miércoles, 26 de junio de 2024

"A TODAS ELLAS". Elvira Lindo. El País 23 JUN 2024

Homenaje a Aurora Picornell, el pasado día 9 en Palma.MIQUEL A. BORRÀS (EFE)
Can Sales, la prisión siniestra donde estuvo Aurora Picornell, trajo a mi memoria el primer reportaje que hice para la radio sobre Matilde Landa con el convencimiento de que había historias que debían ser contadas

Cuando vi al presidente del Parlamento balear, Gabriel Le Senne, romper con indisimulado desprecio la foto de Aurora Picornell, sacada de la prisión de mujeres de Palma de Mallorca, torturada y fusilada la noche de Reyes de 1937, algo de esa historia sacudió mi recuerdo. No era solo por la relevancia en sí de esta represaliada que a los 20 años ya era conocida como La Pasionaria mallorquina, ni el que formara parte del grupo de Les Roges des Molinar, jóvenes costureras que perdieron la vida a manos de falangistas que las torturaron antes de acabar con ellas; tampoco se reducía al hecho de que siempre he creído que la épica de las costureras en España constituye la base de la emancipación femenina y aún no ha sido contada. Fue el nombre de aquella prisión siniestra, Can Sales, lo que trajo a mi memoria el primer reportaje que hice para la radio, a los 19 años, cuando sin experiencia pero con el convencimiento de que había historias que debían ser contadas me asomé a la vida de las madres o abuelas de amigas de mi barrio, Moratalaz, que por aquel entonces, 1981, aún mantenía un vibrante movimiento vecinal.

Es así como conocí a Carmen López Landa, pelo corto canoso, aire juvenil a sus 60 años, fumadora, de conversación fácil, con una larga historia de exilio y clandestinidad. Una más entre los 30.000 niños que en la guerra vieron trastornada su vida por la lucha de sus padres. Ella sabía que yo estaba allí con la pretensión de contar la vida de su madre, Matilde Landa, y con una paciencia maternal convirtió la mesa de la cocina en un retablo de las maravillas: el poema, A Matilde, que le dedicó Miguel Hernández (inédito hasta 2002), un Platero y yo dedicado por Juan Ramón Jiménez a la niña Carmen, un cartel en defensa de la República con Carmencita como modelo y las cartas que Matilde había escrito a su hija desde la cárcel, primero la de Ventas y luego la de Can Sales.

Ahí estaba aquella caligrafía, desplegada ante mí, que leía con asombro cómo la madre presa escribía a su hija desde un lugar imaginario, impostando alegría, relatando anécdotas y sin nombrar en ningún momento la penuria del yugo carcelario. Landa, hija de padres ilustrados cercanos a la Institución Libre de Enseñanza, no fue bautizada, y esa circunstancia enturbió aún más sus días de prisión, porque esta mujer, que no participó en el frente pero sí recibió instrucción militar, fue esencial en la retaguardia, viajando por España y reorganizando desde Valencia el Socorro Rojo.

Casi al final de la guerra, el Partido Comunista decidió que Landa volviera a Madrid para organizar la clandestinidad ante la inminente entrada de los franquistas. Fue detenida al poco de acabar la guerra. La directora de Ventas, una teresiana que había estudiado en la Institución Libre de Enseñanza, le permitió organizar en la prisión un humilde gabinete de asistencia jurídica a las penadas. Tal vez no consiguiera muchas victorias legales, pero supuso un apoyo psicológico para mujeres completamente desamparadas. Fue tal la admiración que la figura de Matilde concitó entre las presas que las autoridades la apartaron llevándosela a una de las cárceles más sórdidas, la de Palma. Su pena de muerte fue excepcionalmente conmutada por años de prisión, pero en Can Sales le hicieron la vida imposible. Las autoridades religiosas la chantajeaban asegurándole que si se convertía al catolicismo los hijos de las presas estarían mejor alimentados. La presión psicológica fue tal que en 1942 Matilde Landa se arrojó desde una galería de la prisión. Fue bautizada al borde la muerte.

El profesor Ginard Ferón ha publicado la biografía de esta admirable mujer, también la historia de Picornell. Yo regreso con ellas a 1981, en el pequeño piso de una hija que me mostraba aquel legado, me veo leyendo aquellas cartas, esperando en aquel entonces que la joven democracia les rindiera homenaje a todas ellas.

lunes, 24 de junio de 2024

"DESEAR LA ULTRADERECHA". Najat El Hachmi El País 21 JUN 2024

Hay sectores en la izquierda y en el feminismo que llaman fascista a cualquier voz que no esté de acuerdo con ellos

Participé en un debate en el que se me acusó de ser de extrema derecha por afirmar que los inmigrantes no piden reconocimientos simbólicos sino derechos sociales. Yo tampoco me lo podía creer y menos viniendo de un sujeto que ni había pisado una fábrica en su vida ni había conocido a ningún miembro del “proletariado” que decía representar. Fue cuando me di cuenta de que hay un sector en la izquierda que asimila al fascismo cualquier voz que no esté de acuerdo con ellos y no por defender sus ideas sino por puro egoísmo arribista. Este es el talón de Aquiles de la izquierda postmoderna, su narcisismo individualista y su nula conciencia colectiva.

