lunes, 9 de octubre de 2023

"LIBERTARIO: O cómo el saqueo semántico de la ultraderecha nos está dejando sin palabras". Darío Adanti (elDiario.es - 7 Oct. 2023)

Ilustración de Fede Yankelevich
Antes, la palabra libertario definía a alguien como Buenaventura Durruti o Federica Montseny. Hoy, se presentan así el candidato argentino de ultraderecha Javier Milei y sectores de Vox

Hasta hace nada, la palabra libertario era sinónimo del movimiento anarquista: revolucionarios de izquierda en lucha obstinada contra el capitalismo. Hoy, es frecuente oírla como etiqueta de la extrema derecha ultraneoliberal capitalista.

Pero, ¿cómo pudo esta palabra pasar de representar una cosa ayer para representar hoy todo lo contrario?

[...] Sin la amenaza del monstruo soviético, ¿para qué seguir perdiendo dinero en favor de las mayorías sociales? Ya no es el fantasma de la revolución lo que se interpone entre ellos y su ambición, ahora es el Estado de Bienestar.
La derecha se ha quedado con la libertad de mercado del liberalismo despreciando las demás libertades y asociando la palabra libertad sólo a la primera. Suelen obviar que el mismísimo Adam Smith ponía un límite a la mano invisible del mercado: que estuvieran en riesgo los recursos planetarios.

Con una clase trabajadora identificada como clase media y donde la figura del trabajador es reemplazada por la del consumidor, la derecha sacó a relucir sin resistencia la palabra libertario como etiqueta de la idea de abolir el Estado como límite a la expansión capitalista. Logra así disfrazar su conservadurismo reaccionario de rebeldía revolucionaria. Es la misma perversión de Donald Trump llamándose anti establishment siendo él un empresario millonario del establishment.

Toda una perversión que está importando la ultraderecha internacional.

La perversión

Guillermo Fernández Vázquez, en su libro Qué hacer con la extrema derecha en Europa: el caso del Frente Nacional (Madrid, Lengua de Trapo, 2019), llama a este saqueo de palabras por parte de la ultraderecha ‘OPA semántica’, gracias a la cual Marine Le Pen logró distanciarse del liderazgo de su padre y ampliar las bases y los votos de su partido utilizando términos como ‘mujer’, ‘trabajadores’ o ‘pueblo’ que son propias del progresismo.

No es casual que Javier Milei niegue a los desaparecidos de la dictadura argentina y reivindique la figura de Carlos Menem: la primera fue la encargada de barrer con la resistencia a la implantación del neoliberalismo en Sudamérica y el segundo fue el encargado de implementar la agenda neoliberal de privatizaciones de los servicios públicos y entrega de los recursos del país a las multinacionales.

Tal vez sería bueno no comprar el marco semántico de esta ultraderecha reaccionaria disfrazada de nueva y alternativa y seguir reivindicando la palabra libertario como parte de la tradición obrera, en memoria quienes se dejaron la vida literalmente para que nosotros tengamos hoy los derechos que esta misma ultraderecha nos quiere arrebatar demoliendo el único dique que tenemos para contener su depredación: el Estado de Bienestar.

Y más en tiempos en que la supervivencia de nuestra especie en el planeta exige un cambio drástico del paradigma de producción y consumo y una redistribución de los recursos que acabe con la desigualdad. O, lo que es lo mismo, acabar con el neoliberalismo y su afán depredatorio que defienden aquellos que hoy se disfrazan de alternativa novedosa bajo la palabra libertario.



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