martes, 23 de julio de 2024

"NO TODO VAN A SER GOLES". Elvira Lindo, El País

Un grupo de chavales juega al fútbol en Rocafonda,
el barrio de Lamine Yamal. 
GIANLUCA BATTISTA

 [...] Hay que celebrar sin duda su éxito, pero me resisto a convertir una victoria deportiva en un símbolo patriótico. Entre otras cosas porque, como hemos visto en el espectáculo celebratorio de su hazaña, hay quien concibe la patria como un patrimonio excluyente. También hemos escuchado la idiotez suprema de hablar de diversidad nombrando a ghaneses, marroquíes, vascos, catalanes… En fin, ese no dejar nunca de ser los campeones del sufrimiento. Eso sí, con la mejor de las intenciones convertimos los alegres rostros de Nico y Lamine en símbolos del antirracismo, en el ejemplo más incuestionable de la defensa de la inmigración. Pero esa retórica es tramposa, porque pudiera parecer que la manera de frenar el impacto del racismo en el discurso público es justificando la entrada de inmigrantes como una manera de acoger a futuros deportistas de élite. Se diría que fiamos nuestro apoyo a que destaquen en algo que suele depender de unas condiciones naturales, a las que sin duda se añade el esfuerzo. Ese ha sido el campo que se les cedió a los negros americanos: el deporte, y también la música, aunque no haga mucho tiempo desde que se ha empezado a hablar de cómo se saqueó el talento negro a cambio de casi nada. Cuando vemos las imágenes del barrio de Lamine estamos contemplando muchas periferias de nuestras ciudades. Allí crecen los hijos de la inmigración, la mayoría destinados, en el mejor de los casos, a ser nuestra mano de obra. Lo sabemos muy bien. Sabemos también que ahogando los servicios públicos, sanidad, educación, les estamos forzando a soñar únicamente con hazañas deportivas, negándoles una futura condición de médicos, profesoras, científicas, políticos, abogados, gente de oficios. Es hora ya de defender una acción afirmativa. La presencia de los hijos o nietos de los inmigrantes es casi nula en cualquier representación pública, en la tele, en el mundo periodístico, en el cine. Ellos son la noticia y nosotros los que narramos sus vidas. Es hora de que lo cuenten con su propia voz. No todo va a ser marcar goles.


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