También en los debates feministas se han venido produciendo estas actitudes excluyentes y miserables. Judith Butler, en las entrevistas que está dando para promocionar su nuevo libro, no tiene reparos en asimilar el feminismo con el que ella no está de acuerdo con la extrema derecha. ¿En serio? ¿De verdad que alguien puede comprarle la moto? ¿Alguien con dos dedos de frente, perspectiva histórica y conocimiento del movimiento por la igualdad puede creer que el feminismo contrario a la existencia de almas sexuadas pertenece al mismo neofascismo que deroga leyes contra la violencia machista o niega la misoginia? ¿Qué pruebas tiene Butler de que el feminismo es de extrema derecha? Como intelectual y pensadora deberíamos exigirle que aporte datos sobre estas graves acusaciones. Si ha encontrado a feministas afiliadas a la formaciones ultras o que simpaticen con ellas, que lo demuestre.

Sin pruebas ni datos las afirmaciones de la filósofa (que ha pasado en 30 años de pedirnos que deconstruyamos el género a defenderlo como “realidad vivida en el propio cuerpo”) no son más que difamaciones de una enorme bajeza intelectual y ética, puras teorías de la conspiración sin fundamento alguno. Si todo es, según estos sagaces pensadores de la izquierda, extrema derecha, más espacio les quedará a ellos defendiendo la superioridad moral del progresismo que se afanan en patrimonializar. La estrategia no puede ser más estúpida dada la amenaza real que se nos viene encima. Expulsar a la derecha a toda voz disidente es contribuir a la polarización y achicar las filas de la izquierda. Pero a estos personajes les da absolutamente igual mientras sean ellos quienes se erijan en figuras estelares. Por eso se diría que desean, más que nadie, que crezca la extrema derecha.

domingo, 23 de junio de 2024

"DESPUÉS NO HABRÁ MÁS DESPÚES". Xoán Tallón. Cadena SER

Al principio son pocos y tienen vergüenza. Después la van perdiendo. Como hay muchas personas descontentas y frustradas, empiezan a decirles lo que quieren oír. Después son más, y después unos pocos más todavía. Después ya no encuentran motivos para ponerse rojos y mienten y dicen lo que haga falta. Después elevan el tono, después insultan, después se engañan a sí mismos con que tienen razón, después maniobran para que quede claro que su razón no se discute, y si la discutes, porque crees en el diálogo, ellos gritan más, porque creen en el monólogo. Y si gritar no basta, después recurren a la fuerza. Primero te meten un codo para frenarte, después la pierna, la cadera, después te empujan, después te zarandean, después te rompen la chaqueta y te sacan de su vista. Después te dicen que intentaron hacerte entender las cosas por las buenas, pero como no te dejaste se vieron obligados a hacerlo por las malas. Después justifican que unas hostias a tiempo evitan males peores, después la violencia se vuelve una herramienta legítima, su patrimonio, y con la violencia se adueñan del espacio público, y poco a poco del espacio privado, después ya no hay que explicar ni justificar nada porque se apropiaron de todo. Y después, ¿qué? Después no vale de nada llevarse las manos a la cabeza. Después ya no hay más después. El momento de hacer algo es antes. Es decir, ahora.

sábado, 22 de junio de 2024

"DEMASIADO TARDE PARA DESPERTAR. ¿QUE NOS ESPERA CUANDO NO HAY FUTURO?". Un libro de Salavoj Žižek

Sinopsis: Žižek reflexiona sobre los retos del presente: de la guerra de Ucrania al ascenso de los populismos.

¿Y si diéramos por hecho que el fin del mundo ya no tiene vuelta atrás? ¿Y si hubiera que empezar a pensar a partir de esa asunción?

Žižek, el filósofo rockstar, analiza los retos del presente con su agudeza, contundencia y dosis de provocación e ingenio habituales: la guerra de Ucrania y la manipulación del lenguaje; Putin, el leninismo y los sueños de la Rusia imperial; los pacifistas melifluos e ingenuos (y en algunos casos muy cínicos); el ascenso de los populismos; la situación de Palestina y los dobles raseros; el calentamiento global; la cultura woke y sus derivas; el caso Assange…

Filosofía de urgencia para pensar no el futuro y sus utopías, sino el presente y sus desgarros. Reflexiones iluminadoras y nada acomodaticias para desentrañar las trampas del mundo en que vivimos. Una invitación a repensar nuestra realidad.

viernes, 21 de junio de 2024

"NO SE TE OCURRA DECIR QUE DE PEQUEÑA QUISISTE SER UNA INDIA". Carmen Domingo. El País 10 JUN 2024

La apropiación, el mestizaje, es lo que ha enriquecido todas las culturas del mundo. ¿Existe algo más racista que prohibir que gente de otra cultura use elementos de la tuya?

Cuenta Jens Balzer en su reciente Ética de la apropiación cultural (Herder) que, un día, Bettina Jarasch, la cabeza de lista de Los Verdes en las elecciones a la presidencia del Estado federal de Berlín, a la pregunta de un periodista acerca de qué quería ser antes de ser candidata, respondió ingenua: “Yo, de niña, quería ser jefa india”. Ni que decir tiene que en la época posmoderna de la sinrazón en la que vivimos no tardaron ni un minuto en ponerla de vuelta y media recordándole que era discriminatorio utilizar un término como “indio” y que ridiculizaba a personas de otra raza y cultura. La anécdota de los sueños de infancia de Jarasch podría haber quedado ahí, pero —ya no me sorprende nada— ella y su partido no quisieron parecer “racistas” y, en menos de dos horas, no solo eliminaron ese corte en el vídeo, sino que hicieron pública una disculpa que añadía: “Condeno los recuerdos espontáneos de mi infancia”. Hagan la prueba; no lo encontrarán.

