Entre el 3,5% y el 5% de los adolescentes llegan a la edad adulta habiendo consumido 4.000 horas de estos contenidos, el equivalente a una carrera universitaria
En los últimos días se han conocido varios episodios de agresiones sexuales perpetradas por adolescentes --algunos inimputables por tener menos de 14 años-- hacia otros menores. Después del caso de Badalona, en el que cinco chavales presuntamente violaron a una niña de 11 años en los lavabos de un centro comercial, el miércoles trascendió otro suceso de parecida índole, esta vez en Esparreguera, que se publicó apenas un día después de que viese la luz un tercer pasaje: el posible abuso sufrido por dos jóvenes en el patio de un instituto de Tarragona. Aunque los factores de estos comportamientos delictivos son diversos, los expertos alertan de que el consumo masivo de porno en la adolescencia tiene relación directa con los abusos sexuales en tan tempranas edades.
El mismo fiscal de Sala Coordinador de Menores, Eduardo Esteban, ha comparecido en las últimas horas para señalar que, desde 2015, se ha registrado un aumento de los delitos contra la libertad sexual y que la pornografía tiene “un efecto criminógeno”, relacionando ambos factores por primera vez. En la misma línea, el investigador y doctor en Sociología y Filosofía en la Universitat de les Illes Balears Lluís Ballester alerta de que el consumo masivo de porno a tan pronta edad “desactiva los mecanismos de empatía cognitiva” y “normaliza la violencia”. CONTINUAR LEYENDO
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