martes, 31 de diciembre de 2024

"LOBOTOMÍA DEMOCRÁTICA". Antonio Muñoz Molina, El País 19 DIC 2024

Fran Pulido
A la derecha ya no le basta con el olvido y la indiferencia hacia el sufrimiento de las víctimas de Franco. Ahora ha descubierto el sarcasmo

... La democracia española quiso poner sensatamente todo su acento en la reconciliación, pero desde el principio fue mezquina y olvidadiza con las víctimas de la posguerra y de toda la dictadura, con los represaliados, los exiliados, los militantes antifascistas, los luchadores del sindicalismo clandestino, hombres y mujeres de un coraje y una integridad más firmes todavía porque en lugar de extraviarse en los desvaríos teóricos universitarios se concentraban en la lucha por los derechos de los trabajadores. Ahora la derecha asegura que por delante de la memoria pone la concordia, y que si se niega a honrar a las víctimas del franquismo es para no abrir heridas, para no fomentar el odio. Pero quienes desde muy pronto hablaron de reconciliación no fueron los vencedores ni sus herederos, sino los derrotados y los perseguidos. El presidente Manuel Azaña pidió “paz, piedad, perdón”, en su discurso estremecedor en Barcelona en julio de 1938. Y fue el Partido Comunista, en 1956, con miles de militantes en las cárceles, el que promovió una política de reconciliación nacional entre los vencedores y los vencidos.

La triste verdad es que, durante muchos años, de las víctimas y de los luchadores no quería acordarse casi nadie, y no por culpa de ese cobarde “pacto de silencio” del que se ha hablado y escrito tanto. No hubo ningún pacto de silencio por la triste razón de que no hacía falta. Con unas cuantas excepciones, todo el mundo, y no solo en la política, sino también en el ámbito confuso en el que se cruzan la actualidad y la cultura, prefería no acordarse de los que más habían sufrido, ni mostrar gratitud hacia los que más habían luchado, ni reconocimiento a los que habían escrito en la clandestinidad o el destierro. Y fue una cuestión de moda. Había que desprenderse cuanto antes de un pasado inmediato que de la noche a la mañana se había quedado arcaico. Había que ser moderno sin interrupción, como el dandi de Baudelaire, y todo lo que sonara a antiguo, a rancio, a provinciano, a sombrío, era un estorbo en la afiebrada modernidad de los años ochenta. Había que dejar cuanto antes atrás no solo el franquismo, sino también el antifranquismo, y del mismo modo que se descartaron las chaquetas de pana, las barbas espesas y el tabaco negro —todo lo cual era de agradecer— se despreció el legado formidable de la cultura liberal, republicana y emancipadora que se extinguió con la guerra, con sus severas exigencias éticas y su insistencia en el laicismo y la instrucción pública.

La persistencia de la corrupción, el desdén hacia el conocimiento y el secuestro de una parte creciente de la educación por intereses especulativos y clericales tienen que ver con la pérdida de esos principios que la izquierda dejó de hacer suyos justo cuando más oportunidad tuvo de recuperarlos, en los largos años de mayorías socialistas. Se desdeñaron los principios, con la disculpa de la urgencia de las tareas prácticas, pero también se desdeñó y se olvidó a quienes los habían hecho suyos, los exiliados que volvieron para ser recibidos por la indiferencia, los veteranos cuyas historias nadie quería ya escuchar, los dañados por la prisión y la tortura que no recibieron compensación moral alguna, y todavía menos recompensa material que no fuera tardía o miserable, o inexistente.

... Ahora, además, ha descubierto el sarcasmo. Núñez Feijóo, el hombre de la blanda máscara de goma, fuerza un conato de sonrisa para explicar que el pasado le da mucha pereza, porque lo suyo es el mañana, y que la izquierda es tan retrógrada que se muere de nostalgia por los años cuarenta, los cincuenta, los sesenta, los setenta. Se ve que la izquierda añora las cárceles, los juicios sumarísimos, las condenas sin misericordia, la persecución, el despojo de los bienes y de los puestos de trabajo, las torturas, las cabezas rapadas, la pérdida de todos los derechos, incluyendo el derecho a la vida.

... En Madrid, en lo que fue la Dirección General de Seguridad, hay una placa que celebra el levantamiento del 2 de Mayo de 1808, pero ni una sola huella, ni un recuerdo, a toda la gente que pasó por esas celdas y esos siniestros despachos en los que se torturaba y en ocasiones se asesinaba. El portavoz del Gobierno regional, que tiene su lujosa sede en el edificio, acaba de anunciar que no permitirán que sea designado como “lugar de la memoria democrática”, ni que sea usado el próximo año para ningún acto conmemorativo. Pero cuanto más niegan, borran, ignoran, desprecian, más revelan sin darse cuenta la fealdad de lo que son.


lunes, 30 de diciembre de 2024

"EL BARRO Y MAMÁ: UN CUENTO DE NAVIDAD TRAS LA DANA". Paco Cerdá, El País 24 DIC 2024

DIGO MIR
La memoria crece en los detalles. Aquel fuerte de juguete. El agua creciendo. Las calles anegadas. Los coches amontonados. El cuerpo de la modista de Catarroja flotando en su habitación

El tiempo sería frío, desapacible y cortante, pues así lo quieren desde Dickens todos los cuentos de Navidad. El niño, Juanjo, tendría 11 o 12 años, no más. Aún creía en la magia de estas noches largas vestidas de niebla. Mejor creer en eso, en la Navidad, que esperar a que su madre, una pobre modista que iba de casa en casa cosiendo vestidos de boda o de fallera para las mujeres del pueblo y que volvía cansada más allá de las diez de la noche, esa mujer que jamás había podido irse de viaje ni darse caprichos, reuniera el dinero necesario para cumplir el sueño de su hijo pequeño: tener un fuerte. Un fuerte de madera con sus indios y vaqueros, con sus caballos, con su saloon de doble puerta y su torreta de vigilancia. Un escenario para vivir cada tarde, desde el salvaje Oeste de Catarroja, aventuras épicas y batallas a vida o muerte.

Y sin embargo, el milagro ocurrió.

A Juanjo le resulta imposible olvidar aquella imagen de hace 40 años: la caja, el papel de regalo, el fuerte de madera, la bandera americana flameando en lo alto de la torreta. Su sonrisa, la sonrisa de su madre, bon Nadal.

Juanjo tampoco puede olvidar esa otra imagen de hace 56 noches: su madre, la vieja modista Isabel, flotando muerta y sola en la habitación de casa, la vieja casa familiar.

Hablo con él en estos días raros, estos días tristes que pringan el alma más que el barro, aunque las almas abatidas se vean menos que los coches amontonados. No hay vertederos para vidas desguazadas. Nadie sabe dónde están los voluntarios capaces de limpiar el interior de miles de personas destrozadas. No es un coche. No es una casa. No es un trabajo. No es un bar, una tienda, un negocio o una fábrica. Es la vida perdida, opacada en mate.

Duele preguntarle a Juanjo por los detalles. Pero la vida está en los detalles. La memoria crece y anida en los detalles. Son sus asideros. Las tres de la mañana. Las calles anegadas. Los coches flotando. La llave temblorosa en la cerradura. El silencio. El agua creciendo por encima de los 70 centímetros, de pared a pared. El olor a humedad. El pasillo lóbrego, más oscuro que nunca. Los gritos asustados de mare, mare, mare. El miedo viscoso. La aciaga oscuridad. La luz de acomodador que proyecta la linterna del móvil. Y, de repente, el drama. El cuerpo de su madre boca abajo, flotando como un náufrago sin relato. El cuerpo de Isabel Ibáñez, de 84 años, la modista de Catarroja, flotando en el mar negro de su habitación; quién sabe si con un crucifijo mudo en la pared, quién sabe si con una foto de su difunto Salvador flotando en alguna esquina junto a los muebles boya.

Hay detalles que se pierden. La memoria, muchas veces, los reconstruye. Yo recuerdo una Navidad extraña: vestido de paje del rey Baltasar con la cara pintada de negro y visitando a las reclusas de la cárcel de mujeres de Murcia, con sus niños encerrados en calabozos sin culpa ni delito. Me gustaría evocar rostros y frases precisas de aquella mañana amarga, pero solo recuerdo el frío que todo aquello dejó en mí. Una pena que cada Navidad regresa cuando me pregunto cuántos de esos niños volvieron o volverán, ya de adultos, a la cárcel, y un día de Reyes verán de nuevo entre rejas a Melchor, Gaspar y Baltasar.