Hace unos años, en Barcelona, en las populares fiestas de Gràcia, tuvo lugar un fenómeno similar. Es tradición que en las fiestas de verano de ese barrio algunas calles se engalanen temáticamente. En esa ocasión, una de las asociaciones del barrio tuvo a bien adornar la calle en homenaje a los indígenas americanos. Error: una veintena de personas protestaron por considerar que eran racistas sus referencias a los nativos americanos de una reserva, que habían hecho apropiación cultural. Acabaron destrozando los adornos.

Me pregunto, vista la reacción de unos y de otros, a qué extremos hemos llegado para que una frase, una imagen, pueda acabar siendo censurada por la policía de lo políticamente correcto con la excusa de la apropiación cultural. Las palabras crean realidades, dicen los posmodernos, y estas realidades, las más de las veces “sentidas” (o sea, de discutible realidad), pueden hacernos dudar de o incluso borrar lo que hemos creído toda la vida. Los sueños de una niña, el homenaje de unos vecinos, son proscritos, incinerados en el altar de la corrección política, cancelables pues.

Por resumir, explicaré que apropiación cultural es aquello que, dicen, se da cuando uno recurre a saberes y tradiciones de otros para beneficiarse de ellos. Los hay que incluso añaden que es un robo colonial que activa una herida histórica. Todo ello en el marco de una cultura minoritaria, claro, frente a otra que se considera dominante. 

Mil y una dudas y preguntas surgen de inmediato frente a esta definición que destila victimismo: ¿Tienen propiedad intelectual las expresiones culturales? ¿Quién establece que algo pertenece a una cultura o a otra para poder ser utilizado sin cometer herejías culturales? ¿Por qué hemos de pensar que el uso de referencias de tradiciones pertenecientes a una cultura que no es la propia se hace con intención de ridiculizar al otro? ¿No podría ser un homenaje? Es más, y creo que aquí está la verdadera piedra de toque: ¿De verdad en pleno siglo XXI alguien puede creerse que existen culturas tan aisladas como para existir sin reflejar el contacto con otra? ¿Existe una cultura pura?

Es evidente que el sentido común debería defender que, en realidad, la apropiación cultural, llamémosla si preferimos mestizaje cultural, es lo que ha hecho ricas a todas las culturas del mundo. Sí, incluso los sueños de infancia o las calles engalanadas. ¿Hubiera sido Elvis Presley uno de los iconos musicales del siglo XX de no haberse dejado influir por el góspel o el blues? ¿Puedo teñirme con henna sin que se me acuse de apropiación cultural? ¿Sería Rosalía lo que hoy es sin sus influencias flamencas, del reguetón, el hip hop o el jazz? ¿Tiene Eric Clapton derecho a tocar blues? ¿Es ilícito que un estadounidense cocine una fabada o se estaría apropiando de la cultura de los asturianos?

Parece claro que la apropiación solo es un caso más del desnortado panorama en el que estamos inmersos, donde, por momentos, una tiene la sensación de que la acusación de apropiación cultural termina siendo una forma de racismo y discriminación por parte de las víctimas tradicionales del racismo y la discriminación. ¿Existe algo más racista y supremacista que prohibir que gente de otra cultura utilice elementos de la tuya?

Quizás por eso la realidad se impone de nuevo, y lo que habría que preguntarse es si no será que todo aquel que vea apropiación en el intercambio y enriquecimiento cultural no estará imbuido de un sentir supremacista que convierte su sentimiento de pureza en modelo y medida de todas las cosas. Y no solo eso, sino que si lo propio de cada cultura resulta que solo puede ser utilizado por aquellos que pertenecen a ella, ¿acaso no estaremos negando lo que justamente enriquece a la cultura, que es el intercambio y el eclecticismo, o sea aprender, disfrutar y crear de la experiencia del contacto con el otro?

La conclusión parece de Perogrullo, pero ahí va: prohibir la apropiación es cortarle las alas a toda creación cultural; de lo contrario, estaremos atacando la libertad de creación y de expresión. Quienes denuncian apropiaciones culturales no están protegiendo ninguna cultura histórica; están atacando el futuro de todas.

miércoles, 19 de junio de 2024

"LA POLÍTICA QUE SOÑABA CON QUE FUÉSEMOS IGUALES". Martha Nussbaum. El País 24 MAY 2020

La tradición cosmopolita defendía una dignidad humana total, independiente del origen, el estatus o el género de cada cual. Martha C. Nussbaum analiza aquel ideal noble nacido con Diógenes

