martes, 22 de julio de 2025

"LA NEUROCIENCIA DE LA DESINFORMACIÓN". Clara Pretus (Universitat Autònoma de Barcelona), theconversation.com 23 abril 2025

En 2025, la desinformación sigue siendo un gran reto social con graves consecuencias para la salud, el bienestar y los derechos democráticos de las personas. Desde la interferencia electoral en Estados Unidos hasta el negacionismo científico durante la pandemia, o la búsqueda de culpables tras la dana en España, las campañas de desinformación son utilizadas continuamente para sesgar la opinión pública, polarizar al electorado y destruir cualquier noción de realidad compartida.
No todo el mundo se ve afectado por igual, Por ejemplo, según estudios llevados a cabo en Estados Unidos, los votantes de extrema derecha son los más susceptibles a la desinformación: están varias veces más expuestos a ella y son más propensos a compartirla en sus redes sociales que los votantes de centro o de izquierdas.

Ante este panorama, urge entender por qué compartimos desinformación. Solo así podemos encontrar soluciones a un fenómeno que sigue en alza.

Incapaces de analizar la veracidad de la información

En el ámbito psicológico, se han propuesto varias teorías para tratar de entender nuestra susceptibilidad a la desinformación. Por un lado, el modelo cognitivo defiende que las personas nos creemos la desinformación porque no tenemos la capacidad o la motivación suficientes para analizar si una información es cierta. Esta perspectiva implica que concienciar a la población sobre la importancia de contrastar o evaluar la veracidad de la información puede ser suficiente para mitigar sus efectos.

Por otro lado, el modelo socio-cognitivo propone que las personas tendemos a creernos a pies juntillas cualquier información que reafirma nuestras posiciones ideológicas, sobre todo cuando beneficia a los grupos con los que nos sentimos identificados. De ser así, cultivar el espíritu crítico puede no ser suficiente para aplacar los efectos de la desinformación.

Un experimento con mensajes políticos

Para examinar estas dos propuestas teóricas, mi equipo de investigación y yo decidimos estudiar las bases psicológicas y neurobiológicas de nuestra susceptibilidad a la desinformación. Lo hicimos enfocándonos en la población que actualmente parece más susceptible a ella: los votantes de extrema derecha en España y Estados Unidos. Para ello, diseñamos una colección de publicaciones para la red social X (antes Twitter) falsas, donde diferentes líderes políticos lanzaban críticas al gobierno en base a varios temas de actualidad como la inmigración, los derechos de las mujeres y la unidad nacional. Las publicaciones incluían datos falsos sobre todos estos temas.

Por ejemplo, en una de las publicaciones un líder de extrema derecha afirmaba: “Sólo este año, más de 100 000 inmigrantes han asaltado nuestras costas por culpa del gobierno”.

Nuestra intención era ver si el hecho de mencionar valores identitarios para el grupo –como las actitudes relacionadas con la inmigración– hacía que los votantes tuvieran mayor disposición a compartir las publicaciones, además de comprobar qué mecanismos cerebrales subyacían a la decisión de compartir la publicación con otras personas a través de sus redes sociales.

Para ello, realizamos un experimento online con 400 votantes de extrema derecha y 400 votantes de centro-derecha (que usamos como grupo control) en España, y 800 votantes republicanos en Estados Unidos, de los cuales más de 100 se sentían plenamente identificados con Donald Trump.

Este primer estudio comparativo entre España y Estados Unidos nos permitió comprobar que la mención de valores identitarios en las publicaciones de Twitter que habíamos diseñado aumentaba la disposición a compartir la desinformación en todas las muestras, independientemente de si se usaba un lenguaje más o menos incendiario.

Por otro lado, los republicanos que se identificaban plenamente con Trump, así como los votantes de extrema derecha en España, eran más propensos a compartir las publicaciones que el resto de los individuos. CONTINUAR LEYENDO

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