Lo que no se pierde en la memoria de Juanjo es el impacto de la imagen que ha quedado impresionada en su cerebro. El cuerpo mojado de su madre. Su traslado a la cama-isla. La sábana echada por encima de mamá: un no quiero verla tan lorquiano, tan íntimo, tan humano. Esa imagen, me cuenta Juanjo, no para, no para, no para. Sigue en bucle cada día. Cuando me voy a dormir. Cuando estoy viendo la televisión. Cuando menos me lo espero, vuelve la imagen. El cadáver flotando boca abajo. Y habla Juanjo de las pastillas para dormir. Y del sueño que arrastra todo el día porque ya van muchas noches con el comecome en la cabeza y el techo en las pupilas.

Por eso duele preguntarle a Juanjo qué espera de esta Navidad. La voz se le romperá. Dirá que los turrones serán como las piedras. Que solo quiere que pasen rápidas las fiestas. Que ya nunca más habrá, para él, Navidad. Aunque eso ya es lo de menos; lujos de aquel mundo sin barro que el otoño se llevó. Juanjo solo quiere que se acabe esta película. Esa chica boliviana embarazada de ocho meses que murió ahogada cerca del polígono de Riba-roja, cuando volvía del trabajo, dos días antes de pedir la baja por maternidad. Esa chica venezolana que murió con su bebé de tres meses en Paiporta. Ese colombiano que se vio atrapado en un atasco con la furgoneta de los repartos después de llamar a su hijo para decirle que tenía miedo y que hoy no entregará paquetes ni andará con prisas porque está muerto. Ese matrimonio de británicos ahogados dentro de su coche en Pedralba. Esa pareja de rumanos que vivía sobre un campo de arroz en l’Albufera en una casa de madera que la tromba se llevó con ellos. Ese camionero libanés atrapado fatídicamente cuando iba a la base a devolver el camión. Y Amparo la Barrina con su alzhéimer. Y Susana de Pedralba con su Down. Y Andrés el marinero ahogado en la residencia de ancianos de Paiporta. Y los niños hermanos Izan y Rubén, con sus cuerpecitos mojados y luego secos y después perdidos y finalmente ya para siempre quietos.

Todo es para volverse loco, dice Juanjo. Pero es Navidad. Y al menos le queda otro recuerdo. Otra imagen. Lo que sucedió después de cubrirla con una sábana. Protegió el cuerpo de su madre. La trasladó a la casa alta de un vecino para que otra avenida de agua no arrastrara sus restos. Estuvo 48 horas con ella. Peleó y peleó y movilizó hasta a 2.000 voluntarios que limpiaron el destrozado cementerio municipal. Consiguió que a su madre no la incinerasen ni la enterraran en otro pueblo. Y gracias a todo eso ahora Isabel la modista duerme ya con su Salvador, 64 años casados, en el mismo nicho de Catarroja. Y no es un final feliz, claro que no. Tampoco lo era el del fuerte de indios y vaqueros, en realidad.

Cuando Juanjo destapó el regalo aquella noche de Reyes y montó el fuerte, maravillado, pensando en todas las historias que contenían aquellas maderas con olor a nuevo, pasó lo inesperado. Su hermano mayor, que ya sabía que los Reyes eran las modistas y que sentía celos por el regalo de su hermano, entró en el cuarto y a patadas se lo rompió. Le destrozó el fuerte de madera. Juanjo nunca lo olvidó. Y era un fuerte de indios y vaqueros. Solo eso. Esto ha sido un escenario de guerra con su radiación de dolor todavía incalculable.Escribió Dante, en su Infierno, que no hay mayor dolor que acordarse de los días felices en la miseria. Ahí estamos todavía: en la miseria del desgarro; un poco temerosos de que desaparezca este presente continuo de fango y telediario y entonces, en la nueva normalidad, afloren las preguntas. Quizá por eso dice Juanjo Monrabal que no va a parar. Que va a luchar en esta épica batalla, a vida o muerte, contra la impunidad y el olvido. Lo dijo Simone Weil: el pasado y el futuro son las únicas riquezas del hombre. Porque incluso aquello que ayer parecía amargo, como un fuerte roto a patadas, puede ser mañana un buen recuerdo de Navidad.

domingo, 29 de diciembre de 2024

"NOS HAN PARALIZADO, PERO BIEN". Juan José Millás, El País 22 DIC 2024

La escritora americana, Marjorie Kanter, en su piso del Barrio
de las Letras el pasado 14 de noviembre. 
David Expósito

He aquí una víctima de la gentrificación. Tiene 81 años, se llama Marjorie Kanter y ha sido impelida a abandonar el piso en el que vive desde hace 30 años, en el barrio de las Letras de Madrid, porque los centros de las grandes ciudades europeas se han transformado en parques temáticos donde molesta mucho la presencia de personas reales. Dice uno “gentrificación” y parece que lo ha dicho todo. Da como un poco de pereza descender a los detalles. Estos barrios, que fueron en su día el rostro de las urbes históricas, parecen ya caras rellenas de silicona, atravesadas por los costurones cárnicos propios de una cirugía plástica malograda. Semblantes sin identidad donde los establecimientos comerciales, por poner un ejemplo, han sido sustituidos por tiendas de imanes para la nevera. Como efecto secundario, el precio de los alquileres de los barrios periféricos, al aumentar exponencialmente la demanda de la gente expulsada de la médula, se ha puesto por las nubes.

Cuando uno se pregunta por qué los poderes públicos no frenaron estos movimientos especulativos, recibe una lección sobre la impotencia de los políticos a la hora de enfrentarse a las decisiones del mercado. Ni siquiera se les pasó por la cabeza hacerlo, no porque no se viera venir, pues el capitalismo neoliberal avisa, sino porque ignoraban el modo de pararlo. Ahora, cuando el destrozo ha devenido irreversible, empiezan a poner tiritas. Somos una sociedad llena de tiritas: estas para la vivienda, estas para el empleo precario, estas para la universidad pública y así de forma sucesiva. Nos han apalizado, pero bien.

sábado, 28 de diciembre de 2024

"PUTEROS. HOMBRES, MASCULINIDAD Y PROTITUCIÓN". Beatriz Ranea Triviño

Este libro aborda el análisis de la prostitución, uno de los asuntos más controvertidos tanto dentro como fuera del feminismo, a través de una de sus caras más invisibles: los puteros. Una invisibilidad y un silencio que resultan elocuentes en investigaciones, debates o medios de comunicación, en los que ha prevalecido una tendencia a identificar la prostitución únicamente con las mujeres, como si encarnasen todo el sistema, y a ocultar y tolerar a quienes lo perpetúan. Sobre ellas han recaído el estigma social y los estereotipos, acaparando buena parte de las discusiones en torno a la libertad y el consentimiento sexual, la victimización o la explotación. ¿Cómo explicar la invisibilidad y tolerancia hacia los puteros? ¿Por qué rara vez se les nombra? ¿Por qué hay hombres que pagan por sexo? ¿A qué se debe que esta demanda sea mayoritariamente masculina? ¿Cuál es la relación entre prostitución y masculinidad? Ranea presenta una minuciosa disección de la cultura y las prácticas puteras, tras entrevistar a mujeres en contextos de prostitución, puteros y algún proxeneta. Una interpelación crítica que busca contribuir a reescribir la definición feminista y colectiva de lo que es la prostitución, y del significado que esta tiene para los hombres dentro del entramado de alianzas entre capitalismo, patriarcado y racismo.

"LA ABSTENCIÓN DE LOS ESPECTADORES". Luis García Montero, infoLibre.es 21 DIC 2024

Tuve la oportunidad de estrechar mi amistad con Federico Mayor Zaragoza en 2001, cuando la Universidad de Granada reconoció con el título de Doctor Honoris Causa al profesor de farmacia que había sido su rector entre 1968 y 1972. Pude reconocer yo la honestidad con la que su alta e histórica personalidad, después de haber sido Ministro de Educación y Ciencia y Director General de la UNESCO, se había comprometido con las políticas que defendían los derechos humanos y los caminos nacionales e internacionales de la paz en el mundo. Alzaba su voz, además de con su militancia, con sus libros de poesía.

He recordado muchas veces una de sus advertencias en aquel discurso del Honoris Causa: vivimos en un mundo en el que cada vez hay más espectadores y menos actores. Se trata de una dinámica que afecta en su raíz a la articulación social. Resulta notable ver cómo en las diversas ofertas creativas se ha ido desplazando la cultura en favor del entretenimiento. Más que una conciencia que necesite ser dueña de sí misma para intervenir, se alimenta el ocio de los que se dejan llevar con facilidad por los aires de sus mundos particulares y halagados.