Una vez preguntaron a Diógenes el Cínico de dónde venía y él respondió con una sola palabra: kosmopolitês, “ciudadano del mundo”. Podría decirse que aquel momento, ficticio o no, fue el acto fundacional de la larga tradición del pensamiento político cosmopolita en la herencia occidental. Un varón griego rechaza la invitación a definirse por su estirpe, su ciudad, su clase social, su condición de hombre libre o incluso su género. Insiste en definirse atendiendo a una característica que comparte con todos los demás seres humanos, hombres y mujeres, griegos y no griegos, esclavos y libres. Y al caracterizarse a sí mismo, no ya como habitante del mundo, sino incluso como “ciudadano” de este, Diógenes da a entender también que es posible una política —o una aproximación moral a la política— centrada en la humanidad que compartimos más que en las marcas del origen local, el estatus, la clase y el género que nos dividen. Es un primer paso en el camino que nos conduce hasta la sonora idea kantiana del “reino de los fines”, una comunidad política virtual de aspiración moral que une a todos los seres racionales (aunque Diógenes, más inclusivo, no limitaba esa comunidad a lo “racional”), y hasta aquel ideal, también de Kant, de una política cosmopolita que una a toda la humanidad bajo unas leyes que esta se haya otorgado a sí misma, no por efecto de las convenciones y las clases, sino por una libre elección moral. Aseguran que Diógenes “se burlaba de la nobleza de nacimiento y de la fama y de todos los otros timbres honoríficos, diciendo que eran adornos externos del vicio. Decía que solo hay un gobierno justo: el del universo [kosmos]”.

El cosmopolitismo cínico/estoico nos insta a reconocer la igual (e incondicional) valía de todos los seres humanos, una valía fundada en su capacidad de elección moral (aunque quizá sea esta aún una condición demasiado restrictiva) más que en rasgos que dependen de configuraciones naturales o sociales fortuitas. La idea de que la política debería tratar a todos los seres humanos como iguales y como poseedores de un valor inestimable es una de las más profundas e influyentes del pensamiento occidental; a ella cabe atribuir muchos de los elementos positivos presentes en el imaginario político de Occidente. Un día, Alejandro Magno pasó junto a Diógenes y se quedó de pie ante el filósofo, mientras este tomaba el sol en el mercado. “Pídeme lo que quieras”, le dijo Alejandro. Y él le respondió: “No me hagas sombra”. Esta imagen de la dignidad de lo humano, capaz de resplandecer hasta en su desnudez siempre que no quede ensombrecida por las falsas pretensiones del rango social y la realeza, una dignidad que solo necesita que le aparten esa sombra de delante para manifestarse vigorosa y libre, es uno de los destinos finales de una larga trayectoria que conduce hasta el moderno movimiento de los derechos humanos.

En la tradición que describiré aquí, la dignidad es no jerárquica. Pertenece en igual medida a todos los seres que tengan un nivel mínimo de capacidad de aprendizaje y elección morales. Es una tradición que excluye explícita y directamente a los animales no humanos; en algunas versiones, aunque no en la de Diógenes, también excluye (aunque sea de forma menos explícita) a los humanos con discapacidades cognitivas graves. Estas son deficiencias que toda versión contemporánea de esta concepción está obligada a abordar y subsanar. De todos modos, el concepto de dignidad no es inherentemente jerárquico ni está basado en la idea de una sociedad ordenada por niveles y rangos (…). CONTINUAR LEYENDO

martes, 18 de junio de 2024

"CONTRA LA MEMORIA". Antonio Muñoz Molina. El País 15 JUN 2024

Fran Pulido

Una tarde desoladora de noviembre, me encontré visitando lo que había sido el gueto de Cracovia, con cielo bajo de llovizna y frío, con una luz como de documental en blanco y negro. En los escaparates de las agencias de viajes, carteles de colores veraniegos ofrecían tours en autobuses climatizados que incluían en programa doble la visita al campo de Auschwitz y unas sesiones de esquí en laderas cercanas. En lo que quedaba del cementerio judío, rudas lápidas verticales de piedra oscura se inclinaban entre la hierba y la maleza. Sobre algunas de ellas, o al pie, había piedras conmemorativas dejadas por visitantes. Al salir a la plaza a la que daba el cementerio me encontré con un grupo grande de turistas, con el aire entre juvenil y provecto de los jubilados americanos, y presté atención a lo que el guía les explicaba, subido a un banco de piedra, con grandes ademanes dramáticos. Pero no contaba la evacuación de los millares de cautivos judíos del gueto, camino del exterminio, arracimados en aquella misma plaza, en marzo de 1943. Estaba describiendo el rodaje de las escenas correspondientes en La lista de Schindler.

Hace unos días, en las ceremonias conmemorativas del desembarco en Normandía, entre dignatarios y veteranos, se ha visto también a Steven Spielberg, y junto a él a Tom Hanks, que si no participaron personalmente en aquella hazaña se han cubierto de gloria, y de dinero, representándola en una ficción tan espectacular y tramposa, como La lista de Schindler, y todavía más incrustada en esa zona crédula de la imaginación visual en la que el cine suplanta a la realidad y la supera en su efectismo, y hasta en su verosimilitud. En los telediarios españoles, las pobres imágenes reales del desembarco, apresuradas, desenfocadas, fragmentarias, se han intercalado sin ningún aviso, con las de Salvar al soldado Ryan, que son en color y mucho más fotogénicas.

