viernes, 30 de agosto de 2024

"MAL QUE NO VES, CORAZÓN QUE SÍ SIENTE". Un artículo de la filósofa Ana Carrasco-Conde, El País 24 AGO 2024

QUINTATINTA
¿Qué es lo siniestro en nuestras sociedades? Lo que sucede en Gaza no es siniestro, es aterrador. Lo siniestro es nuestra actitud ante el dolor de los demás, nuestra forma de dividir el mundo en buenos y malos

Con la cara descompuesta, María desciende lentamente la escalera que conduce al patio. Está desorientada. Con la mirada perdida, hace esfuerzos por sentarse en los escalones. Al hacerlo, se cubre la cara con ambas manos. No puede creerlo. Ha dejado detrás de sí una vida que, de pronto, le vuelve de frente, pero con la distancia que le permite verse a sí misma. Jean Baudrillard lo llamaría un retour-image o “imagen retornante”: su efecto consiste en volver golpeando y ponernos ante los ojos una perspectiva que, por cercanía, no veíamos. A María le golpean las consecuencias presentes de la violencia del pasado no porque la hubiera reprimido y de pronto se haya hecho manifiesta, sino porque es consciente de lo que ha vivido, de dónde ha estado y de cómo ha podido afectarle: “Esa fue la primera vez que mi madre se dio cuenta de lo que había sufrido y la suerte que tenía de vivir. Y también de lo traumatizada que estaba, aunque no lo mostrara”.

La escena pertenece a la serie griega Maestro, en castellano titulada Sinfonía en azul (Papakaliatis, 2022), en la que María es consciente de los malos tratos que ha sufrido después de ver en otras personas el daño. María, sollozando, musita: “Dios, ¿qué he sufrido?, ¿qué le dejé hacerme?, ¿qué he sufrido?, ¿cómo voy a ponerme bien?, ¿qué he sufrido, Dios?”. María recuerda todo, de modo que si la “imagen retornante” la golpea es porque ahora sabe interpretar lo que siempre tuvo ante los ojos. Este conocimiento la asusta y la angustia. El daño es mucho más profundo del que creía no solamente porque la ha marcado, sino porque ha condicionado un modo de hacer y de comportarse durante años. Al “ver” por primera vez, su vida misma ha cambiado o, como dijera Sigmund Freud de lo siniestro al analizar la etimología del término Unheimlich, de pronto lo familiar, lo que para ella era normal, se vuelve extraño. Hay que ser muy valiente para seguir una vez que se han abierto los ojos.

Ligado a la superstición y a antiguas creencias, el concepto de lo siniestro se suele entender como lo reprimido o lo oculto que retorna: “Lo siniestro no sería realmente nada nuevo, sino más bien algo que siempre fue familiar a la vida psíquica y que sólo se tornó extraño mediante el proceso de su represión. Y este vínculo con la represión nos ilumina ahora la definición de Friedrich Schelling según la cual lo siniestro sería algo que, debiendo haber quedado oculto, se ha manifestado”.

No quisiera contrariar a Freud, a su lectura de Schelling, y a todos los que han seguido esta concepción, pero a la vista de lo que le sucede a María me gustaría proponer, en relación con el mal y el daño, otra definición de lo siniestro: “Aquello que, siempre a la vista, no se ha percibido e incluso se ha normalizado hasta que algo o alguien nos descoloca y somos conscientes de lo que vemos, de tal modo que lo normalizado se resquebraja y lo que era familiar deviene extraño”. Esta es, por ejemplo, la cuestión de las películas de terror: la aparición del fantasma nos da miedo, pero lo que es realmente inquietante es saber que siempre han estado ahí sin que los viéramos.

El problema, por seguir las reflexiones de Freud en su texto de 1919, no es que tengamos miedo de que nos arranquen los ojos y por eso el personaje de Coppelius de El hombre de arena de E. T. A. Hoffmann sea “siniestro”, como indica el austríaco al analizar el cuento, sino que, por vez primera hacemos uso de nuestros ojos. Y vemos. De ese modo, todo lo que era normal muestra que nunca lo fue. CONTINUAR LEYENDO

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