Esto tiene que ver con la trampa que supone el desprestigio actual de la política, una verdadera oferta para el enfadado y para el cómodo clientelismo de los abstencionistas. La frase de Federico Mayor se relaciona con las preocupaciones de Albert Camus ante una existencia narcisista de personas incapaces de asumir deberes. En realidad, si no asumimos deberes es porque estamos renunciando a nuestros derechos. Tenemos menos deberes porque hemos perdido la conciencia de los derechos que debemos exigir. Derechos y deberes van de la mano, y esa hermandad se rompe cuando los actores se convierten en espectadores y la cultura en entretenimiento.

Resultan llamativos, por ejemplo, los éxitos de las invitaciones a la abstención. Desde siempre y en todas partes, ha habido políticos que quisieron aprovechar sus cargos para hacer negocios particulares. Desde siempre y en cualquier parte, más en las dictaduras que en las democracias, hay partidos políticos e instituciones que castigan la corrupción y otros partidos e instituciones que la esconden y la amparan. Un mundo de actores políticos, conscientes de la responsabilidad de la soberanía popular, acude a votar en apoyo a las personas que pueden dignificar la convivencia y acabar con la corrupción. Un mundo de espectadores entretenidos llega incluso a admirar la capacidad negociante de los sinvergüenzas, convertidos en protagonistas del espectáculo. Y cuando no se llega a ese extremo, se cae en la renuncia y la irresponsabilidad, todos son iguales, yo me quedo en mi casa, conmigo que no cuenten. La abstención es una forma de protesta esperada por los corruptos, supone otra versión de la irresponsabilidad de una ciudadanía que deja de ser actora para convertirse en un patio de indignados o acomodados espectadores.

Abstenerse es renunciar. En medio de la cultura neoliberal, eso supone formar parte de los que quieren cancelar los servicios públicos del Estado y acabar con la fiscalidad solidaria para imponer los intereses de las élites económicas. Uno entiende el cansancio ante la política cuando hay partidos, medios de comunicación y jueces al servicio de los que intentan convertir la representación pública en un perpetuo escándalo. Una buena estrategia para dejar de hablar de sanidad, educación, derechos laborales, acuerdos internacionales e instituciones creadas en favor de la ciudadanía, la paz y la convivencia. Y si se consigue identificar la política con el negocio, cada vez se alejarán más de ella los sectores desfavorecidos. Hay muchos anzuelos antisistema preparados para su mordedura.

La vida cansa, es verdad. Al paso de los años uno puede renunciar a la esperanza y a la ética responsable, igual que hacen los abstencionistas. Por eso resulta hoy tan necesario el ejemplo de algunos viejos de la tribu. Federico Mayor Zaragoza ha muerto a los 90 años. Su forma de ser convirtió el tiempo vivido y la experiencia en buenas razones para luchar sin descanso, cada vez más comprometido con la política decente, los derechos humanos y la paz.

domingo, 22 de diciembre de 2024

"LA SOLEDAD DEL CUIDADOR DE FONDO". Irene Vallejo, El País 20 OCT 2024

La sociedad descansa sobre trabajos no remunerados, pero a la vez condena a quien pretende conciliar profesión y cuidados

Lo imprescindible no cuenta. El relato dominante deja fuera a quien decide cuidar lo interior. La palabra “economía” proviene del griego oikos, “casa”; en su origen remoto, describía la administración del hogar. La gran paradoja es que, a lo largo del tiempo, la economía se ha mostrado displicente con el espacio hogareño. Nadie duda del beneficio de actividades como criar a los niños, limpiar, lavar la ropa o cuidar enfermos. Sin embargo, salvo que contratemos a alguien para ocuparse de ellas, no computan en la contabilidad productiva, no son relevantes ni crean riqueza o derechos. Incluso la profesión carece de reconocimiento y se paga mal. Arrinconamos esa esfera íntima que, más que una esfera, vendría a ser la cuadratura del círculo. Poco valoradas, excluidas de los grandes indicadores, las tareas domésticas y los cuidados subsisten en el subsuelo social. Parece que no respondiesen a una lógica económica, sino solo amorosa. La economía, nacida en el hogar, no quiere decir su nombre.

Contemplamos los cuidados como un asunto privado, olvidando su dimensión colectiva. Cada cual debe resolver sus necesidades como pueda, con sus solos recursos. Mientras algunos multimillonarios investigan cómo lograr una inmortalidad de élite, los sistemas públicos sufren recortes, y quienes cuidan caen en un desamparo cada día más asfixiante. En la tragedia griega Alcestis, de Eurípides, el dios Apolo concede al corrupto rey Admeto el don de la vida eterna. Para lograrlo, alguien debe acceder de manera voluntaria a morir en su lugar. Obsesionado, el monarca ofrece grandes sumas de dinero a los más pobres de su reino, pero nadie acepta. Al final, su esposa Alcestis, enferma, asume el pacto mortal y asegura así el futuro de sus hijos. Esta muerte canjeable ofrece una metáfora distópica de las sociedades donde el dinero compra la salud —cada vez más negocio y menos derecho—. A medida que gana terreno la lógica del sálvese quien pueda, una parte creciente de los esfuerzos recae en la red de afectos, sin apenas apoyos ni facilidades, y así emerge la soledad del cuidador de fondo.

Las personas que deciden acompañar a un ser querido enfermo afrontan renuncias constantes, agotamiento y aislamiento. Para todas ellas la entrega está penalizada: dejar el trabajo, reducir su jornada, salarios mermados, sueños enterrados, reproches, ansiedad, bregar tensas y demacradas de un sitio a otro. La sociedad entera descansa sobre esos trabajos no remunerados, pero a la vez condena a quien pretende conciliar profesión y cuidados.

En su libro Viajes a tierras inimaginables, Dasha Kiper, psicóloga clínica experta en demencia, investiga la mente de los cuidadores, los grandes olvidados. Kiper cree que necesitaríamos no solo mayor flexibilidad social, sino una mejor comprensión de la paradójica experiencia de cuidar a alguien amado. Es fácil imaginar la permanente ansiedad de intentar encajar el rompecabezas, la impresión de fallar a todos, la prisa y la presión. Pero, a esto, como insiste Kiper, se une a veces la oposición del paciente. Para quien pierde el control, sus problemas suelen ser culpa de otros. “Los cuidadores no solo son testigos de la enfermedad, sino también de cómo esa persona se defiende de ella y la rehúye”. Negar el problema conlleva negar a quien te atiende. Al hilo de las pugnas, emergen antiguas heridas no resueltas, ecos de conflictos latentes. Hasta cierto punto puede ser más delicado ocuparse de un familiar que de un extraño, ya que en muchos casos resulta inevitable leer sus síntomas y reacciones en clave personal. Enfadarse es comprensible, dada la tensión, pero al estallido suele seguir el arrepentimiento. En las arenas movedizas del dolor, el equilibrio es frágil y la paz interior, difícil. Hay que borrar los remordimientos por no estar a la altura de un ideal imposible.

Dasha Kiper describe el sentimiento de culpa de quien cuida, esa impotencia que emerge como resultado explosivo de la responsabilidad, la soledad y, a menudo, la asfixia económica. Permanecer junto a los enfermos para atender sus necesidades puede ser muy gratificante, pero drena nuestra energía. Sin el imprescindible descanso, se oxida el hábito de distanciarse para reponer fuerzas y buscar placer. Estas marañas de cuidado, cansancio y culpabilidad no se desenredan solas. Las soluciones individuales pueden aliviar, pero no bastan. Hace falta sentido de lo común, y comunidades de sentido. Necesitamos propuestas políticas y económicas que regresen a la acepción etimológica. Se requiere una sanidad al alcance de todo el mundo y tan robusta como nos gustaría que lo fuera nuestra salud. Resulta vital contar con redes, tribus y una familia de aliados: la amistad sabe ser profundamente terapéutica.

miércoles, 18 de diciembre de 2024

¡¡¡ FELIZ NAVIDAD, MERRY CHRISTMAS - GABON ZORIONTSUAK - BON NADAL !!!