Como el cine de Hollywood, la memoria institucional es selectiva, y prefiere lo heroico y lo ejemplar a lo confuso, a lo ambiguo, al horror sin motivo y al sufrimiento sin redención. En Normandía las banderas ondeaban al viento del mar y los dirigentes políticos lanzaban sus arengas delante de veteranos decrépitos en sillas de ruedas, y nunca faltaban las imágenes de los cementerios con pulcras extensiones geométricas de cruces blancas sobre el césped. El cine vuelve imprecisos a los muertos y la memoria elige a aquellos que considera dignos de rememoración. La contabilidad precisa es la tarea de la Historia. Es muy improbable que en los discursos del día 6 de junio se haya recordado a las decenas de millares de civiles que murieron en las semanas y meses después del desembarco, no por culpa de la conocida barbarie de los soldados alemanes, sino por los bombardeos masivos y en gran medida injustificados o simplemente erróneos de la aviación americana y británica sobre ciudades portuarias, como Le Havre y Caen, o sobre pueblos aislados sin ningún valor militar. Las personas salían a la calle para vitorear a los aviones que cruzaban el Canal y a continuación corrían para no morir bajo sus bombas. En un ensayo de la New York Review of Books, los historiadores Ed Vulliamy y Pascal Vannier calculan que entre junio y septiembre de 1944, en lo que se supone el avance glorioso de los aliados, murieron 18.000 civiles franceses bajo las bombas de sus libertadores. En Le Havre, la noche del 5 de septiembre, cayeron 9.790 toneladas de bombas. El 85% de los edificios quedaron destruidos. Murieron 5.781 civiles, pero solo nueve soldados alemanes. CONTINUAR LEYENDO

sábado, 15 de junio de 2024

"JUAN MARCH FUE UN BURGUÉS REVOLUCIONARIO Y FINANCIERO SIN ESCRÚPULOS". José F. Beaumont. El País 01 MAR 1977

«A Juan March, burgués revolucionario y financiero sin escrúpulos, no se le puede llamar gangster porque superó con mucho ese nivel, constituyéndose en uno de los primeros especuladores neocapitalistas. (En los archivos nacionales e internacionales se conservan muchos papeles de interés para el investigador). Se levantó contra el orden establecido que había pretendido utilizar para provecho de su interés. »Esta es la opinión del profesor Tierno Galván sobre el famoso financiero mallorquín, expresada ayer en el transcurso del acto de presentación del libro La irresistible ascensión de Juan March, escrito por Bernardo Díaz Nosty.

El libro, historia documental de algunas de las operaciones financieras de la vida de March, recoge una gran cantidad de datos que configuraron la vida del banquero: su comienzo de acumulación de capital (1900-1923), sus relaciones con la política durante la Dictadura y la República, su decisivo apoyo al levantamiento militar de Franco en el 36, y sus posteriores fricciones con el franquismo, sin olvidar tampoco la faceta de March como mecenas de la cultura (Fundación Juan March). Juan March, en opinión del profesor Tierno Galván, es un burgués revolucionario, porque superó antes de la guerra del 36 todas las pautas de la burguesía española, y por tanto insatisfecha con su dinero. March es arreligioso y no tiene ideología. Se convierte en un especulador neocapitalista al estilo americano. Después de la guerra, ya no camina en solitario, porque la corrupción se generaliza en los niveles más altos y al lado de esa «corrupción apacible» mantenida desde arriba, Juan March se convierte en un corrompido vulgar.

Respecto a su herencia cultural -léase Fundación Juan March- el señor Tierno Galván dijo «que aparte de servir para compensar el pago de impuestos por dinero ganado por otros conceptos, nada aporta de nuevo a la cultura, es más deslumbrante que eficaz, y por desgracia se juega en este caso con la inteligencia, una de las facultades que más fácilmente se corrompen».

Por todo ello, y tras hacer un detallado recorrido por las intervenciones financieras más sugestivas de March y destacar su relación con las tendencias políticas y con los hombres de esas tendencias, algunos de ellos todavía vivos, el profesor Tierno Galván afirmó que poner en su sitio a Juan March es no colocarle en la cumbre, « hay que desecharle del grupo de las personas que pueden ocupar un puesto de héroe -aunque sea en un sentido negativo-, sino considerarle como es, como una persona vulgar, para no engrandecer lo que resulta pernicioso que sea engrandecido».


viernes, 14 de junio de 2024

"CONTRA LA PERFECCIÓN". Un libro de Michael J. Sandel, Barcelona, Debate (2024)


¿Que tiene de malo manipular nuestra naturaleza? ¿Dónde están las líneas rojas, si las hay? El filósofo Michael Sandel trata de responder a esta pregunta a traves de un ameno pero profundo repaso del campo de la bioetica.

"Contra la perfección" explora estos y otros dilemas morales relacionados con la búsqueda de nuestro propio perfeccionamiento. Michael Sandel argumenta que la búsqueda de la perfección es imperfecta por razones que van más allá de la seguridad y de la equidad, y nos lleva más allá de los familiares terminos del discurso político para mostrarnos que la revolución genetica transformará el modo en que se discute sobre cuestiones eticas y obligará a reintroducir las cuestiones de orden espiritual en el centro del debate político.

jueves, 13 de junio de 2024

"ROMPECABEZAS". Irene Vallejo, Milenio 13 MAR 2024

Luis M. Morales

Aunque escuchamos una loa constante de la competencia, no deberíamos olvidar que somos animales solidarios por instinto. Incluso Darwin, al que debemos una cruda imagen de la vida como rivalidad, defendió que existen instintos de generosidad hacia el prójimo tan poderosos como los del interés egoísta. La cooperación y la ayuda son impulsos innatos que nos han sido útiles en la dura lucha por la supervivencia.

