forma de pensar es cerrada. Pero hay que salir de nuestras respectivas cajas de resonancia. Y ahora noto más ganas de cambiar de perspectiva”, afirma al teléfono Orobitg, doctora en Antropología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales.

Más allá del tópico exótico y esencialista, se diría que últimamente hay hambre de conocer formas de pensar de culturas para las que los occidentales somos, precisamente, los otros. Por eso se están publicando libros como El pensamiento indígena contemporáneo (Colegio de San Luis), coordinado por el mixteco Francisco López Bárcenas; La caída del cielo, de Davi Kopenawa, líder yanomami de Brasil (Capitán Swing); Escrito en la arena. Cómo el pensamiento indígena puede salvar al mundo y Relato correcto, relato incorrecto. Una travesía por el pensamiento indígena, de Tyson Yunkaporta, de los apalech, de Australia (Herder), o Ideas para postergar el fin del mundo (Prometeo) y Futuro ancestral (Taurus), de Ailton Krenak, filósofo indígena brasileño.

No es tan extraño. Si intentamos observar nuestra sociedad ultraliberal desde fuera —como sesudos etnólogos investigando nuestra propia forma de vida—, descubrimos un sistema que nos está llevando a una crisis existencial. “El mundo se está infectando de simplicidad artificial, enfangado en esa simplicidad. En realidad, la guerra entre el bien y el mal es una imposición de la estupidez y la simplicidad sobre la sabiduría y la complejidad”, advierte Yunkaporta por videoconferencia desde Melbourne.

No es tan extraño. Si intentamos observar nuestra sociedad ultraliberal desde fuera —como sesudos etnólogos investigando nuestra propia forma de vida—, descubrimos un sistema que nos está llevando a una crisis existencial. “El mundo se está infectando de simplicidad artificial, enfangado en esa simplicidad. En realidad, la guerra entre el bien y el mal es una imposición de la estupidez y la simplicidad sobre la sabiduría y la complejidad”, advierte Yunkaporta por videoconferencia desde Melbourne.

Según el autor australiano, el pensamiento occidental arrastra un defecto de origen: la idea de “yo soy más que tú, tú eres menos que yo”. Bajo un manto de corrección cultural, cuesta la mera posibilidad de escuchar y valorar otras formas de cultura. Pero no todo está perdido: el conocimiento está vivo, y el tiempo de la creación sigue desplegándose ahora, según los apalech. Otras personas en otros territorios también piensan así. CONTINUAR LEYENDO

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