Estimados amigos y amigas,

Me parece que fue ayer cuando publicaba la última entrada del blog de 2023; y resulta que si me descuido un poco más, se me hubiera ido el año sin esta despedida que pretende ser una reflexión compartida. Se va un año y nace otro: es el eterno ciclo de la vida. ¡Ay! A veces quisiera ser reloj para robar el tiempo y regalar la eternidad. Pero sé que sólo las palabras compartidas permanecen, se encadenan al alma y viajan para siempre por el universo. Pero añadamos a las palabras los silencios, en este caso también compartidos. Silencios compuestos de miradas, de caricias, de lágrimas, de sonrisas, de dudas, de ausencias y de presencias, de amor, de nubes, de estrellas, de poesía muda, de corazón, de ilusiones, ... Palabras y silencios que, llenos de esperanza, claman, desde la más profunda indignación, por la justicia, la libertad, la igualdad y la fraternidad. Palabras y silencios que se rebelan ante el fatalismo y que siguen proclamando que, de la misma forma que hemos construido el mundo que tenemos, también podemos hacer otro totalmente distinto. ¡Sí! Como si fuera el ciclo de la vida: se va un mundo lleno de negrura para que nazca otro lleno de luz. Y ese es mi reconocimiento para todas las personas que os asomáis a este blog y que llenos de ciencia, ilusión y amor vais haciendo día a día que florezca otro mundo, otra vida. Gracias por estar ahí. Gracias por compartir vuestras palabras y silencios. Y ya para despedirme, un deseo y un mandato. El deseo es que, como dice la poeta, no muráis lentamente; y el mandato: ¡¡¡SED MODERADAMENTE FELICES!!!

Un fuerte e intenso abrazo para todas y todos.

Miguel

"MUERE LENTAMENTE". Martha Medeiros

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee, quien no escucha música,
quien no halla encanto en si mismo.

Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del habito, 
repitiendo todos los días los mismos senderos,
quien no cambia de rutina,
no se arriesga a vestir un nuevo color
o no conversa con desconocidos.

Muere lentamente quien evita una pasión
Y su remolino de emociones,
Aquellas que rescatan el brillo en los ojos
y los corazones decaidos.

Muere lentamente quien no cambia de vida cuando está insatisfecho con su trabajo o su amor,
Quien no arriesga lo seguro por lo incierto
para ir detrás de un sueño,
quien no se permite al menos una vez en la vida huir de los consejos sensatos…
¡Vive hoy! - ¡Haz hoy!
¡Ariesga hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te olvides de ser feliz!

"BUTLER MANIPULA". Najat El Hachmi, El País 13 DIC 2024

Afirmar que las feministas que creemos en la existencia del sexo somos extrema derecha es desinformación pura y dura

Es una bajeza intelectual mentir sobre el posicionamiento de quienes piensan distinto de ti; denota una falta absoluta de ética y juego limpio. En la última entrevista que se le ha hecho en este diario a Judith Butler, la pensadora falta descaradamente a la verdad cuando se le pregunta sobre el movimiento feminista (que no es lo mismo que el generismo). La mala fe queda plasmada en frases como “la feminidad no se borrará solo porque abramos la puerta y las invitemos [a las mujeres trans] a entrar”. La única explicación posible a esta tergiversación repugnante de lo que es el feminismo en el caso de una académica con tan larga y reconocida trayectoria solo puede atribuirse a la maldad, a menos que a estas alturas aceptemos que Butler es una ignorante. ¿De dónde se saca la muy ínclita filósofa que el movimiento por la defensa de los derechos de las mujeres sea o haya sido nunca una defensa de la feminidad? ¿Acaso no se declara ella misma una ferviente admiradora de Simone de Beauvoir, quien dedicó su obra a demostrarnos que “la feminidad” no es más que el entramado de normas que se nos impone por nuestro sexo, lo que llamamos género? ¿Por qué decide ignorar deliberadamente las aportaciones de las feministas radicales abolicionistas que niegan todo tipo de esencialismos vinculados a los cromosomas? Excepto el mistificador movimiento del feminismo de la diferencia, nunca, nunca las partidarias de la igualdad han sido defensoras de la feminidad ni la han sentido amenazada por las personas trans.

También manipula Butler cuando, al preguntarle por la hormonación de menores, aunque sus opiniones son más matizadas que en el pasado, pone de ejemplo a un hombre chileno religioso que no quiere una familia gay de vecina. Asimilar a padres preocupados por la salud de sus hijos y el futuro que les puede deparar una castración química o quirúrgica con conservadores, homófobos e intolerantes es una más de las numerosas falacias que propaga sin pudor la pensadora. ¿Por qué no se considera desinformación pura y dura, desinformación tremendamente peligrosa, el hecho de que se dedique a afirmar que las feministas que creemos en la existencia del sexo somos extrema derecha? Hay que ser muy, pero que muy vil para difundir tales bulos tirando por la borda el trabajo de millones de mujeres en el mundo, del feminismo de a pie, de las asociaciones, las organizaciones, de las que están vertiendo todos sus esfuerzos para acabar con la violencia, el sometimiento y las numerosas brechas cavadas por el machismo.

martes, 17 de diciembre de 2024

"LA PARADOJA DEL PORNO: CADA VEZ MÁS ES MÁS CRUEL Y CADA VEZ MÁS 'MAINSTREAM’". Robert Jensen, El País 13 DIC 2024

Un hombre mira pornografía en una tablet.

La pornografía es un espejo, obliga a las mujeres afrontar cómo las ven los hombres. Refuerza las definiciones tóxicas de la masculinidad y marca las relaciones sexuales. Estas son algunas de las ideas que expone periodista estadounidense Robert Jensen en su libro ‘Sé un hombre, ensayos contra la masculinidad’, del que ‘Ideas’ adelanta un fragmento

Los espejos pueden ser peligrosos, y la pornografía es un espejo. La pornografía como espejo nos muestra cómo ven los hombres a las mujeres.

No todos los hombres, por supuesto; pero lo que nos muestra es cómo ven a las mujeres muchos hombres que aceptan la concepción dominante de la masculinidad. Y mirarse en ese espejo resulta inquietante.

Contaré una anécdota al respecto. En una ocasión salí a tomar algo con dos amigas: mujeres, heterosexuales, ambas feministas, de unos 30 años, y con éxito en sus profesiones. Ambas son inteligentes y fuertes, y a las dos les cuesta encontrar hombres que no se sientan intimidados por su inteligencia y su fuerza. Hablamos de hombres y mujeres, de relaciones. Como suele ocurrir, me dicen que me muestro demasiado duro con los hombres. Me dan a entender que, después de tantos años trabajando en la crítica feminista de la industria del sexo y la violencia sexual, me he vuelto insensible y me he obsesionado demasiado con el lado oscuro de la sexualidad masculina. Yo sostengo que simplemente estoy tratando de ser honesto. Hablamos y debatimos sobre el tema, en un tono amistoso.

Al final, les propongo a mis amigas que puedo zanjar la discusión describiéndoles una página web. Les digo: “Si os parece bien, os hablaré de esta web. Pero en caso de que queráis que lo haga, luego no me lo reprochéis”. Cruzan una mirada; dudan. Me piden que continúe.

Unos meses antes, me habían mandado un correo electrónico sobre un portal pornográfico para que le echara un vistazo: una web de vídeos porno del Slut Bus, el “Autobús de las Zorras”. Este es el concepto del Autobús de las Zorras: un grupo de hombres, de unos veintitantos años, recorren la ciudad en una furgoneta, provistos de una cámara de vídeo. Van preguntando a algunas mujeres si quieren que las lleven a algún sitio. Una vez en la furgoneta, les preguntan si estarían dispuestas a mantener relaciones sexuales ante las cámaras a cambio de dinero. Cuando ha terminado el sexo, las mujeres salen de la furgoneta y uno de los hombres les tiende un fajo de billetes como pago. Justo cuando la mujer va a tomar el dinero, la furgoneta arranca y se marcha, dejándola a ella tirada en la acera con cara de tonta. Todos los vídeos parecen seguir la misma estructura “argumental”.

Hay hombres que consumen esta clase de vídeos porno en los que se transmite ese sencillo mensaje: las mujeres sólo valen para tener sexo. Se puede comprar a las mujeres para tener sexo. Pero al final, las mujeres ni siquiera merecen que se les pague por sexo. Ni siquiera merecen que se las compre. Sólo merecen que se las follen, y que se las deje tiradas en la acera, mientras unos tipos postadolescentes se ríen a carcajada limpia y se alejan con su furgoneta; mientras, en sus casas, otros hombres ven el vídeo, se ponen cachondos, se masturban, obtienen placer sexual, eyaculan y, después, cierran el vídeo y siguen con sus vidas. (...)

Me quedo mirando a mis amigas y les digo: “Que conste que lo que acabo de describir es relativamente suave. Hay vídeos mucho más brutales y humillantes que ese”. Permanecemos un rato en silencio, hasta que una de ellas suelta: “No ha sido justo”.

Sé que no ha sido justo. Lo que les había contado era cierto, y me habían pedido que se lo contara. Pero no había sido justo forzarles a ello. Si yo fuera ellas, si fuera mujer, no querría saber cosas así. La vida ya es bastante difícil sin saber esa clase de cosas, sin tener que afrontar que una vive en una sociedad en la que no importa quién seas —como individuo, como persona con sueños y esperanzas, con puntos fuertes y débiles—, porque para los hombres eres algo que te puedes follar, para luego reírse de ti y dejarte tirada en la cuneta. Porque eres una mujer.