En realidad, algunos antropólogos plantean una curiosa paradoja: les va mejor a los individuos egoístas por separado, pero en conjunto son más eficaces las sociedades altruistas. La gran pregunta es cómo construir grupos colaboradores allí donde los individualistas conquistan las mejores recompensas. El filósofo Epicteto, que conoció largos años de esclavitud y más tarde fue liberado, sabía hasta qué punto dependemos de los demás. Según sus discípulos, solía decir que nadie es una entidad aislada, sino una pieza esencial del rompecabezas de la humanidad. “Todos formamos parte de una comunidad humana vasta, intrincada y ordenada. ¿Dónde encajas? Si sabes quién eres y a quién estás vinculado, sabrás lo que debes hacer”. Los antiguos también usaban la metáfora de la red y los vínculos. No se referían, como nosotros, a las redes de comunicación que internet ha hecho posibles, sino a las redes de colaboración que anudamos cuando nos ayudamos.


domingo, 9 de junio de 2024

"IDIOTAS". Irene Vallejo, Mileniio 05 JUN 2024

Luis M. Morales

En medio de este gran desbarajuste, furiosos por las injusticias, nos desahogamos contra la política. Ejercemos lo que Franco Battiato llamaba “el placer de sentirse juntos para criticar”. Cada vez más gente en la cansada Europa —y en los Estados Unidos, al parecer siempre jóvenes—, se declara “antipolítica”. También podríamos proclamarnos antioxígeno, pero seguiríamos respirándolo. Política es todo, política somos nosotros: lo que compramos y nuestro modelo de consumo, las condiciones laborales que hay detrás de la ropa que vestimos, el colegio de los niños, encender o no la televisión, las causas que apoyamos, los sentimientos nacionalistas, la mentalidad cosmopolita.

La palabra “idiota” se refería en origen a este debate. Así llamaban los griegos a los ciudadanos que se desentendían de los asuntos públicos, refugiándose en sus intereses privados. Para Aristóteles, un idiota es quien se queda en su casa y deja que gobiernen los bandidos. Definía al ser humano como “animal político” y la política como la capacidad de cooperar persiguiendo fines comunes. Afirmaba que construimos el Estado por dos vías principales, la educación y la constitución —es decir, las leyes que nos afectan a todos. Cuando vivimos juntos, participamos en política queramos o no, por acción o por omisión. Pero si abundan los idiotas, suben al poder quienes se las saben todas.

sábado, 8 de junio de 2024

"LOS BILLONES QUE CUESTA A EUROPA UN BANCO CENTRAL DISEÑADO EN BENEFICIO DE LA BANCA PRIVADA". Juan Torres, catedrático en la Universidad de Sevilla en el Departamento de Análisis Económico y Economía Política. López,

La oficina de estadística europea Eurostat publicó el mes pasado los últimos datos sobre el gasto que supone hacer frente a la deuda pública y a los intereses que genera. Un año más se comprueba el gigantesco despilfarro que lleva consigo tener un banco central que no financie directamente a los gobiernos.

El conjunto de los 27 países miembros de la Unión Europea tuvo una deuda pública total de 13,86 billones de euros en 2023. Un 4,4 % más que en 2022: 559.715 millones de euros adicionales.

La deuda de los 19 gobiernos de la zona euro fue de 12,68 billones de euros el pasado año. Un 3,8 % de aumento y 462.437 millones de euros más que el año anterior.

Lo interesante, sin embargo, es comprobar el peso de los intereses en el aumento de esta deuda pública europea.

En 2023, los 27 países de la UE pagaron 289.997 millones de euros en intereses (13 % de aumento anual) y los 19 de la eurozona 246.785 millones de euros (8,4 % más).

Esto último significa que algo más de la mitad del aumento de la deuda pública de toda la UE (27), exactamente el 51,8 %, corresponde al pago de intereses. Y, en el caso de la eurozona, el 53,37 %. Son porcentajes muy altos, pero más bajos que los correspondientes al periodo 2000-2023.

En estos últimos 23 años, la deuda pública de la UE-27 aumentó en 8,63 billones de euros y en ese periodo se pagaron 6,56 billones de euros de intereses: el 76 %. Prácticamente el mismo porcentaje que en la eurozona, pues ahí la deuda aumentó en 7,81 billones de euros desde el año 2000 y se dedicaron 5,96 billones de ese aumento a pagar intereses.

En pocas palabras: las tres cuartas partes del incremento de la deuda pública en la Unión Europea y la Eurozona desde el año 2000 corresponden al pago de intereses a la banca privada. Es fácil deducir, por el contrario, la enorme cantidad de billones de euros que se podrían haber ahorrado o dedicado a otros fines productivos si, en lugar de ser la banca privada quien financie a los gobiernos, lo hiciera el banco central sin cobrar intereses. Algo que es técnica, política y económicamente posible y conveniente y que haría que la deuda pública fuese muchísimo menos voluminosa.

La prohibición de financiar a los gobiernos no tiene ninguna razón económica. Es un despilfarro, un privilegio que se concedió a la banca privada y que tiene, al menos, cuatro efectos muy negativos:
  • Deuda más elevada, puesto que hay que pagar intereses, como hemos visto.
  • Presión constante de la banca para que las políticas económicas generen deuda, puesto que es su negocio, lo que provoca que se terminen aplicando políticas contrarias al interés general y a la actividad productiva y empresarial.
  • Aumento de la corrupción, pues la banca financia a los partidos, a las autoridades y a todo tipo de operadores para que tomen decisiones que impulsen su negocio crediticio como un fin en sí mismo.
  • Peor funcionamiento de las economías como consecuencia de todo lo anterior, más inestabilidad y crisis económicas recurrentes.
¿Están oyendo hablar de esto a los partidos (de derechas o de izquierdas) que se presentan a las elecciones europeas?

