jueves, 28 de marzo de 2024

"‘TÚ NO ERES ESPECIAL, UN ALEGATO CONTRA EL INDIVIDUALISMO". Un artículo de Carmen Domingo (El País 25 NOV 2023)

Empecemos con un ejercicio de sinceridad. Cuántas veces hemos oído, y, seamos francos, hemos dicho, “yo soy muy especial”: en el trabajo, con amigos y, la guinda del pastel, con la pareja, o para querer conseguir una. A buen seguro, prácticamente ninguno se ha librado, convencidos de que juega a nuestro favor. Recurramos ahora a una voz autorizada como Lipovetsky, y su ensayo La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo (1983), donde nos habla del individualismo, y lo defiende como argumento irrefutable que evidencia que hemos evolucionado a una sociedad democrática y avanzada, huyendo de una sociedad con reglas universales en la que las personas pensaban en el interés colectivo. Olvidó decir, me permito matizar al filósofo y sociólogo francés, que es el individualismo, la muerte de lo grupal y la defensa del hedonismo, el que nos deja en manos del capitalismo y el mercado sin referencias al pasado, a lo social y a un futuro colectivo más que deseable.

Y ahí es donde se cuela el ensayo de Alejandro Pérez Polo Tú no eres especial. Mascotas, ‘selfies’ y psicólogos. Sin concesión al nihilismo, al egocentrismo contemporáneo, a esa creencia frívola de que todos somos artistas de lo único, critica el individualismo con interesantes argumentos, porque, a su juicio, nos aboca a una sociedad que, al creer en el yo como única verdad fundamental, acabará por dejarnos solos. “Nos dicen que somos especiales, para generar la ilusión de ser un Yo diferente —y mejor— que el resto de los Yoes de por ahí”.

Ya el sociólogo Bauman, leemos en el prólogo de Pascual Serrano, “señalaba que las redes sociales habrían venido a ser las revistas del corazón donde el protagonista éramos nosotros. La gente sencilla no puede aspirar a ser portada del Hola, pero, mira por dónde, ha visto que puede ser la protagonista de su Facebook o su Instagram”. Pero no son solo las redes y sus selfis los que nos lanzan al cultivo del ego, también nos habla de la dictadura de las sonrisas. ¿Cuántas veces oímos la importancia de mostrar felicidad?, del vivir en el presente sin tiempo ni ganas de pensar en el futuro ni, por supuesto, hacer una concesión a la construcción colectiva. Cómo hacerlo, si cada uno está preocupado, como bien dice Polo, en contar su drama.

Nos da el autor variados argumentos que, ya lo anticipo, pueden levantar alguna ampolla. ¿Acaso no es esta moda del mascotismo una muestra de la ausencia de vínculos? “Donde antes había amigos, parejas, hijas, sobrinos, nietos, ahora hay mascotas, likes y seguidores. Todo son intentos de sustituir vínculos sólidos por vínculos líquidos y flexibles que quieren rellenar el vacío provocado por la ausencia del otro”. ¿No es la moda del tatuaje un signo que antes era de pertenencia a un colectivo y ahora algo que te distingue del resto? ¿Dónde quedan los relatos colectivos? “Esas grandes epopeyas que configuraban una forma de pertenencia histórica, que atraviesa siglos, que es memoria y tradición, pero también horizonte de futuro, se han ido diluyendo hasta convertirse en relatos personales, reducidos a la vida que uno tenga”. Una moda que afecta de modo transversal a derecha e izquierda y que es fruto del derrumbe de las ideologías: “El colapso de las utopías en el siglo XX (anarquismo, socialismo, comunismo) fue también el colapso de los relatos colectivos, de esas ideas que permitían forjar comunidades con horizontes de llegada a largo plazo”.

Quizás, para evitar todo lo anterior, deberíamos reflexionar y quedarnos con uno de los objetivos del libro, buscar soluciones “para recoser los lazos colectivos y recuperar existencias significantes”.

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