—Lo siento —respondí—. Pero me lo habíais pedido.

En una sociedad en la que tantísimos hombres consumen tanta pornografía, esta es la razón por la que no podemos soportar verla por lo que es: la pornografía obliga a las mujeres a afrontar cómo las ven los hombres. Y la pornografía obliga a los hombres a enfrentarse a aquello en lo que nos hemos convertido. El resultado es que nadie quiere hablar de lo que hay en el espejo. Aunque pocos lo admiten, mucha gente tiene miedo de la pornografía. Sus partidarios progresistas que celebran la pornografía tienen miedo de mirar honestamente lo que dice sobre nuestra cultura. A sus detractores conservadores les asusta que la pornografía socave sus intentos de encorsetar el sexo en categorías estrechas. CONTINUAR LEYENDO

lunes, 16 de diciembre de 2024

"UNA TRAGEDIA AMERICANA". Antonio Muñoz Molina, El País 14 DIC 2024

 Las historias de enfermedades, operaciones y seguros médicos en Estados Unidos son historias de terror

... Llevábamos horas viajando y buscábamos algún sitio donde parar a comer algo, pero era domingo y en los pueblos más o menos habitados por los que pasábamos había iglesias abiertas de par en par, pero ningún restaurante o diner que no las tuviera cerradas. Ya hambrientos y con más horas de carretera por delante, nos resignamos a comer en un McDonald’s. Parecía más grande porque no había nadie más que nosotros. Todos los empleados, con sus gorritas y mandiles adornados con el logo risueño de la compañía, eran ancianos. Llevaba con manos artríticas y ligeramente temblorosas los vasos enormes de Coca-Cola. Algunos arrastraban los pies mientras barrían el suelo o recogían bandejas con desperdicios. El profesor que me acompañaba me explicó que con el hundimiento de la industria del acero en toda la región habían desaparecido los empleos seguros, y que muchas pensiones eran tan escasas que los jubilados se veían forzados a ocupar los trabajos peores, en cadenas de comida basura o supermercados. Ahora muchos de esos viejos trabajan en almacenes gigantes de Amazon, y tienen que llevar pañales, porque el algoritmo que vigila su rendimiento cuenta las veces que van al baño y el tiempo que pasan allí.

Teóricamente, esos viejos, como todos los mayores de 65 años, tienen derecho a la cobertura sanitaria del programa Medicare, que fue una de las grandes conquistas de los gobiernos demócratas de los años sesenta. Pero en vez de un sistema público de asistencia directa universal, como los que rigen en Europa, lo que hay en Estados Unidos en un monopolio de las compañías de seguros, que son las que canalizan como intermediarias los servicios médicos. Lo que se llama libre empresa suele ser el acaparamiento del dinero público en beneficio de quienes tienen todo el poder necesario para adaptar las leyes a sus intereses y comprar a los encargados de administrarlas. El Gobierno de Estados Unidos paga a las aseguradoras una tarifa plana por cada posible beneficiario de Medicare. Cuantos más pagos y servicios las empresas escatimen a los enfermos, mayor será el margen de beneficio. Es el mismo principio de despiadada rentabilidad que usan las empresas concesionarias de las prisiones privadas, que han multiplicado su valor en Bolsa desde el triunfo de Trump, previendo la oportunidad de negocio de los millones de inmigrantes irregulares que serán detenidos para su deportación. Cuantos más presos haya, y más condenas largas, y más se pueda ahorrar en su alimentación y su salud, mejor será la cuenta de resultados.

... La pobreza, la enfermedad y la exasperación son minas de oro más rentables que las minas de litio y de coltán y que los yacimientos de petróleo.

... Las historias de enfermedades, operaciones y seguros en Estados Unidos son historias de terror. Un hombre se rompe una pierna, lo operan, pasa cuatro días en el hospital, luego 11 en una residencia, porque aún no puede moverse. Al quinto día, el seguro ya se le ha agotado y lo echan del hospital, y muere cuatro días después en un albergue de indigentes. Otra compañía de nombre ensoñador, Anthem Blue Cross Blue Shield, se ha hecho célebre por un algoritmo que determina el tiempo máximo de anestesia en una operación que queda cubierto por el seguro. En Nueva York, en los barrios más pobres, se ven con frecuencia personas con un pie amputado: padecen diabetes B, la causada por una alimentación insalubre, y si les hubieran curado a tiempo las llagas que por culpa de esa enfermedad se forman en la planta del pie, habrían podido conservarlo. Pero una cura preventiva deja mucho menos margen de beneficio a la aseguradora que una amputación.

Esa es la sanidad en manos privadas. No hay anuncios más poéticos en la televisión de Estados Unidos que los de las corporaciones de servicios de salud: niños y niñas de piel oscura o de ojos rasgados flotando a cámara lenta, abuelos y abuelas entrañables de pelo blanco luminoso, agitados por la brisa del mar, descalzos por la orilla, con los pantalones remangados. Ese tipo de anuncios abunda cada vez más en España, al calor del perverso deterioro de la sanidad pública que alientan grandes defensores de la libertad como Isabel Díaz Ayuso y los grupos de presión que actúan a su sombra. No sé si nos damos cuenta plenamente de lo que está en juego. No quiero que en mi país haya gente que sufra y muera para que se enriquezcan más lo que ya lo tienen todo. No quiero ver a abuelos o abuelas españoles sirviendo en un McDonald’s.

domingo, 15 de diciembre de 2024

"LA DEMOLICIÓN". Josep Ramoneda, El País 6 DIC 2024

Una frustración ha llevado a gentes de renombre de derechas e izquierdas, irreconciliables en el pasado, a encontrarse frente a un enemigo común: el presidente traidor

La lucha por el poder es en blanco y negro: estás tú o me pongo yo. Y el resentimiento invade el ánimo del que no se salió con la suya. La avalancha de agresivas sobreactuaciones contra Pedro Sánchez, tanto desde un PP y su entorno que no acaban de entender por qué la presa es tan esquiva como de viejos compañeros suyos sumidos en la melancolía del poder perdido, es ya un ruido que no cesa: autócrata, totalitario, desprecia cuanto ignora, mafioso que pone las instituciones a su servicio, solo busca perpetuarse en su régimen de corrupción, dictador al servicio de antisistemas e independentistas, personaje que actúa como las grandes organizaciones gansteriles del siglo pasado, son algunas de las guindas con que le premian, dando rienda suelta a su frustración. No estoy seguro que sea la mejor estrategia contra Sánchez. Cierto es que vivimos unos tiempos —bajo el peso de la comunicación digital— en los que el ruido suma y la distinción entre verdad y mentira brilla por su ausencia. Pero tanto odio, tanto disparo a bulto, puede tener efectos contrarios a los que buscan sus adversarios.

Es fácil entender este ruido tratándose de la condición humana. La carrera de Pedro Sánchez se construyó inesperadamente: entre su aparición en escena y la captación del momento de oportunidad pasó muy poco tiempo. Y en este periodo tumbó dos poderes con mucho arraigo. La dirección del PSOE le cerró la puerta inicialmente y él, carretera y manta, se trabajó el partido, regresó y pudo con ellos, un núcleo de poder que tuvo su apogeo en el felipismo y a la hora del relevo estaba desorientado y gastado. Y Sánchez dio el golpe de gracia que le permitió empezar sin depender de ellos. Estas cosas dejan heridas. Difícilmente se perdonan.

Tampoco era de esperar la moción con la que tumbó a Mariano Rajoy aquella tarde en la que el entonces presidente prefirió refugiarse en la sobremesa, que cambió el escenario de la noche a la mañana. De modo que los hacedores de los dos grandes partidos sufrieron en poco tiempo dos revolcones de manos de quien rompió la lógica de los aparatos políticos. Y ahora contra Sánchez vale todo y hay que recurrir a las palabras mayores: totalitarismo, traición, decadencia, destrucción de la patria, para presentarle como el aprendiz de dictador que quiere cargarse el régimen a fin de perpetuarse. Esta doble frustración hace que gentes de renombre de la derecha y de la izquierda, irreconciliables en el pasado, se encuentren ahora con un enemigo común: el presidente traidor.