Ahí tenemos otro problema.

viernes, 7 de junio de 2024

"¿TÚ TAMBIÉN VAS A TERAPIA? Elvira Lindo, El País 02 JUN 2024

Los términos de la salud mental se han abaratado hasta tal punto que cualquiera padece un trauma o una depresión. Queríamos visibilizar la salud mental y el resultado está siendo extraño

La periodista pregunta, “¿Cuál es tu persona favorita?”; la actriz responde, “hace un año te hubiera dicho dos o tres, pero ahora que voy a terapia te diré que mi persona favorita soy yo”. No digo el nombre de la artista porque en esta alarmante moda de presentar el egoísmo como el máximo logro de una terapia no hay día en que no nos topemos con un nuevo ejemplo. La duda es si es que todos van al mismo terapeuta o si se trata de una nueva corriente psicológica consistente en exacerbar el ego de quien, a buen seguro, ya lo tiene en cantidades ingentes. Da la impresión de que en esas misteriosas sesiones jamás se plantea esa disciplina saludable de mirar hacia fuera para descansar de nosotros mismos; lo que se impone es el ejercicio de doblar el tronco hacia delante hasta alcanzar con la vista ese asombroso catalejo que es el ombligo para bucear entonces por el profundo mar de nuestro propio yo, donde podemos encontrar traumas que hasta el momento no nos habían atormentado y un catálogo de reproches hacia quienes nos criaron o hacia los que no nos trataron con la consideración que nosotros, proyectos de genio, merecíamos.

Hasta el momento no se ha dado el caso de que una persona célebre confiese que tras un año de terapia ha llegado a la cruda conclusión de ser un gilipollas, un bobo preocupado tan solo por su bienestar, por sus sentimientos, experto en hacer la vida imposible al prójimo, incapaz de comparar su privilegio con la precariedad de otros y de considerar que lo que le pasa es solo un contratiempo y que la vida consiste en eso, en sortearlos. Pero los términos de la salud mental se han abaratado hasta tal punto que cualquiera padece un trauma o una depresión, cualquiera ha sido víctima en mayor o menor grado. No ha ocurrido tampoco que a la ya tópica cuestión sobre la terapia, alguien responda que si va y se somete a ella es porque ha de refrenar esos impulsos de chulería que le hicieron temible para los más débiles del patio del colegio.

Queríamos visibilizar la salud mental y el resultado está siendo extraño: solo tenemos noticias de aquellas personas que lidian con la exhibición pública, que disfrutando ya de una considerable atención se muestran vulnerables para ser perdonados por el éxito. Con muy buen criterio, Miguel Mihura se inventaba una enfermedad cada vez que se enfrentaba a un estreno. Hoy se habla sobre todo de la salud mental de personas que han de afrontar neurosis, estrés o inseguridad, como es lógico, pero que tienen la suerte de desahogar sus tormentos por medio de la creación, algo que no está al alcance de cualquiera. Tampoco está al alcance de todos los bolsillos pagarse un terapeuta, y ahí está la clave: fuera de la atención sanitaria privada quedan todos aquellos que han de colocarse en penosas listas de espera porque la saturada sanidad pública ha de priorizar entre los más graves y los que pueden resistir un poco más sin asistencia; quedan las que no pueden desprenderse del trauma lacerante; aquellos a los que la depresión no deja levantarse cada mañana; quedan personas que rumian su dolor por la calle porque no encuentran a quien las escuche y que aprecian el rechazo silencioso que provocan en la gente con la que se cruzan; quedan fuera de esa supuesta conversación sobre salud mental las que sufren soledades no deseadas; también las madres y padres que cuidan de un hijo esquizofrénico, ellos sí que saben del estigma del enfermo mental. Son personas a las que nadie entrevista, que no necesitan quererse más a sí mismas sino que la sociedad las ampare por ser su eslabón más débil. Está claro que no todo el mundo necesita terapia, aunque si puedes pagarla y te beneficia, bienvenida sea, pero ha de quedar claro que al hablar de las sesiones en público y de paso afirmar que has aprendido a quererte, no estás haciendo una labor social sino sobándole el lomo a tu insaciable yo.

jueves, 6 de junio de 2024

"LA TOLERANCIA MULTICULTURAL, ESA FORMA DE "APARTHEID LIGHT". Un artículo de Hein de Haas (El País 15 MAY 2024)

La monarca Máxima de Holanda en la apertura del restaurante
A Beautiful Mess, gestionado por una fundación que promueve la
inserción laboral de los refugiados. En Ámsterdam, este 24 de abril.
¿Qué hacer con toda la cháchara sobre la integración y el multiculturalismo? En la Europa Occidental, los políticos llevan décadas ocupándose de las políticas de integración, sobre todo en el Reino Unido, Alemania, Países Bajos, Bélgica y Escandinavia. La cuestión ha sido motivo de acalorados debates desde 1980, y ha enfrentado a los que están a favor de unas políticas multiculturales que animen a las minorías a potenciar su propia identidad y cultura, con aquellos que enfatizan la necesidad de que los inmigrantes “encajen” y se adapten, y les atribuyen a ellos mismos la responsabilidad de hacerlo. Siempre se ha tratado, fundamentalmente, de un debate ideológico, que tiene más que ver con el “nosotros” que con el “ellos”, y con qué hacer con los desafíos que la inmigración plantea a la manera que las sociedades tienen de verse y definirse a sí mismas. La inmigración siempre ha sido un asunto emocional; es la manifestación más concreta de los cambios que experimentan las sociedades y el mundo. Los inmigrantes encarnan ese cambio, y si tiene lugar deprisa, inevitablemente genera resistencia entre algunos grupos de autóctonos, al menos inicialmente. Es así porque la inmigración parece desafiar no solo unas maneras establecidas de vivir, sino también la identidad de las sociedades de destino.

