lunes, 20 de marzo de 2023

"TÓPICOS SOBRE LAS VIOLACIONES DE MONJAS DURANTE LA GUERRA CIVIL". Un artículo de Julián Casanova publicado en infolibre.es el 11 de marzo de 2023

Escribo con frecuencia —en el ámbito académico, en medios de comunicación y en redes sociales— sobre la violencia durante la Guerra Civil y la dictadura de Franco y sobre las diferentes manifestaciones violencia en la Europa del siglo XX. Son los conocimientos que he adquirido como consecuencia de la investigación sobre esos temas durante las últimas cuatro décadas.

Al difundir esos conocimientos me encuentro a menudo con respuestas que me recuerdan, venga o no a cuento, el anticlericalismo, la matanza del clero y sobre todo las violaciones de monjas durante la Guerra Civil. Como si fuera un fenómeno oculto, que los historiadores evitamos transmitir, cuando en realidad hemos escrito y hablado de él sin cesar.

Una cosa parece indiscutible, confirmada por todas las investigaciones: el clero y las cosas sagradas constituyeron el primer objetivo de las iras populares, de quienes participaron en la derrota de los sublevados y de quienes protagonizaron la "limpieza" emprendida en el verano de 1936. No hubo que esperar órdenes de nadie para lanzarse a la acción.

El castigo fue de dimensiones ingentes, devastador, en aquellas comarcas donde la derrota del golpe militar abrió un proceso revolucionario súbito y destructor. No hay que dar muchas vueltas para hacer balance: más de 6.800 eclesiásticos, del clero secular y regular, fueron asesinados; una buena parte de las iglesias, ermitas, santuarios fueron incendiados o sufrieron saqueos y profanaciones, con sus objetos de arte y culto destruidos total o parcialmente. Tampoco se libraron de la acción anticlerical los cementerios y lugares de enterramiento, donde abundaron la profanación de tumbas de sacerdotes y la exhumación de restos óseos de frailes y monjas.

A los clérigos se les representaba siempre en los grabados de la prensa anticlerical gordos y lustrosos, rodeados de sacos de dinero que escondían mientras pedían limosna. Y ya en la Guerra Civil, en la arremetida anticlerical del verano de 1936, los mismos milicianos y grupos armados que se llevaban a los obispos para asesinarlos, asaltaban sus palacios episcopales en busca de las grandes fortunas que se suponía tenían en ellos ocultas. CONTINUAR LEYENDO

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