Y, sin embargo, lo que ha hecho este dictador ha sido, en vez de ir a la confrontación con el nacionalismo catalán, entrar en una senda de negociación que permitiera cierto reencuentro, con el nada despreciable resultado de un aterrizaje en el principio de realidad que ha puesto en evidencia los límites del independentismo y ha permitido que la política catalana entre en una fase de cierto sosiego reparador, que todas las partes necesitaban, con el presidente Salvador Illa gestionando la resaca del procés frustrado. Y, en el conjunto de España, el dirigente autoritario que resulta tan intimidante para sus enemigos, gobierna sin una mayoría absoluta, con pactos no siempre fáciles con los grupos minoritarios del nacionalismo periférico (aquellos con los que la derecha completó a menudo sus mayorías) y de las izquierdas, negociando permanentemente la estabilidad. Tarea que, sin duda, la agresividad del PP facilita. En cualquier caso, una práctica impropia de los autoritarismos que absorben, no pactan.

En este escenario, que no es una ocupación ilegal del poder, como insinúa el despliegue reaccionario de las mil caras, a la derecha le cuesta ganar terreno, aun contando con el apoyo ya no inconfesable, porque está a la vista de todos, de Vox. En buena parte por la estrategia de descalificación permanente en que Alberto Núñez Feijóo ha convertido en su modo de estar en política y que es un reconocimiento de que ve difícil alcanzar el poder por sus méritos y necesita el desgaste del adversario. Ello le está convirtiendo en un líder sin proyecto, sin alternativas que proponer, porque el balance de cada una de sus intervenciones se reduce a frases supuestamente ingeniosas de descalificación del presidente. Sé perfectamente el marco de comunicación en el que en estos tiempos de dominio digital se expresa la política. Una frase y miles de retuits valen más que una propuesta relevante. Pero liderar la oposición significa adquirir empaque como líder alternativo. Y Feijóo no sale de sus recurrentes sentencias agresivas —a menudo, insultantes— que no contribuyen precisamente al debate y a la dignificación de la política, lo que le condena a llegar a la presidencia por desgaste del adversario, no por construcción de un liderazgo propio que no se atisba. ¿Cuánto tiempo tendrá el PP la paciencia de aguantar-le? ¿O esperan a ver a Sánchez más decaído para buscar el relevo?

Ahora mismo, el problema de fondo está en las futuras alianzas. El PP no tiene otra opción que Vox, en un momento que este es el viento que corre en Europa. Y Pedro Sánchez tiene que seguir lidiando con su compleja mayoría, sin confiarse en el hecho de que ahora mismo no hay alternativa. En realidad, son el PNV y Junts los que en algún momento pueden dar el paso, pero la dependencia de Vox no ayuda. Aunque tengo pocas dudas de que el PP se incorporará a la vía del autoritarismo posdemocrático si le da la suma.

sábado, 14 de diciembre de 2024

"VOX MANDA". Enric Juliana, La Vanguardia 7 DIC 2024

Vox pone condiciones y el Partido Popular las obedece. El sueño de la extrema derecha europea empieza a cumplirse también en España: la derecha tradicional española, una de las más duras del continente, empieza a ir a remolque de la derecha radical que ha sellado un pacto de sangre con el espíritu de Donald Trump. En estos momentos, la organización política española más próxima al futuro inquilino de la Casa Blanca es Vox. La fracción mejor conectada con el nuevo poder norteamericano es Vox. José María Aznar tendrá que trabajar a fondo para volver a inclinar la balanza a su favor. Su amistad con Marco Rubio, uno de los hombres fuertes del Partido Republicano en Florida, futuro secretario de Estado, puede serle de gran ayuda.

Fue durante el primer mandato de Trump (2016-2020) cuando Vox empezó a cobrar visibilidad política en España, con unos resultados espectaculares en noviembre del 2019: 52 escaños. Más de cincuenta diputados para la extrema derecha, cuatro de ellos generales retirados, lo nunca visto desde la muerte del general Franco. Vox aprovechó bien la brecha que se estaba abriendo entre política y sociedad, esta vez por el lado derecho. Aquellas elecciones generales de noviembre del 2019 fueron repetición de los comicios celebrados en abril, con posterior bloqueo parlamentario. Pedro Sánchez, Albert Rivera y también Pablo Iglesias se obstinaron en repetirlas. Sánchez decía que no dormiría tranquilo con ministros de Podemos. Rivera, que ya se imaginaba presidente del Gobierno, no quería dar oxígeno a Sánchez. E Iglesias no dio su brazo a torcer: quería que Podemos entrase en el Gobierno y finalmente lo consiguió. Vox fue el gran beneficiario de aquella innecesaria repetición electoral y también de los disturbios que tuvieron lugar en Barcelona entre octubre y noviembre de 2019, cuando se conoció la sentencia del Tribunal Supremo una vez concluido el juicio a los independentistas catalanes. El fuego de los contenedores incendiados en el centro de Barcelona les ayudó a crecer. Posteriormente, Vox bajó a 33 diputados en las elecciones generales de julio del 2023, y en estos momentos los sondeos indican que podrían alcanzar unos 45 escaños. Están remontando.

Vox advierte al PP y este le hace caso. Vox amenaza a Génova con abandonar la negociación de los presupuestos del 2025 en las comunidades autónomas donde los populares necesitan sus votos (Comunidad Valenciana, Baleares, Aragón, Murcia, Extremadura y Castilla y León) y al cabo de veinticuatro horas, el partido conservador vuelve a bloquear las negociaciones con el Gobierno para hallar una salida al problema de los menores migrantes no acompañados. Esa era la exigencia de Santiago Abascal: no repartir menores por España, no sacarlos de Canarias, expulsarlos. Objetivo: identificar a Vox como el partido más agresivo contra la inmigración irregular. Objetivo conseguido.

(Si la intención del PP era mantener la negociación bloqueada al margen de otras consideraciones, Vox ha sido hábil. Intercalando su exigencia en el momento adecuado han conseguido transmitir la idea de que el PP les teme).

Vox no es en estos momentos el partido político moribundo que algunos medios de comunicación de Madrid imaginaban hace un año. Ha sufrido algunas bajas relevantes (Macarena Olona, Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio…), su organización territorial sigue siendo débil, su vida interna presenta notorias opacidades y hace unos meses tuvieron que admitir que obtuvieron un crédito de un banco húngaro para afrontar las elecciones municipales y generales del año pasado. Admitir la existencia de ese crédito significaba reconocer un vínculo profundo con Víktor Órbán, el primer ministro húngaro, amigo de Trump, casi súbdito de Vladímir Putin y valioso aliado centroeuropeo de Xi Jinping. Vox ha puesto un pie en el 'otro lado'. Sus resultados en las elecciones europeas del pasado mes de junio no fueron espectaculares (9,6%), pero lograron superar el registro de las anteriores europeas, celebradas en junio del 2019 (6,2%), meses antes del ‘estallido’ de noviembre. La victoria de Trump en Estados Unidos les está yendo muy bien: Vox se mantiene al alza. Tres millones de votos rocosos y animados por la ola reaccionaria que recorre Occidente. CONTINUAR LEYENDO

martes, 10 de diciembre de 2024

"CONQUISTADORES". Luis García Montero, El País 2 DIC 2024

Son fuerzas invasoras acostumbradas al sometimiento. No sienten respeto por los indígenas que van a trabajar y se reúnen en torno a la hoguera de una cuenta humilde de banco

Llegan a tierra en su avión privado. Un coche espera en el aeropuerto para conducirlos a sus oficinas. Observan desde la ventanilla el paisaje humano de la ciudad. En los semáforos, hay muchos seres desnudos de cintura para arriba, bombachas y alpargatas, las caras pintadas con rayas blancas, las pieles morenas y el cabello sonriente. Detenidos en un semáforo, los conquistadores examinan los pechos de las jóvenes que cruzan por delante. Una lascivia depredadora conmueve sus ojos. Pero son navegantes disciplinados. Primero deben reconocer las minas de oro del lugar, los jarrones de plata, todo lo que está escondido en la ciudad. Cuando hagan el inventario, hablen con los virreyes y firmen sus contratos, podrán salir a la selva de los rascacielos en busca de carne joven.

Actuarán con extrema libertad. La palabra operación tiene un significado cambiante. Los conquistadores no son médicos. En el mundo de los negocios, operación tiene que ver con otra labor profesional, almirantes de la inversión y las batallas especulativas. Son fuerzas invasoras acostumbradas al sometimiento. No sienten respeto por los indígenas que van a trabajar y se reúnen en torno a la hoguera de una cuenta humilde de banco. Más que servicios públicos, los indígenas necesitan brujos para luchar contra las enfermedades y hechiceras para transmitir los saberes. ¿Impuestos? Mejor el albedrío del saqueo y acumulación. Su deber es llenar bodegas, controlar redes sociales, cortar las ramas de la política, imponer la civilización del más fuerte por tierra, mar y aire.