Esto también afecta a países que llevan la inmigración en su ADN, como EE UU, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, pues en un principio imaginaron que su nación sería blanca, protestante, europea noroccidental y, preferiblemente, anglófona. La inmigración de grupos católicos, judíos, latinoamericanos y caribeños se vio como un desafío y una amenaza para la nación. Los nativos estadounidenses, las naciones originarias de Canadá, los aborígenes de Australia y los maoríes de Nueva Zelanda llevaban mucho tiempo viviendo en esas tierras, pero también durante años no fueron reconocidos como ciudadanos de pleno derecho ni como miembros plenos de sus respectivas naciones, y de hecho es posible que ellos mismos se resistan a ser incluidos en una nación definida por sus invasores.

A pesar de haber vivido en América más tiempo que la mayoría de los inmigrantes blancos, los afroamericanos solo alcanzaron plenos derechos en 1963, y su lucha por la emancipación, de siglos de antigüedad, generó reacciones violentas en quienes siempre habían imaginado que EE UU tenía que ser una nación blanca. Lo mismo afecta aún hoy al pueblo romaní, así como a numerosas minorías raciales, culturales y lingüísticas que buscan el reconocimiento de su identidad como parte de una nación, o diferenciada de ella, en contra de una asimilación total a la cultura “dominante”.

Así pues, la integración no tiene que ver con la inmigración en sí misma, sino con la aceptación sincera del otro como miembro pleno de la nación. Las ideologías racistas siempre han servido para negar a los grupos no mayoritarios ese estatus de igualdad, y para justificar moralmente esa negativa. Desde esa perspectiva, quizá el multiculturalismo puede concebirse mejor como un intento (tal vez bienintencionado, pero bastante erróneo) de negar la nueva realidad de haberse convertido de facto en un país de inmigración, negando en la práctica a los inmigrantes el reconocimiento de miembros plenos e iguales de la nación al rebajarlos al estatus de “minorías”. CONTINUAR LEYENDO

miércoles, 5 de junio de 2024

"ES SU CULTURA". Najar El Hachmi, El País 30 MAY 2024

Tamara, Andrea, Miriam, Zamara y Aitana,
cinco gitanas universitarias rompiendo tópicos.
La cultura de todas las niñas españolas, tengan o no tengan la nacionalidad, es la de la Constitución, los derechos humanos y están todas amparadas por las mismas leyes. Esto permite que, en teoría, menores que crecen en entornos y familias que no tienen la igualdad y la libertad como valores fundamentales puedan sentirse seguras porque la justicia las ampara. A menos, claro está, que quienes juzguen y dicten sentencia lo hagan condicionados por la poderosa aleación de machismo y racismo que los lleva a ver en una niña su “cultura” de procedencia antes que su condición de víctima y menor. La Audiencia Provincial de León, al rebajar la pena al agresor de una niña de 12 años porque la víctima es gitana y “las gitanas se casan con 12 años”, no ha hecho más que avalar la pederastia por razones culturales, unas razones que están lejos de compartir todos los gitanos. Es un ejemplo claro de cómo ese supuesto respeto por la cultura ajena no es más que una forma hipócrita de defender la violencia sexual, en este caso, además, violencia sexual contra una menor. Es por esto por lo que gitanas, moras, negras y latinas que viven en entornos segregados con los de “su cultura” sienten que nadie las va a proteger si denuncian, que esos derechos de los que tanto hablan ahí afuera son para otras. No se me ocurre forma más terrible de exclusión que vivir en un país democrático que ha conquistado grandes avances feministas y saber que no son para ti porque antes que ser humano, eres cultura, identidad, tradición, eres tribu.

No pocas veces hemos conocido casos en los que se hacía la vista gorda ante el absentismo escolar y hemos dejado solas a esas niñas que tienen que ayudar en casa, que no pueden aprender a nadar ni ir de excursión o que se ven asediadas y controlados por los compañeros de su misma “cultura”. Demasiadas veces hemos callado viendo “dar” en matrimonio a chicas que están lejos de tener edad para saber dónde las están metiendo. La tibieza con la que a veces (por suerte no siempre) se persiguen este tipo de delitos no es, como esgrimen quienes podrían actuar y no lo hacen, un respeto al grupo de pertenencia de las menores sino una complicidad con los verdugos que las violentan, las someten y las discriminan. Como si el progreso y la capacidad de cambio fueran patrimonio de los payos y los “otros” estuvieran condenados a seguir encerrados en esencialismos inamovibles. Lo curioso es que de esos los valores ajenos siempre rescatamos lo mismo: el machismo más atroz.

"A TODAS ELLAS". Elvira Lindo. El País 23 JUN 2024

Homenaje a Aurora Picornell, el pasado día 9 en Palma. MIQUEL A. BORRÀS (EFE) Can Sales, la prisión siniestra donde estuvo Aurora Picornell,...