sábado, 21 de octubre de 2023

«SIEMPRE HEMOS SIDO CAPACES DE RAZONAR, LA PREGUNTA ES POR QUÉ NO SIEMPRE LO APLICAMOS». Moisés Naím (Ethic - 16 Feb. 2022)

¿Por qué nuestra sociedad, que posee las cotas de comprensión científica y bienestar social más altas de la historia, parece estar enloqueciendo? En esta entrevista, el psicólogo Steven Pinker –uno de los mayores defensores de la herencia de la Ilustración– analiza el complejo funcionamiento que implica razonar. A raíz de su último ensayo, ‘Racionalidad’ (Paidós), el profesor de Harvard reflexiona sobre el éxito de las teorías pseudocientíficas y de la conspiración.

Al comienzo de tu libro ‘Racionalidad’ (2021) hablas de los pueblos Sans, que viven en el desierto de Kalahari, el cual se extiende por Botsuana y Namibia. ¿Por qué te llamaron la atención?

Porque son cazadores-recolectores que viven en las condiciones más inclementes del mundo. Los escogí porque nos dan una idea del estilo de vida desde el que evolucionó nuestra especie. En general, los cazadores-recolectores son bastante racionales, ya que dependen de animales como los antílopes (que son mucho más rápidos que ellos), a los que solo pueden perseguir y acorralar a través del rastreo. Esto quiere decir que utilizan las huellas del animal como una pista, como una evidencia científica para comprobar sus hipótesis sobre qué tipo de animal es, así como cuál es su sexo y su condición y hacia dónde es probable que se desplace. Para ello utilizan todas las herramientas del razonamiento que discuto en el libro, como, por ejemplo, el pensamiento crítico. Saben que no deben confiar en su primer instinto, sino que deben dar un paso atrás y razonar como un grupo. Evitan el argumento de autoridad, lo que significa que, si un miembro mayor del grupo cree que el animal que están persiguiendo es un kudú, debe convencer al grupo con argumentos persuasivos, ya que los demás no aceptarán lo que él dice por el mero hecho de que es mayor. Además, son capaces de hacer distinciones lógicas: por ejemplo, saben que, si el suelo no es lo suficientemente blando, un animal de tres dedos podría dejar una huella de solo dos dedos. Por lo tanto, reconocen que una huella de dos dedos no necesariamente pertenece a un animal de dos dedos. También evitan la falacia, que se conoce como la afirmación del consecuente: si una huella puede proceder de dos tipos de animales diferentes, concluyen que pertenece al animal que predomina en el entorno. Así que, cuando hablamos de la irracionalidad que percibimos a nuestro alrededor actualmente, no podemos culpar a nuestros ancestros. Siempre hemos sido capaces de razonar; la pregunta es por qué no siempre lo aplicamos en las circunstancias actuales.

¿Se puede aprender a ser racional?

Se puede mejorar. Y esa es una de las cosas a las que aspiro con Racionalidad. No es fácil, pero podemos aprender a evitar ciertos errores de razonamiento aprovechando las fórmulas y las herramientas que tienen nuestros mejores científicos y matemáticos. Creo que las herramientas de razonamiento, incluyendo la teoría de la probabilidad, la lógica y la teoría de la correlación en contraposición a la causalidad, deberían formar parte del currículo. La pregunta inevitable es: ¿qué puede eliminarse del plan de estudios para poder incluirlas? Y mi respuesta es la trigonometría. No tengo nada en su contra, pero quizá deberíamos actualizar un currículo heredado de la época medieval y optar por las ramas de las matemáticas que ahora son más importantes. El motivo por el que creo que las herramientas del razonamiento merecen prioridad en el currículo es porque, al igual que la lectura y la escritura, son fundamentales para todo lo demás. No se puede entender realmente la política, la historia ni los estudios sociales y cívicos sin evitar los fallos de razonamiento.



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