Los sacerdotes de su religión mercantil enseñan la biblia del sálvese quien pueda. La ley de la selva tiene ahora sus propias fieras librecambistas que trepan por los edificios para entrar en las chozas de la población. Sus dioses no son incompatibles con el descuartizamiento de los cuerpos, las instituciones nacionales y los organismos internacionales.

lunes, 9 de diciembre de 2024

“POLÍTICA DEL MALESTAR. Por qué no deseamos alternativas al presente”, Alicia Valdés, Barcelona, Debate (2024)


¿Por qué elegimos vivir en ciudades que nos ofrecen trabajos precarios y malas condiciones de vida? Más a menudo de lo que nos gustaría, tomamos decisiones que nos hacen infelices o que nos reportan malestar. Tradicionalmente, este tipo de comportamientos se explican desde la lógica y la razón. Se pone a lo consciente y a la voluntad en el centro del argumentario, y se asume que estas contradicciones son el resultado de obligaciones y condiciones materiales o de la irracionalidad del individuo.

Sin embargo, en Política del malestar se propone una óptica diferente: el psicoanálisis y la descentralización de la razón y el yo. Alicia Valdés profundiza en cuáles son los elementos que, más allá de la razón, consiguen que nos (des)movilicemos políticamente y por qué resulta más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. El inconsciente y las emociones, aspectos tantas veces subestimados en el análisis político, recobran su importancia a la hora de explicar los diferentes senderos que el deseo puede llegar a recorrer en un camino dividido entre la pulsión de muerte y la posibilidad de imaginar presentes alternativos.

 

domingo, 8 de diciembre de 2024

"Mayor Oreja, el creacionismo y la libertad de enseñanza". Carlos Fernández Liria, elDiario.es 5 DIC 2024

El exministro Jaime Mayor Oreja.
Por muy curado de espanto que creo estar, sinceramente, me sorprendió ver a Mayor Oreja defender el creacionismo. Es verdad que no hace tanto que vimos a Milei nombrar a una terraplanista directora de la Comisión de Ciencia y Tecnología, que hemos visto que Trump barajó nombrar fiscal general del Estado a un pedófilo y que ha nombrado al antivacunas Robert F. Kennedy secretario de Salud. O sea, que son tiempos que nos tienen acostumbrados a muchas extravagancias, pero uno siempre piensa que esas cosas ocurren en otros países más o menos exóticos, pero no en el propio.

Hay que aceptar que ya no es así y que, cuando siguiendo la ola general la derecha vuelva a gobernar este país, tendremos que acostumbrarnos a ver cómo el delirio supersticioso sepulta la sensatez científica de la Ilustración. No es imposible que se imponga el negacionismo del cambio climático, la cruzada antivacunas, la idea de que los homosexuales son enfermos necesitados de terapia, o la de que los programas sociales son un atentado contra la propiedad privada, una manera de robar a los más ricos bajo el amparo de la ley. Mayor Oreja ha roto el hielo y se ha colocado a la avanzadilla, afirmando que “entre los científicos están ganando aquellos que defienden la verdad de la creación frente al relato de la evolución”.

Como docente que llevo ya cuarenta y tres años siendo profesor, tengo que mostrar mi estupefacción y mi desánimo. Hace ya bastantes años que los profesores de secundaria, en clase de Biología o de Historia, tienen que enfrentarse al hecho de que hay alumnos que no están dispuestos a conceder al evolucionismo ninguna credibilidad. Mayoritariamente son niños y niñas que pertenecen a familias evangelistas, que asisten al culto regularmente seis días a la semana, de modo que el pastor les ha prevenido con creces contra el “adoctrinamiento estatal” que pueden sufrir en la escuela, donde intentarán explicarles a Darwin o teorías genéticas sobre la antropogénesis que contradicen a las Sagradas Escrituras. Contra esta barbaridad, la escuela pública se defiende como puede. Pero es muy desalentador ver a un antiguo ministro del Interior, candidato a lendakari y eurodiputado, echar más leña al fuego.

Sin embargo, lo más sorprendente y lo más grave es que se siga dando por buena la idea de que la libertad de enseñanza, tal y como la entiende la derecha, es un antídoto contra el “adoctrinamiento estatal”. Así entendida, dar carta blanca a semejante “libertad de enseñanza” equivaldría a que los padres creacionistas tendrían derecho a encerrar a sus hijos en un colegio concertado o privado de ideología creacionista, sin tener que toparse con el escollo de que algún biólogo o algún historiador les llevara la contraria en la escuela pública explicando lo normalizado por la comunidad científica.

Hay que decirlo una y mil veces: no podemos seguir llamando “libertad de enseñanza” a semejante aberración. Los padres no pueden arrogarse el derecho de encarcelar a sus hijos en una secta ideológica hasta que tengan dieciocho años, de modo que estos crezcan creyendo que el mundo es una mera prolongación de su familia y que, por tanto, si sus padres son del Opus, el mundo entero también es del Opus o que, si son evangelistas, entonces el creacionismo es un consenso académico universal. Los padres tienen derecho a educar a sus hijos como les venga en gana, pero en su casa. A lo que no tienen derecho es a prolongar este adoctrinamiento familiar extendiéndolo a todos los aspectos de su vida hasta que los hijos sean mayores de edad, cuando a lo mejor ya la cosa no tiene remedio. Eso no es libertad de enseñanza, es totalitarismo ideológico, libertad para adoctrinar de forma dictatorial y panóptica. CONTINUAR LEYENDO

viernes, 6 de diciembre de 2024

"NRx: el movimiento (subterráneo) que quiere cargarse la democracia". Sergio C. Fanjul, El País 24 NOV 2024

Creen que la democracia es un error y que la igualdad no es un fin deseable. Consideran que hay que gobernar el Estado como una empresa, con un presidente imperial y tecnoautoritario. El movimiento neorreaccionario NRx ya ha conseguido filtrar sus ideas en la derecha populista de Trump y en Silicon Valley

El futuro podría ser una neomonarquía ultracapitalista e hipertecnológica. Es lo que propone, lejos de otros imaginarios futuristas más extendidos, el movimiento de la neorreacción (NRx), también conocido como la Ilustración oscura. Considera que la democracia liberal es un error y que la igualdad no es un fin deseable. Todo es una farsa. Aboga por el tecnoautoritarismo: la sociedad debe regirse por un rey / consejero delegado (CEO), como una empresa muy jerarquizada de la que los ciudadanos serían los accionistas. Son ideas, rodeadas de un halo underground, oscurantista y sombrío, que tienen conexión con la alt-right y podrían infiltrarse en el próximo gobierno de Donald Trump a través de los magnates de Silicon Valley.

Las ideas ilustradas de racionalidad y progreso ya habían sido criticadas con anterioridad por la Escuela de Fráncfort o los posmodernos: aquellos (en apariencia) luminosos ideales habían llevado al control y la dominación, a la justificación del colonialismo, a la sofisticación tecnológica de la guerra o a la destrucción de la naturaleza. La NRx es una crítica a la Ilustración desde posiciones de ultraderecha: si la ilustración en inglés se dice iluminación (enlightenment), la Ilustración oscura (dark enlightenment) es un inquietante oxímoron que propone una mezcla del Antiguo Régimen con la ideología de Silicon Valley para llegar a una solución pragmática, pero elitista, que restaure el orden y la estabilidad en tiempos turbulentos. “En su opinión, si el mercado no es democrático desde un punto de vista igualitario, si en el mercado Elon Musk y yo jamás seremos iguales… ¿Qué sentido tiene la democracia?”, explica Jaime Caro, doctor en Historia e investigador de la extrema derecha y también parte del equipo de discurso de Sumar.

La NRx es subterránea: no tiene líderes visibles, ni organizaciones sólidas, ni el respaldo de think tanks. Sus ideas afloran en concentraciones conservadoras, podcasts o blogs marginales. “Sería difícil encontrar a más de un puñado de personas fuera del movimiento conservador que conozca estas ideas”, dice Mike Wendling, autor de Alt-right: La derecha alternativa. De 4chan a la Casa Blanca (Antonio Machado Libros, 2023), “pero, en cierto modo, eso es una ventaja”. La verdadera influencia de la neorreación no es su presencia como tal, sino la manera en la que, sibilinamente, se ha infiltrado en diferentes ámbitos, desde el citado Silicon Valley hasta el movimiento MAGA (Make America Great Again) de apoyo a Trump, pasando por el universo de las criptomonedas o el propio Partido Republicano. “Elon Musk es el ejemplo más notable, pero hay muchos otros. Estas personas tienden a creer que son los amos del universo y quieren menos regulación al tiempo que desean aprovechar los contratos gubernamentales”, dice Wendling. La creciente visión de la población migrante como mano de obra temporal y transitoria en vez de la idea tradicional de aquellos que llegan persiguiendo el sueño americano también tiene raigambre neorreacionaria. CONTINUAR LEYENDO

miércoles, 4 de diciembre de 2024

"NO HAY UNA BALA DE PLATA CONTRA LA DESINFORMACIÓN". Julio Montes y Clara Jiménez Cruz (cofundadores de la Fundación Maldita.es). El País 24 NOV 2024

El desinformador Alex Jones habla con los medios
después de uno de sus juicios, en 2022

Los responsables de la Fundación Maldita ofrecen respuestas a la avalancha de engaños como activar a la ciudadanía, definición de los medios y valentía desde Europa

La mentira siempre ha formado parte de nuestra vida; los políticos y los grupos de interés te la intentaban colar y el periodista la detectaba y la denunciaba. Las reglas del engaño estaban claras. Mientras hacíamos esto y mientras no se daba importancia al bulo, la desinformación ha ido conquistando espacios y cambiando las reglas de juego. Ahora estamos acorralados y perdiendo la batalla.

La desinformación no tiene límites éticos. Mientras nosotros seguimos las reglas periodísticas, ellos van reinventando la mentira y toda institución que pueda oponerse a ellos es un objetivo a batir.

En la pandemia fueron a por los médicos, las enfermeras, la ciencia. Ahora, con la dana, han atacado a los meteorólogos, a las ONG, a las agencias independientes. En situaciones de crisis, coordinan campañas que buscan que dejes de creer en las instituciones, que tengas miedo y que pienses que te han abandonado. Que a ti no te ayudan y a otros sí. Que te ocultan la verdad. Si piensas que no hay mucha gente creyéndose cosas así, permítenos decirte que estás equivocado.

Los medios no son creíbles, todos los políticos son iguales y una élite quiere quitarte tus derechos y acabar con tu modo de vida. Y allí aparecen ellos, disfrazando de salvación lo que es, en realidad, una sustitución de la democracia.

Claro que debes cuestionar a los medios cuando no rectifican o dan solo una versión interesada, y por supuesto que hay políticos corruptos, pero esos no son el objetivo real de los salvadores: pretenden enfrentar, acabar con la credibilidad de las instituciones y sustituirlas por algo nuevo que dirijan ellos.

Si estás leyendo esto y crees que la desinformación es el problema, ya es un cambio fundamental. Los bulos no se pueden combatir como entes individuales, forman parte de una estrategia más amplia que pretende introducir narrativas en tu mente. Quieren que temas, que huyas de la realidad y que te refugies en la solución de los desinformadores.

Es necesario identificar estas narrativas, dotarnos de herramientas para combatirlas, de argumentos que nos ayuden a no caer. Es imprescindible que asumamos que este problema está aquí para quedarse y que eso requiere esfuerzos en educación de jóvenes y mayores para entenderlo, identificarlo y combatirlo.

Necesitamos aprender de los malos: de cómo comunican, de cómo construyen comunidades, de cómo llegan allí donde los medios y otras instituciones no llegan.

Hay que activar a la ciudadanía para que actúe en su entorno: en sus grupos de WhatsApp, en las conversaciones de bar… Ya no es suficiente con quedarse callado y dejar pasar la mentira; siempre teniendo presente que los que se creen un bulo o lo difunden no son el enemigo, incluso pueden ser tus vecinos, tus amigos, tu familia.

Definir qué es un medio es fundamental. Las webs que mienten no son medios de comunicación, por mucho que lo parezcan. El error es humano, pero el engaño no tiene cabida. Falta una autorregulación que disponga qué debe cumplir una web para ser considerada un medio de comunicación. La profesión, pero sobre todo la ciudadanía, lo necesita.

Es complicado saber quién está detrás, pero investigar mejor la desinformación para identificar las campañas orquestadas en las que los mismos bulos sobre vacunas, clima o inmigrantes saltan de país en país es imperativo. Detectar a quién beneficia nos señala quién está detrás.

Necesitamos valentía europea. En los últimos años, se han puesto los cimientos de una regulación europea que obliga a las plataformas a tomar medidas como principales canales de distribución de la desinformación, pero esa legislación debe actuar al margen de las amenazas de Trump y Musk. Es un momento decisivo. Hay que poner pie en pared.

Educación, verificación, tecnología de detección temprana, viralización de realidad y creación de comunidades. Unir soluciones y luchar juntos. No hay una bala de plata que pare a la desinformación.

Julio Montes y Clara Jiménez Cruz son cofundadores de la Fundación Maldita.es.

lunes, 2 de diciembre de 2024

"NO ME OLVIDES". Elvira Lindo, El País 1 DIC 2024

 Me pareció desolador que el magistrado Eloy Velasco, con una soberbia inaceptable, asegurara que en materia de consentimiento los jueces lo saben todo

Unos jóvenes recorrían las empinadas calles del pueblo golpeando los tambores. El mismo recorrido de los pasacalles, de las albadas, de las procesiones, fue tomado este 25 de noviembre por chavalas y chavales que querían sacarnos del amodorramiento de la noche prematura. La furiosa percusión no precedía a una fiesta como suele, sino a una marcha de mujeres que portaban en sus manos fotos de las asesinadas por violencia de género en lo que va de 2024. No sé si había tantas manifestantes como asesinadas han caído en las hojas de este calendario negro. A esas horas del lunes aún no sabíamos que Cristian, criatura de dos años, sería asesinado en Linares a manos de la pareja de la madre, y que su gemelo Yeray quedaría ingresado para recuperarse de los golpes recibidos, víctima de un trauma que solo podrá superar si tiene quien le ayude a desarrollar la milagrosa resiliencia de los críos. Cristian es el noveno niño asesinado en lo que va de año dentro de esa denominación para mí discutible que es la violencia vicaria, una manera de describir el contexto pero que acaba diluyendo la insustituible identidad de una vida truncada, al igual que los niños palestinos asesinados, como dice la jurista especializada en derechos humanos Adilia de las Mercedes, no son daños colaterales de un conflicto.

Cristian, Cristian, su nombre ha de caer sobre nuestra conciencia. Algo en la cadena de apoyo que ha de recibir una madre vulnerable no ha funcionado, como tampoco en el caso de Chloe, de 15 años, muerta a manos de un chico de 17. Hay una necesidad urgente de trabajo social a través de la sanidad, de la educación, de la conciencia ciudadana. Hay una responsabilidad nuestra en rebajar el nivel de agresividad que la política está alimentando. Las expertas en violencia de género aprecian cómo la Guardia Civil y la Policía se han esforzado en ponerse al día en este ámbito, cómo han aprendido en materia de respeto y perspicacia. En cambio, me pareció desolador que el juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, con una soberbia inaceptable, asegurara que en materia de consentimiento los destinados a impartir justicia lo saben todo desde el derecho romano. Enhorabuena. Qué lástima que todo lo que saben no les haya servido a lo largo de la historia para mostrar empatía y respeto hacia las víctimas, y que haya sido la sociedad civil la que desde la calle presionara para modificar un derecho caduco.

Es realmente extraordinario afirmar que a ti nadie puede enseñarte en tu oficio y menos una ministra que fue cajera cuando estudiaba. Sería aconsejable que quien puede decidir sobre nuestra inocencia o culpabilidad hubiera probado en su juventud alguna tarea básica, ingrata y mal pagada. Al grosero comentario hubo quien salió en defensa de Montero diciendo que el insulto era improcedente dado que la exministra tenía un título y un expediente notable. Algo estamos perdiendo para que los argumentos que hayas de presentar contra el clasismo sean clasistas en sí. Poco queda de aquella sociedad civil que tras la dictadura se vio representada en el Congreso por sindicalistas, poetas, obreros, economistas, abogados y exiliados que habían carecido de oportunidades para titularse. Este es el tiempo en el que se aplaude el mérito del que empezó desde arriba. Pero quien es humilde aprende; solo quien es sensible puede ejercer el poder con justicia. No debería estar acreditado para juzgar un caso de violencia machista el que exhibe sin pudor su desprecio. Pero hay hombres que aseguran saberlo todo, aunque la tozuda realidad demuestre que es la misoginia la que alimenta esa violencia.

Un grupo de mujeres se reunió este 25 de noviembre en un pequeño pueblo para condenar los asesinatos. Los retratos de las víctimas se quedaron iluminados por la luz de una farola, espectrales. Cada una de ellas parecía decirnos, como en aquellos colgantes de entonces, “no me olvides”.

"¿Es la defensa del Parque de las Ciencias [de Granada] un asunto de izquierdas? Artículo de Opinión por Juan Mata publicado en "El Independiente de Granada" el 30 de Marzo de 2025

Maqueta del Parque de las Ciencias que se exhibe a la entrada del muse Hace unos días, un amigo me dio a conocer el comentario de un conocid...